Trató de aparentar serenidad, aunque por dentro estaba librando una batalla mental para no ceder a su impulso de huir lo más lejos que pudiera.El hombre le mostró otra cláusula.—Se específica que en dado caso de que la parte demandante (en este caso es usted), pidiera el divorcio y hubiera ya un hijo de por medio, el demandado (su marido) se quedaría con la guardia y custodia. Usted tendría derecho a verlo y formar parte de su vida; pero él lo tendría a su cargo —explicó, con una sonrisa indulgente—. Qué suerte tiene de no haber tenido hijos, será más fácil el proceso de divorcio.Apretó las manos en su regazo y pensó detenidamente en cómo hacer la siguiente pregunta. No quería delatar su situación, prefería ir por la vía rápida; pero si su marido decidía jugar sucio, era mejor tener soluciones a la mano.—Digamos, de forma hipotética ya sabe.... Que tuvimos un hijo y pido el divorcio. ¿Cómo podríamos resolver esa situación? De forma que pueda conseguir el divorcio y al mismo tiempo
- ANNABETH GREY -Parpadeó para lograr enfocar la vista, todo era oscuridad. No podía escuchar nada a su alrededor, era como si una burbuja la hubiera encerrado, dejándola fuera del mundo real.Buscó a tientas el móvil, que terminó debajo de su asiento. Lo pateó con el tacón de su zapato para intentar acercarlo, pero sentía que todo le daba vueltas.Finalmente desistió y recostó su cabeza contra el respaldo. Hizo acopio de todas sus fuerzas para enderezarse y mirar fuera de la ventana.Solo había una espesa vegetación y oscuridad. La embargó el miedo, siendo consiente de que estaba en verdadero peligro. Respiro profundo varias veces para intentar calmarse, la desesperación solo desencadeba más desesperación.Volvió a intentar acercarse el celular y esa vez lo consiguió, pero formuló una mueca de dolor al sentir presión en su vientre. La pantalla estaba quebrada, pero aún prendía.Con dedos temblorosos, intento llamar el número de emergencias. Fue ahí que se dió cuenta de que sus dedos
Rápidamente se acercó al paramédico que le había hecho aquella fatal revelación.—¿Pero se pondrá bien, no es así? —Estaba angustiado, y se le veía en su expresión—. No ha cumplido siquiera los dos meses... Son tan frágiles...—Eso lo sabremos pronto, de momento solo está inconsciente por el golpe. La llevaremos al hospital para un análisis completo, puede acompañarnos si gusta. Un oficial llevará su coche por usted —sugirió, dándole una mirada compasiva—. Esté tranquilo para ella, dele su fuerza.Sammael asintió, conteniendo sus ganas de hacer más preguntas y volverse presa del pánico.Una vez estuvo fija en la camilla, con las correas perfectamente cerradas en torno a su cuerpo para evitar que se moviera, los paramédicos le señalaron un asiento.Se subió en la ambulancia sin pensarlo.El viaje se sintió eterno. Así que decidió avisar al hermano de Anna, Christopher, sobre lo ocurrido.Lo mataban lo nervios, quería estar seguro de que todo estaba bien... seguía dándole vueltas a las p
Antes de que su hermano pudiera decir nada más, caminó hasta quedar frente a él. Sammael lo enfrentó con una ceja alzada, su expresión fue casi de burla. Estaba tentado a propinarle una golpiza... pero ahí no sería el lugar.—Eres a la última persona que ella querría ver. Por algo firmó esos papeles de divorcio hace unos días. La has humillado públicamente al ser captado siéndole infiel; no tienes derecho siquiera a decir su nombre con tu sucia boca —declaró con dureza—. Te sugiero que te calles, por tu propio bien.Elena miró a su hijo sorprendida. Nadie entendía porque estaban peleando los gemelos Blake.—Creo que pera evitar conflictos, será mejor que entremos nosotros —dijo Christopher—. Puedes pasar después, Sam. Concuerdo en que a la persona menos favorita de mi hermana, es Dominik; pero ella sí se alegrará de verte a ti.No hubo más discusión, y la familia de Anna entró en la habitación.Por otro lado, los ojos fríos y cargados de resentimiento de Dominik lo miraron por última
