Fue moviéndose en silencio hacia la derecha, a un árbol que la ocultaba de los ojos ajenos, solo quería que él lograse verla, darle una buena vista. Nadie se dió de ella, la atención puesta a la atracción principal. Había ruido y eso le jugaba en contra, ¿Cómo llamaría su atención? ¿Saltando?Segundos después una idea ridícula, descabellada y poco práctica se le ocurrió. Le escribió un texto en su celular, muy sencillo pero claro. Lo vió sacar el móvil justo cuando el juez hacia la pregunta del millón.—¿Acepta usted por esposa a Sasha Michelakis...?Alistaír leyó el mensaje: «A tu derecha, agápi mu».—¡Cállese! —exclamó Alistaír, mirando exactamente a donde estaba Esmeralda. Ella le dirigió una sonrisa sarcástica, y se abrió el abrigo. Cuánto disfrutó Esme ver los ojos de él salirse de sus órbitas y mirarle el hinchado vientre, que se notaba más con aquél pegadisímo vestido.Entonces ella gritó:—¡ALISTAÍR STAVRAKIS NO SE VA A CASAR CON ESA ZORRA!Escucho el sonido de cámaras en su d
22 de septiembreA U S T R A L I A...Incluso en un país que no era el suyo, era capaz de pelearse en un bar. En su bar. Y ser sacado a la fuerza de ese bar.Estaba harto. Esa mañana se despertó con el cuerpo dolorido, el estómago, la espalda, las piernas, todo le dolía. El día anterior se había molido a golpes con un cliente del bar que tenía en Sidney, Australia. Estaba ahí por negocios importantes a los que poca atención les presto para seguir bebiendo y buscando pelea.Sus propios empleados lo tuvieron que guiar a la salida con su chófer esperándole y su hermana Irina en el asiento trasero junto a su esposo. Le habían contado por sus padres el estado en que él se encontraba, dejo rápidamente sus negocios propios y voló a donde estaba Alistaír.Recibió regaños, recibió una ducha helada y un abrazo de consuelo de su pequeña hermana.—Yo no sé qué me pasa, Ina. Por, por, ¿Por qué me siento así? Me queeema. No lo entiendo, quiero que se acaaabe —arrastró las palabras, con voz quejos
28 de septiembreG R E C I A...Irina, Edward y Alistaír tomaron tareas por separado: Irina se concentro en organizar la boda, Edward en conseguir un investigador privado para conseguir las pruebas que necesitaban, el anterior investigador era el de la familia Michelakis, y ellos pensaron que probablemente Sasha lo había sobornado para que dé la información errónea y además ocultase el rastro de quién habían robado la información. Agradeció contar con la ayuda de su dulce hermana y de su leal cuñado. Agradeció tener una familia en la que apoyarse.Alistaír por su parte contrato otro investigador privado pero para propósitos diferentes, tenía que encontrar a Esmeralda, la única información que tenía es que se llamaba Esmeralda Olivares, tenía 23 años, vivía en México y que era la mujer a la que amaba… Claro que esto último no se lo dijo al investigador, eso se lo diría a ella cuando la tuviera de frente nuevamente.También no soportó la idea de engañar a sus padres, no soportaba menti
«Porque aún cuando sea difícil, el amor debe sanar y no dañar. Si hace daño, no es amor de verdad...»Las cosas estaban más tranquilas. Sus latidos ya iban a un ritmo normal, respiraba más tranquila y su cuerpo dejaba de estar en tensión. Estar en brazos de su amante griego definitivamente era todo lo que había necesitado aquellos meses lejos de su lado. Un poco de su compañía y se sentía en casa.Lo extrañaba tanto que no importaba nada de lo que había sucedido, el lugar al que pertenecía era con él, porque tan solo sus besos le borraban la memoria de todo suceso.En resumen, luego de entregarse al fuego de la pasión, no habían tenido mucho tiempo para sí mismos. Primero tuvieron que regresar al jardín, donde todo estaba hecho un verdadero caos, pero lo que más llamaba la atención era Sasha Michelakis completamente furiosa gritando e insultando a diestra y siniestra... Incluso su propia familia parecía querer esconderse debajo de las mesas, sus rostros denotaban una incomodidad enorm
