Principal sospechoso El silencio reinó por otro breve momento en la clínica, el doctor salió para darles un poco de privacidad, temiendo que el embarazo no fuese deseado. Sin embargo, él no tenía la más mínima idea de todo lo que la pareja estaba sintiendo en ese momento…—¿Un bebé? —preguntó Arturo de manera ahogada.El magnate no era capaz de describir lo que estaba sintiendo con palabras, era un torrente de emociones…—Fue lo que dijo, un bebé —respondió Paula, mientras se llevaba una mano a su vientre donde su pequeño crecía—. ¡Un bebé! —gritó emocionada, sus ojos se llenaron de lágrimas, miró a Arturo, él le sonrió.—¡Nuestro bebé! —expresó.Arturo se puso de pie, le tendió la mano para ayudarla a ponerse de pie, pero antes de que Paula pudiera hacerlo, la haló contra su cuerpo y la abrazó.—No pensé volver a experimentar esta emoción en mi vida, gracias, Paula, gracias por devolverme las ilusiones y darme esta felicidad tan grande —musitó con el rostro enterrado en el cuello de
Te amaré por encima de todo «Queda usted arrestado» «Queda usted arrestado» Arturo estaba atónito, ¿arrestado por la muerte de Pía? Debía ser un mal chiste, una terrible pesadilla. —Debe haber un error —dijo. —Es mejor que guarde silencio, Señor Montecarlo, todo lo que diga puede ser usado en su contra —avisó el policía. —Bien —Arturo ofreció sus muñecas para ser esposado, él no le debía nada a nadie, por lo tanto, no tenía nada que temer. El oficial le puso las esposas y lo sacó de la oficina. —Llama a Diego —pidió Arturo a Carolina. La mujer estaba espantada por lo ocurrido, pero hizo lo que Arturo le pidió. Tan pronto como la policía abandonó la oficina, ella se contactó con Diego para avisarle de lo ocurrido. —¡Maldita sea! —gritó el abogado golpeando la mesa con su puño, asustando a Paula y Leonor en el proceso. —¿Qué ocurre? —preguntó Paula, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo. —Arturo fue detenido por la policía, tengo que sacarlo de ahí, esto es un jodido atr
Soy la esposa de ArturoPaula miró a Sofía, la mujer tenía tatuada la arrogancia en la mirada y su postura era defensiva a pesar de pararse frente a ella como dueña y señora.—¿Bienvenida al infierno? —Paula no sabía si reír o llorar por el comportamiento de esa mujer.—Tus planes no salieron como esperabas, Paula, ahora volverás a la cloaca a donde perteneces, te doy la tarde y noche de hoy para que abandones mi casa o te echaré como la perra que eres.—Paula —Carolina intentó detenerla, pero Paula Madrigal no era conocida por echarse atrás, y con Sofía tenía cuentas pendientes que saldar y si no era hoy no sería nunca.Paula pasó de Sofía y entró a la oficina, atravesó la pequeña sala para sentarse detrás del escritorio de Arturo.—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó Sofía al ver la actitud de Paula.—La pregunta correcta sería… ¿Qué es lo que usted pretende hacer, señora?—Te lo he dicho ya, ¿eres sorda? —cuestionó con enfado.—No, por supuesto que no soy sorda y la he escucha
Estoy interesado en otra mujerBuscar a Julián era más fácil decirlo que hacerlo, Diego llevaba toda la tarde tratando de conseguir el número de su ex amigo, pero era como si la tierra se hubiera tragado a Julián. La viña que había sido de la familia de la Mora estaba bajo otra firma desde hacía cuatro años…—¿Todo bien? —preguntó Carolina entrando a la oficina con una taza de café y un sándwich.Diego dejó los papeles y se concentró en el rostro de la asistente. Carolina se notaba cansada, tenía ojeras bajo sus ojos…¿Por qué le preocupa si tenía o no ojeras bajo sus ojos?«Quizá porque estás tratando de reconstruir los hechos», pensó. Diego no había olvidado las palabras de Alejandro la noche que se autoinvitó a comer espaguetis en la casa de Carolina. Tampoco se estaba haciendo del tonto. Él tenía que hablar con la asistente, tenía que haber una explicación lógica para que Lucas se pareciera tanto a él…«—Tienes que verlo, Diego, es tan parecido a ti, sus gestos, su sonrisa ¡El col
