MadisonLa forma en la que Alec me mira hace que mi corazón se paralice. Desde que llegamos a la fiesta puedo notar una cierta tensión entre los dos, como si estuviese por decirme algo que podría cambiar drásticamente nuestra relación.Una parte de mí se muere por escucharlo, pero la otra prefiere que las cosas se mantengan tal como están. Si lo que siento de parte de él se parece si quiera un poco a lo que creo, entonces no habría vuelta atrás.Es por eso que estoy haciendo lo posible por evitar quedarnos a solas. Acompaño a Alec mientras habla con algunos empresarios reconocidos, y otros que no he escuchado ni los nombres, pero al parecer son gente de mucho dinero.Ya me he tomado tres copas de vino. Necesito calmar estos pensamientos absurdos de mi mente. Yo nunca he sido de esa clase de mujeres a las que no le importa engañar. Si estoy con alguien, debo mantenerme fiel a esa persona, y ese es Liam.Sin embargo, no puedo dejar de pensar lo bien que se ve Alec en ese traje de gala.
MadisonLlego esa noche a mi casa con los ánimos por el suelo. Todavía no puedo creer que Alec no hizo nada para detenerme, pero siendo sincera conmigo misma, ¿qué esperaba que hiciera? ¿Qué le dijese a su esposa que se fuera y que yo me quedaría con él? ¡Vamos Madison! Sé realista. Solo eres una tonta que se imaginó cosas que no son.Es bastante tarde, así que trato de no hacer ruido, mi hijo y mi padre deben estar durmiendo. Como la mujer de Alec me dio el fin de semana libre, aprovecharé para pasar tiempo de calidad con mi hijo.Me quito los tacones con cuidado y camino de puntitas desde afuera de la casa. Me siento como una adolescente de quince años, cuando llegaba a escondidas después de la hora que me había permitido mi padre. Meto la llave con cuidado y hago un esfuerzo sobre humano por hacer el ruido mínimo posible.Una vez que estoy adentro, empujo de nuevo la puerta con cuidado. Suspiro de alivio al creer que ya me he librado de lo peor, sin embargo, cuando me doy la vuelta
Madison—Papá, no entres en pánico —comienzo a decir.Él enarca una ceja y se cruza de brazos. Esto me trae malos recuerdos de aquella vez que me hice ese tatuaje.—¿Qué sucedió? ¿Ese hombre te hizo algo?—¿Qué? ¿Alec? No, no se trata de eso —aseguro rápidamente—. En realidad, pasó hace una semana y un par de días. No quise decírtelo porque no deseaba preocuparte.—Es imposible que logres que yo no me preocupe, soy tu padre. Así tengas cincuenta años, siempre me preocuparé por ti. Ahora dime, ¿qué sucedió?—Unos tipos entraron a mi departamento en Austin y me robaron todo.—¡¿Qué?! —exclama bastante alto.—¡Shh! Despertarás a Caleb.—Madison, ¿cómo es posible que eso pasara hace una semana y que no me lo dijeras?—Lo siento papá, no pasó a mayores de todas formas, la policía atendió mi denuncia y ya se están haciendo cargo del caso.—¿Y tú sigues viviendo en ese lugar tan inseguro? —Da un paso hacia mí y me acaricia el rostro. Su semblante preocupado era justo lo que quería evitar.—N
AlecSolo he pasado un día lejos de Madison, y se siente como si no la hubiera visto hace una eternidad. Todavía no sé muy bien qué fue lo que sucedió en la gala, de un momento a otro sentí que arruiné todo con ella. No debí haberle dicho que este no era su mundo, y el hecho de que llegara Jennifer de la nada y la echara, no favoreció en nada.Fue extraño para mí, ver a mi esposa bien arreglada y siendo cariñosa conmigo como lo era antes. Me hizo recordar el por qué me enamoré de ella en un principio, e incluso me hizo sentir culpable por tener sentimientos hacia mi enfermera.Sin embargo, cuando Patrick me llamó para decir que no vendría porque está enfermo, me sorprendí. Por mucho que Jennifer quería quedarse conmigo este fin de semana, hay cosas que simplemente no puede hacer.Estamos en la sala cuando se escuchan las llaves de la puerta principal. Madison entra con una bolsa grande en una mano y el celular en la otra. Su expresión de ¿disgusto? ¿preocupación? No sabría decir con e
