Capítulo uno: Secuestrada
"Narra Ariana Fallon"Trato de abrir los ojos una y otra vez, pero la tarea se vuelve una auténtica tortura. Mis párpados pesan demasiado y las sienes me laten como si tuviera la peor resaca de la historia. Después de lo que parece una eternidad, consigo despertar solo para dañarme la vista con la intensidad de la luz.Logro levantarme hasta quedar sentada y entonces, observar en derredor. Estoy sobre una inmensa cama, dentro de una habitación que probablemente sea igual al tamaño de mi departamento completo. Los bordados dorados de las paredes, cortinas y toda la decoración en general, me lastiman la vista casi tanto como la luz.¿Dónde rayos estoy?Intento buscar en mi memoria cómo demonios llegué a parar a este museo de la época victoriana, a la vez que me paseo por el lugar. Solo recuerdo mi día normal en el hospital, el almuerzo en la cafetería de la esquina y… los mareos. Choqué con alguien... creo.¡Por Dios! Había algo en la bebida que me ofrecieron. ¿Me estafaron?'¿Me han robado algo?', me pregunto al ver que no llevo la misma ropa puesta y ni señal de mis pertenencias, aunque solo llevaba el móvil encima y un par de dólares.¿Y si me ha raptado algún psicópata asesino para violarme y después asesinarme?No me han tocado en mis partes íntimas, eso lo tengo claro. De ser así, lo sabría.'Pero estaba drogada'¡Por nuestro señor Jesucristo! ¿Qué me han hecho?¿Y si me han asaltado y me ha rescatado algún príncipe millonario? Tal vez por eso esté en esta lujosa recámara.'¡Deja de pensar tonterías, Ariana!', me reprende mi subconsciente histérico, pero es que no puedo evitarlo. Millones de ideas se mezclan en mi cabeza hasta provocarme una terrible jaqueca.Me encuentro con un vaso de agua y dos pastillas encima de la mesita de noche, con una nota que dice 'Tómatelas'. Sin embargo, no tengo idea de dónde estoy ni con quién, así que no pienso tomar nada. Ya me la jugaron con esa comida.'La bebida va por cuenta de la casa', rememoro la dulce voz de la rubia.¡Maldit@ camarera de todos los infiernos! La voy a denunciar. Voy a descuartizarla.No obstante, para eso tengo que salir de aquí.Corro a la puerta y no puedo decir que me sorprende cuando tiene el seguro puesto.Definitivamente me han secuestrado.Trato de abrir a la fuerza, pero la muy jodida no cede. Busco en la mesita de noche algo que me ayude en la tarea. ¡Es inútil! Voy al enorme armario de la esquina y me quedo más plástica que la misma Barbie cuando identifico mi propia ropa.—¿Pero qué…? —me callo de repente cuando se me ocurre una ridícula idea.Lo pienso por varios minutos, pero al final decido intentarlo. Después de todo, no tengo nada que perder.'Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas'Saco el aro metálico del primer sujetador que veo y corro a la puerta.—Venga, venga —me animo en el tercer intento—. Tú puedes, Ariana, tú... —me quedo estática por un instante al ver el pomo girarse. Luego reacciono dando saltitos de alegría—. Lo he logrado —murmuro contemplando el trozo de metal—. ¡Dios mío, lo he hecho! Gracias, señor creador de los sujetadores con aros.Abro la puerta con manos temblorosas, pero entonces, me topo con un cuerpo de bestia y unos ojos brillantes color fuego.—¿Vas a algún lado, pequeña? —la voz se vuelve todo real.Le conozco, le he visto antes…'No', me rehúso a creer lo que ven mis ojos.'Esta es solo otra de tus fantasías'Sin embargo, por más que me niego a mirar o escuchar, él sigue delante de mí, con una siniestra sonrisa.—¿Me recuerdas? —lanza otra pregunta.—Tú eres… —le señalo con mi dedo índice suspendido en el aire, llena de incredulidad—, eres… ¡La Bestia!—Así es, pequeña —muestra su perfecta dentadura con una feroz mirada, como si él fuera el cazador y yo la presa a punto de ser devorada—. Y también seré tu captor y tu verdugo.