- 5 DE AGOSTO -G R E C I A...La vida para Alistaír se volvió monótona sin la compañía de aquella mujer que ocupaba su mente a cada maldito instante. Los recuerdos le venían por momentos, la imagen de su rostro, de sus gestos y su cuerpo desnudo volvían cuando menos lo esperaba. No se le había ocurrido jamás que sería tan difícil de enterrar las semanas que pasaron juntos.Cerró los ojos, frustrado consigo mismo por semejante debilidad. Incluso ya no podía dormir tranquilo, su instinto le hacía palpar el otro lado de la cama, en busca de aquel cálido cuerpo que ya no dormía su lado.«¿Qué me hiciste, Esmeralda?», se quejaba en su mente.Alistaír la extrañaba tanto, se arrepentía de haberla dejado ir. Ya nada le parecía igual, necesitaba a esa dulce e inocente mexicanita a su alrededor. A pesar de que en su corazón estaba blindado, si se sentía bien a su lado, incluso mejor de lo que alguna vez se sintió con la Skyla de Millie. Tal vez no la amaba como ella quería que lo hiciera, per
El pecho se le hincho de amor. Sadie siempre se preocupaba de verla más delgada, de si estaba enferma. Le dió una sonrisa tranquilizadora.—Estoy bien, abuela. Solamente es una infección estomacal. Hoy iré al médico, no tienes porque preocuparte —explicó. Luego tomo las bolsas de sus manos, y las llevo a la cocina—. Gracias por la comida, tenía muchísima hambre.Comieron mientras charlaban de temas vagos, como de su trabajo, de sus amigas Lisa y Melina, quiénes la visitaban seguido ahora que ya estaba de vuelta. Melina dejó de tener citas a ciegas para concentrarse en su negocio de regalos y decoraciones. Lisa seguía leyendo como siempre, le sugerían empezar a escribir el suyo propio, pero su puesto como secretaria del editor en jefe de la editorial le estaba absorbiendo prácticamente todo. Todas estaban un poco... arruinadas. Más de veinte, cerca cada vez más de los treinta, solteras, mucho trabajo, nula vida social.Incluso el tema de Alistaír durante muchos días fue de lo que más h
4 DE OCTUBREG R E C I A...Esmeralda respiró profundamente, la emoción la recorría. No se había dado cuenta, pero extrañaba con locura Mykonos. Todavía no entendía porqué, pero el regresar le sentó como volver a casa, una idea tonta si le preguntan. ¿Por qué lo consideraría su hogar, el lugar en el cual le habían roto el alma en millones de fragmentos? El amor es así de loco, como podrán ver.Bajo del taxi, temblando. Ya estaba ahí, en el lugar donde se llevaría acabo la boda civil. Toda la información que logró obtener fue por Narin, que escuchaba en silencio todo lo que se decía en la casa de Alistaír. Lo único que no logró averiguar la chica (y todavía no estaba segura de si quería saberlo) era si esa boda sería "por amor". No podía hacer nada en contra de sus emociones: la ira, el sentimiento de traición, la tristeza, dolor por no haber sido suficiente, por no haber sido la mujer que él escogió para estar juntos por siempre.«Al final terminó siendo que Cenicienta era una donce
Fue moviéndose en silencio hacia la derecha, a un árbol que la ocultaba de los ojos ajenos, solo quería que él lograse verla, darle una buena vista. Nadie se dió de ella, la atención puesta a la atracción principal. Había ruido y eso le jugaba en contra, ¿Cómo llamaría su atención? ¿Saltando?Segundos después una idea ridícula, descabellada y poco práctica se le ocurrió. Le escribió un texto en su celular, muy sencillo pero claro. Lo vió sacar el móvil justo cuando el juez hacia la pregunta del millón.—¿Acepta usted por esposa a Sasha Michelakis...?Alistaír leyó el mensaje: «A tu derecha, agápi mu».—¡Cállese! —exclamó Alistaír, mirando exactamente a donde estaba Esmeralda. Ella le dirigió una sonrisa sarcástica, y se abrió el abrigo. Cuánto disfrutó Esme ver los ojos de él salirse de sus órbitas y mirarle el hinchado vientre, que se notaba más con aquél pegadisímo vestido.Entonces ella gritó:—¡ALISTAÍR STAVRAKIS NO SE VA A CASAR CON ESA ZORRA!Escucho el sonido de cámaras en su d
