Amaia y Nikolay dormían abrazados, rodeados de la oscuridad y el silencio de la noche. Pero aquella calma poco duro, de repente, Amaia comenzó a agitarse, su respiración se volvió rápida y superficial. — No... no...—murmuró, su voz temblando de miedo. Nikolay se despertó percatándose casi de inmediato que ella estaba sumergida en una pesadilla, entonces la abrazó más fuerte, pero Amaia no se calmaba. Estaba soñando... No, no era un sueño, era un terrible pesadilla, de las peores que una mujer puede tener... Se veía a sí misma embarazada, con una barriga grande y redonda. Sonreía, emocionada por la llegada de su hijo. Pero de repente, sintió un dolor agudo en el abdomen y su barriga comenzó a desaparecer. La sangre manaba de su cuerpo manchando su ropa, y Amaia gritaba de desesperación, su hijo... estaba perdiendo a su hijo y nadie hacia nada por ayudarla. — Mi bebé... no... no puede ser... La escena cambió bruscamente, Amaia estaba en una habitación de hospital, dando a lu
Klaus se sentó en el saloncito privado del club, rodeado de sombras y silencio. La mujer sentada enfrente de él era una figura misteriosa para muchos, Pero tan conocida para él, su rostro oculto por una sombra. Pero cuando se inclinó hacia adelante, su cabello rubio cayó sobre sus hombros, revelando su belleza. — Está todo listo—dijo Klaus, su voz baja y confidencial, mientras acariciaba la mano de la mujer. La mujer sonrió, su mirada seductora enfocada de él. — Excelente. ¿Y Kira?, ¿No sospecha nada?— Klaus se rió, su dedo trazando la línea de la mandíbula de la mujer. — No, está completamente ajena a todo. Cree que solo se trata de un matrimonio de conveniencia, que mi tío solo quiere asegurar su futuro, esta ajena a todo. —La mujer se acercó más, su aliento cálido en la oreja de Klaus. — Pobre Kira. No tiene idea de lo que se avecina.— Klaus la atrajo hacia sí, su boca rozando la suya. — Debemos poner en marcha el plan en cuanto esten casados. No podemos permitir que n
Dos semanas más tarde, ha llegado el día de la boda de Klaus y Kira. Kira se sentó frente al espejo, su vestido de novia resplandeciendo en la luz de la habitación. Annette y Anastasia, su prima y tía, la rodeaban, admirando su belleza. Pero Kira no veía su reflejo, solo veía una prisión de seda y encaje, un cárcel de lujos — Eres una novia preciosa, Kira— dijo Annette con su voz dulce. — Sí, estás radiante— agregó Anastasia. Kira sintió un nudo en la garganta, su corazón pesado como una piedra. Se sentía asfixiada, atrapada en un destino que no era el suyo. Quería gritar, quería correr, quería saltar por la ventana y acabar con esa farsa, porque siempre imaginó su boda, pero nunca de aquella manera. — No me siento así—dijo, su voz apenas audible.— Me siento miserable, atrapada en un matrimonio sin amor, destinada únicamente a dar hijo y asegurar el apellido Ivanov. Annette y Anastasia intercambiaron una mirada preocupada. Ambas pensaban que Kira estaba a punto de echarse
Asistir a aquella boda le había removido los recuerdos a Nikolay, recuerdos de una boda que si fue completamente feliz en dónde él e Irina habían tenido la boda de sus sueños junto a los seres que amaban, había sido una boda preciosa... Sin poder evitarlo se permitió recordar.... Nikolay... El día de mi boda con Irina fue el más hermoso de mi vida. La iglesia ortodoxa rusa estaba llena de flores y candelabros, y el sol brillaba a través de las ventanas talladas. El aroma de incienso y lavanda flotaba en el aire, transportándome a un mundo de serenidad. Irina descendió por el pasillo, su vestido de novia blanco y delicado como una nube. Su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con felicidad. Su sonrisa iluminaba la habitación, y yo no podía contener mi sonrisa. Era la novia mas hermosa que dyo había visto jamás, toda una preciosura rusa, enamorada de mi tanto como yo estaba locamente enamorado de ella. —Estás radiante— le susurré cuando
