– La cabaña del bosque
Sobre un espeso valle, junto a los grandes acantilados del norte de Escocia, una pequeña cabaña de madera se encontraba, junto al bosque más espeluznante de todos, allí donde miles de criaturas mágicas vivían en paz, ajenos a cualquier contacto humano.
Sólo una joven muchacha de unos 16 años de edad caminaba por aquel sendero, parecía despreocupada, y los seres la miraban como su igual. Ella no era como aquellos humanos que invadían sus hogares y destruían todo a su paso, ella casi era como familia.
Andrea miró hacia el acantilado, se precipitó hacia el borde y cerró los ojos. Parecía cansada de seguir respirando, cansada de seguir viviendo su vida sin sus padres...
Después de haber sido abandonada por su padre, la diosa del mar había construido una casa, no lejos del mar, en su presente, para que pudiese disfrutar de su infancia como cualquier otra niña normal. Y había encargado a Tuka que la cuidase, esta vez con su forma humana. La joven extrañaba demasiado volar, pues la diosa le había prohibido que pudiese cambiar su aspecto y convertirse en hada.
Andrea se sentaba sobre la hierba, mientras dejaba la cesta vacía junto a ella. Sacó un pequeño cuaderno de su bolsa y continuó escribiendo aquella historia que tanto le traía paz. Pues en ella aparecían sus padres y sus intrépidas historias de amor.
Un chapoteo en un riachuelo cercano la hizo salir de sus pensamientos, mientras la joven dejaba el cuaderno sobre la hierba y se acercaba sigilosa hacia él.
Se trataba de un pequeño pez, que había quedado secuestrado en una red, y parecía que no podía liberarse de ella.
La joven se arremangó la falda para luego adentrarse en la charca, ignorando las bajas temperaturas del agua. Ni siquiera le importó que las afiladas rocas del fondo arañasen sus pies. Tan sólo podía pensar en la agonía y el temor de aquel pequeño pez al no poder volver al mar junto a su familia.
Caminó despacio, y con dificultad hacia él, para luego levantar la red y permitir que el pececillo pudiese marcharse. Mientras ella se sentaba en el borde de aquella charca y se miraba los pies entristecida, sin poder evitar comenzar a llorar desconsolada, al hallarse lejos de su padre y al no haber podido pasar más tiempo junto a su madre.
“El gran capitán William Drake, un fiero bandido que no tiene piedad ni remordimientos, tuvo una familia antaño. Una familia que parece haber olvidado, su hija Andrea que ha crecido bondadosa y amigable con todos los que se cruzan por su camino, amiga de todos los seres del bosque y del mar, y a su amada esposa la cual perdió hace tanto…
Nada de eso queda ya. Ataca barcos, secuestra damiselas, caza tesoros, mata a todo aquel que se le pone por delante. Se ha convertido en todo un cruel y despiadado pirata que no teme a la muerte.
Parece haber encontrado una aliada en la piratería, su nombre es Elena, una pirata temida por todos e igual de aterradora que él.
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Emily Forbes es una criatura del mar, una hermosa sirena que huye de los humanos siempre que tiene oportunidad, ya que su madre le ha advertido sobre lo peligrosos que son.
Pero ella es diferente al resto de sus hermanas, ella puede soñar, es la única en toda su especie que puede. Al igual que Siren pudo hacerlo en antaño, por esta razón ambas están conectadas.
Ha descubierto que hay algo oculto que nadie quiere contar sobre Siren, la sirena que traicionó a su pueblo por amor.
Será difícil para ella quedarse en el mar junto a sus hermanas y la diosa del mar cuando lo descubra, pero hasta entonces ella es feliz junto a su nueva familia.
Ella no puede recordar su vida anterior, no puede recordar a su esposo y a su hija. En el momento en que murió, su alma fue salvada por la diosa, y todos sus recuerdos humanos quedaron perdidos en su cuerpo humano.