—Eso creí. Yo tenía veintitrés cuando la conocí, poco antes de que me dieran la presidencia de Stavrakis Inc. Se hizo pasar por Helena, una chica británica. Ese mismo día se entregó a mí, me hizo creer que era virgen. Nos frecuentamos, salíamos, pasaba tiempo con mi familia… y en algún punto imaginé que podríamos tener algo. Así que le pedí que fuera mi novia. Un gran anillo de diamantes en su dedo le hizo brillar los ojos —relató, con una mueca de asco—. Qué equivocado estaba. Pronto comenzó a tener actitudes extrañas, me daba órdenes, me trataba muy mal, me insultaba, llegó a ser violenta conmigo, me prohibió un montón de cosas... Y se embarazó. Cuando teníamos relaciones pinchaba los condones, y uso eso para seguir manipulándome. Fueron semanas horribles, yo no sabía qué hacer, tenía ganas de tomar ácido e irme al infierno mismo. Pero no lo hice, y traté de complacer sus caprichos. —Alistaír vuelve sus manos puños y los aprieta tan fuerte que se quedan blancos sus nudillos—. Me que
Esperar se estaba haciendo una eternidad, Alistaír y Esmeralda estaban sentados en la pequeña sala de espera, para poder pasar a su cita con el médico que le había practicado la vasectomía. Aunque renuente, él había aceptado que debía ir a hacerse un chequeo porque aquél bebé en su seno no se podía crear así de la nada, la vasectomía tuvo que tener algún problema para que algo así sucediera.Por lo que el día anterior mientras Esmeralda estaba en el spa, su guapísimo griego estaba haciéndose estudios y pidiendo cita con el médico que le hizo la intervención.Y al día siguiente era el tan ansiado momento en que serían marido y mujer, tendrían su final feliz y ya podrían respirar más tranquilos de todos los problemas.En horas pasadas tuvieron una larga charla acerca de donde estarían viviendo: ¿México o Grecia? Esmeralda por un lado amaba el país en que él nació pero sus raíces mexicanas la instaban en volver a casa. Su corazón estaba dividido entre el lugar en el que creció y el lugar
Cuando llegaron las limusinas todas las damas se fueron en un auto aparte y ella en otro, con su vestido de novia tenía que ir sola en uno. Su familia aterrizaría directamente en el helipuerto cerca de la iglesia. Sonrió todo el tiempo. Tenía ganas de mirar las fotos que se habían tomado pero se aguanto porque estaba bien metido en un bolsillo del vestido que le costaba horrores alcanzar.No supo en qué momento se dió cuenta, pero cuando lo hizo, un pequeño miedo se instalo en su pecho.—Señor, no creo que sea el camino correcto —gritó para hacerse oír encima de la música. Miro por los cristales y no vió el otro carro, de hecho estaban yendo por un camino apartado—. ¿Señor? ¡Oiga! ¡Déjeme salir!Alcanzó el móvil con dificultad y apenas le dió tiempo de enviar un mensaje a su prometido:«S.O.S me están secuestrando», intentó llamarle pero justo en ese momento el auto se detuvo delante de una bodega. Ahí le abrieron la puerta y un hombre la saco a rastras del auto, le quebró el móvil y
El día estaba radiante por el sol, una suave brisa acariciaba sus hombros y movía su cabello cobrizo. Suspiro con gusto. Adoraba cuando las tardes eran así de tranquilas, porque podía salir al patio de la villa y sentarse en alguna de las mecedoras para disfrutar de la compañía de su amor.Esmeralda sonrió, mirando aquella boca en su seno succionando con desesperación, acarició su nariz y su frente con un suave movimento del dedo índice. Usaba una ropita chula, tejida por su bisabuela Sadie, la ropita que tejia el día que le dijo que se fuera de viaje.El corazón se le hincho de un amor que jamás había experimentado. Casi sintió ganas de llorar de la pura emoción que estaba experimentando, pero no lo hizo, porque lo que menos quería es inquietar a su pequeño hijo que comía ansioso.Su amado Zarek Alexander Stavrakis. Era una rolliza criaturita de ojos color ámbar, de cabello castaño y una piel lisa morena clara, como dirían en su país. Alistaír le decía que era moreno y ella seguía i