MadisonLuego de terminar la primera sesión de terapia con Alec (planeada con las recomendaciones del psicólogo), nos encaminamos a la casa de Patrick.No puedo mentirme a mí misma, por mucho que intente fingir que no pasa, cada vez que me conecto con él de alguna forma; como cuando tomé sus manos en el jardín de la casa; siento que mi corazón se acelera, el sudor nervioso me corre por la frente y mis mejillas se ponen tan rojas que podría freír un huevo en ellas.Vamos en el auto en silencio. No sé por qué de pronto a Alec se le ha metido la idea de visitar a Patrick, como si de pronto le importasen otras personas además de él. Lo más sorprendente de todo es que ha decidido traerle una sopa de pollo caliente, medicamentos, y un video juego de play station 4 para que pase el tiempo.—No sabía que conocías los gustos de Patrick —comento cuando veo el juego en sus manos.—¿Acaso crees que no hablamos en las noches? Él me ha estado cuidando desde que pasó todo esto —dice señalando sus pi
AlecSé que Madison trató de pretender que no sucedía nada, sin embargo, su actitud cambió de forma radical cuando estábamos por llegar al auto. Algo le llamó la atención en ese bar, solo, no pude determinar de qué se trataba. No le vuelvo a insistir en el tema, pero no soy tonto.Debería dejarlo por la paz, después de todo, tal vez ni siquiera sea nada; el problema es que no puedo hacerlo. Su manera de reaccionar me intriga demasiado.Volvemos a la casa ya más tranquilos. Luego de haber visto a Patrick, puedo saber que al menos lo he ayudado en algo.Ni bien entramos, no pasan ni cinco minutos cuando llaman a la puerta.—¿Quién podrá ser? —me pregunto en voz alta.—Voy a abrir —dice Madison.Da la vuelta en el pasillo y a los pocos segundos escucho la voz de mi abuelo al fondo. No puedo evitar girar los ojos con fastidio, la última vez que nos vimos no quedamos en los mejores términos.Vienen hablando muy animados, el tono de voz de mi abuelo es tan fuerte, que escucho la conversació
MadisonSon como las diez de la noche, todas las luces están apagadas y Alec y su esposa están durmiendo plácidamente en sus respectivas camas. Yo por otro lado, estoy calzándome el último zapato, lista para escabullirme en medio de la oscuridad como si fuera una ladrona.Me pongo de pie de la cama y me acerco a verlo dormir. Me costó trabajo esperar a que cayera profundo, porque al parecer, no podía conciliar el sueño. Veo su pecho subir y bajar de forma relajada, en definitiva, está bien dormido, aun así, paso mi mano rápidamente por el frente de su cara para comprobarlo.Un mechón de su largo cabello le cae en la frente, así que lo aparto con cuidado.—Lamento tener que ocultarte esto Alec, pero tengo que averiguarlo primero —susurro.Salgo por la puerta que da al jardín y pego una carrera hasta el otro lado de la casa para salir por el portón del garaje. Esta es la única oportunidad que tengo para encontrar a esa mujer, si es que sigue ahí, y descubrir de una vez por todas qué es
MadisonMe siento como en una de esas películas de acción y suspenso. Casi como cuando John Wick se infiltra en el hotel buscando a los que lo quieren asesinar para hacerlo primero.Por supuesto, lo mío no va a terminar en sangre y cuerpos cortados por todos lados. Solo quiero hablar con ella sobre esa noche.Avanzo por el pasillo lentamente, precavida de no toparme con ningún otro guardia. Si me llegan a pillar aquí, entonces ahí sí que pensarán que soy una acosadora. Llego hasta la puerta de los camerinos. Está abierta así que paso sin más y me escondo detrás de una cortina negra que cubre una pared de ladrillos.Hay tres chicas allí que se están cambiando, incluyendo a la rubia con la que quiero hablar: Cristal.—¿Por qué saliste así del escenario? ¿Qué pasó? —le pregunta una de ellas.—Me sentí mal, es todo —responde con la mirada perdida. Está poniéndose la ropa de salir, es obvio que piensa huir de allí.—¿Estás segura? Puedo acompañarte al hospital o a casa.—¡No! No te preocup