Parte 2
“Las mentirosas jamás podrán ser reinas”
Acsa pensó entonces:
—No tiene que ser descubierta, usted puede tomarla como ayudante suyo y así nadie hará preguntas.
La astucia de la joven era buena y entonces le dijo:
—Me agrada tu idea, ¿cómo te llamas criatura?
—Acsa…
—Bien Acsa, tu amiga será mi sirvienta, respetaré su vida—sonrió—me agradas
Ilena se abrazó de Acsa llorando y diciendo.
—¡Salvaste mi vida! Te pido perdón por todo lo que te hice.
—Calma, solo aprovecha cada segundo de ella.
Miró en torno todas esas jóvenes estaban allí, algunas lloraban contando su historia.
—Estaba comprometida y… Me llevaron…
—Tengo miedo—decía otra.
Acsa también tenía miedo, miraba todo el lugar y era demasiado seguro para poder escapar de él.
Afuera los familiares se acercaban a preguntar por sus hijas, hermanas y parientes. Gerald se acercó a prudente distancia y escuchó a uno de los guardias.
—Ya dejen de venir y preguntar por sus hijas, no ven que una de ellas puede llegar a ser la reina…
Vieron sacar un cuerpo envuelto en sabanas.
—Las mentirosas jamás podrán ser reinas—dijo el guardia.
Gerald se angustió, su prima podía ser descubierta y no podría ayudarla, pensó en Ilena y en su destino que sería triste.
Intriga
Gretel había enviado a llamar a Rob a sus aposentos, era poco común ese gesto y la vio recostada en su poltrona siendo atendida por su eunuco.
—Rob, leal caballero al servicio de mi nieto.
—Señora, ¿qué puedo hacer por usted?
Ella sonrió y le preguntó.
—¿Estuviste en el río el día en que Astrid tiró el veneno?
Él asintió y ella preguntó.
—¿Qué fue lo que pasó exactamente?
—La reina movida por los celos lanzó veneno al río y…
—¿Y?
—Varios peces murieron… El veneno se extendió y los peces morían.
Ella analizaba cada palabra y se levantó para preguntarle.
—¿Y qué evitó la tragedia?
Rob fue sincero con Gretel.
—No lo sé, Edward se metió al río y de repente…
—¿De repente?
—Algo… Como una energía se sintió en el agua y los peces… Volvieron a la vida.
Gretel se dio cuenta de que eso era una magia muy antigua que como servidora de la oscuridad había combatido.
—Entiendo, quiero que investigues quienes estaban ese día en el río, si eran de otros reinos quiero saber detalles.
—Está bien, señora…—entonces preguntó—¿pasa algo?
Gretel lo miró de forma despectiva.
—Que el reino de tu señor puede estar en riesgo.
Rob la miró sorprendido y se dio cuenta de que ese asunto era más serio de lo que pensaba.
Intentando escapar
Acsa había dormido poco y mal, de hecho supuso que muchas de esas doncellas no durmieron para nada, reflexionando en su suerte.
Comenzaron entonces los rumores.
—Dicen que el rey es cruel y despiadado—dijo una.
—Pero es un rey…
—De que vale que lo sea si es perverso.
Tenía que alejarse de todos esos comentarios, comenzó a caminar y dio con la salida, se asomó y vio el pasillo despejado, si tenía una oportunidad de huir lo haría y se echó a carrera, entonces llegó a una parte donde había muchas puertas. No sabía cuál era la salida hasta que escuchó pasos y voces, entonces se metió a una de las habitaciones con puerta doble, estaba asustada esperando que se vayan. Lo que no esperó es que la puerta se abriera y ella en su desesperación abrió la primera puerta que vio que resulto ser el baño. Una gran bañera estaba dispuesta, el agua caliente emitía vapor y ella aprovechó para quedarse escondida en medio de ese vapor.
—Estoy cansado, por favor no me molesten.
El corazón de Acsa se detuvo por un instante y vio que alguien entraba al lugar, como el vapor no dejaba ver bien, pensó en que apenas la persona se metiera en la bañera, ella podía irse corriendo.
Escuchó el ruido del agua y una persona dar un gemido de satisfacción, ¿Era un hombre?
