Alec—Tengo algo más para ti —digo sacando la pequeña caja negra que compré hace tres semanas en la joyería.Ella me mira con sorpresa, la toma, pero no veo que tenga intenciones de abrirla.»Ábrela —le pido.Sus ojos se iluminan cuando ve el collar de alas de ángel. Esa había sido la recomendación que me ofreció la vendedora cuando le dije lo que ella significa para mí.—¿Esto es para mí? —pregunta.—Sí, es lo que representas para mí. Te has convertido en una especie de ángel de la guarda.Madison se ve realmente hermosa. Ahora mismo no quiero pensar en nada, solo quiero dejarme llevar y vivir este momento con ella. Le hago una seña para que se voltee y poder ponerle el collar. Queda perfecto en su cuello.—No sé qué decirte —comenta luego de girar, con las mejillas rojas.—No digas nada, no hace falta —aseguro.Estoy demasiado cerca de su rostro, y todo lo que deseo ahora es besarla. Tal como aquella vez, solo que ahora no tengo ganas de controlar estos impulsos. Siento mi corazón i
MadisonEsperar dos horas para saber el estado de mi hijo ha sido sin duda la peor tortura que he podido vivir alguna vez. Me siento terrible por haber ignorado y minimizado sus síntomas. Si su padre estuviera vivo, estoy segura de que me odiaría por haberlo descuidado.Tenemos toda la tarde aquí, Alec no se ha movido del hospital en ningún momento, sin embargo, ahora no tengo cabeza para pensar en él o en lo que sucedió entre los dos en ese karaoke, mucho menos tengo ganas de procesar lo culpable que me siento por casi haber cometido un grave error.El hecho de que no lo haya besado no anula que yo lo haya deseado, que quería besarlo, aun a sabiendas de que está casado; en especial después de lo que descubrí de su esposa y la clausula de infidelidad.No puedo ser cómplice ni partícipe de eso, sin importar lo que sienta de verdad, no puedo hacerle eso a Alec.Y por supuesto, tampoco puedo olvidar que soy una mujer comprometida, ¿cómo puedo si quiera pensar en otro hombre, cuando Liam
AlecEs extraño estar dos días sin haber visto a Madison ni un minuto del día. Le di el tiempo libre para que pudiese cuidar a su hijo, mientras Patrick la suple. Ni siquiera ha vuelto a contestar mis mensajes. Estoy bastante seguro de que me está evitando.Y no es para menos, luego de lo que pasó entre nosotros el día de su cumpleaños. Yo quería hablar con ella en ese mismo momento, por mucho que no fuese lo más apropiado dadas las circunstancias.Ahora, con la cabeza fría, sigo pensando lo mismo que en ese momento. Madison me gusta, pero no es solo una simple atracción, en mi corazón, siento que hay algo mucho más allá que todavía no estoy seguro de querer descifrar.Odio admitir que Mason tenía razón, y es que me siento como un imbécil. Jennifer ha estado a mi lado desde hace muchos años, incluso se quedó a mi lado luego del accidente cuando no tenía ningún motivo para ello, y a pesar de eso, yo estoy pensando que estoy atraído por otra mujer.Pienso en esto mientras estoy revisand
MadisonEvitar a Alec había sido “en teoría”, sencillo, los primeros tres días que estuve cuidando a Caleb en el hospital. Hasta que le dieron de alta y no tuvo más que volver con mi padre a Blanco.Sé que tengo que regresar a mi trabajo, pero pensar que debo volver a verlo, luego de ese momento que no concibo cómo describir, hace que se me revuelva el estómago.Una parte de mí quiere hablar con él, al menos aclarar lo que casi pasa, sin embargo, mi lado racional dice que esa es una pésima idea. Es mejor dejar las cosas como están, con suerte lograré sobrevivir a estos sentimientos un par de meses hasta que pueda renunciar.Termino de alistarme esta mañana, antes de irme de mi habitación, le doy una última mirada al collar de alas de ángel que me regaló. Creo que lo más apropiado es no usarlo. Lo dejo en la cajita que me dio, sobre mi cómoda, y finalmente salgo a la sala, donde mi padre le está dando el desayuno a Caleb. Una rica y ligera sopa de pollo para su estómago.No pareciera
