Edgard POVDespués de nuestra pequeña cena, Marianne se acurrucó a mi lado. Su pie descalzo me rozó las piernas, puso el muslo sobre mi regazo. La rodeé con el brazo, apretándola contra mí. Pequé un respingo por el dolor y traté de ocultarlo enterrando la cara en su cabello.—¿Estás bien?—Preguntó, la preocupación teñía su hermoso tono.—Me duele un poco.—¿Hay algo que pueda hacer?—Distráeme.—Dije tras un minuto. Yo no sabía lo que quería que hiciera o si realmente podía hacer algo. Pero valía la pena intentarlo.Ella se revolvió un poco y colocó la mano en mi nuca. Comenzó a darme suaves masajes, los dedos recorrieron el cabello de la parte de atrás de mi cabeza. Acercó los labios a mi oído y comenzó a tararear algo. Se trataba de un sonido relajante. No tenía ni idea de lo que era, pero no importaba. Era hermoso porque venía de ella. Apoyé un lado de mi cara en su hombro, girándome para besarla de vez en cuando. No me llevó mucho tiempo dormirme.****Marianne POVMe desperté cuan
Edgard POVEn cuanto me quitaron los parches me quedé aturdido. Todo era diferente. No podía describirlo ni queriendo. Sabía que esto debía ser luz y color. Sabía que debía de ser luz y color, pero no estaba seguro, aun no. No estaba seguro de cómo se suponía que debía de ser todo, pero era… borroso. Era la única forma en que podía describirlo. Tal vez mejorase con el tiempo o tal vez no lo parecería tanto cuando supiese lo que estaba mirando.Oí a mis padres hablar con el médico pero no les presté atención. Estaba demasiado ocupado tratando de concentrarme. Mis ojos buscaron algo que reconociese. Poco a poco, bajé los ojos a mi regazo, donde mis manos descansaban. Las levanté y todo pareció ir a cámara lenta. Sabía como describir las cosas sin el uso de los colores pero jamás podría imaginar algo como esto. Todo era tan extraño.—Entonces, esta es su apariencia.—Dije más para mí mismo que otra cosa.Marianne soltó un sonido medio risa, medio llanto, y volví mi rostro hacia su voz, au
24 Diciembre, Noche BuenaEdgard POVMe ajusté las gafas mientras echaba un vistazo a través de la ventana. Los árboles oscilaban ligeramente por el viento. El día estaba nublado, los nubarrones de un grisáceo plateado aseguraban que no saldría ningún sol. No era el clima perfecto para una boda, pero se celebraría. Observé como las personas empezaban a presentarse en la capilla, llenándola hasta los topes. Me habría quedado allí todo el día mirando a las personas si hubiese podido, pero sabía que tenía que terminar de prepararme.Me miré al espejo y traté de ajustar la corbata a mi cuello pero no tuve mucha suerte. Mirar se iba haciendo más difícil. Aun tenía que cerrar los ojos para conseguir hacer ciertas cosas. Sencillamente era más fácil de esa forma. Después de todos estos años estaba tan acostumbrado que lo veía como algo natural.Jason y Emmanuell se acercaron a mí, tratando también de prepararse. Aunque había conseguido hacer buen uso de las apariencias de mis amigos todavía s
FINALEdgard POVAunque tenía problemas para comprender las expresiones de otras personas, siempre entendía las de Marianne. Cuando apretó la cara contra mi hombro, con su nariz estrujada fuertemente contra la tela de la camisa mientras respiraba profundamente supe que algo iba mal. Ella había estado sintiéndose mal durante las últimas dos semanas y se negaba a hacer nada, diciendo que solo eran los nervios de los últimos exámenes. Los finales eran por estas fechas y ella no tenía razón para estar nerviosa..—Necesitas ir al médico. Mejor aun ver a mi padre cuando llegue aquí mañana.—Le dije sabiendo que ella odia ir a los médicos. Solo parecía fiarse de mi padre, aunque entendía que se sintiese así.—Edgard, he ido al médico…—Dijo, al principio su cara se tornó roja pero después se volvió pálida. Agachó la mirada antes de tragar saliva. Parecía tener problemas para hablar sobre ello. Estaba comenzando a asustarme mucho. ¿Iba algo mal? ¿Tenía cáncer o algo así?—¿Y?—La presioné incapa
