107: Aferrado.

Darwin.

—Cielo, te ves perfecta. —La intercepté, sin controlarme, mientras se veía fijamente en el espejo del baño.

Verlo así me excitó, como antes y como siempre.

Mi cuerpo pegado a su espalda, a esas nalgas que tanto me gustaban sobre el vestido; su mirada y la mía bailando a cada parte de nuestros rostros, y luego Ámbar dándose vuelta cuidadosamente para con la misma cautela pasarme por debajo de la axila, me dejó un agrío sabor en la boca.

—Adrián, pórtate bien ¿sí?

Rodé los ojos en cuanto Ámbar le habló a su hermano, y este me sacó el dedo medio a mí.

—Por favor, cuida que no haga ninguna estupidez —le dije a Sebastian, al cual le pedí que se hiciese cargo por primera vez del muchacho, ya que Mylo estaría cuidando de nosotros.

Pasó el tiempo lo suficientemente tenso conmigo y Ámbar en la parte trasera del auto, porque no quise sentarme en la parte delantera junto a Mylo, por la única y gran excusa de que necesitaba aligerar la tensadez entre mi esposa y yo; no quería, además, que
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