La acribillaron con más y más preguntas de tipo personales. Le mataba la curiosidad por saber cómo estaban al tanto de todas esas cosas, pensaba que había sido muy discreta.Tardó casi diez minutos hasta que pudo salir de la marea de reporteros, que no planeaban dejarla ir hasta que les respondiera; pero ella no se detuvo ni se dejó amedrentar.Afuera la esperaba un carro de policía para escoltarla a su casa. Cuando llegó, se metió directamente al baño y vomitó. Tenía muchas ganas de hacerlo desde que la habían llevado de la "escena". Tomó un baño, al salir paso delante de un espejo y se quedó con la boca abierta.—¿Qué, cómo...? —Tocó su abdomen. Tenía un ligero bultito, su vientre estaba hinchado.Acarició su estómago con amor.—Tan pequeños... tan frágiles. Mamá los va a cuidar, se los prometo. Ya no seré tan impulsiva, debo de considerar que mis acciones repercuten en ustedes, mis niños —susurró.«Los bebés crecen, y el peligro también», pensó con un escalofrío.Decidió que ese mis
- DOMINIK BLAKE -Después de que toda la prensa y la ciudad incluida estuvieron al tanto de su oscuro secreto, prefirió mantener un perfil bajo.Tendría que dar una conferencia de prensa y explicar algunas cosas.Así que se vistió con la última colección de Pietro Almary, la marca más ridículamente cara para ropa formal de caballero. Necesitaba dejar en claro su estatus: no era un simple mortal. Era el puto príncipe de la ciudad.Los Reyes desde luego eran la poderosa familia Wang, pero los Blake estaban detrás de ellos y eso todavía les ofrecía cierto prestigio y poder en la alta sociedad.Vió que en el dentificador de llamadas volvía a salir el nombre de su desgracia: Isabella Donovan.—Es mejor que no la tenga enfrente o... —gruñó, abrochando los gemelos de su traje.Simplemente no quería ni verla. La sola idea de que todos esos años lo haya estado engañando con su supuesta timidez, dulzura y Dios qué tantas porquerías más... no la soportaba.Ahora podía exactamente cómo era en rea
Tenía que darle un punto por haberse dado cuenta de algo que ella no. Sería un buen tema para abordar con la doctora... Y quizás hasta con el psicólogo. —Bueno, sí. Supongo que tienes razón —concedió Beth, con una mueca.—Dijiste que me amas —le recordó inesperadamente Sam. Parecía esperar que dijera algo más sobre sus sentimientos.Apretó los labios y asintió.«Es el prometido de mi mejor amiga, no debería...», pensó con desesperación.Era tan bizarro el asunto. ¿Cómo podía "respetar" que sea el prometido de su amiga, pero al mismo tiempo, estar posiblemente embarazada de él?—Sí, lo dije. Disculpa, creo que en el calor del momento dije cosas que no debía...—A mí me pareció una confesión, no un arrebato por "el calor del momento" —la interrumpió con los dientes apretados—. He estado volviéndome loco los últimos días por no saber dónde estabas o si te encontrabas bien pero tú... Tú solo desapareciste con mis bebés y no me buscaste más.Ella se sorprendió mucho por esa afirmación.—S
Se despertó sintiendo que había dormido durante días. Estiró su cuerpo y se quedó mirando el techo. No tenía ganas de ir a trabajar, pero ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que piso la oficina.Tomó una ducha lenta, repasando en su memoria los eventos del día anterior. Gimió, derrotada.Sammael había sido muy claro, no la dejaría hacer eso sola. Tenía que rendirle cuentas de ahora en adelante. Había pensado viajar hacia Arubix para ver a Selena, aunque ya no eran cuñadas, ¿tendría que contarle sobre el viaje?Salió del baño y se vistió con un jumper. Últimamente sentía que usar cosas apretadas le incomdaban todo el día en el área del vientre. Esas criaturas estaban creciendo a un ritmo sorprendente.—Ni siquiera disfrute los resultados del gimnasio —se quejó frente al espejo de cuerpo entero.El corte de cabello fue una excelente apuesta, porque enmarcaba su rostro. Le gustaba esa nueva versión suya. Esperaba no acabar como una ballena para finales de años, al menos.Desa
