MadisonSon como las diez de la noche, todas las luces están apagadas y Alec y su esposa están durmiendo plácidamente en sus respectivas camas. Yo por otro lado, estoy calzándome el último zapato, lista para escabullirme en medio de la oscuridad como si fuera una ladrona.Me pongo de pie de la cama y me acerco a verlo dormir. Me costó trabajo esperar a que cayera profundo, porque al parecer, no podía conciliar el sueño. Veo su pecho subir y bajar de forma relajada, en definitiva, está bien dormido, aun así, paso mi mano rápidamente por el frente de su cara para comprobarlo.Un mechón de su largo cabello le cae en la frente, así que lo aparto con cuidado.—Lamento tener que ocultarte esto Alec, pero tengo que averiguarlo primero —susurro.Salgo por la puerta que da al jardín y pego una carrera hasta el otro lado de la casa para salir por el portón del garaje. Esta es la única oportunidad que tengo para encontrar a esa mujer, si es que sigue ahí, y descubrir de una vez por todas qué es
MadisonMe siento como en una de esas películas de acción y suspenso. Casi como cuando John Wick se infiltra en el hotel buscando a los que lo quieren asesinar para hacerlo primero.Por supuesto, lo mío no va a terminar en sangre y cuerpos cortados por todos lados. Solo quiero hablar con ella sobre esa noche.Avanzo por el pasillo lentamente, precavida de no toparme con ningún otro guardia. Si me llegan a pillar aquí, entonces ahí sí que pensarán que soy una acosadora. Llego hasta la puerta de los camerinos. Está abierta así que paso sin más y me escondo detrás de una cortina negra que cubre una pared de ladrillos.Hay tres chicas allí que se están cambiando, incluyendo a la rubia con la que quiero hablar: Cristal.—¿Por qué saliste así del escenario? ¿Qué pasó? —le pregunta una de ellas.—Me sentí mal, es todo —responde con la mirada perdida. Está poniéndose la ropa de salir, es obvio que piensa huir de allí.—¿Estás segura? Puedo acompañarte al hospital o a casa.—¡No! No te preocup
AlecSolo falta un día para el cumpleaños de Madison, y por alguna razón eso me tiene ansioso e incluso un poco incapacitado para pensar con claridad.Tengo cinco minutos intentando leer el documento frente a mí, pero no lo consigo. Veo las letras, mi cerebro las lee, mas, no soy capaz de interpretarlas.Arrojo la carpeta a la mesa y me estrujo los ojos con insistencia. ¿Por qué no puedo sacarla de mi mente ni un segundo?Me digo a mí mismo una y otra vez que se trata de mi maldita curiosidad. Esa noche que llegó tarde de la nada, y luego al día siguiente se va casi al medio día por más de una hora.No he podido dejar de pensar en lo que pudo estar haciendo en realidad. Ella me dio excusas, como era de esperarse, pero por supuesto que yo no me creí nada de lo que dijo. No dejo de preguntarme si se tratará de su prometido allá en Irak. Quizá volvió y no quiere decírmelo…—Eso no puede ser —digo en voz alta.Tocan a la puerta de la oficina dos veces, con un grito de “pase”, doy el permi
MadisonEstoy tan molesta que ni si quiera puedo pensar con claridad. No voy a perder el tiempo explicándole a Alec por qué debería darme el día libre, después de todo, ni siquiera debe saber que hoy es mi cumpleaños.Casi nunca quiere hacer nada, pero hoy al parecer tiene ganas de hacer de todo. Me ha hecho despertar temprano y además de lo usual, me ha pedido que me cambie yo también.—No puedes llegar con uniforme a donde vamos —asegura una vez más, mientras me miro al espejo.—¿Y a dónde vamos? No me has dicho.—Ya lo verás cuando lleguemos allá.Mi celular suena por quinta vez en la mañana. En su mayoría, amigos recordando mi cumpleaños, pero esta llamada en particular es especial, pues se trata de mi padre y mi hijo.—Ya vengo —le digo y salgo disparada del cuarto antes de que me pregunte de quién se trata.Me voy hasta el otro lado de la sala y recién contesto antes de que se cuelgue.—¿Hola?—¡¡Feliz cumpleaños!! —gritan al unísono en mi oído.—Gracias papá, Caleb —respondo co
