sarahLas palabras de Cristhian seguían retumbando en mi mente como un eco lejano. Había estado en sus brazos, había creído en sus promesas, en todo lo que me dijo. Me hizo pensar que dejaría a Elena por mí, me había hecho creer que realmente me amaba. Me había prometido todo lo que yo quería; el cielo y las estrellas, y yo había sido una ingenua, lo creí. Después de todo no había dejado de ser esa niña tonta que idolatraba a Cristhian y él seguía siendo el mismo patán que solo piensa en sí mismo y en sus necesidades.Todo lo que había pasado entre nosotros me había hecho pensar que por fin, después de tanto tiempo, mi sufrimiento había valido la pena. Pero ahora... ahora, todo se desplomaba frente a mí.¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué me había mentido de esa forma tan cruel? ¿Por qué me había dado falsas esperanzas si sabía que no dejaría a Elena? Mi corazón dolía como si me lo hubieran arrancado del pecho, y mi mente daba vueltas, buscando alguna explicación lógica, alguna razón q
-¡Has venido! -la vocesita emocionada me hizo darme vuelta, había estado tan concentrada en el momento perfecto para impedir la boda que ni siquiera había reparado en Zacky, él estaba ahí, era el encargado de llevar los anillos y estaba de pie entre Cristhian y Percy, el padrino de bodas. Vestía un lindo terno gris y camisa lila, su cabelo estaba peinado hacia atrás, parecía un pequeño hombrecito ¿cómo no pude verlo? ¿me habían cegado tanto mis ganas de arrunar el momento de Cristhian que me había olvidqado de mi propio hijo? No podía decirle a todos que era Sara Blake, Zacky no podía saber que su madre estaba viva, algún dia tendría que enterarse pero no así, no de esa forma.Di un par de pasos atrás, me di la vuelta y caminé por el corredor hacia la salida. Necesitaba tomar aire. Mi corazón latía desbocado y la rabia me consumía, rabia por el efecto que Cristhian tenía en mí, rabia por las ganas que tenía de estar con él mientras él se casaba con otra mujer, con mi hermana, rabia po
DevonSarah devoró el algodón de azúcar como una tormenta arrasa un campo de trigo. Había algo en sus ojos, en la forma en que me miró cuando acomodé su cabello que... uff, nunca me había sentido así. Nunca nadie había tenido aquel efecto en mí. Ni siquiera estaba seguro de qué era lo que estaba sintiendo, pero tenía certeza de una cosa: no había un lugar en el que quisiera estar en ese momento que no fuera ahí, con ella.—¡Qué demonios, Devon! —me reprendí a mí mismo—. Es la esposa de tu mejor amigo. Ya perdiste la amistad de Cristhian una vez. ¿Estás dispuesto a perderla de nuevo?Por supuesto que sí. Lo supe cuando me miró de esa forma. Lo supe cuando la vi triste y necesité verla feliz. Lo supe cuando el calor de sus brazos rodeándome llenó ese vacío que hacía tanto tiempo nada ni nadie podía llenar. Lo supe entonces: me estaba enamorando de Sarah. Y yo no era de los que guardaban su amor en silencio. Me gustaba, e iba a decírselo sin miedo al rechazo.—Quería decirte algo —las pa
Sabía que Devon hablaba en serio. Lo conocía lo suficiente como para saber que lo que acababa de decir le importaba. Aun así, muy en el fondo, guardaba la tonta esperanza de que mostrara una sonrisa, algo que indicara que estaba bromeando.—¿Rubí? —traté de disimular mi desconcierto—. ¡Vaya! Supongo que se veía venir. Después de todo, ella vive en tu departamento, y bueno, no es precisamente una santa.—No te atrevas a...—Lo siento, lo siento —dije rápidamente. Había logrado lo que quería: provocarlo. Devon formaba parte de mi infancia, de mi juventud, una parte que creía perdida por un tonto malentendido, pero que había logrado recuperar. Sin embargo, de repente, su amistad dejaba de importarme tanto. No quería ofender a Rubí, pero es que... —hice una pausa, buscando la mejor manera de continuar—. Tal vez hablar mal de Rubí no tendría el efecto que esperaba. Si quería alejar a Devon de ella, tenía que dejarlo intrigado. ¿Y si le digo que Rubí es realmente Sarah Blake? No. Sacudí la
