***Richard***Melissa me veía asustada y al mismo tiempo indignada, había perdido la compostura y cada vez que eso pasaba ella quedaba debastada, había hecho terapia de control de la ira solo para complacerla, hacía cualquier cosa por Melissa. -Lo siento -me salió realmente del corazón me acerqué, ella dio un par de pasos atrás y eso dolió-¿Qué pasa contigo? -me preguntó con rabia en el tono -la vida te da la oportunidad de reinvindicarte con alguien a quien dañaste y te pones así -pobre Melissa, era tan inocente, confiaba mucho en las personas y eso era peligroso, por fortuna me tenía a mí para protegerla.-Xanders me ha cogido de sorpresa -eso era verdad -sabía que quería hacer negocios con Cristhian, pero... ¿sacar a relucir el pasado delante de nuestro hijo? no, no lo voy a permitir...-No sacó a relucir nada Richard, solo quería amenizar el ambiente diciéndole a Cris que ya nos conocíamos, quizas ha sido una forma de ganarse su confianza -dejé salir un suspiro, no habría podido
**Cristhian**-¡Mami! ¡mami! -el grito de Zackary hizo que Rubí se alejara de mí en un segundo - no te vayas mamita.Ambos mirábamos hacia la cama. Zackary estaba acostado, tenía los ojos cerrados y estiraba los brazos como si tratara de alcanzar algo.-Está todo bien - Susurró Rubí mientras cargaba a Zackary, lo que debía estar haciendo yo, pero ella había reaccionado mucho más rápido -estoy aquí, no me voy. Zackary se aferró al cuello de Rubí recortando su pequeño rostro en su pecho, ella lo acunó. Sentí cierta familiaridad en Rubí, algo que no había notado antes, era como si ya hubiésemos vivido antes aquel momento. Permanecí en silencio contemplando aquella escena. Rubí puso a Zackary en la cama con mucho cuidado, se quedó mirándolo ahi parada frente a la cama de brazos cruzados. Noté la expresión en su rostro, era obvio que contenía las lágrimas en un esfuerzo enorme por no llorar, pero no pudo evitarlo, se tapo la boca y gimoteó. Yo me quedé paralizado, sentí el impulso de acerca
***Sarah****En el auto, de camino a casa, Xavier me pidió el reporte de lo que había pasado con Cristhian.—No fue mi intención, ya te lo dije —iba en el asiento del copiloto; él conducía sin apartar la mirada del camino. Yo tenía las manos juntas sobre las piernas, rascando el esmalte de una uña con la otra.—¿Estás queriendo hacer las cosas por tu cuenta, Sarah? —me llamó por mi nombre verdadero, y sentí que todo el aire abandonaba mis pulmones de un tirón. Cuando Xavier me llamaba por mi antiguo nombre, también me trataba como solían tratarme las personas antes.—No. Por supuesto que no, jamás haría eso —hice un esfuerzo gigantesco para que la voz me saliera firme. Ser Sarah tenía en mí un efecto horrible. Cuando recordaba que era Sarah, la hija de la sirvienta, la esposa sumisa, y no Rubí, la chica sensual, segura de sí misma y poderosa, me desvanecía. Los miedos me apresaban, me sometían. Tomé una bocanada de aire—. Él me vio llorando. Estaba en la habitación de Zacky con mi hijo
Sarah—Sí, soy yo —Xavier respondió la llamada aún acostado, con la cabeza recostada en la almohada—. Sí, ella es mi hermana —permaneció unos segundos en silencio—. ¿¡Qué!? —se sentó de un movimiento brusco; el teléfono casi se le cayó de las manos, pero lo acomodó de nuevo en su oído—. Iré de inmediato —se levantó sin darme explicaciones; yo también me incorporé.—¿Qué ha pasado? —me acerqué a él, que ya había entrado en el vestidor.—Nada. Vuelve a la cama —su voz temblaba. Estaba desnudo, revolviendo entre su ropa como si no supiera lo que hacía. Se giró y me abrazó—. Maddy ha tenido un accidente —dijo entre sollozos—. Tengo que ir al hospital.—Yo te llevaré —le dije, rompiendo el abrazo. Cogí unos jeans y una camiseta, y los puse en sus manos. Me miró, resignado a que no le obedecería. Empezó a vestirse. Le di un abrigo negro—. Ve a lavarte la cara, yo me iré a vestir.Cuando llegamos al hospital, todo era un caos. Había muchas personas preguntando por sus familiares, al parecer
