Marianne POV—Y, yo a ti.—Dije pasando los dedos por su mejilla. Se inclinó hacia la palma de mi mano y la besó con suavidad.La ducha fue larga y agradable. No me sorprendería que hubiésemos utilizado todo el agua caliente del hotel. Casi me había vuelto una pasa cuando salimos. Nos vestimos con la ropa de la noche anterior.—Marianne, ángel ¿Quieres venir a Navy Pier conmigo?—Me preguntó mientras me ayudaba a ponerme la chaqueta.—¿Qué es Navy Pier?—No sé si lo sabías pero hay una noria. Por lo visto, no puedes perdértelo. Eso es el Navy Pier?Se puso las gafas por primera vez en catorce horas. Suspiré tristemente pero me incliné para besar sus labios.—Suena divertido.—Intenté decir a la ligera.****Edgard POV—¿Qué va mal?—Las gafas. Echaré de menos mirarte a los ojos.—Admitió suavemente.Suspiré para mí y me las quité, guardando las gafas en el bolsillo.—¿Mejor?—No quiero que este incomodo por mí.—No quiero que estés triste por mí.—Contrarresté.Sacó las gafas de mi bolsillo
Edgard POV—Se siente muy bien. No es nada en comparación con tu piel desnuda…—Sonreí burlonamente y bajé mi boca a la suya.—Pero, bastará, por ahora.—La besé con suavidad.—Edgard ¿Estas tratando de seducirme?—Bromeó.—Siempre.—Le seguí el juego mientras le hacía cosquillas. Se rió tontamente y se meneó en mis brazos.—Vamos, vayamos a comer.—Dijo llevándome a la cocina, tratando de distraerme de mi divertido asalto.—¿Qué quieres que haga?—Preguntó dulcemente.—No tienes por qué cocinar, podemos encargar algo.—Todavía era temprano, sobre las seis. Quizás tardásemos en conseguir algo de comida pero no me importaba demasiado.—¡No! Me mimas mucho. A demás, pensaba que te gustaba mi forma de cocinar.—Por supuesto que sí.—Reí entre dientes. Yo la había llevado a cenar fuera los dos días anteriores. No creo que le gustase mucho que me gastase mi dinero en ella. Pero ella tenía su propia forma de mimarme, lo aceptaba. Me encantaba como cocinaba.Abrió la puerta de la nevera con un suave p
Edgard POVYo estaba entre sus piernas totalmente asombrado por lo que acababa de hacer y lo que ella decía. Supongo que en cierto modo tenía razón, pero yo no podía hacerme cargo de todo. Sin embargo, me gustaría. Aunque lo que acababa de pasar me hacía sentir bien.Me alegró de que no sucediese nada más durante la cena. Marianne siempre conseguía sorprenderme con sus deliciosas comidas. El olor ya era suficiente para hacerme la boca agua.—Entonces ¿Viste lo que mi madre nos ha dejado?—Pregunté cuando terminamos de cenar.—No. ¿Por qué?—Preguntó confundida.Sonreí y fui a la nevera. Sabía perfectamente lo que nos había dejado. Ella quería que esta noche fuese especial para nosotros y ya que no íbamos a salir no tenía inconveniente en que bebiésemos en casa. Lo había comprado especialmente para nosotros.—¡Oh dios mío! ¿Dom Perignon? ¿Sabes lo caro que es?—Soltó y oí como se tapaba la boca con la mano provocando un débil pop.Reí entre dientes.—Marianne… sinceramente querida, relájat
Marianne POV Él sonrió alegremente por el beso pero se aclaró la garganta y comenzó a pasar los dedos por los puntos en relieve.—¿Os amo? Déjame enumerar las formas…—Prácticamente me derretí con el sonido de su voz, cada vez estaba más perdida y más cómoda. El dolor de mi estómago desapareció cuando me centré en él y en su voz aterciopelada. Cerré los ojos y me empapé de ella.Cuando aterrizamos de dio la impresión de que el vuelo había sido demasiado corto. Sinceramente, no quería moverme de mi cómodo sitio, pero sabía que debía hacerlo. Cuando salimos de la estación había un gran coche negro esperando para llevarnos a casa.Debía de estar lista para llegar, pero no lo estaba. Aunque había echado de menos a mis amigos.Cuando llegamos la camioneta de Jason estaba allí. Sonreí cuando pensé en enseñarle a Amanda toda mi ropa nueva. Sabía que el encantaría.Tanto Edgard como yo cogimos un par de maletas, junto con su nueva guitarra que se la echó al hombro. Anduvimos por el corto cami