Había llegado el momento de Klaus, y la pesadilla de Kira. La noche de bodas... La noche de bodas de Klaus y Kira era una realidad. La luna llena brillaba en el cielo, iluminando la habitación de lujo del hotel donde se hospedaban, en otras circunstancias apreciaría mucho el exclusivo lugar, la champagnes y la noche... así como la luna. Klaus se acercó a Kira, su mirada posesiva y triunfante, al fin le daria a aquella caprichosa una dosis de realidad, ella que lo habia despreciado por mucho, ahora tendría que tragarse su orgullo, sus palabras y entregarse a el, ahora tendría que dejar de mirarlo por sobre el hombro. — Por fin eres mía— su voz baja y sensual, llena de una malvada satisfacción. Kira sintió un escalofrío en la espalda, un nudo en la garganta. No quería estar allí, no quería estar con él. Pero sabía que no tenía opción, tenía la obligación de dar al menos un par de herederos que llevarán la sangre Ivanov en las venas, era parte del trato, por lo cual no podía ne
Tres meses de matrimonio, tres meses de una eterna tortura para Kira quien lamenta constantemente el ser la esposa de Klaus. Aunque si algo agradece es que él suele pasar mucho tiempo fuera, argumentando los muchos negocios y las obligaciones dentro de las empresas Ivanov, Kira no se queja porque lo ultimo que desea es tener a su esposo cerca. Klaus se reunió con la mujer misteriosa en un lugar oscuro y solitario. Su rostro estaba iluminado solo por la luz de una vela. — Ya llevan varios meses de casados— dijo la mujer, su voz baja y misteriosa, mientras se acercaba a él. Klaus sonrió, su mirada fija en ella, embelesado con ella, es que la amaba enteramente. — Y ya estoy cansado de esperar— dijo, su voz llena de deseo. La mujer se rió, su risa seductora, tan contraria a su apariencia. — Paciencia, mi amor— dijo mientras se acercaba a él. —Es hora de activar la otra parte del plan. Klaus la tomó de la cintura, atrayéndola hacia él. — Puede ser demasiado pronto— dijo, su voz
Amaia se detuvo en la puerta de la oficina, su rostro ardiendo de celos al ver a Kira llorando en los brazos de Nikolay. —¿Qué se supone que está pasando? —preguntó Amaia, su voz llena de ira y posesividad. Nikolay la miró, con Kira todavía en sus brazos, con amabilidad la hizo a un lado. — Amaia, por favor, entra, cariño— dijo Nikolay. Amaia entró en la oficina, cerrando la puerta detrás de ella. Su mirada se clavó en la escena que tenía ante sí. A los costados en las esquinas de la habitación estaban Igor y del otro lado Vladimir, ambos con rostro completamente serio. Kira se secó las lágrimas. — Amaia, no es lo que crees— dijo Kira. Amaia se acercó a ellos. — ¿No? ¿y que es lo que yo creo?— preguntó Amaia mirando a su rival con un desprecio único, pero sin perder la compostura, Nikolay se interpuso entre Amaia y Kira. — Amaia, por favor, explicaré esto, Kira solo está teniendo un mal momento y... vamos a calmarnos— dijo Nikolay. — No me digas que me calme— le respo
El trayecto a la casa había sido silencioso, Amaia se sentía conmovida en sus emociones, recordar el día del ataque le angustiaba, saber que allí había perdido a su hijo... y que Kira sé atreviera a decir aquello la enfurecia, era obvio que no sabía lo que había sucedido Pero sus palabras se si fueron como una burla, como si hubiese minimizado todo lo que ella había sufrido, y la perdida de su bebé. —¿Sigues enojada?— preguntó Nikolay en cuanto cruzaron el umbral de la casa, a pesar de que iban tomados de la mano, Amaia parecía distante. —Estoy muy enojada— admitió— pero no contigo — sus ojos se llenaron de lágrimas— iré por un cambio de ropa, ir al gimnasio o subir al ring me ayudará a frenar esto que siento. —En ese caso... quizás podamos tener un combate amistoso— Amaia lo miró directamente a los ojos y suspiró largamente. Katerina sonrió, su señora había mejorado mucho, y aunque claramente dudaba que aún pudiese ganarle al jefe, sabía que daría una buena batalla.— no me m