Klaus se sentĂł en el saloncito privado del club, rodeado de sombras y silencio. La mujer sentada enfrente de Ă©l era una figura misteriosa para muchos, Pero tan conocida para Ă©l, su rostro oculto por una sombra. Pero cuando se inclinĂł hacia adelante, su cabello rubio cayĂł sobre sus hombros, revelando su belleza. — Está todo listo—dijo Klaus, su voz baja y confidencial, mientras acariciaba la mano de la mujer. La mujer sonriĂł, su mirada seductora enfocada de Ă©l. — Excelente. ÂżY Kira?, ÂżNo sospecha nada?— Klaus se riĂł, su dedo trazando la lĂnea de la mandĂbula de la mujer. — No, está completamente ajena a todo. Cree que solo se trata de un matrimonio de conveniencia, que mi tĂo solo quiere asegurar su futuro, esta ajena a todo. —La mujer se acercĂł más, su aliento cálido en la oreja de Klaus. — Pobre Kira. No tiene idea de lo que se avecina.— Klaus la atrajo hacia sĂ, su boca rozando la suya. — Debemos poner en marcha el plan en cuanto esten casados. No podemos permitir que n
Dos semanas más tarde, ha llegado el dĂa de la boda de Klaus y Kira. Kira se sentĂł frente al espejo, su vestido de novia resplandeciendo en la luz de la habitaciĂłn. Annette y Anastasia, su prima y tĂa, la rodeaban, admirando su belleza. Pero Kira no veĂa su reflejo, solo veĂa una prisiĂłn de seda y encaje, un cárcel de lujos — Eres una novia preciosa, Kira— dijo Annette con su voz dulce. — SĂ, estás radiante— agregĂł Anastasia. Kira sintiĂł un nudo en la garganta, su corazĂłn pesado como una piedra. Se sentĂa asfixiada, atrapada en un destino que no era el suyo. QuerĂa gritar, querĂa correr, querĂa saltar por la ventana y acabar con esa farsa, porque siempre imaginĂł su boda, pero nunca de aquella manera. — No me siento asĂ—dijo, su voz apenas audible.— Me siento miserable, atrapada en un matrimonio sin amor, destinada Ăşnicamente a dar hijo y asegurar el apellido Ivanov. Annette y Anastasia intercambiaron una mirada preocupada. Ambas pensaban que Kira estaba a punto de echarse
Asistir a aquella boda le habĂa removido los recuerdos a Nikolay, recuerdos de una boda que si fue completamente feliz en dĂłnde Ă©l e Irina habĂan tenido la boda de sus sueños junto a los seres que amaban, habĂa sido una boda preciosa... Sin poder evitarlo se permitiĂł recordar.... Nikolay... El dĂa de mi boda con Irina fue el más hermoso de mi vida. La iglesia ortodoxa rusa estaba llena de flores y candelabros, y el sol brillaba a travĂ©s de las ventanas talladas. El aroma de incienso y lavanda flotaba en el aire, transportándome a un mundo de serenidad. Irina descendiĂł por el pasillo, su vestido de novia blanco y delicado como una nube. Su cabello rubio caĂa en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con felicidad. Su sonrisa iluminaba la habitaciĂłn, y yo no podĂa contener mi sonrisa. Era la novia mas hermosa que dyo habĂa visto jamás, toda una preciosura rusa, enamorada de mi tanto como yo estaba locamente enamorado de ella. —Estás radiante— le susurrĂ© cuando
HabĂa llegado el momento de Klaus, y la pesadilla de Kira. La noche de bodas... La noche de bodas de Klaus y Kira era una realidad. La luna llena brillaba en el cielo, iluminando la habitaciĂłn de lujo del hotel donde se hospedaban, en otras circunstancias apreciarĂa mucho el exclusivo lugar, la champagnes y la noche... asĂ como la luna. Klaus se acercĂł a Kira, su mirada posesiva y triunfante, al fin le daria a aquella caprichosa una dosis de realidad, ella que lo habia despreciado por mucho, ahora tendrĂa que tragarse su orgullo, sus palabras y entregarse a el, ahora tendrĂa que dejar de mirarlo por sobre el hombro. — Por fin eres mĂa— su voz baja y sensual, llena de una malvada satisfacciĂłn. Kira sintiĂł un escalofrĂo en la espalda, un nudo en la garganta. No querĂa estar allĂ, no querĂa estar con Ă©l. Pero sabĂa que no tenĂa opciĂłn, tenĂa la obligaciĂłn de dar al menos un par de herederos que llevarán la sangre Ivanov en las venas, era parte del trato, por lo cual no podĂa ne
