-No entiendo como es que mi hermana te ha inivitado a su aniversario de bodas -Cirsthian preparaba su maleta con prisa mientras me bombardeaba con dudas y preguntas -¿acaso mantuviste contacto con ella todo este tiempo? ni siquiera se hablaban cuando tú y yo érmaos amigos-Aun somos amigos, Cristhian -aclaré tratando de desviar la conversación-¿Cómo es que te ha invitado a ti y no a mí o a Ryan? -insistió Cirsthian-Porque han sido unos pésimos hermanos -bromeé y Cristhian pareció tomar mis palabras en serio-Tienes razón, nuestra familia era una mierda, Anastasia hizo bien en alejarse -miró la maleta como si esta fuese a darle alguna de las respuestas que buscaba -si yo me hubiese alejado de Richard tal vez mi vida no hubiese sido tan miserable -su rostro se ensombreció-Vamos, apurate, amigo... -cogí un calzoncillo de un cajón y se lo lancé directo a la cara -se nos hace tarde -dije mirando mi reloj -perderemos el vuelo -agregué con tono dramático aunque faltaban más de cinco horas
DevonMe abroché el cinturón y le indiqué a Cristhian que hiciera lo mismo, él parecía estar medio dormido aun, ambos cogimos las mascarillas y las pusimos en nuestros rostros—¡Por favor, mantengan la calma! —gritó una azafata desde el pasillo, pero su voz se perdió entre los sollozos y los gritos. El avión vibraba violentamente, como un animal herido.Intenté inhalar, pero el aire me sabía a metal y miedo. Mi mente se negaba a procesar lo que veía. Las miradas de pánico de los demás pasajeros, las manos temblorosas de un hombre que trataba de ajustar la mascarilla de su hijo, una mujer rezando con los ojos cerrados. Todo era un borrón, un caleidoscopio de terror.“Esto es real. Esto está pasando”, pensé mientras sentía un tirón en el estómago, como si el suelo se hubiera desprendido bajo mis pies. El piloto habló, pero su voz sonaba distante y opaca, filtrada por la interferencia del sistema de altavoces. Algo sobre un aterrizaje de emergencia en el agua. Pero yo no podía comprender
SarahEl espejo reflejaba mi figura de pie, y aunque me inclinaba un poco hacia adelante, tratando de discernir el cambio en mi cuerpo, la verdad es que no parecía embarazada. Mi vientre, apenas pronunciado, era un indicio tenue de lo que crecía dentro de mí. Había pasado un mes desde que la doctora confirmó lo que temía: mi embarazo era de alto riesgo, y la única solución era el reposo absoluto. Eso había significado estar bajo la estricta vigilancia de Anastasia, quien se había transformado en una especie de carcelera dulce pero inflexible. Era imposible saltarme alguna de las recomendaciones; ella siempre estaba ahí, asegurándose de que cumpliera cada indicación al pie de la letra.Me acariciel vientre, intentando conectar con los pequeños que creían en mi interior. Cerré los ojos por un momento, pero una imagen difusa en mi mente me hizo abrirlos de golpe. El recuerdo llegó con fuerza, como un torrente incontrolable.Hace quince días...Anastasia había entrado a mi habitación con
SarahMi nombre es Sarah Blake y mi historia comienza el día que debía ser el más feliz de mi vida: mi boda.Los estilistas terminaron de arreglarme después de cuatro largas horas. Cuando me vi en el espejo, no me reconocí. El vestido hecho a medida era el más hermoso del mundo. El peinado, el maquillaje, las joyas, todo era... era un sueño.¿Cómo es que una persona como yo se casaría con un Vandervert? Aquella pregunta no había abandonado mis pensamientos desde el día en que me dieron la noticia. ¿Por qué yo? ¿Qué tengo de especial? El joven Cristhian jamás me había mirado. La frase más larga que me había dicho en toda su vida había sido algo como: "El piso está sucio, ve a limpiarlo". Y ahí estaba yo, una semana después de cumplir dieciocho años, casándome con ese chico rico, guapo, elegante.Tal vez se había enamorado perdidamente de mí y se había enfrentado a sus padres, diciéndoles que se casaría con la hija de la sirvienta, así el mundo estuviese en contra. Aquello no tenía el me
