Capítulo 32 –
Prisionera
del
destino.
No muy lejos de la isla las cruces, sobre aquellas enturbiadas aguas, un enorme navío de velas oscuras se hallaba. Era el barco pirata más temido en aquellos días, el navío del despiadado pirata William Drake.
Este apuesto y malvado pirata, junto al borde de su más preciado tesoro (su barco) mantenía la mirada fija en el mar, pensando en ella, en aquella a la que una vez prometió proteger, en la que una vez amó, por la que lo hubiese dado todo, por la que se convirtió en lo que era ahora. Ya no había nada que pudiese salvarlo de aquella oscuridad, había cometido demasiados crímenes para ser salvado, lo sabía. Pero a pesar de todo, en lo más profundo de su corazón, aún la amaba, aunque intentase extirpar lo que quedaba de ella cada día, a&ua
Capítulo 33:Un atisbodeesperanza. Apenas habían pasado unas pocas horas desde que había sido encarcelada en aquel horrendo lugar.Tirada en el suelo, Emily Forbes, se agarraba a sus piernas, mientras apoyaba su delicada barbilla en sus rodillas, intentando encontrar la forma de huir de aquella situación en la que se había metido.Una fina lágrima recorrió su mejilla izquierda, al recordar el rostro de aquel hombre cuando había asegurado que la dejaría morir como a un simple pez. Ya no quedaba nada de él ahí dentro, tan sólo había oscuridad. Su hija había tenido razón desde el principio, él no podía ser salvado. 
Capítulo 35:La peceradecristal. William se subió a la escalera y se asomó al enorme tanque de cristal que había mandado construir en su interior, admirando como ella salía a la superficie y miraba hacia él sin comprender. Al mismo tiempo que él sacaba la espada y apuntaba hacia ella…Podría matarte ahora…- comenzó, mientras ella le miraba entristecida, no era a su esposo al que veía en aquel momento, había algo oscuro realmente malo en su interior y lo sabía, podría matarla si se lo proponía. - … pero sería una pena… - aseguraba, mientras alargaba la man
Capítulo 36:Añorandoun solorostro. Andrea paseaba por el bosque junto a aquel que tanto cuidaba de ella, se sentía realmente agradecida de tenerle, él era lo único que le quedaba después de todo, él era su única familia, a parte de sus amigas las hadas.Ella estará bien – aseguraba Ebrain, mientras apretaba su mano, para transmitirle un poco de paz.Hace meses que se marchó – decía la joven, entristecida – quizás ya esté muerta.¿no hay forma de que puedas llegar allí? – preguntaba él, mientras ella le miraba sin comprender – puedes ir a ver a tus padres,
PREFACIOLa historia de Siren“Hace mucho, mucho tiempo atrás, hubo una sirena diferente a todas las demás, de piel clara y cabellos dorados,la más bella de la que de seguro te han hablado, la favorita por la diosa del mar, aunque nunca a ella la oiréis nombrar, la más desobediente y rebelde,incluso la llegaríais a odiar.Las reglas del mar deben cumplirse,a no ser que en como Siren quiera convertirse.No salir a la superficie sería lo justo,de lo contrario te llevarías un buen susto.Siren las normas desobedeció,y muy duro lo pagó.La diosa es justa con quien de
La esencia de otro La mujer agarró a su pequeña de la mano mientras intentaba mostrarle la frontera, el lugar al que no debía llegar jamás. La joven miraba cansada a su madre, pues ésta siempre le explicaba las mismas cosas, y repetía aquella historia sobre el origen de las sirenas una y otra vez. Por no hablar de la triste historia de Siren, la joven sirena que intentó salir del mar, enamorada de un simple mortal.Sacudió la cabeza, mientras nadaba hacia el otro lado, ansiosa, mientras su madre la seguía llamándola…Amethyst…- la llamaba la mujer mientras la joven seguía nadando hacia el gran salón, donde algunas de sus hermanas cantaban en el gran evento que se c
– La cabaña del bosque Sobre un espeso valle, junto a los grandes acantilados del norte de Escocia, una pequeña cabaña de madera se encontraba, junto al bosque más espeluznante de todos, allí donde miles de criaturas mágicas vivían en paz, ajenos a cualquier contacto humano.Sólo una joven muchacha de unos 16 años de edad caminaba por aquel sendero, parecía despreocupada, y los seres la miraban como su igual. Ella no era como aquellos humanos que invadían sus hogares y destruían todo a su paso, ella casi era como familia.Andrea miró hacia el acantilado, se precipitó hacia el borde y cerró los ojos. Parecía cansada de seguir respirando, cansada
:La ira de los dioses. Las nubes sobre el enfurecido océano se vislumbraban. El cielo anunciaba tormenta, pues los truenos y rayos se tornaban hacia el enorme navío que surcaba sus aguas.La diosa salió a la superficie, con aquel estúpido disfraz que solía usar cada vez que estaba en presencia de aquellos monstruos.Alargó su membranosa mano, y señaló al cielo, admirando entonces como este acataba su orden y lanzaba la tormenta contra el navío, haciendo que los marineros, corriesen de un lugar a otros, preocupados por sus vidas, intentando sacar aquel barco de allí a como diese lugar.El enorme calamar, enfurecido por haber m
:Jugando Entrelas hadas Andrea corría por el bosque, mientras Anjana la seguía, al mismo tiempo que Brigitte la seguía de cerca. La luz de esta segunda era mucho más azul que la de su hermana.Con el corazón a mil por hora paró, mientras se escondía entre unos matorrales, no muy lejos de los lindes prohibidos, aquellos a los que Tuka le había prohibido ir.Se recostó sobre el suelo, mientras echaba algunas raíces y musco sobre ella, de tal manera que podría pasar desapercibida si las hadas la buscaban.Últimamente aquel solía ser su juego favorito, y ninguna de ellas podía encontrarla jam&aac