MadisonEvitar a Alec había sido “en teoría”, sencillo, los primeros tres días que estuve cuidando a Caleb en el hospital. Hasta que le dieron de alta y no tuvo más que volver con mi padre a Blanco.Sé que tengo que regresar a mi trabajo, pero pensar que debo volver a verlo, luego de ese momento que no concibo cómo describir, hace que se me revuelva el estómago.Una parte de mí quiere hablar con él, al menos aclarar lo que casi pasa, sin embargo, mi lado racional dice que esa es una pésima idea. Es mejor dejar las cosas como están, con suerte lograré sobrevivir a estos sentimientos un par de meses hasta que pueda renunciar.Termino de alistarme esta mañana, antes de irme de mi habitación, le doy una última mirada al collar de alas de ángel que me regaló. Creo que lo más apropiado es no usarlo. Lo dejo en la cajita que me dio, sobre mi cómoda, y finalmente salgo a la sala, donde mi padre le está dando el desayuno a Caleb. Una rica y ligera sopa de pollo para su estómago.No pareciera
Alec No quiero pensar que Madison se comporta extraño por lo que pasó en su cumpleaños, pero es imposible no atribuírselo a eso. Ahora está mucho más distante, pensativa y callada. Incluso con mi esposa. Si pudiera leer su mente, juraría que la odia. Hace un par de días cuando le pedí que buscase unos documentos en mi casa, volvió con otra ropa, asegurando que se había caído en un charco de lodo y por eso había tenido que cambiarse. Eso no me parecería raro de ella, exceptuando porque me pidió con mucha insistencia que llamase a mi mujer. Al final logré localizar a Jennifer, quien me aseguró que tenía el teléfono en silencio y por eso no había escuchado las llamadas, pero que había estado todo el tiempo en la empresa. Eso a Madison no pareció agradarle. Me gustaría imaginar que está celosa de algún modo, pero sé muy bien que eso no puede ser. Hoy es nuestra décima sesión de terapia para el TEPT. Hoy por primera vez, me llevará a ver a un perro real. Lo hemos estado viendo en imá
MadisonDos semanas han pasado desde ese infame momento en el que Alec me vio desnuda. Se lo hubiese recriminado, pero en retrospectiva, yo también lo vi a él, así que, podríamos decir que ahora estamos a mano.Nuestra relación se ha vuelto demasiado al plano de lo personal, sin embargo, luego de ese momento, he tratado en la medida de lo posible, mantener la distancia entre los dos.Sé que él ha notado mi reticencia. He sido estrictamente profesional, y solo lo he ayudado con las cuestiones diarias que me corresponden, y por supuesto, lo de su TEPT junto al psicólogo que lo trata. Yo lo ayudo con la terapia de acercamiento, mientras el psicólogo se encarga de lo demás. Ha confiado en mí para seguir porque dice que he hecho un buen trabajo, y le ha visto bastante progreso.Y es verdad, Alec se ríe más, está más dispuesto a salir, incluso no ha dicho una crítica más sobre las ideas de su abuelo para el cumpleaños.El día finalmente llegó, y ahora mismo lo estoy alistando en el baño.—N
AlecNo voy a mentir. De verdad creí que no me dejarían volar y por eso estaba tan confiado al decirle a Madison que lo hiciera, pero cuando el instructor dijo que sí era posible, ya no podía dar marcha atrás.Ahora los dos estamos bien atados a los hombres que nos llevarán por el cielo, con nuestra vida, literalmente en sus manos. Estoy nervioso, sin embargo, trato de disimularlo para infundirle algo de valor.Salimos a la pista desde donde despegaremos ante la mirada atónita de todos los invitados.Gente amiga de la familia de hace muchos años, la mayoría, empresarios de renombre de varias partes de Texas.—Alec, ¿qué estás haciendo? —me pregunta Jennifer cuando me ve con todos los implementos para el vuelo, el casco y una sonrisa nerviosa.—Voy a vivir la vida, como dijo el abuelo.—¡¿Estás loco?! —cuestiona—, ¿y tú qué? ¿Lo vas a cuidar en el cielo? —dice mirando a Madison.—¿Eso es una pregunta metafórica o…? —Suelto una carcajada ante su respuesta sarcástica.Mason se acerca a v