Vicky abrió la boca con sorpresa, era la única que tuvo una reacción tan obvia, aunque los demás tenían la misma expresión en sus rostros.Beth trato de mantener su rostro neutro, libre de emociones. No quería albergar nuevamente la esperanza que tuvo durante su infancia y adolescencia: que sus padres la amaran.—Papá, ¿cómo puedes decir eso? Ella... —Victoria comenzó a renegar, pero él la cortó con una mirada. Jamás la había mirado así, esas miradas solían estar reservadas para Annabeth.—Un embarazo gemelar es bastante complicado, hija. Ven a casa y permite que tu familia cuide de ti —secundó está vez su madre.La dulzura en su tono y en el rostro fue demasiado para soportar, así que Beth apartó la mirada.Aquello ya rebasaba la anormalidad. ¿Acaso él golpe con el volante le había causado un tumor cerebral y ya comenzaba a imaginar cosas?Charlotte profirió un sonido desde el fondo de su garganta que sonó parecido a un chillido. Incluso Annabeth tenía ganas de soltar un sonido simil
—¡Hija! No te pongas mal, por favor. Sé que te he fallado al protegerte —gritó su madre, tratando de tranquilizarla con una mirada suplicante.Beth se rió, casi sonó histérica.—¿En serio, Jenevitt? ¿Haces miserables los veintiséis años de mi vida y pides que no me ponga mal? —puso la mano en su pecho, intentando controlar los latidos de su corazón.—Yo cometí muchos errores en mi juventud, y los pagaste tú. Sé que no es algo que se pueda perdonar tan fácil, pero...Alzó una mano para detenarla. Tenía el estómago revuelto del asco, no podía soportar sus vanas excusas.—Fui una paria en mi propia familia porque te tiraste al padre de mi enemiga jurada. ¿Cómo pudiste? ¡No tenías derecho aarruinar mi vida! —exclamó con la voz desgarrada—. ¿Crees que no será tan fácil de perdonar? Ni siquiera puedo asimilarlo sin sentir ganas de vomitar.Ella asintió con lágrimas en los ojos.—Sí, tienes razón. Pero debes entenderme, estuviste casada cinco años con ese maldito Blake. ¿Puedes entender que
- CHRISTOPHER GREY -Las cosas en su casa eran más que caóticas. Siendo el hermano mayor, siempre tenía que demostrar fuerza y determinación; nunca podía verse débil. Si sus hermanos se metían en problemas, su deber era ayudarles a encontrar la solución.Cuando la compañía enfrentaba crisis, su deber era levantarla y no dejarla caer. Incluso cuando sus propios tormentos le estuvieran devorando el alma, tenía que seguir adelante contra todo pronóstico.Acarició el cabello de su hija con amor, era una pequeña de apenas cuatro años que no sabía los dramas que envolvían a su familia. Tampoco podía permitir que ella le viera decaído y superado; él era la única roca a cual se sostenía.La vió dormir sin ningún tipo de preocupación y se alegro de que fuera así, puesto que su madre tenía un año de haber dejado ese mundo y solía llorar hasta quedarse dormida; quizás por eso había tomado la decisión de casarse con aquella mujer, dado que se había quedado embarazada de él por accidente... Ellos
- DOMINIK BLAKE -Azotó su copa de vino contra la pared más cercana. No podía comprender cómo de la noche a la mañana si vida perfecta se había venido abajo.La mujer que amaba y por la que haría cualquier cosa si se lo pidiera, le había sido infiel todos esos años. Encima, el bebé que tanto esperaban con ansias ni siquiera era hijo suyo; sino de su amante. Su esposa, sumisa, respetable y que nunca hacía nada para llevarle la contrario... Lo engañó con su propio hermano. Además, estaba embarazada, pero el padre podía ser cualquiera de ellos dos.Y si por si eso no fuera poco, también la imagen que tenía en las altas esferas de la sociedad, se derrumbó. Ahora era el "doblemente cornudo, Dominik Blake".Esa misma mañana cuando el sol apenas estaba saliendo, se apresuró para realizarse una prueba de fertilidad. Ya había escuchado varias veces aquellas palabras "balas de salva" y comenzaba a sospechar que era intencional.Enderezó los hombros al escuchar el sonido de su teléfono fijo. To