Alec No quiero pensar que Madison se comporta extraño por lo que pasó en su cumpleaños, pero es imposible no atribuírselo a eso. Ahora está mucho más distante, pensativa y callada. Incluso con mi esposa. Si pudiera leer su mente, juraría que la odia. Hace un par de días cuando le pedí que buscase unos documentos en mi casa, volvió con otra ropa, asegurando que se había caído en un charco de lodo y por eso había tenido que cambiarse. Eso no me parecería raro de ella, exceptuando porque me pidió con mucha insistencia que llamase a mi mujer. Al final logré localizar a Jennifer, quien me aseguró que tenía el teléfono en silencio y por eso no había escuchado las llamadas, pero que había estado todo el tiempo en la empresa. Eso a Madison no pareció agradarle. Me gustaría imaginar que está celosa de algún modo, pero sé muy bien que eso no puede ser. Hoy es nuestra décima sesión de terapia para el TEPT. Hoy por primera vez, me llevará a ver a un perro real. Lo hemos estado viendo en imá
MadisonDos semanas han pasado desde ese infame momento en el que Alec me vio desnuda. Se lo hubiese recriminado, pero en retrospectiva, yo también lo vi a él, así que, podríamos decir que ahora estamos a mano.Nuestra relación se ha vuelto demasiado al plano de lo personal, sin embargo, luego de ese momento, he tratado en la medida de lo posible, mantener la distancia entre los dos.Sé que él ha notado mi reticencia. He sido estrictamente profesional, y solo lo he ayudado con las cuestiones diarias que me corresponden, y por supuesto, lo de su TEPT junto al psicólogo que lo trata. Yo lo ayudo con la terapia de acercamiento, mientras el psicólogo se encarga de lo demás. Ha confiado en mí para seguir porque dice que he hecho un buen trabajo, y le ha visto bastante progreso.Y es verdad, Alec se ríe más, está más dispuesto a salir, incluso no ha dicho una crítica más sobre las ideas de su abuelo para el cumpleaños.El día finalmente llegó, y ahora mismo lo estoy alistando en el baño.—N
AlecNo voy a mentir. De verdad creí que no me dejarían volar y por eso estaba tan confiado al decirle a Madison que lo hiciera, pero cuando el instructor dijo que sí era posible, ya no podía dar marcha atrás.Ahora los dos estamos bien atados a los hombres que nos llevarán por el cielo, con nuestra vida, literalmente en sus manos. Estoy nervioso, sin embargo, trato de disimularlo para infundirle algo de valor.Salimos a la pista desde donde despegaremos ante la mirada atónita de todos los invitados.Gente amiga de la familia de hace muchos años, la mayoría, empresarios de renombre de varias partes de Texas.—Alec, ¿qué estás haciendo? —me pregunta Jennifer cuando me ve con todos los implementos para el vuelo, el casco y una sonrisa nerviosa.—Voy a vivir la vida, como dijo el abuelo.—¡¿Estás loco?! —cuestiona—, ¿y tú qué? ¿Lo vas a cuidar en el cielo? —dice mirando a Madison.—¿Eso es una pregunta metafórica o…? —Suelto una carcajada ante su respuesta sarcástica.Mason se acerca a v
MadisonPrimero creo que Alec está jugándome una muy mala broma, pero cuando escucho su voz de desesperación me doy cuenta de que habla en serio.—¡Alec! —grito, sintiendo cómo el pánico inunda cada célula de mi cuerpo.Corro detrás de él, pero por alguna razón que no había visto nunca en mi vida, la silla eléctrica toma una velocidad bastante rápida. Veo pasar el suceso casi en cámara lenta. Va directo hacia el barranco que finaliza en la colina. Siento que mis pies no van tan veloces como yo quisiera, que no lograré llegar a tiempo.Doy un salto sobrehumano y consigo tomar su mano justo en el momento en que la silla se desploma hacia el vacío. El problema es que Alec pesa demasiado y la inercia de ese movimiento solo causa que me jale a mí hacia abajo.—¡Madison! —grita él con todo lo que dan de fuerza sus pulmones.No tengo idea de cómo lo he hecho, solo sé que de alguna forma he terminado sujetándome de la cornisa y a él lo sujeto con mi otro brazo. Los músculos me arden, el sudor