— Niños no vengan, quédense en su habitación – Grace enseguida les dijo a sus hijos que se acercaban a curiosear.Por mucho que estuviesen pasados de copas por la fiesta, tanta algarabía, los había hecho despertarse.— ¿Madre, no estaban ahí esos…?— Cállate Alejandra, ni una palabra— Grace la agarró por el brazo, apartándola a un lado y susurrando— No digan absolutamente nada a nadie, no sabemos lo que vamos a encontrarnos.— ¿No me digas que Henry y esa mujer…? – Robert, la miró abriéndole los ojos y Grace le devolvió una mirada complicada.— Suban a su habitación y mídanse muy bien en sus comentarios. No se preocupen, su padre y yo resolveremos este asunto – acarició la cabellera rubia de su hija y los vio subir a su cuarto.— Sr. ya es posible entrar, solo debe tener cuidado, no se derrumbe el techo, creo que está en muy malas condiciones ese sitio, es peligroso adentrarse – el hombre le avisó a Albert y lo vio colocarse un pañuelo en la nariz y avanzar.— Que nadie entre. Obedez
Él había hecho casi todo y ella a penas había ayudado.El enojo crecía a cada segundo en su corazón, pero ya se encargaría de desquitárselo más tarde.Sonido de palear tierra se escuchaban debajo de un viejo roble.Solo la luz de la luna alumbraba a dos figuras que arrastraron un cuerpo desde el maletero de un auto y con esfuerzo, lo tiraron en la profunda zanja.De nuevo, los sonidos del bosque se vieron interrumpidos por tierra cayendo.Grace cayó derrumbada en el suelo. No se sentía las manos y las piernas le temblaban.Ella, que en su vida había hecho ningún trabajo manual pesado, tenía ampollas sangrando en las manos.Pero no se imaginaba, que esa era la menor de sus preocupaciones.— Te pregunté si era confiable llevar esa chica a la casa y me aseguraste que era una pobre infeliz.— Desde que comenzaron los problemas con Robert te dije que pensaras en deshacerte de ella, pero insististe en seguirla martirizandoGrace comenzó a temblar ahora sí, con descontrol, incluso sus diente
— ¡Claro, claro, mira mi cabeza, disculpa, es que no lo esperábamos! - enseguida se puso a sacar un manojo de llaves del bolsillo y se apresuró a abrir la enorme reja, que chirrió de forma espeluznante cuando se abrió finalmente.— Lisa se va a morir de la alegría cuando lo vea, Señorito, no importa lo que haya sucedido, nos alegra tenerlo de vuelta – el hombre, con los ojos rojos, abrazó a Henry con la confianza que le daba el haberlo conocido desde bebé.Pocas personas podían, desde antes, acercarse tanto al millonario heredero.— Eva acércate – Henry llamó a su pequeña mujer que andaba tímida al lado del auto – Ella es mi esposa, tío Matthew— ¿Tu esposa? – el hombre cada vez entendía menos, pero, aun así, saludó a Eva con calidez.— Hola, señor – Eva respondió medio cohibida. Se le daba fatal conocer a personas nuevas.— Jjajajaj, ¿señor?, dígame tío Matthew o viejo Matthew, lo que le sea más cómodo, Sra. Edwards – Matthew se dio cuenta enseguida de los orígenes humildes de la chi
— ¿A estas horas? – Eva le preguntó mirando que ya era tarde y pasaba la medianoche.— Sé que estás cansada, Eva, pero tiene que ser hoy, no puedo esperar, de eso depende nuestra supervivencia – Henry miró hacia atrás y puso su mano, sobre la más pequeña de Eva que guiaba la silla.— Bien, ¿a dónde vamos?— A un viejo establo, que está en esa direcciónHenry le señaló una bifurcación del camino más adelante y la tomaron, adentrándose en un camino de tierra irregular y casi invadido por las raíces de los árboles y la maleza descuidada.Aunque Henry también se ayudaba con la fuerza de las manos, Eva sudaba del trabajo que le estaba costando moverlo por la grava y el suelo poco despejado.— Lo siento por el esfuerzo, ya estamos aquí – una vez más la impotencia de verse tan desvalido lo golpeó y lo peor, era que Eva tendría que hacer más fuerza a continuación.Pero Henry no confiaba en ninguna otra persona. La codicia, era lo que lo había llevado a su condición actual.Eva observó el dest
