Alexis se dio cuenta de que Elisa también lo quería ver muerto, ese amor tan extraño de esta mujer.
Se fue a duchar y entonces al salir escuchó su móvil, era su esposo que la llamaba: —Elisa, debemos hablar. —Claro, amor. —Voy a ir a buscarte. —Ok, estaré esperándote. Elisa corrió a arreglarse y pintarse la cara que estaba pálida, lo esperó un rato hasta que lo vio llegar. Intentó besarlo y él la esquivó, entonces se molestó: —Alexis, Fortuna ya definió su vida junto a Matt Owen. —Sí, eso vi… Aunque no entiendo, ese doctor era novio de Elena y ahora es el novio de Fortuna. —La vida gira y gira, en la vida de esa mujer parece más notorio. Bueno iba a ir al punto y le comentó: —Elisa, vine a decirte que me voy de la casa Ferris. Eso le sorprendió mucho: —¿Por qué? —No quiero estar allí más, además firmé el divorcio con Fortuna y ya no puedo estar en esa casa. Ella se le acercó y le dijo con mucho amor: —Amor no tienes que irte, pronto esa casa será tuya, si me hubieras esperado, pero m*****a sea siempre fuiste un lento. Entonces Alexis le dijo a su esposa: —Es mi decis
Alexis molesto le grito: —Voy a decirle a la policía lo que hiciste. Elisa fuera de sí le gritó: —¡Todavía la amas! —Siempre lo haré. Iba hacia la puerta y Elisa sacó el arma que había comprado y lo apuntó: —¡Detente o disparo! Alexis no la creyó capaz y continuó y ella le disparó en la espalda dos veces. —Te prefiero muerto que babeando por esa mujer. Ella tomó su cartera y pasó por su lado, dejándolo tirado en un charco de sangre. Alexis con las pocas fuerzas que le quedaban marcó a Matt Owen, al escuchar su voz avanzó a decir. —Fortuna… en peligro. Su vida se escapó de sus labios. Matt llegó cuando sacaban el cuerpo y se abrió paso entre los curiosos. —¡Alexis! El detective Gordon se acercó a él: —Lo siento. Él murió de la mano de su propia esposa —miró cómo se lo llevaban—. Es una pena. El convertible rosa de Fortuna se estacionó y bajó llorando. —¡Alexis! Los fotógrafos disparaban sus flashes sobre ella y Matt corrió a abrazarla y le dijo al oído. —Lo siento. Él
Elisa había adquirido un vehículo con la venta de su convertible. Era insignificante, pero rodaba, seguía a Elena a dondequiera que iba, pero una tarde pasó algo raro. La vio salir e ir a una tienda de ropa exclusiva y de repente para sorpresa de ella: Fortuna la esperaba fuera, ambas se saludaron y entraron en la tienda. Elisa sintió que se mareaba. —Te lo dije, te engañaron, Fortuna vive. —No, no… —miró a la tienda—. No puede ser. Esperó y vio salir a Elena, o eso creía, iba al auto rosa de Fortuna y por más que esperó nadie más salió de la tienda. Elisa se rio de su estupidez. —Te estás volviendo loca, chica. Manejó a descansar, cuando llegó a su cuarto de medio pelo, entró y vio una invitación en la cama. —¿Qué es esto? Leyó y era para la presentación de la Valentine. Ella revisó el papel y era muy fino, con toques de mar y al salir escuchó. —Nos invitaron al evento de la diseñadora Valentine —decía una mujer emocionada. Elisa se acercó con su invitación y la mostró: —¿Q
Fortuna estaba junto a Matt y las lágrimas corrían por su rostro. —¡Matt! ¡Por Dios, Matt! Él se quejó y apenas podía moverse por el dolor que sentía en su pecho. —¡Dios mío, Matt, no me dejes! Gordon se acercó a él y lo revisó, entonces dijo complacido: —Me alegra que el chaleco antibalas le haya servido. —Pero duele mucho. Fortuna le pegó en el rostro molesta. —¡Creí que estabas muerto! Elisa estaba siendo cubierta con una sábana, le habían disparado para aplacar su locura. Fortuna miraba la escena con pena, lo cierto es que la envidia había podido mucho en el corazón de la que un día fue su amiga. Los periodistas le hacían preguntas en ese momento y ella respondió: —Cuando pasé por ese terrible momento, no quise ni alzar cabeza y pasé un buen tiempo escondida… Recordó esos tristes momentos en su vida, cuando sentía la tristeza de la traición. —Pensé que Alexis había conspirado con Elisa para hacerme esto, lo cierto es que me llené de ira, rabia y miedo. Fueron meses as