****Cristhian****El golpe me sacudió el auto, y aunque no fue fuerte, esperaba lo básico: que la persona saliera, se disculpara, como cualquiera haría. Mi pie seguía en el freno, los dedos tamborileando en el volante, tratando de no perder la paciencia. Esto es lo que se hace, pensé. Uno choca, se disculpa, intercambia información. Pero no pasó nada. Los segundos se alargaban, y el silencio del otro auto empezaba a ponerme nervioso."Me bajé y caminé hacia la ventanilla. Toqué suavemente. La ventana se abrió apenas un par de centímetros, lo suficiente para que asomara una franja de aire frío y su cara... oculta detrás de lentes de sol. '¿En serio?' pensé. ¿Qué clase de persona ni siquiera se quita los lentes en una situación como esta? La confusión me golpeaba tanto como el enojo. Parecía que estaba viendo una escena absurda, algo que no terminaba de encajar en mi mente."Y entonces, sin previo aviso, la ventanilla se cerró de golpe. El motor rugió, y el auto avanzó, esquivando el tr
****Cristhian****El salón estaba lleno de luces suaves, una mezcla de tonalidades doradas y plateadas que le daban a la habitación un aire elegante. La música sonaba a un volumen perfecto, lo suficiente para ser escuchada sin ahogar las conversaciones. Ryan había elegido uno de los lugares más caros para su fiesta de cumpleaños, y no escatimó en detalles. Todo lo que esperaba de él, pero eso no hizo que mi nerviosismo fuera menor. Rubí había llegado poco después que Elena y yo. La había dejado a Addy con una niñera para poder venir, lo que me sorprendió considerando que hacía poco había empezado a cuidarla. Pero ahí estaba, tan radiante como siempre, vestida en un atuendo que la hacía destacar sin esfuerzo entre la multitud.La llevé a conocer a Ryan, quien, después de tantos años de distancia, me pareció casi un extraño. Mi hermano pequeño, el rebelde, ahora convertido en una especie de figura misteriosa. Se habían conocido antes, pero nunca habían compartido mucho. Sin embargo, est
****Ryan****La habitación se siente como un antiguo refugio del tiempo. A pesar de los años, todo está tal como lo dejé: las paredes aún están adornadas con las mismas pinturas que hice a mano, los pósteres de bandas que ya no escucho cuelgan como fantasmas del pasado, y la cama, un mar de sábanas arrugadas, me recibe con un aire de nostalgia que me abruma. La brisa entra suavemente por la ventana entreabierta, trayendo consigo el aroma de la fiesta que resuena a lo lejos, un eco lejano de risas y música que parece burlarse de mí. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué hago en este lugar que me recuerda tanto a una vida que creí haber dejado atrás?Cristhian se fue, y yo me quedé en este rincón, atrapado entre recuerdos que resuenan como una melodía desgastada. Mis pasos son ligeros mientras me muevo por la habitación, tocando cada superficie, cada objeto. Hay algo inquietante en esta intemporalidad. Es un espacio que se ha mantenido intacto mientras yo he crecido, he cambiado. La vida en la call
****Sarah****Mientras me preparaba para la fiesta de cumpleaños de Ryan, una mezcla de nervios y emoción me recorría el cuerpo. La expectativa de aquella fiesta me emocionaba demasiado, no era solo otra oportunidad para acercarme a Cristhian y a los Vandervert, mi plan, el plan de Xavier realmente echaría a andar.Estaba en el baño, rodeada de luces brillantes y un espejo que reflejaba a una mujer que había luchado por liberarse de las sombras de su pasado. Con movimientos delicados, apliqué mi maquillaje, acentuando mis ojos con un delineador que resaltaba su color. Mis labios, pintados de rojo, eran un símbolo de mi nueva identidad. Aquella noche daría un paso crucial, ya me había aproximado a los Vandervert lo suficiente como para empezar a recoger evidencias.La venganza era un plato que se servía frío, Xavier siempre me repetía esas palabras y él mismo se había asegurado de dejarme las instrucciones de lo que debía hacer.Elegí un vestido negro ajustado que acentuaba mis curvas.