SarahTenía media docena de llamadas perdidas de Cristhian y otra media docena de mensajes."El lunes debes llegar temprano.""Hay muchos pendientes que arreglar en la oficina.""¿Xavier te ha contactado?""¿Sabías que pretendía demandar al grupo Vandervert?""Tenemos que hablar.""Siento molestarte, no quiero interrumpirte a ti y a Devon. Sé que deben estar ocupados, pero necesito que contestes mis llamadas."No respondí a ninguno de ellos. La noche anterior había decidido que me alejaría de Cristhian, que lo dejaría todo atrás, pero ahí estaba, llegando a la oficina, temprano como él me lo había exigido, con los ojos que se notaban hinchados a pesar de mis intentos por cubrirlos con maquillaje, con más cafeína que sangre en las venas y con el corazón hecho pedazos.—¿Por qué no has contestado mis mensajes? —fueron sus palabras en cuanto me vio. Estaba sentado frente a su escritorio rebuscando en una pila de papeles como si buscara una aguja en un pajar. Había colgado el saco en el r
—Se suponía que debías encargarte de Rubí, Sarah, o como quieras llamarla.La luz del sol hacía que Kiara achicara la mirada mientras me hablaba. Era eso o estaba realmente enojada; como fuese, el ceño fruncido la hacía ver incluso más bonita de lo que era.—Se suponía que ella debía morir en el accidente de auto.Agité mi copa con un movimiento suave. Kiara permaneció en silencio; me conocía lo suficiente como para saber que diría algo más.—Pero ya está resuelto. Estará muerta hoy por vuelta de las seis (es su hora de salida) o, si decide irse del trabajo más temprano, pues se le adelantará su hora.Los ojos de Kiara chispearon de emoción. Tenían un brillo diferente; ya no eran de ese marrón oscuro de siempre, parecían más de un tono almendra suave. No demoró en hacer la pregunta que ya sabía que haría.—¿Cómo será? —sus labios se surcaron en una sonrisa emocionada.—Cuando entre a su auto, cerrará la puerta... —bebí un sorbo de vino. El sabor estalló en mi paladar como fuegos artif
Al cerrar la puerta del auto, me ajusté el cinturón de seguridad. Con cada segundo que pasaba, el aire parecía más difícil de respirar. Me sentí asfixiada. Mis manos temblaban mientras intentaba introducir la llave. Cuando al fin lo logré, sujeté el volante con ambas manos y cogí una bocanada de aire.Xavier me había engañado todo el tiempo. Nunca tuvo intenciones de ayudarme a recuperar lo que me pertenecía, eso ya lo sabía. Pero descubrir que él siempre había sido el albacea de mis bienes fue como un balde de agua fría. Mi destino, y el de Elena, siempre estuvo en sus manos. Él solo había jugado conmigo. Las lágrimas me quemaron las mejillas al caer.El zumbido de mi teléfono dentro de mi bolso me sacó del trance."Me desocupé antes. Llego en cinco minutos."Era mejor esperar a Devon; no estaba en condiciones de conducir.—¡Rubí! —la voz de Cristhian llegó junto a un par de golpecitos en la ventanilla. ¡Genial! Justo lo que necesitaba: Cristhian y sus cuestionamientos. Intenté bajar
RyanDevon se había vuelto muy cercano a Rubí. No era la primera vez que se encerraban en su despacho a hacer Dios sabe qué. A decir verdad, me preocupaba que Devon se enamorara solo, porque era más que obvio que Rubí estaba loca por Cristhian.En cuanto entré a la habitación de Dyana sentí el contraste de temperaturas; la habitación estaba tibia, a diferencia del resto del departamento, que estaba un poco más frío.—¿Quieres ir al grupo Vandervert? —Dyana estaba sentada en la cama que llevábamos compartiendo un par de meses. A su lado, un rollo de lana. Estaba concentrada en un video en su celular mientras movía dos agujas grandes entrecruzadas. La forma en que fruncía el ceño era adorable.—¿Qué harás ahí? —preguntó sin quitar la mirada del enredo de hilo que tenía entre manos. Me senté en el borde de la cama. Ella dejó su proyecto de crochet a un lado—. ¿Vas a ver a tu hermano? —preguntó mirándome expectante.—Ya sabes que no, Cristhian y yo...—Lo sé, lo sé, se han distanciado —Dy