La esencia de otro
La mujer agarró a su pequeña de la mano mientras intentaba mostrarle la frontera, el lugar al que no debía llegar jamás. La joven miraba cansada a su madre, pues ésta siempre le explicaba las mismas cosas, y repetía aquella historia sobre el origen de las sirenas una y otra vez. Por no hablar de la triste historia de Siren, la joven sirena que intentó salir del mar, enamorada de un simple mortal.
Sacudió la cabeza, mientras nadaba hacia el otro lado, ansiosa, mientras su madre la seguía llamándola…
Nadó con rapidez hacia su amiga Agamenia, aunque esta parecía ser siempre algo distante con la chica, era lo más parecido que tenía a una amiga. Siempre la estaba ayudando a no ser descubierta por la diosa o su madre.
Mientras tanto, la diosa hablaba con una de sus hijas, Marina era su nombre, y antaño fue una princesa azteca, pero ya apenas quedaban recuerdos de esa triste vida…
– La cabaña del bosque Sobre un espeso valle, junto a los grandes acantilados del norte de Escocia, una pequeña cabaña de madera se encontraba, junto al bosque más espeluznante de todos, allí donde miles de criaturas mágicas vivían en paz, ajenos a cualquier contacto humano.Sólo una joven muchacha de unos 16 años de edad caminaba por aquel sendero, parecía despreocupada, y los seres la miraban como su igual. Ella no era como aquellos humanos que invadían sus hogares y destruían todo a su paso, ella casi era como familia.Andrea miró hacia el acantilado, se precipitó hacia el borde y cerró los ojos. Parecía cansada de seguir respirando, cansada
:La ira de los dioses. Las nubes sobre el enfurecido océano se vislumbraban. El cielo anunciaba tormenta, pues los truenos y rayos se tornaban hacia el enorme navío que surcaba sus aguas.La diosa salió a la superficie, con aquel estúpido disfraz que solía usar cada vez que estaba en presencia de aquellos monstruos.Alargó su membranosa mano, y señaló al cielo, admirando entonces como este acataba su orden y lanzaba la tormenta contra el navío, haciendo que los marineros, corriesen de un lugar a otros, preocupados por sus vidas, intentando sacar aquel barco de allí a como diese lugar.El enorme calamar, enfurecido por haber m
:Jugando Entrelas hadas Andrea corría por el bosque, mientras Anjana la seguía, al mismo tiempo que Brigitte la seguía de cerca. La luz de esta segunda era mucho más azul que la de su hermana.Con el corazón a mil por hora paró, mientras se escondía entre unos matorrales, no muy lejos de los lindes prohibidos, aquellos a los que Tuka le había prohibido ir.Se recostó sobre el suelo, mientras echaba algunas raíces y musco sobre ella, de tal manera que podría pasar desapercibida si las hadas la buscaban.Últimamente aquel solía ser su juego favorito, y ninguna de ellas podía encontrarla jam&aac
CAPÍTULO 6:La playa Siren agarró al pirata con fuerza, mientras tiraba de él hacia el fondo, parecía que su intención de salvarle la vida había cambiado, pero cualquiera que conozca realmente cómo funciona la magia de las sirenas, sabe que ella tan sólo quería saber si él aún la tenía en sus recuerdos.Acercó su rostro, sus labios a los suyos, dejando un poco de oxígeno recorrer su cuerpo, llenando de vida sus pulmones, haciendo que el hombre abriese los ojos, asustado, despertando al fin de su sueño, mirando hacia ella, sorprendido. Mientras, ella se observaba a sí misma en los recuerdos de aquel hombre.Se aferr&oacu
La mitad de un alma enamorada. Sentada sobre una roca miraba hacia la playa, donde las gaviotas jugueteaban junto a la orilla, parecían realmente felices de hacerlo, parecían realmente felices de poder caminar sobre sus patas.Pensé que las sirenas no podían salir a la superficie por el día – decía una voz junto a ella, en una roca cercana, haciéndola salir de sus pensamientos, provocando que la joven se asustase y mostrase sus dientes, en posición de ataque.¿cómo has llegado hasta aquí? – Preguntó, algo más calmada, mientras miraba hacia el hombre en el que pensaba casi a diario, el
:Al otro ladodel océano. El rey de las sombras surcaba los mares, a toda vela, mientras perseguía a su enemigo, al mismo tiempo que los marineros aclamaban con gritos de guerra para que su capitán diese las ordenes, de un lado a otro, tratándolos con poca amistad.Sucias ratas de cloaca, tirad más fuerte, o no lograremos alcanzarle – espetaba de aquí a allá, mientras sonreía con malicia hacia su segunda de abordo, Elena.La joven tenía el cabello rojo, nariz respingona, ojos azules, camisa blanca bien acicalada, y vestía como un pirata, parecía realmente ruda, pero los que la conocían íntimamente sabían que no era tal.
:Hurgando en sus recuerdos. Amethist arrastraba hacia el abismo a aquella hermosa niña de cabellos dorados como la miel, nadando lo más rápidos que le permitían sus aletas, pues no quería que la joven perdiese el conocimiento, no quería que aquella hermosa doncella muriese por haber confiado en una sirena.Agarró el rostro de la pequeña entre sus manos y acercó su rostro al de ella para mirarla más de cerca. Era demasiado hermosa para morir, aunque sabía que, si lo hacía a manos de una sirena, la diosa se apiadaría de su alma y la salvaría, como había hecho con muchas de sus hermanas antes que ella.&nbs
: Burla Andrea daba vueltas sobre sí misma, mientras miraba radiante hacia el cielo, se sentía realmente feliz de haber vuelto a ver a su madre. Ahora sabía que la tendría siempre cuidando de ella, aunque no podía quedarse junto a ella en la tierra de los humanos, venía a verla todas las semanas y se llevaba horas con ella hablando o nadando por los alrededores.Un sonido la hizo salir de sus pensamientos, de nuevo el impertinente de Ebrain volvía a encontrarla.Miró hacia él, dejando de dar vueltas, admirando como el muchacho la miraba con sumo interés.Parecía nervioso como si estuviese intentando elegir las palabras para hablar,