- SAMMAEL BLAKE -Sus abuelos serían dados de alta dentro de unos días, quien más se encontraba mal era su abuelo. No tenía mucho que despertó de un coma, hacia mella en sus avances casi haber tenido un infarto, aunque él tratara de ocultar lo débil que estaba.Dejó a sus tíos a cargo de la guardia y fue a visitar a su padre. Él era el único con quien podía hablar de la situación en la que se veía sumergido; necesitaba un consejo con urgencia.Cuando llegó a la cabaña donde siempre estaba cada vez que se ponía ansioso, lo vió en el porche sentado en una mecedora, observando el lago que dentro de poco se congelaría en invierno.—Papá, estoy aquí —avisó, subiendo los escalones.Él volteó a mirarlo, riéndose.—Ya sentía que tardabas. Supongo que tienes algo importante para decirme, ¿no? —le preguntó, con una mirada inquisitiva.Se sentó a su lado en la mecedora contigua.—Así es, creo que tú ya sabes a lo que vengo. Han pasado cosas que se me están saliendo de las manos y no sé que decisi
Annabeth se quedó estática, mirando a Sammael. Acababa de anunciar prácticamente que ellos dos eran amantes.Dominik comenzó a reírse.—¿Es una especie de broma, no? Eres mi hermano —sacudió la cabeza con incredulidad—. Mi hermano gemelo. Tú sobre todas las personas no deberías...Sammael alzó una ceja con ironía.—Te debía el mismo respeto que tú a mí cuando tuve el accidente. Y te casaste con mi mujer —espetó—. Además, en cinco años de matrimonio jamás te importó si ella estaba bien o no, lo que hacía, si era infeliz. Prácticamente ni siquiera la notaste. ¿Por qué ahora que están divorciados te importa tanto? Hace unos días parecías desesperado por separarte para casarte con esa mujer.Dominik apretó los dientes con rabia.—Eso es un tema aparte. ¿Te metiste con MI mujer cuando estaba casada conmigo? ¿Desde cuándo?Annabeth rodeó el escritorio y señaló la puerta.—Ahora mismo no tengo ganas de discutir contigo, ya no tenemos nada que hablar. Mis abogados te contactarán.Pero él no es
- DOMINIK BLAKE -La ve salir de la habitación como si no tuviera nada que explicarle, casi pareciendo cansada de discutir con él. Aquello lo llena de una rabia ciega, pero su hermano le impide seguirla.—¿A dónde crees que vas, Dom? —le preguntó, colocando una mano sobre su hombro—. Será mejor que te sientes y no pienses en ir tras ella.Lo miró con las cejas fruncidas.—Me podría haber esperado estar traición de quien sea, menos de ti. ¿En serio no había ninguna otra mujer que te pudieras tirar? Creo que está en el código de honor respetar a la mujer de un hermano.Sammael solamente puso los ojos en blanco, lo estaba exasperando con su actuación de hombre engañado.—No había ninguna como ella, al menos. Aunque no es que eso te importe, ¿cierto? La rechazaste durante cinco años y ahora se divorció de ti; no importa que quieras cancelar el registro —acomodó la chaqueta de su traje—. Al final de cuentas dejará de estar ligada a ti en un trozo de papel.—Pareces estar muy seguro de que
Trató de aparentar serenidad, aunque por dentro estaba librando una batalla mental para no ceder a su impulso de huir lo más lejos que pudiera.El hombre le mostró otra cláusula.—Se específica que en dado caso de que la parte demandante (en este caso es usted), pidiera el divorcio y hubiera ya un hijo de por medio, el demandado (su marido) se quedaría con la guardia y custodia. Usted tendría derecho a verlo y formar parte de su vida; pero él lo tendría a su cargo —explicó, con una sonrisa indulgente—. Qué suerte tiene de no haber tenido hijos, será más fácil el proceso de divorcio.Apretó las manos en su regazo y pensó detenidamente en cómo hacer la siguiente pregunta. No quería delatar su situación, prefería ir por la vía rápida; pero si su marido decidía jugar sucio, era mejor tener soluciones a la mano.—Digamos, de forma hipotética ya sabe.... Que tuvimos un hijo y pido el divorcio. ¿Cómo podríamos resolver esa situación? De forma que pueda conseguir el divorcio y al mismo tiempo