—¿Cómo…? —me detengo unos segundos a ordenar mi cabeza trastornada—. ¿Dónde estoy? —siguiendo un impulso, me lanzo a su pecho para golpearle—. ¡¿Qué me has hecho, hijo de perra?!—Estás en Toscana, en mis dominios —responde, robándome el aliento en el acto. Italia estoy lejos de Estados Unidos, en otro jodido continente— y si te calmas, te contaré lo que quieras saber.—¡No me calmo una mierd@! —profiero en medio de mi rabieta. Puede que esté teniendo una crisis psicótica en estos momentos debido al shock. ¿Qué demonios tengo yo que ver con el ex prometido psicópata de mi hermana mayor?—. Me drogaste, te metiste en mi casa —señalo el armario abierto de par en par que tiene mi ropa—. ¡Me trajiste al otro lado del mundo en contra de mi voluntad!—Me alegra que además de bonita, seas inteligente —comenta con tono despreocupado, haciéndome enfurecer más todavía.'¡Bravo, Ariana! deberías estar temblando de miedo y por el contrario, solo puedes enfurecerte con el sujeto que posiblemente quiera matarte'—Me has secuestrado —declaro lo que ambos sabemos, enmudeciendo de repente al percatarme de la cruda realidad.Corro hacia la ventana y deslizo las cortinas para contemplar las calles que parecen un juguete en miniatura a más de veinte pies de altura. Debo estar en el penthouse de un rascacielos, puesto que los edificios del frente son más pequeños que este.Me llevo las manos a la cabeza y me peino el cabello suelto con los dedos.'Es solo una pesadilla', me convenzo.'No es real'— Como has podido comprobar, escaparte por la ventana no es una opción —su aliento roza mi espalda, poniéndome los pelos de punta en la zona de la nuca.'No está pasando''¡Despierta, maldit@ sea!'Las lágrimas tardan en salir, pero una vez lo logran, salen a montones y no tienen fin.—¿Por qué? —pregunto en un murmullo.—Tu querida hermana, su esposo y tú, van a pagar por haberme humillado —dictamina—. Aunque me temo que a ti te ha tocado la peor parte. Llámalo destino si quieres.'Mia'Así que de eso se trata todo esto: una jodida venganza. ¿Y qué demonios pinto yo aquí?—¿Pero yo qué te hice? —giro sobre mis pies para enfrentarle.—¿Acaso no convenciste a Mia para que me dejara? —deja su rostro suspendido a unos pocos centímetros del mío, clavando esos ojos endemoniados en mí—. ¿No le conseguiste un trabajo y el boleto de avión?Sí, lo hice… y no me arrepiento. Ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi desastrosa vida.—No puedes retenerme aquí para siempre —proclamo sin amilanarme—. Voy a escapar, voy a llamar…—¿A la policía? —me corta antes de extenderme un móvil, el cual reconozco como mío—. Adelante, no te servirá de nada porque responde ante mí. Estás en mi terreno, pequeña y aquí se impone la ley que dicto yo.—No es cierto —replica buscando el nombre de mi amiga en la lista de contactos.—Prueba, uno uno dos, son solo tres números —la seguridad que muestra junto a la diversión que distingue en su expresión, confirman sus palabras—. También puedes llamar a tus amigos y contarles si lo deseas. Para mí será un placer contemplar su angustia y… verles llorar la muerte de tu hermana.—¿Qué has dicho? —el suelo se tambalea bajo mis pies de forma repentina.Él tira de mi brazo para llevarme hasta un sofá y posteriormente, obligarme a tomar asiento. Me quedo en una especie de trance mientras se comunica con alguien por una tableta.—Francesco —habla con quien sea que esté al otro lado de la línea—. ¿Tienes ojos en el objetivo?La figura de mi hermana mayor aparece en la pantalla saliendo de su auto y un sonoro jadeo escapa de mis labios. No es posible. No va a atreverse a…—Objetivo en la mira, señor —comunica el tal Francesco—, a veinte metros de distancia.Capítulo dos: Contrato Matrimonial"Narra Ariana Fallon"No, no es cierto. No está pasando... Sin embargo, la pantalla entre sus manos me muestra la verdad en la cara.—Tú dirás, pequeña —interviene el psicópata a mi lado—. ¿Ordeno disparar?