Maratón 4, lean, atenta cómo se da todo.
Elisa miraba el hueco oscuro en donde enterraría a su gran rival. —Todo tiene su fin, hasta las estrellas se apagan. Con su pie empujó la tierra y esta se deslizó hacia el interior, miró sus manos estaban maltratadas, pero valió la pena, ahora debía atraer a Fortuna a la trampa. Para eso Elisa debía de convertirse en un cazador y seguir a la presa a todos lados era la forma. Siguió a Fortuna por cerca de 15 días y parecía muy rutinaria: trabajo, casa, trabajo, casa, nada especial. Se acercaba el cumpleaños de Fortuna y debía de congraciarse con ella en todo sentido, la presa no debía sospechar lo que iba a suceder. ** Fortuna estaba terminando su jornada cuando Egan entró y la miró perfumándose: —¿Qué harás por tu cumpleaños? —Nada, estoy en una fase de introspección y deseos de pasarla abrazada con mi papá y comiendo cosas saludables. Él sonrió y la abrazó con mucho amor. —Te extrañé, loca, mucho en verdad. —Y yo a ti. —¿Vas a casa? —Pensaba en hacer unas compras, quiero d
Asistió junto a Egan a un exclusivo restaurante. —Aquí se come exquisito, prima. —Estoy ansiosa por probar colas de langosta. Su móvil sonó de nuevo, era Matt. —Linda, quiero verte. —Ahora estoy almorzando con mi primo. —Vamos, ¿cuánto tiempo tendré que esperar para poder darte un beso y un abrazo? —Haré un tiempo. Después de cenar con Margo. Matt se escuchó dolido: —Me envías a la cola de tus amistades. —Matt… No es eso, es que… Todos quieren felicitarme. —¿Y yo no? —Matt… —Entiendo, o sea, yo no puedo estar cerca de ti, bien Fortuna. Feliz día. Escuchó el cierre y Egan le preguntó: —¿Algún problema? —No, nada que no se pueda solucionar. La comida por demás estupenda y la compañía de su primo igual, luego fue un poco de trabajo e ir a casa a cambiarse. Tenía qué decirle algo a su papá y entró y lo encontró continuando su lectura. —Fortuna, hija, felicidades. —Papi… Todos están locos con lo de mi cumpleaños y desean tenerme a su lado. —¿Y qué te lo impide? —Quiero
Alexis miraba a su hijo jugar con el gato y pensó que ya era hora de salir de ese sitio, porque debía buscar su destino, ya nada lo ataba a la mansión después de firmar el divorcio. Luego estimó en irse de viaje con Denis, no deseaba quedarse junto a Elisa y más desde que se enteró de que ella fue la causante de la tragedia de Fortuna y de la suya. —Y pensar que pude ser el hombre más feliz de la tierra, junto a una buena mujer y mira, estoy solo. Tenía que rehacer su vida y lejos de Elisa y darle una oportunidad a Denis, salió de la habitación de su hijo y al mirar al pasillo vio a Travis Ferris de pie usando un bastón, se quedó helado. Alexis tragó grueso al ver al hombre avanzar a él: —Hola, Alexis. —Señor Ferris. —Parece que viste a un fantasma. Alexis no salía de su asombro y el anciano se acercó a él: —Como ves ya estoy de pie. —Es que no… —Yo sé hacer las cosas muy bien Alexis, por eso llegué lejos. Alexis sacudió su cabeza pensando que era una visión fantasmal y el an
Se fue a duchar y entonces al salir escuchó su móvil, era su esposo que la llamaba: —Elisa, debemos hablar. —Claro, amor. —Voy a ir a buscarte. —Ok, estaré esperándote. Elisa corrió a arreglarse y pintarse la cara que estaba pálida, lo esperó un rato hasta que lo vio llegar. Intentó besarlo y él la esquivó, entonces se molestó: —Alexis, Fortuna ya definió su vida junto a Matt Owen. —Sí, eso vi… Aunque no entiendo, ese doctor era novio de Elena y ahora es el novio de Fortuna. —La vida gira y gira, en la vida de esa mujer parece más notorio. Bueno iba a ir al punto y le comentó: —Elisa, vine a decirte que me voy de la casa Ferris. Eso le sorprendió mucho: —¿Por qué? —No quiero estar allí más, además firmé el divorcio con Fortuna y ya no puedo estar en esa casa. Ella se le acercó y le dijo con mucho amor: —Amor no tienes que irte, pronto esa casa será tuya, si me hubieras esperado, pero m*****a sea siempre fuiste un lento. Entonces Alexis le dijo a su esposa: —Es mi decis