22 de septiembreA U S T R A L I A...Incluso en un país que no era el suyo, era capaz de pelearse en un bar. En su bar. Y ser sacado a la fuerza de ese bar.Estaba harto. Esa mañana se despertó con el cuerpo dolorido, el estómago, la espalda, las piernas, todo le dolía. El día anterior se había molido a golpes con un cliente del bar que tenía en Sidney, Australia. Estaba ahí por negocios importantes a los que poca atención les presto para seguir bebiendo y buscando pelea.Sus propios empleados lo tuvieron que guiar a la salida con su chófer esperándole y su hermana Irina en el asiento trasero junto a su esposo. Le habían contado por sus padres el estado en que él se encontraba, dejo rápidamente sus negocios propios y voló a donde estaba Alistaír.Recibió regaños, recibió una ducha helada y un abrazo de consuelo de su pequeña hermana.—Yo no sé qué me pasa, Ina. Por, por, ¿Por qué me siento así? Me queeema. No lo entiendo, quiero que se acaaabe —arrastró las palabras, con voz quejos
28 de septiembreG R E C I A...Irina, Edward y Alistaír tomaron tareas por separado: Irina se concentro en organizar la boda, Edward en conseguir un investigador privado para conseguir las pruebas que necesitaban, el anterior investigador era el de la familia Michelakis, y ellos pensaron que probablemente Sasha lo había sobornado para que dé la información errónea y además ocultase el rastro de quién habían robado la información. Agradeció contar con la ayuda de su dulce hermana y de su leal cuñado. Agradeció tener una familia en la que apoyarse.Alistaír por su parte contrato otro investigador privado pero para propósitos diferentes, tenía que encontrar a Esmeralda, la única información que tenía es que se llamaba Esmeralda Olivares, tenía 23 años, vivía en México y que era la mujer a la que amaba… Claro que esto último no se lo dijo al investigador, eso se lo diría a ella cuando la tuviera de frente nuevamente.También no soportó la idea de engañar a sus padres, no soportaba menti
«Porque aún cuando sea difícil, el amor debe sanar y no dañar. Si hace daño, no es amor de verdad...»Las cosas estaban más tranquilas. Sus latidos ya iban a un ritmo normal, respiraba más tranquila y su cuerpo dejaba de estar en tensión. Estar en brazos de su amante griego definitivamente era todo lo que había necesitado aquellos meses lejos de su lado. Un poco de su compañía y se sentía en casa.Lo extrañaba tanto que no importaba nada de lo que había sucedido, el lugar al que pertenecía era con él, porque tan solo sus besos le borraban la memoria de todo suceso.En resumen, luego de entregarse al fuego de la pasión, no habían tenido mucho tiempo para sí mismos. Primero tuvieron que regresar al jardín, donde todo estaba hecho un verdadero caos, pero lo que más llamaba la atención era Sasha Michelakis completamente furiosa gritando e insultando a diestra y siniestra... Incluso su propia familia parecía querer esconderse debajo de las mesas, sus rostros denotaban una incomodidad enorm
—Eso creí. Yo tenía veintitrés cuando la conocí, poco antes de que me dieran la presidencia de Stavrakis Inc. Se hizo pasar por Helena, una chica británica. Ese mismo día se entregó a mí, me hizo creer que era virgen. Nos frecuentamos, salíamos, pasaba tiempo con mi familia… y en algún punto imaginé que podríamos tener algo. Así que le pedí que fuera mi novia. Un gran anillo de diamantes en su dedo le hizo brillar los ojos —relató, con una mueca de asco—. Qué equivocado estaba. Pronto comenzó a tener actitudes extrañas, me daba órdenes, me trataba muy mal, me insultaba, llegó a ser violenta conmigo, me prohibió un montón de cosas... Y se embarazó. Cuando teníamos relaciones pinchaba los condones, y uso eso para seguir manipulándome. Fueron semanas horribles, yo no sabía qué hacer, tenía ganas de tomar ácido e irme al infierno mismo. Pero no lo hice, y traté de complacer sus caprichos. —Alistaír vuelve sus manos puños y los aprieta tan fuerte que se quedan blancos sus nudillos—. Me que