Marianne POVBásicamente me había arrojado a él y me había rechazado. Y, de alguna forma, no me molestaba lo mas mínimo. Él había hablado de forma correcta, me abrazó de la forma correcta, lo hizo todo de la forma correcta. Solo como él podía hacerlo.Me puso suavemente sobre la cama y me abrazó con fuerza, tarareando junto a mí oído una vez más hasta que me dormí profundamente sin sueños.A la mañana siguiente me desperté temprano, Edgard parecía que estaba muerto de lo dormido que se encontraba a mi lado. Cuando miré el reloj, suspiré. Solo eran las seis de la mañana pero necesitaba hacer unas cuantas cosas. Le besé suavemente en los labios.—Cariño, me voy a casa. Llámame cuando te despiertes ¿Vale?—le.—Murmuró y se dio la vuelta.—Te quiero.—Le di un pequeño beso en la frente.—Tú también.—Le murmuró a su almohada. No pude evitar soltar una risita. Era tan adorable. Estaba tan dulce dormido.Cuando llegué me sorprendió encontrarme a Amanda despierta.—¡Hola! Te has levantado pront
Marianne POVBásicamente me había arrojado a él y me había rechazado. Y, de alguna forma, no me molestaba lo mas mínimo. Él había hablado de forma correcta, me abrazó de la forma correcta, lo hizo todo de la forma correcta. Solo como él podía hacerlo.Me puso suavemente sobre la cama y me abrazó con fuerza, tarareando junto a mí oído una vez más hasta que me dormí profundamente sin sueños.A la mañana siguiente me desperté temprano, Edgard parecía que estaba muerto de lo dormido que se encontraba a mi lado. Cuando miré el reloj, suspiré. Solo eran las seis de la mañana pero necesitaba hacer unas cuantas cosas. Le besé suavemente en los labios.—Cariño, me voy a casa. Llámame cuando te despiertes ¿Vale?—le.—Murmuró y se dio la vuelta.—Te quiero.—Le di un pequeño beso en la frente.—Tú también.—Le murmuró a su almohada. No pude evitar soltar una risita. Era tan adorable. Estaba tan dulce dormido.Cuando llegué me sorprendió encontrarme a Amanda despierta.—¡Hola! Te has levantado pront
Marianne POVMadre,No he respondido a tus e—mails ni a tus llamadas telefónicas porque estaba demasiado ocupada disfrutando de la navidad con gente que me respeta a mí y a mis decisiones. Sí, la familia es importante.Estoy de acuerdo contigo en eso. Ahora Edgard es parte de mi familia. Si Charles puede aceptarlo, tú también puedes.Y, estas equivocada. Él puede cuidar de mí, aunque no digo que eso sea necesario. Soy adulta. He cuidado de ti durante diez años, creo que podré sobrellevarlo.Mantén tus opiniones para ti. Si no puedes decir nada bueno, no digas nada en absoluto. Metete eso en la cabeza para tu próximo correo electrónico.Apagué el ordenador y después el teléfono móvil. No quería oírla a primera hora de la mañana. Las lágrimas fluían libremente por mis mejillas y lo odiaba. Odiaba a mi madre por hacerme sentir de esta manera.Me arrastré hacia la cama y me la tapé con la almohada. Escuché como se abría la puerta de mi habitación.—Las magdalenas están listas.—Oí decir a u
Marianne POVMe lamí los labios, degustando la dulzura de su sabor que había dejado en ellos.—Ya sabes, un día harás esto y será a Amanda.—Eso es imposible. Vuestros aromas son completamente diferentes.—Se defendió.—Ah, y qué me dices si algún día tienes un resfriado…—¿Marianne, estas diciéndome que no podría diferenciar a mi increíble novia de una bola de energía, pequeña, saltimbanqui y pelo pincho?—Se quitó las gafas y arqueó las cejas. Me reí tontamente y le di un besito en la mejilla.—Bueno, esperemos que no beses a nadie mientras tengas un resfriado.—Me burlé.—Oh ¿Estás diciendo que no me dejaras besarte?—Arqueó las cejas otra vez y se deslizó lentamente hacia mí.—No si estas lleno de mocos.—Traté de decir seria, pero no me salió demasiado bien. Él puso las manos a ambos lados de mi estomago.—¿Pero qué pasa si quiero besos?—Dijo comenzando a hacerme cosquillas, provocando que me retorciese y no parase de reir. Intenté alejarme de él pero me golpeé contra un lado del sofá.