—Vas de farol —comento incrédula.—¿Eso crees? —cuestiona retador sin dejar de sonreír. ¡Esa sonrisa, demonios! Me asusta tanto como me cautiva—. Es muy fácil apretar el gatillo, Ariana y no habrá vuelta atrás —me observa en silencio, tal vez esperando una respuesta de mi parte. Sin embargo, yo no puedo emitir palabra alguna. Esto es demasiado surrealista—. Francesco...—¡Espera! —le detengo apretando sus muñecas y de inmediato retrocedo al sentir el resquemor de su tacto.¡Maldici0n, es imposible! Nadie puede tener esa temperatura corporal tan alta.—Quizá debería cargarme a tu compañero de piso, a tu cuñado —amenaza, provocándome temblorosos espasmos del miedo—. O tal vez debería ir por sus hijos. Pobres niños, tan pequeños y tan expuestos a
Capítulo tres: Mi marido me va a matar "Narra Ariana Fallon"Cinco días después, sigo encerrada entre estas cuatro paredes y me encuentro a punto de arrancarme los pelos. Hace mucho tiempo que he perdido los nervios y la cordura. La primera noche me negué a cenar y el loco ese casi me ahoga al meterme la comida en la boca a la fuerza.Así que parezco un adefesio humano o en todo caso, un robot programado para hacer las necesidades básicas de un ser humano.Nunca he sido sometida a tortura psicológica, pero estoy segura de que esto se le parece mucho. No me toca, apenas me habla, no he visto otra cara que no sea la de ese maníaco. El muy imbécil se llevó mi teléfono y lo guardó sabrá Dios dónde.Esperaba muchas cosas. En mi mente llegué a imaginar millones de formas para causarme el más agonizante de los dolores. Sin embargo, este silencio desolador es cien veces peor. Ya ni siquiera recuerdo el sonido de mi voz. Hasta mi subconsciente inoportuno se ha callado y la soledad me ataca co
Capítulo cuatro: Esposa Rebelde "Narra Harry Mascherano"Trato de centrarme en los papeles, pero se me hace imposible. Es como si no tuviera la capacidad para comprender lo que leo. Mi cuerpo está aquí dentro del auto, pero mi mente ya ha llegado al edificio y cruza el salón del penthouse directo a la habitación de esa pequeña intrépida.Desde que me vio pudo reconocerme como el ex prometido de su hermana mayor. Sin embargo, en ningún momento ha mencionado nuestro encuentro de hace un mes en esta misma ciudad, en la fiesta de su querido cuñado. No me recuerda…La rabia emerge una vez más y siento ganas de sacudirla con vehemencia para luego abrirle el cerebro. ¿Cómo es posible que me haya olvidado? ¡A mí! La voy a castigar porque a mí nadie me olvida. Ya es tiempo de iniciar su calvario. 'Y de poseerla', añade la voz de mi cabeza. No obstante, niego la idea por muy tentadora que resulte. Todavía no es tiempo, primero tengo que enloquecerla, luego atraparla y al final caerá redonda
Capítulo cinco: Un baile y una apuesta "Narra Ariana Fallon"Estoy atrapada, acorralada entre su cuerpo y no tengo escapatoria alguna. La cercanía de su piel me provoca espasmos dolorosos y su inusual temperatura corporal enciende chispas en la boca de mi estómago. Sus labios se encuentran a solo unos insignificantes centímetros, logrando que pueda palpar su respiración. ¡Oh, Dios Mío! ¿Va a besarme? Le veo venir. ¡Le veo venir, maldit@ sea! Y no hago nada en absoluto para detenerle.¿Pero qué leches estás haciendo, Ariana Fallon?'No, no, no', me reprendo. '¡Ni se te ocurra besarle!' Sin embargo, por más que mi parte racional lucha por salir a flote, mi cerebro se empeña en encerrarle y hacer lo que le dé la gana. Va a besarme. ¡Demonios, voy a dejar que me bese! Entonces, un estruendo en el exterior nos toma desprevenidos a los dos y pegamos un saltito al mismo tiempo. —El espectáculo ha comenzado —le escucho resoplar mientras intento controlar los acelerados latidos de mi c
