Edgard POVYo estaba entre sus piernas totalmente asombrado por lo que acababa de hacer y lo que ella decía. Supongo que en cierto modo tenía razón, pero yo no podía hacerme cargo de todo. Sin embargo, me gustaría. Aunque lo que acababa de pasar me hacía sentir bien.Me alegró de que no sucediese nada más durante la cena. Marianne siempre conseguía sorprenderme con sus deliciosas comidas. El olor ya era suficiente para hacerme la boca agua.—Entonces ¿Viste lo que mi madre nos ha dejado?—Pregunté cuando terminamos de cenar.—No. ¿Por qué?—Preguntó confundida.Sonreí y fui a la nevera. Sabía perfectamente lo que nos había dejado. Ella quería que esta noche fuese especial para nosotros y ya que no íbamos a salir no tenía inconveniente en que bebiésemos en casa. Lo había comprado especialmente para nosotros.—¡Oh dios mío! ¿Dom Perignon? ¿Sabes lo caro que es?—Soltó y oí como se tapaba la boca con la mano provocando un débil pop.Reí entre dientes.—Marianne… sinceramente querida, relájat
Marianne POV Él sonrió alegremente por el beso pero se aclaró la garganta y comenzó a pasar los dedos por los puntos en relieve.—¿Os amo? Déjame enumerar las formas…—Prácticamente me derretí con el sonido de su voz, cada vez estaba más perdida y más cómoda. El dolor de mi estómago desapareció cuando me centré en él y en su voz aterciopelada. Cerré los ojos y me empapé de ella.Cuando aterrizamos de dio la impresión de que el vuelo había sido demasiado corto. Sinceramente, no quería moverme de mi cómodo sitio, pero sabía que debía hacerlo. Cuando salimos de la estación había un gran coche negro esperando para llevarnos a casa.Debía de estar lista para llegar, pero no lo estaba. Aunque había echado de menos a mis amigos.Cuando llegamos la camioneta de Jason estaba allí. Sonreí cuando pensé en enseñarle a Amanda toda mi ropa nueva. Sabía que el encantaría.Tanto Edgard como yo cogimos un par de maletas, junto con su nueva guitarra que se la echó al hombro. Anduvimos por el corto cami
Marianne POVBásicamente me había arrojado a él y me había rechazado. Y, de alguna forma, no me molestaba lo mas mínimo. Él había hablado de forma correcta, me abrazó de la forma correcta, lo hizo todo de la forma correcta. Solo como él podía hacerlo.Me puso suavemente sobre la cama y me abrazó con fuerza, tarareando junto a mí oído una vez más hasta que me dormí profundamente sin sueños.A la mañana siguiente me desperté temprano, Edgard parecía que estaba muerto de lo dormido que se encontraba a mi lado. Cuando miré el reloj, suspiré. Solo eran las seis de la mañana pero necesitaba hacer unas cuantas cosas. Le besé suavemente en los labios.—Cariño, me voy a casa. Llámame cuando te despiertes ¿Vale?—le.—Murmuró y se dio la vuelta.—Te quiero.—Le di un pequeño beso en la frente.—Tú también.—Le murmuró a su almohada. No pude evitar soltar una risita. Era tan adorable. Estaba tan dulce dormido.Cuando llegué me sorprendió encontrarme a Amanda despierta.—¡Hola! Te has levantado pront
Marianne POVBásicamente me había arrojado a él y me había rechazado. Y, de alguna forma, no me molestaba lo mas mínimo. Él había hablado de forma correcta, me abrazó de la forma correcta, lo hizo todo de la forma correcta. Solo como él podía hacerlo.Me puso suavemente sobre la cama y me abrazó con fuerza, tarareando junto a mí oído una vez más hasta que me dormí profundamente sin sueños.A la mañana siguiente me desperté temprano, Edgard parecía que estaba muerto de lo dormido que se encontraba a mi lado. Cuando miré el reloj, suspiré. Solo eran las seis de la mañana pero necesitaba hacer unas cuantas cosas. Le besé suavemente en los labios.—Cariño, me voy a casa. Llámame cuando te despiertes ¿Vale?—le.—Murmuró y se dio la vuelta.—Te quiero.—Le di un pequeño beso en la frente.—Tú también.—Le murmuró a su almohada. No pude evitar soltar una risita. Era tan adorable. Estaba tan dulce dormido.Cuando llegué me sorprendió encontrarme a Amanda despierta.—¡Hola! Te has levantado pront