Tres meses de matrimonio, tres meses de una eterna tortura para Kira quien lamenta constantemente el ser la esposa de Klaus. Aunque si algo agradece es que él suele pasar mucho tiempo fuera, argumentando los muchos negocios y las obligaciones dentro de las empresas Ivanov, Kira no se queja porque lo ultimo que desea es tener a su esposo cerca. Klaus se reunió con la mujer misteriosa en un lugar oscuro y solitario. Su rostro estaba iluminado solo por la luz de una vela. — Ya llevan varios meses de casados— dijo la mujer, su voz baja y misteriosa, mientras se acercaba a él. Klaus sonrió, su mirada fija en ella, embelesado con ella, es que la amaba enteramente. — Y ya estoy cansado de esperar— dijo, su voz llena de deseo. La mujer se rió, su risa seductora, tan contraria a su apariencia. — Paciencia, mi amor— dijo mientras se acercaba a él. —Es hora de activar la otra parte del plan. Klaus la tomó de la cintura, atrayéndola hacia él. — Puede ser demasiado pronto— dijo, su voz
Amaia se detuvo en la puerta de la oficina, su rostro ardiendo de celos al ver a Kira llorando en los brazos de Nikolay. —¿QuĂ© se supone que está pasando? —preguntĂł Amaia, su voz llena de ira y posesividad. Nikolay la mirĂł, con Kira todavĂa en sus brazos, con amabilidad la hizo a un lado. — Amaia, por favor, entra, cariño— dijo Nikolay. Amaia entrĂł en la oficina, cerrando la puerta detrás de ella. Su mirada se clavĂł en la escena que tenĂa ante sĂ. A los costados en las esquinas de la habitaciĂłn estaban Igor y del otro lado Vladimir, ambos con rostro completamente serio. Kira se secĂł las lágrimas. — Amaia, no es lo que crees— dijo Kira. Amaia se acercĂł a ellos. — ÂżNo? Âży que es lo que yo creo?— preguntĂł Amaia mirando a su rival con un desprecio Ăşnico, pero sin perder la compostura, Nikolay se interpuso entre Amaia y Kira. — Amaia, por favor, explicarĂ© esto, Kira solo está teniendo un mal momento y... vamos a calmarnos— dijo Nikolay. — No me digas que me calme— le respo
El trayecto a la casa habĂa sido silencioso, Amaia se sentĂa conmovida en sus emociones, recordar el dĂa del ataque le angustiaba, saber que allĂ habĂa perdido a su hijo... y que Kira sĂ© atreviera a decir aquello la enfurecia, era obvio que no sabĂa lo que habĂa sucedido Pero sus palabras se si fueron como una burla, como si hubiese minimizado todo lo que ella habĂa sufrido, y la perdida de su bebĂ©. —¿Sigues enojada?— preguntĂł Nikolay en cuanto cruzaron el umbral de la casa, a pesar de que iban tomados de la mano, Amaia parecĂa distante. —Estoy muy enojada— admitió— pero no contigo — sus ojos se llenaron de lágrimas— irĂ© por un cambio de ropa, ir al gimnasio o subir al ring me ayudará a frenar esto que siento. —En ese caso... quizás podamos tener un combate amistoso— Amaia lo mirĂł directamente a los ojos y suspirĂł largamente. Katerina sonriĂł, su señora habĂa mejorado mucho, y aunque claramente dudaba que aĂşn pudiese ganarle al jefe, sabĂa que darĂa una buena batalla.— no me m
Nikolay, entrĂł a la oficina que tenĂa en su club, caminĂł hacia el enorme cristal incrustado en la pared, era un cristal blindado que a la vez servĂa como ventana para observar gran parte de lo que sucedĂa en el club. —Parece una noche tranquila— observĂł Ă©l mientras se desabotonaba la chaqueta de su traje hecho a la medida y se metĂa las manos a los bolsillos de su pantalĂłn. —Nunca es una noche demasiado tranquila, señor— respondiĂł Igor con tono tranquilo— aquĂ tengo el sobre con toda la informaciĂłn que pidiĂł. —Bien, veamos entonces quĂ© tan buena informaciĂłn hay allĂ para mĂ, quĂ© tanto puedo conocer a Ethan MĂĽller. —caminĂł hasta el enorme escritorio, se sentĂł en la silla que estaba frente a Ă©l y extendiĂł la mano a Igor para recibir el sobre que contenĂa la informaciĂłn que habĂa solicitado, extrajo varias hojas de papel en la que al inicio pudo leer un poco sobre Ethan MĂĽller, cuánto debĂa en el club, su edad y una reseña de su vida, allĂ decĂa que era viudo desde hacĂa ya al meno