Edgard Barrington POVSentía el día cálido. Debajo de mí el banco de hormigón estaba caliente y era un poco incómodo, pero aun no me sentía cómodo paseando por aquí. Había memorizado el camino pero de todos modos, seria embarazoso si me perdiese. Sabía como llegar a mi siguiente clase desde este banco. Me quedaría aquí sentado hasta que llegase la hora. Era más fácil así.No recordaba que alguna vez hubiese hecho tanto calor en Chicago y me preguntaba cómo la gente de Luisiana podía tratar con ello. Estábamos en septiembre ¿No se suponía que debía de bajar la temperatura un poco al menos?Se levantó una brisa fresca, revolviendo mi cabello. Como si no lo estuviese suficiente. Pasé mis dedos por él inútilmente. Ajusté mis gafas de sol, empujándolas más sobre mi nariz.Había mucho ruido en el campus. Podía oír la risa de la gente y la música que salía de los coches al pasar. Parecía un lugar feliz. Lo disfruté.—¿Está ocupado este asiento?— Oí una voz suave a mi lado. Escuché sus pisada
Marianne Cooper POVDe los primeros días este era el más hermoso. Hacia la temperatura perfecta. Seguía pasando treinta y ocho grados a Phoenix, o eso parecía. Eché hacia atrás mi cabello dejando que la brisa refrescase mi piel.No tenía mi próxima clase hasta dentro de unos treinta minutos, pero no quería ir a mi apartamento para llegar allí y tener que dar la vuelta de nuevo. Caminé a través del concurrido jardín, mirando a la gente hablar en grupos o practicar varias cosas.Busqué un lugar para sentarme. La mayoría de los asientos parecían estar repletos de jóvenes adultos que apenas cabían. Desde luego, la mayoría de la gente del Carlchester College era de Crossport. Habían ido juntos al colegio. Eran amigos. Imagino que esto no habría hecho diferencia alguna independientemente del lugar al que hubiese ido. Nunca había tenido muchos amigos.Finalmente encontré un banco con un único ocupante. Era alto y delgado, ligeramente atlético. Miré como el viento agitaba su cabello castaño r
Edgard BarringtonEncontré el camino de vuelta a mi dormitorio con facilidad. Por suerte me encontraba en la planta baja. Era bastante pequeño y me alegraba de que estuviese limpio. Al menos mi nuevo compañero de habitación me respetaba lo suficiente como para no ser un guarro. Si no habría tenido que moverme de otra manera.Me senté sobre mi cama y saqué la grabadora de mi mochila. Comencé a rebobinarla para poder escuchar la conferencia de nuevo. Había tenido un día bastante fácil pero estaba segura de que tendría otros difíciles.Los primeros acontecimientos se reprodujeron en mi mente. Esa pobre muchacha solo trataba de ser agradable conmigo y yo fui un idiota. Fue una gran manera de comenzar mi carrera universitaria.La puerta se abrió, dejando que el aire caliente del hall entrase precipitadamente. Hice una cara a la pegajosidad pero no dije nada. Los pasos ahora familiares de mi compañero de habitación sonaron contra el suelo.—Hey Edgard, tengo que ir a la tienda a comprar una
Edgard Barrington POV—Espera… déjame adivinar.—Mordí mi labio durante un minuto, arrugué la nariz bromeando que pensaba.—Tienes un leve acento del sur. No tanto como mi compañero de habitación que es de Texas. Tienes algo de influencia española. Veamos ¿Nuevo México?Rió.—Cerca, Arizona. Muy bien.—Acarició mi rodilla. La sentí relajarse contra el respaldo del sofá. Me permití hacerlo también.—¿Qué carrera estás haciendo?—Preguntó educadamente. Su voz todavía era suave y disfruté escuchándola. Me di patadas mentalmente por haber sido grosero con ella antes.—Música. Toco el piano. Quiero hacerlo de forma profesional algún día.—Me encogí de hombros, un movimiento que vino de forma natural.—Disfruto con ello. Además no hay mucho que pueda hacer.—¡No digas eso! Estoy segura de que puedes hacer más cosas de las que crees. Pienso, que puedes hacer lo que quieras.—Dijo con tanta convicción que casi la creí.Me volví a encoger y retomé nuestro tema principal.—¿Y tú qué haces?—Ingles. Quie