Alec—Tengo algo más para ti —digo sacando la pequeña caja negra que compré hace tres semanas en la joyería.Ella me mira con sorpresa, la toma, pero no veo que tenga intenciones de abrirla.»Ábrela —le pido.Sus ojos se iluminan cuando ve el collar de alas de ángel. Esa había sido la recomendación que me ofreció la vendedora cuando le dije lo que ella significa para mí.—¿Esto es para mí? —pregunta.—Sí, es lo que representas para mí. Te has convertido en una especie de ángel de la guarda.Madison se ve realmente hermosa. Ahora mismo no quiero pensar en nada, solo quiero dejarme llevar y vivir este momento con ella. Le hago una seña para que se voltee y poder ponerle el collar. Queda perfecto en su cuello.—No sé qué decirte —comenta luego de girar, con las mejillas rojas.—No digas nada, no hace falta —aseguro.Estoy demasiado cerca de su rostro, y todo lo que deseo ahora es besarla. Tal como aquella vez, solo que ahora no tengo ganas de controlar estos impulsos. Siento mi corazón i
MadisonEsperar dos horas para saber el estado de mi hijo ha sido sin duda la peor tortura que he podido vivir alguna vez. Me siento terrible por haber ignorado y minimizado sus síntomas. Si su padre estuviera vivo, estoy segura de que me odiaría por haberlo descuidado.Tenemos toda la tarde aquí, Alec no se ha movido del hospital en ningún momento, sin embargo, ahora no tengo cabeza para pensar en él o en lo que sucedió entre los dos en ese karaoke, mucho menos tengo ganas de procesar lo culpable que me siento por casi haber cometido un grave error.El hecho de que no lo haya besado no anula que yo lo haya deseado, que quería besarlo, aun a sabiendas de que está casado; en especial después de lo que descubrí de su esposa y la clausula de infidelidad.No puedo ser cómplice ni partícipe de eso, sin importar lo que sienta de verdad, no puedo hacerle eso a Alec.Y por supuesto, tampoco puedo olvidar que soy una mujer comprometida, ¿cómo puedo si quiera pensar en otro hombre, cuando Liam
AlecEs extraño estar dos días sin haber visto a Madison ni un minuto del día. Le di el tiempo libre para que pudiese cuidar a su hijo, mientras Patrick la suple. Ni siquiera ha vuelto a contestar mis mensajes. Estoy bastante seguro de que me está evitando.Y no es para menos, luego de lo que pasó entre nosotros el día de su cumpleaños. Yo quería hablar con ella en ese mismo momento, por mucho que no fuese lo más apropiado dadas las circunstancias.Ahora, con la cabeza fría, sigo pensando lo mismo que en ese momento. Madison me gusta, pero no es solo una simple atracción, en mi corazón, siento que hay algo mucho más allá que todavía no estoy seguro de querer descifrar.Odio admitir que Mason tenía razón, y es que me siento como un imbécil. Jennifer ha estado a mi lado desde hace muchos años, incluso se quedó a mi lado luego del accidente cuando no tenía ningún motivo para ello, y a pesar de eso, yo estoy pensando que estoy atraído por otra mujer.Pienso en esto mientras estoy revisand
MadisonEvitar a Alec había sido “en teoría”, sencillo, los primeros tres días que estuve cuidando a Caleb en el hospital. Hasta que le dieron de alta y no tuvo más que volver con mi padre a Blanco.Sé que tengo que regresar a mi trabajo, pero pensar que debo volver a verlo, luego de ese momento que no concibo cómo describir, hace que se me revuelva el estómago.Una parte de mí quiere hablar con él, al menos aclarar lo que casi pasa, sin embargo, mi lado racional dice que esa es una pésima idea. Es mejor dejar las cosas como están, con suerte lograré sobrevivir a estos sentimientos un par de meses hasta que pueda renunciar.Termino de alistarme esta mañana, antes de irme de mi habitación, le doy una última mirada al collar de alas de ángel que me regaló. Creo que lo más apropiado es no usarlo. Lo dejo en la cajita que me dio, sobre mi cómoda, y finalmente salgo a la sala, donde mi padre le está dando el desayuno a Caleb. Una rica y ligera sopa de pollo para su estómago.No pareciera