Isabel abrió los ojos, parpadeó un par de veces para acostumbrarse a la claridad en la habitación; las paredes blancas le indicaron que no estaba en la casa de Julián. Ella jamás olvidaría cómo olía una habitación de hospital.—¿Qué sucedió? —preguntó al notar la figura de Julián parado cerca del ventanal.—Te desmayaste —respondió el hombre volviendo junto a ella—, ¿cómo te sientes?—Bien, yo… No sé cómo manejar la noticia que me has dado —susurró.—Eso no es relevante, me preocupas tú, Isabel.—Pero mamá…—Ella no volverá a separarnos, te lo puedo prometer. No quiero renunciar a esta segunda oportunidad que tenemos, Isabel —Julián se dejó caer sobre la silla, tomó la mano delgada y temblorosa de la muchacha, le dejó y beso y habló:—Estos cuatro años han sido un verdadero infierno para mí, no hubo día que no dejara de pensarte, te soñaba todas las noches, Isabel, perdóname por no saber insistir, por no ser necio y marcharme sin saber qué fue de ti.Isabel tragó el nudo que se formó
Pruebas Diego abrió los ojos, se dio cuenta de lo tarde que era al girar el rostro y ver la hora en el reloj sobre la mesa.El abogado se puso de pie como un rayo y se olvidó del sueño de anoche, por el momento tenía que ocuparse de lograr hablar con Julián. Quizá el hombre se negara a ayudar a encontrar la punta del hilo a todo ese enredo. Después de todo, lo buscó porque estaba necesitando de él.Mientras tanto, Julián preparó un rico y nutritivo desayuno, hoy pensaba llevar a Isabel a Milán, quería mostrarle un poco de Italia antes de volver a España para enfrentarse con Arturo. Tenía toda la intención de contarle la verdad, para poder ser feliz con Isabel.Sin embargo, ya no esperaría a que su ex mejor amigo aceptara o no creerle, él iba a cumplir y volvería Italia donde tenía su nueva vida, una nueva vida que esperaba vivir al lado de Isabel. Pero sus intenciones murieron en el momento que el timbre de la puerta sonó, él no esperaba visitas, había dejado claro en la oficina que
Para un listo, un listo y medioCarolina miró en completo silencio a Paula, ella no se atrevía a preguntar por el contenido de esos papeles, pero por su rostro pálido, Carolina podía jurar que no eran buenas noticias; sin embargo, Alejandro no tuvo ningún reparo en preguntar:—¿Era lo que buscábamos?Paula apartó la mirada de los trozos de papel, miró a Alejandro y asintió.—Es lo que buscábamos —dijo casi ahogándose con sus palabras.Paula sintió culpa al preguntarse si las iniciales en esos papeles eran de Arturo, culpa, porque su marido podía ser arrogante, insufrible y despiadado cuando quería, pero no era un asesino.¡No lo era!Esas iniciales debían pertenecer a alguien más, a otro de los tantos hombres que Pía Zambrano tuvo de amante, eso era… eso tenía que ser.—¿Mamá?Paula intentó sonreír, fue una mueca, pero lo intentó.—Llévate a los niños a darse un baño, Carolina, por favor —pidió.La asistente asintió, quería preguntarle si estaba todo bien; sin embargo, era evidente qu
Aléjate de Arturo Diego y Carolina miraron a Paula con seriedad.—No irás a ninguna parte, no puedo permitirlo, si Arturo se llega a enterar de que te he dejado hacer esto, va a matarme —dijo Diego.El hombre se mesó el cabello con frustración.—No va a enterarse si nadie le va con el chisme, así que quita esa cara y reza por que todo salga bien, de esto depende la libertad de Arturo y no daré marcha atrás —aseguró Paula con determinación.—Puedo hacerlo yo, Paula, no tienes por qué arriesgarte —intervino Carolina.—Te lo agradezco, Caro, pero ya has hecho mucho por mí y no quiero arriesgarte o ponerte en el ojo del huracán. Esto inició por mi llegada a la vida de Arturo y soy yo quien tiene que ponerle un, estate quieto a Sofía Montecarlo.Carolina miró a Diego, como si pidiera ayuda para convencerla, pero el abogado negó, sabía que detener a Paula Madrigal era misión imposible.—¿Dónde vas a reunirte con ella? —preguntó Diego resignado.—No la he llamado, pero cuando tenga la direc