«No hay bendición más grande que la de tener un hijo, pero si es una hija, es una verdadera Fortuna».Fueron las palabras expresadas por Travis Ferris, al sostener por primera vez a su bella hija entre sus brazos. Tal vez por esa razón le puso ese extraño nombre: Fortuna, estaba totalmente enamorado de su cabellera rubia y ojos de cielo. El ver su dulce sonrisa le hacía olvidar las penas y desventuras que el dinero acarreaba en gente de poder. Hasta pensó que su hija se salvaría de la miseria del mundo, pero una vez más se equivocó.Echaba rosas sobre su ataúd. Un ataúd vacío, pues el cuerpo de su hija no se halló en ningún lado, había desaparecido en el mar, en medio de una tormenta y aunque pagó a los mejores equipos de rescates del mundo, se peinó las distintas playas para encontrar indicios del cuerpo, nadie había encontrado nada de ella… ni un pedazo del vestido de novia. Simplemente, el mar se la había tragado y con ella su mayor tesoro.Su esposo Alexis lucía fatal, según decía
«La fortuna juguetea con los corazones haciéndolos caer en su tentación»Eso era el colmo, su padre no entendía nada, tan solo donó uno de sus hermosos y costosos collares para una causa benéfica y él le quitaba las tarjetas, necesitaba dinero para poder apoyar a una fundación de animales que pasaba por un mal momento.—¿Es tu última palabra, papá?—Se acabó el despilfarro, no te dejaré que tires todo por la borda.—Es solo un collar.—Que yo te obsequie y esperé que sea apreciado por tu persona y no obsequiado para cualquier cosa.Ella se alteró y le indicó.—Es una fundación que apoya a víctimas contra el cáncer.—Ya basta de eso —dijo fastidiado—, la gente solo se aprovecha de ti, hija.Su padre no entendía que el estar en una posición económica más relevante debía ser aprovechado para ayudar al prójimo.—¿Es tu última palabra?—Sí, lo es.Nadie le negaba nada a Fortuna Ferris, ella siempre debía salirse con la suya y salió como una furia por las oficinas de los departamentales, su
Ella gritaba molesta y avanzó a decirle a su amiga:—¡Continua con todo!—Nos hablamos.Para ellas era cosa del día a día. Ella bufaba de molesta y Alexis entonces dio marcha al vehículo y en tono amenazador le espetó.—Te haré despedir…—Veremos.—No puedes tratar a la hija de tu jefe de esa manera, ¿acaso tienes modos de cavernícola?Ella gritó por todo el camino y cuando vio alzarse ante ella las empresas de su padre se cruzó de brazos haciendo un puchero, Alexis la miró de reojo y se la veía adorable, era muy bella y con ese extraño nombre.Afuera el señor Egan los esperaba, miraba su costoso reloj una y mil veces y vio llegar el auto que supuso era de Castle y sí, lo era, entonces vio a la bella rubia enfurruñada.—Fortuna.—Vete al diablo —dijo ella molesta—, ¿enviaste a este sujeto a que me tomara como un saco de papa y me trajera contra mi voluntad?Egan miró a Castle que estaba rojo de la vergüenza y entonces respondió:—Solo hizo su trabajo y ya estás aquí, tu padre desea ve
La rabia de Elisa por lo pasado, esa noche en que la ostentosa Fortuna humilló a Alexis, como odiaba esos modos de chica caprichosa de Fortuna, nunca se medía y los medios adoraban sus acciones: como obsequiar a una fundación un costoso collar valuado en cincuenta mil dólares, otro día fueron sus pendientes para una madre con una hija con cáncer, esos pendientes fueron vendidos y pagaron el tratamiento de la nena.Desde que la conoció siempre fue así, perfecta…«Ella había llegado al Real Colegio de Damas regentado por las hermanas del Perpetuo Socorro. Su padre había caído en la quiebra hacía pocos meses, su único as era ella, una brillante joven que se ganó una beca en esa institución.Todas sabían de su problema y la evitaban, tal se diría que no tener dinero era como un repelente; sin embargo, Fortuna no vio nada de eso y se acercó como buena persona y la trató como a una hermana, cómo la odiaba, en vez de sentirse agradecida, se sintió amparada por pena por esta mujer, todos come