Nada de lo que se le hiciera a Constantine parecía calmar la furia y el dolor en Logan. Había pasado un mes, mes donde Constantine sufría constantemente maltrato físico, verbales y psicológicos, pero nada de eso calmaba lo que él sentía en el su interior.

—Por favor, Logan, haz que paren, ya no lo soporto más, ¡Basta! —Imploró Constantine al recibir otra bofetada de la enfermera que la atiende. —Yo no estoy loca, ¡Ya sáqueme de este lugar, por favor! ¡Ya basta!

—Es irónico, ¿No? Mi esposa quizás gritó y suplicó de la misma manera que tú lo estás haciendo y nadie la escucho. ¿Qué te hace pensar que a ti sí te escucharán? —Ladeó la sonrisa. —Ya me aburrí de verte sufrir, así que ahora te quedarás aquí en este hospital psiquiátrico por el resto de tu vida y tu noviecito irá a la cárcel al igual que su amigo. Debiste tomar el mismo camino de tu prima y quitarte la vida. —Echando a andar la silla de ruedas, Logan salió del lugar directo al auto. Quiere beber, necesita alcohol en su sangr