— Son lingotes de oro y certificados de plata, también esas cajas de madera, son piedras preciosas sacadas de una mina que era de mi familia, pero ya fue explotada completamente— Henry respiró por fin aliviado, al ver todo en su sitio.— Hay joyas fabricadas también y papel moneda en efectivo, de circulación común. Además de las propiedades de sitios importantes para desarrollarnos en el futuro.— Mi padre era un hombre muy previsor, quería utilizar esta fortuna para construir su imperio aquí, llevar una vida más tranquila con mi madre y conmigo – la voz de Henry vaciló recordando el pasado.— Solo, que se olvidó de cuidarse la espalda de su peor enemigo que era su propio hermano – suspiró.— Henry, ¿por qué me muestras esto? ¿No tienes miedo de que te traicione?— ¿Me piensas traicionar Eva? – le preguntó un poco divertido ante su cara de pánico.— No, no, no, claro que no, moriría antes de relevarle a alguien tus secretos, estas son tus cosas…— Nuestras cosas, Eva, nuestras. Yo con
Empezaron por murmuraciones bajas en el área del servicio y luego la flojera y las justificaciones, le siguieron.Cuando se dieron cuenta de que Eva no las regañaba si dejaban sus cosas para después, no las supervisaba u ordenaba con fuerza para hacer sus quehaceres, la vieron como presa fácil.Eso sin contar, las miradas despectivas que le daban, cada vez que ella giraba la espalda.El rumor de que el señor solo la había recogido por caridad, a esa fea coja y que no eran un matrimonio real, comenzó a tomar auge y hubo algunas más vivas, que fijaron sus ojos en el joven millonario.¿Qué estaba maltratadito y en sillas de ruedas?Qué importaba, mejor todavía, porque así no tendrían que cumplir con sus obligaciones en la cama, seguro ni servía como hombre.En los meses donde Henry se había internado para operarse del estómago y llevar todo a su sitio, para comenzar a lucir como el hombre que era antes, las cosas llegaron a extremos serios en la mansión en construcción.Henry había llega
— ¿Te acuerdas Rita, como estaba esta casa cuando llegamos? Si no es porque nos pagaron el triple que en otros sitios, ¡no hubiese querido trabajar aquí!, ¡tenía miedo de que me saliera un fantasma en las noches!Las cuatro doncellas rieron de la broma.Algunas fumaban, otras bebían sumo, eran como cuatro amigas ricas, compartiendo una tarde de ocio.— Y en unos cuantos meses, ¡zas! Más de la mitad de este monstruo de casa ha sido reformado con lo moderno y mejor del mercado, ¡incluso piensan poner una línea telefónica hasta aquí!— Le pregunté a mi padre que trabaja de peón en la brigada y me dijo que el dueño no escatima en gastos, ¡esto ha costado un pastizal!— ¿Y las cosas de la coja? - dijo otra bajando la voz – tiene un montón de ropa súper linda y costosa, ¡y joyas!— Le dije el otro día que mi madre se encontraba muy enferma y yo estaba pasándola muy mal, en realidad lo hice porque quería tomarme unos días de descanso y por supuesto, que no me los descontaran, ¿y sabes lo que
Todas las doncellas se enderezaron de repente asustadas, tirando los cigarrillos y dejando de tomarse sus jugos.La tal Lidia se llevó la mano al rostro enrojecido. Por muy delgada que Eva pareciera, tenía la fuerza de alguien acostumbrada al trabajo duro.— ¡He sido buena con ustedes, tolerante, le he dado de mis cosas valiosas e importantes para ayudarlas!, ¿y así me lo pagan? – miró a la chica de la horquilla que bajó la cabeza avergonzada.— ¡Nunca imaginé que pudiese haber mujeres tan descaradas, no solo holgazanean, engañándome, lo peor es lo que hablan de la vida privada, de las personas que le dan de comer!— ¿Revisan nuestras sábanas y los restos del cesto del baño? – Eva temblaba de ira extrema, todas las palabras de que ella no era una buena mujer para Henry y que solo la quería por caridad, resonando en su cabeza.— ¿Acaso dijimos alguna mentira? – escuchó la voz a su espalda de Lidia.Todas las doncellas se miraron asustadas, ¿acaso Lidia estaba loca?Una cosa era hablar