Alexis molesto le grito: —Voy a decirle a la policía lo que hiciste. Elisa fuera de sí le gritó: —¡Todavía la amas! —Siempre lo haré. Iba hacia la puerta y Elisa sacó el arma que había comprado y lo apuntó: —¡Detente o disparo! Alexis no la creyó capaz y continuó y ella le disparó en la espalda dos veces. —Te prefiero muerto que babeando por esa mujer. Ella tomó su cartera y pasó por su lado, dejándolo tirado en un charco de sangre. Alexis con las pocas fuerzas que le quedaban marcó a Matt Owen, al escuchar su voz avanzó a decir. —Fortuna… en peligro. Su vida se escapó de sus labios. Matt llegó cuando sacaban el cuerpo y se abrió paso entre los curiosos. —¡Alexis! El detective Gordon se acercó a él: —Lo siento. Él murió de la mano de su propia esposa —miró cómo se lo llevaban—. Es una pena. El convertible rosa de Fortuna se estacionó y bajó llorando. —¡Alexis! Los fotógrafos disparaban sus flashes sobre ella y Matt corrió a abrazarla y le dijo al oído. —Lo siento. Él
Elisa había adquirido un vehículo con la venta de su convertible. Era insignificante, pero rodaba, seguía a Elena a dondequiera que iba, pero una tarde pasó algo raro. La vio salir e ir a una tienda de ropa exclusiva y de repente para sorpresa de ella: Fortuna la esperaba fuera, ambas se saludaron y entraron en la tienda. Elisa sintió que se mareaba. —Te lo dije, te engañaron, Fortuna vive. —No, no… —miró a la tienda—. No puede ser. Esperó y vio salir a Elena, o eso creía, iba al auto rosa de Fortuna y por más que esperó nadie más salió de la tienda. Elisa se rio de su estupidez. —Te estás volviendo loca, chica. Manejó a descansar, cuando llegó a su cuarto de medio pelo, entró y vio una invitación en la cama. —¿Qué es esto? Leyó y era para la presentación de la Valentine. Ella revisó el papel y era muy fino, con toques de mar y al salir escuchó. —Nos invitaron al evento de la diseñadora Valentine —decía una mujer emocionada. Elisa se acercó con su invitación y la mostró: —¿Q
Fortuna estaba junto a Matt y las lágrimas corrían por su rostro. —¡Matt! ¡Por Dios, Matt! Él se quejó y apenas podía moverse por el dolor que sentía en su pecho. —¡Dios mío, Matt, no me dejes! Gordon se acercó a él y lo revisó, entonces dijo complacido: —Me alegra que el chaleco antibalas le haya servido. —Pero duele mucho. Fortuna le pegó en el rostro molesta. —¡Creí que estabas muerto! Elisa estaba siendo cubierta con una sábana, le habían disparado para aplacar su locura. Fortuna miraba la escena con pena, lo cierto es que la envidia había podido mucho en el corazón de la que un día fue su amiga. Los periodistas le hacían preguntas en ese momento y ella respondió: —Cuando pasé por ese terrible momento, no quise ni alzar cabeza y pasé un buen tiempo escondida… Recordó esos tristes momentos en su vida, cuando sentía la tristeza de la traición. —Pensé que Alexis había conspirado con Elisa para hacerme esto, lo cierto es que me llené de ira, rabia y miedo. Fueron meses as
«No hay bendición más grande que la de tener un hijo, pero si es una hija, es una verdadera Fortuna».Fueron las palabras expresadas por Travis Ferris, al sostener por primera vez a su bella hija entre sus brazos. Tal vez por esa razón le puso ese extraño nombre: Fortuna, estaba totalmente enamorado de su cabellera rubia y ojos de cielo. El ver su dulce sonrisa le hacía olvidar las penas y desventuras que el dinero acarreaba en gente de poder. Hasta pensó que su hija se salvaría de la miseria del mundo, pero una vez más se equivocó.Echaba rosas sobre su ataúd. Un ataúd vacío, pues el cuerpo de su hija no se halló en ningún lado, había desaparecido en el mar, en medio de una tormenta y aunque pagó a los mejores equipos de rescates del mundo, se peinó las distintas playas para encontrar indicios del cuerpo, nadie había encontrado nada de ella… ni un pedazo del vestido de novia. Simplemente, el mar se la había tragado y con ella su mayor tesoro.Su esposo Alexis lucía fatal, según decía