Marianne POVMadre,No he respondido a tus e—mails ni a tus llamadas telefónicas porque estaba demasiado ocupada disfrutando de la navidad con gente que me respeta a mí y a mis decisiones. Sí, la familia es importante.Estoy de acuerdo contigo en eso. Ahora Edgard es parte de mi familia. Si Charles puede aceptarlo, tú también puedes.Y, estas equivocada. Él puede cuidar de mí, aunque no digo que eso sea necesario. Soy adulta. He cuidado de ti durante diez años, creo que podré sobrellevarlo.Mantén tus opiniones para ti. Si no puedes decir nada bueno, no digas nada en absoluto. Metete eso en la cabeza para tu próximo correo electrónico.Apagué el ordenador y después el teléfono móvil. No quería oírla a primera hora de la mañana. Las lágrimas fluían libremente por mis mejillas y lo odiaba. Odiaba a mi madre por hacerme sentir de esta manera.Me arrastré hacia la cama y me la tapé con la almohada. Escuché como se abría la puerta de mi habitación.—Las magdalenas están listas.—Oí decir a u
Marianne POVMe lamí los labios, degustando la dulzura de su sabor que había dejado en ellos.—Ya sabes, un día harás esto y será a Amanda.—Eso es imposible. Vuestros aromas son completamente diferentes.—Se defendió.—Ah, y qué me dices si algún día tienes un resfriado…—¿Marianne, estas diciéndome que no podría diferenciar a mi increíble novia de una bola de energía, pequeña, saltimbanqui y pelo pincho?—Se quitó las gafas y arqueó las cejas. Me reí tontamente y le di un besito en la mejilla.—Bueno, esperemos que no beses a nadie mientras tengas un resfriado.—Me burlé.—Oh ¿Estás diciendo que no me dejaras besarte?—Arqueó las cejas otra vez y se deslizó lentamente hacia mí.—No si estas lleno de mocos.—Traté de decir seria, pero no me salió demasiado bien. Él puso las manos a ambos lados de mi estomago.—¿Pero qué pasa si quiero besos?—Dijo comenzando a hacerme cosquillas, provocando que me retorciese y no parase de reir. Intenté alejarme de él pero me golpeé contra un lado del sofá.
Edgard POVFue demasiado fácil cuando comenzamos a hablar de mis deberes. Tres sencillas palabras y pude besarla. Quería probar su boca y estaba encantado cuando finalmente lo hice. Era tan sabrosa que me perdí en ella. La deseaba, aquí y ahora. Comencé a inclinarla hacia atrás con cuidado y lentamente.Por supuesto llamaron a la puerta. Mis estúpidas clases de guitarra. Estaba emocionado con ellas, simplemente no quería poner fin a lo que estaba haciendo ahora. Marianne se rió de mi frustración sexual y me sentí como si estuviese a punto de estallar. Oí que abría la puerta y hubo unos minutos de silencio.—¿Supongo que no eres Edgard Barrington, verdad? —Preguntó una profunda voz. Me parecía que sonaba joven. Pero no estaba del todo seguro.—No, lo siento. Aunque él está aquí dentro. —Dijo Marianne riéndose. Se acercó a mí y un segundo después se inclinó, sus labios debían de estar a pulgadas de los míos— ¿Dame un beso, verdad?—Sí, eso es. —Me eché hacia delante para darle un beso r
Marianne POVEdgard no habló demasiado en todo el rato y me sentí mal por no describirle cada habitación. Simplemente estaba perdía en mis pensamientos. Se las describirá mas tarde. Tenía que decirle que era el sitio perfecto para tener un piano. Sabía que le encantaría.Para mi sorpresa solté un jadeo cuando entramos en la habitación con la cama de matrimonio. Era enorme, había dos grandes armarios. Me pregunté si el cuarto de baño tendría el triple de tamaño que el de huéspedes. Era tan grande como el cuarto de invitados. En la esquina había una ducha de cristal en la que fácilmente cabrían dos personas, mientras que en la otra esquina había una bañera antigua enorme. Incluso había un tocador, con dos lavabos en él, uno para cada uno.Me sentí aturdida cuando volví otra vez al dormitorio. Edgard charlaba con Molly pero yo no estaba prestando mucha atención.—Entonces ¿Qué opinas?—Preguntó Molly con una sonrisa en la cara. Ella sabía que yo ya estaba enamorada de la casa y que pelear