Capítulo seis: Aprieta el gatillo Narra Ariana Fallon «Sácame de aquí»La idea cruza mi cabeza, pero la descarto después de meditarlo por unos segundos. No sé quién es este hombre, ni de dónde salió o si esto no es más que una treta de mi esposo psicópata. Además, es mejor malo conocido que bueno por conocer."No es que conozcas mucho al señor Mascherano', salta mi subconsciente.—Justo ahora… —trago saliva aún tentada a rogar por ayuda. ¡Cómo me gustaría que fuera mi Príncipe Encantador de mi propia novela! Sin embargo, por alguna razón mi instinto me impide creerlo— no.—¿Segura? —saca un fajo de billetes para entregarlo en mis manos—. Con esto podrías dejar esta vida y ser libre.Libre… cuánto me gustaría serlo.—Se lo agradezco, señor —sonrío a medias—, pero me parece que no voy a necesitarlo.—Debe haber algo que pueda darte, un recuerdo para que tengas esta noche siempre presente.«No creo que olvide nunca esta noche»Bajo la mirada buscando la manera más correcta de rechazar
Capítulo siete:“Narra Ariana Fallon”El cuerpo del italiano termina de desplomarse en el piso para luego ser absorbido por la inconsciencia.No sé qué hacer. Estoy petrificada y mi mente solo puede pensar en una cosa: le he matadoEl hombre agoniza en el suelo, mientras la mancha de sangre se expande por la alfombra y yo no puedo hacer otra cosa sino contemplarle, idiotizada por completo.¿Qué he hecho?¡¿Qué demonios he hecho?!'Lo he matado''¡Soy una asesina!'—Maldit@… —le escucho gruñir con los dientes apretados y entonces, reacciono.—¡Oh, Dios mío! —me llevo las manos a la boca antes de correr a su lado a socorrerle—. ¡Ayuda! —grito desaforada a la vez que abro su camisa de un tirón—. ¿Qué has hecho, maldit@ sea?—Fuiste tú… pequeña —todavía las fuerzas le dan para hablar, así que no estoy perdida del todo—. ¿No… era lo q…que querías?—¡Cállate! —pronuncio histérica al mismo tiempo que tapono la herida con manos temblorosas—. ¡Que alguien venga, maldici0n!La sangre no deja de
Capítulo ocho: Ya he probado esos labios“Narra Ariana Fallon”—Nella se encargará de traerte todo lo que necesites y algo ligero para cenar —me informa el tal Mauro—. No vas a volver a dispararle, ¿cierto?—¡Yo no le disparé! —exclamo furiosa de pronto, aliviada porque el susto momentáneo ha pasado.—Lo que tú digas.—Si eres amigo de este desquiciado degenerado, ¿no deberías querer matarme por herirle? —cuestiono contrariada, puesto que en ningún momento ha perdido la expresión divertida.—Debería…, pero oficialmente eres su esposa y además, él solito se ha buscado esto. Prometí no entrometerme y pienso cumplir mi palabra, así que nos vemos mañana, preciosa. Ah —se detiene a punto de cruzar la puerta para girar sobre sus pies y sonreírme una vez más—, bonito espectáculo el que diste esta noche. Ya veo por qué trastornas tanto a los hombres.—No se puede trastornar a alguien que ya tiene el cerebro enfermo —replico con un tono despectivo antes de dirigirme a lo que supongo que sea el
Capítulo nueve: Flashback "Narra Ariana Fallon" Odio mi cumpleaños. No sé por qué mi familia se empeña en celebrarlo si lo sabe. Yo no tengo nada que festejar, porque este fue el mismo día en que mi madre biológica me abandonó. Salgo hacia el jardín a toda prisa y me aguanto del muro de la enorme fuente central para no chocar contra mis propios pies. Mis pulmones vuelven a llenarse de aire y deambulo por el verde paisaje sin rumbo. La bebida se me acaba y lanzo la copa con desdén al vacío. La fiesta ya no me parece tan divertida y una profunda tristeza me ataca al recordar que soy un año más vieja. —¡Jodido día! —lanzo la maldición al aire—. ¿Por qué no terminas de perderte de una vez? Doy un mal paso, el tacón se me entierra en el pasto y cierro los ojos imaginando la estrepitosa caída. Sin embargo, unos brazos me detienen antes de que la tragedia suceda. Levanto la vista para conocer a mi salvador y de repente, me congelo entre la calidez de su abrazo. —¿Te has perdido, peque