Aunque… puede que no todo esté perdido, puede que haya una forma de que ella lo recuerde todo…
:La ira de los dioses. Las nubes sobre el enfurecido océano se vislumbraban. El cielo anunciaba tormenta, pues los truenos y rayos se tornaban hacia el enorme navío que surcaba sus aguas.La diosa salió a la superficie, con aquel estúpido disfraz que solía usar cada vez que estaba en presencia de aquellos monstruos.Alargó su membranosa mano, y señaló al cielo, admirando entonces como este acataba su orden y lanzaba la tormenta contra el navío, haciendo que los marineros, corriesen de un lugar a otros, preocupados por sus vidas, intentando sacar aquel barco de allí a como diese lugar.El enorme calamar, enfurecido por haber m
:Jugando Entrelas hadas Andrea corría por el bosque, mientras Anjana la seguía, al mismo tiempo que Brigitte la seguía de cerca. La luz de esta segunda era mucho más azul que la de su hermana.Con el corazón a mil por hora paró, mientras se escondía entre unos matorrales, no muy lejos de los lindes prohibidos, aquellos a los que Tuka le había prohibido ir.Se recostó sobre el suelo, mientras echaba algunas raíces y musco sobre ella, de tal manera que podría pasar desapercibida si las hadas la buscaban.Últimamente aquel solía ser su juego favorito, y ninguna de ellas podía encontrarla jam&aac
CAPÍTULO 6:La playa Siren agarró al pirata con fuerza, mientras tiraba de él hacia el fondo, parecía que su intención de salvarle la vida había cambiado, pero cualquiera que conozca realmente cómo funciona la magia de las sirenas, sabe que ella tan sólo quería saber si él aún la tenía en sus recuerdos.Acercó su rostro, sus labios a los suyos, dejando un poco de oxígeno recorrer su cuerpo, llenando de vida sus pulmones, haciendo que el hombre abriese los ojos, asustado, despertando al fin de su sueño, mirando hacia ella, sorprendido. Mientras, ella se observaba a sí misma en los recuerdos de aquel hombre.Se aferr&oacu
La mitad de un alma enamorada. Sentada sobre una roca miraba hacia la playa, donde las gaviotas jugueteaban junto a la orilla, parecían realmente felices de hacerlo, parecían realmente felices de poder caminar sobre sus patas.Pensé que las sirenas no podían salir a la superficie por el día – decía una voz junto a ella, en una roca cercana, haciéndola salir de sus pensamientos, provocando que la joven se asustase y mostrase sus dientes, en posición de ataque.¿cómo has llegado hasta aquí? – Preguntó, algo más calmada, mientras miraba hacia el hombre en el que pensaba casi a diario, el
:Al otro ladodel océano. El rey de las sombras surcaba los mares, a toda vela, mientras perseguía a su enemigo, al mismo tiempo que los marineros aclamaban con gritos de guerra para que su capitán diese las ordenes, de un lado a otro, tratándolos con poca amistad.Sucias ratas de cloaca, tirad más fuerte, o no lograremos alcanzarle – espetaba de aquí a allá, mientras sonreía con malicia hacia su segunda de abordo, Elena.La joven tenía el cabello rojo, nariz respingona, ojos azules, camisa blanca bien acicalada, y vestía como un pirata, parecía realmente ruda, pero los que la conocían íntimamente sabían que no era tal.
:Hurgando en sus recuerdos. Amethist arrastraba hacia el abismo a aquella hermosa niña de cabellos dorados como la miel, nadando lo más rápidos que le permitían sus aletas, pues no quería que la joven perdiese el conocimiento, no quería que aquella hermosa doncella muriese por haber confiado en una sirena.Agarró el rostro de la pequeña entre sus manos y acercó su rostro al de ella para mirarla más de cerca. Era demasiado hermosa para morir, aunque sabía que, si lo hacía a manos de una sirena, la diosa se apiadaría de su alma y la salvaría, como había hecho con muchas de sus hermanas antes que ella.&nbs
: Burla Andrea daba vueltas sobre sí misma, mientras miraba radiante hacia el cielo, se sentía realmente feliz de haber vuelto a ver a su madre. Ahora sabía que la tendría siempre cuidando de ella, aunque no podía quedarse junto a ella en la tierra de los humanos, venía a verla todas las semanas y se llevaba horas con ella hablando o nadando por los alrededores.Un sonido la hizo salir de sus pensamientos, de nuevo el impertinente de Ebrain volvía a encontrarla.Miró hacia él, dejando de dar vueltas, admirando como el muchacho la miraba con sumo interés.Parecía nervioso como si estuviese intentando elegir las palabras para hablar,
CAPÍTULO 13:La desaparicióndeSiren. Nadaba cerca del fondo, admirando como algunos pececitos se arremolinaban sobre algo brillante que venía de debajo de la tierra mojada.Se acercó a aquel punto con curiosidad, mientras hundía la mano en la tierra y sacaba una pequeña caracola atorada en un colgante.Era hermosa, realmente hermosa, así que la agarró y la anudó alrededor de su cuello, mientras sentía como algo vibraba en su interior.Cerró los ojos, admirando como un recuerdo que no era suyo aparecía en su mente…Una bella sirena de cabellos dorados salía a la superficie, mientras agarraba en una mano un se