MadisonPrimero creo que Alec está jugándome una muy mala broma, pero cuando escucho su voz de desesperación me doy cuenta de que habla en serio.—¡Alec! —grito, sintiendo cómo el pánico inunda cada célula de mi cuerpo.Corro detrás de él, pero por alguna razón que no había visto nunca en mi vida, la silla eléctrica toma una velocidad bastante rápida. Veo pasar el suceso casi en cámara lenta. Va directo hacia el barranco que finaliza en la colina. Siento que mis pies no van tan veloces como yo quisiera, que no lograré llegar a tiempo.Doy un salto sobrehumano y consigo tomar su mano justo en el momento en que la silla se desploma hacia el vacío. El problema es que Alec pesa demasiado y la inercia de ese movimiento solo causa que me jale a mí hacia abajo.—¡Madison! —grita él con todo lo que dan de fuerza sus pulmones.No tengo idea de cómo lo he hecho, solo sé que de alguna forma he terminado sujetándome de la cornisa y a él lo sujeto con mi otro brazo. Los músculos me arden, el sudor
AlecHe dicho muchas veces que Madison es mi ángel de la guarda, pero esto ya se volvió un sentido demasiado literal.No sé cuántas veces me ha salvado la vida, metafórica y literalmente. Esta debe ser de todas, la más grande hazaña que ha hecho por mí.Tenemos varias horas caminando; o debería decir, ella tiene varias horas andando conmigo a su espalda; en medio de los árboles, sin dar con ningún tipo de civilización o algo que nos saque de aquí.La noche ya ha caído y en realidad casi no se ve nada.—Madison, deberías detenerte. No vamos a conseguir salir de aquí con esta oscuridad, podríamos estar adentrándonos más en el bosque.Ella no me dice nada, pero se detiene. Me pone con cuidado en el suelo y una vez que me deja ahí, se arrodilla en la tierra.»¿Estás bien?No dice nada y comienzo a preocuparme, de la nada, se desploma hacia atrás, su cuerpo va a dar justo entre mis piernas, así que evito que se golpee la cabeza, sujetándola con mis manos.Las gotas de sudor le recorren la
MadisonYa sabía que la mujer de Alec quería deshacerse de él, pero, ¿armar un velorio apenas veinticuatro horas después de desaparecer? Es obvio que está desesperada por darlo por muerto. Lastima para ella que sus planes no salieron como esperaba.Ver su cara de sorpresa al vernos llegar sanos y salvos es digna de enmarcar en un recuadro. Quiero sonreír de satisfacción, pero me contengo porque no sería lo más apropiado en este momento.Alec por el contrario no parece tan contento con todo esto. De hecho, está furioso.—¡Alec! ¡Estás vivo!—Sí, por supuesto que estoy vivo. ¿Qué significa esto? ¿Por qué han preparado mi funeral? —pregunta con un tono exigente.—Esto no ha sido obra mía —se excusa el abuelo—, yo estoy gestionando los equipos de búsqueda con la policía. Ha sido tu mujercita la que declaró que has muerto.Alec voltea a mirar a Jennifer con un gran signo de interrogación tatuado en la frente.—¿Qué significa esto Jennifer?La gente invitada sigue en estado de shock al ver
AlecUna semana después de aquel incidente en el cumpleaños de mi abuelo, las cosas ya han vuelto a la normalidad.Debo decir que me molestó muchísimo la reacción de Jennifer ante todo eso. Que me diera por muerto tan a la ligera sí que hizo despertar alguna sospecha en mí, pero luego de darme sus argumentos del por qué hizo lo que hizo, prefiero creer que de verdad pensó lo peor porque esa es su reacción ante el miedo de perderme.Cuando tuve el accidente con el auto y el perro, ella hizo algo parecido. Planeaba desconectarme si es que yo no lograba despertar. Aunque claro, en ese entonces el caso fue distinto, porque yo expresamente le dije que esos eran mis deseos.Decidí no darle más vueltas al asunto y dejarlo así con ella. Sin embargo, no perdí tiempo para instaurar la demanda contra la compañía.A penas se enteraron de mi acusación, los abogados de la fábrica de sillas de ruedas quisieron llegar a una conciliación conmigo, pero me negué. Voy a seguir adelante con todo lo que te