Sarah—¡Sarah!— la voz de Cristhian me despertó. No sabía en qué momento había logrado conciliar el sueño; mis párpados estaban tan hinchados de llorar que apenas podía abrir los ojos.—Hola— le dije después de sentarme en el borde de la cama de un movimiento brusco. Era extraño despertar con él ahí. Me levanté y miré a mi alrededor buscando algo que limpiar o arreglar; ya estaba programada para eso. Cogí unas sábanas y comencé a doblarlas.—Deja eso— dijo, fastidiado, mientras estaba parado debajo del dintel. Ya no llevaba el traje de la boda, sino jeans y camiseta. Miró su reloj, me miró con el ceño fruncido—. Cámbiate— me ordenó—, nuestro vuelo sale en una hora.—¿Nuestro vuelo?— pregunté mientras me frotaba los ojos. Él me miró indignado, pero su gesto cambió de un segundo a otro; sonrió y dejó escapar aire por la nariz, un resoplido.—Me he casado con una mujer corriente como tú— dijo, dando pasos lentos hacia mí. Me miró a los ojos, yo aparté la mirada, mi corazón se arrugó dentr
SarahLa fiesta de aniversario fue igual a las demás: muchas personas desconocidas, numerosos fotógrafos y periodistas de revistas de farándula, siempre al acecho de los mínimos detalles de nuestras vidas, con los que yo tenía completamente prohibido hablar. Solo se me permitía posar para las fotos; jamás debía conversar con alguien que no fuera un Vandervert. Ni siquiera podía decir mi verdadero apellido. Para el mundo entero, Cristhian Vandervert se había casado con Sarah Bennet, una chica proveniente de una familia humilde que vivía en un pueblo rural, a horas de la ciudad más cercana, y que había conquistado el corazón del magnate; de la que nadie sabía nada antes de convertirse en Sarah Vandervert.Cristhian y yo llegamos con ropa del mismo color; ese año, mi suegra había elegido el turquesa y la temática de la fiesta era de bosque encantado. Todo era hermoso y perfecto, como de costumbre.Posamos para las fotos con aquellas sonrisas acartonadas a las que nos habíamos acostumbrado
*Sarah*Durante mi vida entera no conocí otra familia que mi madre, ella me cuidó, me ayudó a sobrevivir en ese mundo cruel que era la mansion Vandervert y aun después de casada, era mi lugar seguro, mi refugio cuando Cristhian me gritaba, mi consuelo cuando él pasaba las noches fuera de nuestra cama, con Elena. Sus consejos me ayudaron mucho, esa mujer a la que llamé "mamá" toda la vida estaba frente a mi con ojos enormes y brillantes. Jamás había visto aquella mirada en su rostro, no supe leerla en ese momento, era una niña. Era una niña tonta, confiada, incapaz de leer a las personas. Ahora lo sé. Sé que esa mirada estaba llena de culpa. -mami -se me salió un gemido. Me acerqué a ella y la abracé -mamá. Por favor ayúdame. Necesito salir de aquí, necesito buscar a Zack y huir con él muy lejos donde los Vandervert no puedan encontrarme. Las lágrimas me empapaban las mejillas y mi madre me miraba con el ceño fruncido. Pero no estaba confundida, parecía saber bien lo que ocurría, estab
*Sarah*Estaba en el asiento trasero de un auto cuando desperté. El auto saltaba como un caballo, -¡Ayuda! -intenté gritar, pero mi voz era un susurro débil. El auto se detuvo y el conductor giró su rostro hacia el asiento trasero en el que yo estaba tendida sin poder moverme. Al principio no lo reconocí, su rostro estaba borroso-Hola Sarah -mis lágrimas salieron de mis ojos como mares desbordados -tranquila. Vas a estar bien- aquella voz me resultó familiar, era calma, suave, pero masculina, ya había escuchado antes a ese hombre-¿Dónde está Zak? -era lo.unico en lo que podía pensar en ese momento. Yo ya no estaba en la.mansión Vandervert, pero mi hijo no estaba a mi lado, se había quedado con aquellas personas peligrosas-Descuida. Te ayudaré a recuperar a tú hijo -aquella promesa parecía sincera y aunque no estaba segura de quien era aquel hombre le creí, cerré los ojos y dormí. La casa del señor x como se hacía llamar mi salvador, era pequeña y modesta, pero contaba con todas la