—Cielos que bien se siente…
Esa voz… Acsa estaba arrimada a la pared, su cabello y ropas húmedas por el vapor y ese sujeto dijo:
—Me siento tan… Bien…—jaló su miembro con satisfacción—bien nene relájate.
¡Oh, no! ¡No de nuevo! Estaba viendo su miembro, ¿es que el destino quería que ella sea testigo del pene real? Cuando Edward miró al frente notó algo… parecía la silueta de una mujer. Entonces se sentó curioso.
—¿Quién eres? Puedo verte.
Acsa se dio cuenta de que había sido descubierta y de repente…
—¿Ninfa eres tú?
El rey le estaba hablando y ella sin poder salir corriendo.
—Ya entiendo Cosita, viniste para verme desnudo—dijo con satisfacción—parece que la encantada resultaste tú después de todo.
Tenía que hacer algo y no sabía qué… Entonces le habló.
—Por dejarme ver… fui castigada a ser bruma…
Edward estiró la mano y ella se alejó lo que más pudo, el vapor no lo dejaba verla del todo.
—¡Ven acércate a mí! Te necesito…
Acsa se deslizaba hasta llegar a la entrada a tientas y abrió despacio la puerta y le dijo:
—Esto soy ahora… Me desvanezco…
—¡Te ordeno que no te desvanezcas!
Ella salía como alma que llevaba el señor Oscuro y llegó a la puerta, su ropa estaba húmeda y dejaba huellas de humedad en piso y apenas pudo abrió y se devolvió por donde había venido.
Edward salió desnudo hacia el pasillo y miraba las huellas, iban al harén y corrió hacia allá, las huellas terminaban en la entrada y miró a todos lados. Cuando los sirvientes lo vieron, quedaron mudos al ver a su señor desnudo mirando a todos lados.
—¿La vieron? ¿Vieron a la Ninfa?
Mudos, viendo las bondades de su rey a todo color.
—Díganme algo, se los ordeno.
Acsa estaba escondida cerca, no quería ser vista y de repente lo vio caminar hacia el interior: ¡Estaba desnudo! Podía ver su trasero firme y duro, su ancha espalda y su cabello rubio mojado.
—Ella estaba en mi habitación…—renegaba.
Cuando Menalao salió se quedó impresionado y tomó una capa y cubrió a su señor.
—Ella vino hacia acá, puedo jurarlo, era la Ninfa.
—La buscaremos.
Entonces ordenó que todos busquen a una Ninfa. Ilena miraba por todos lados cuando dio con Acsa húmeda y se dio cuenta de que la mentada Ninfa era su amiga. Ella le hizo señas de que se quedará callada e Ilena prosiguió haciendo que buscaba. Tiempo después le dijeron que no habían encontrado nada y Edward más impactado por encontrar a la Ninfa que cautivó su corazón.
Las doncellas sacan las uñas
Agradeció al Creador que el rey se fuera y ella pudo cambiarse y salir de su escondite, ayudada por Ilena.
—¿Qué pasó?
—Intenté huir y me metí en la habitación de ese sujeto.
—¿Ese era el rey?—estaba con la boca abierta—Bendecida la que se case con él.
Regresó con el resto de las doncellas que estaban siendo evaluadas, muchas de ellas apenadas por su suerte; sin embargo, una de las más osadas, llamada Virginia, se levantó resuelta y les dijo:
—No sean tontas, una de nosotras puede ser la nueva reina y yo estoy dispuesta a hacer de todo para tener ese honor—dijo con petulancia—así que mírenme bien, pues pueden estar hablando con la nueva reina.
Otra se levantó resuelta y dijo:
—Yo también tengo oportunidad de ser una reina.
—Y yo.
Acsa se vio en medio de fuego cruzado, ahora el miedo se convirtió en fortaleza y en un plan para ser la virtuosa reina de Vraelon.
Menalao ingresó con su equipo y comenzó a separar a las que consideraba mejores.
—¿Qué va a hacer con ellas?
—Eso no te incumbe—dijo molesto.
Virginia dijo en voz alta.
—No queremos privilegios con nadie, todas tenemos la misma oportunidad.
—Pero que petulancia.
Acsa permanecía con la cabeza baja para no dar a notarse y Menalao la vio.
—Y a esa joven… Acsa.
Ella alzó la cabeza y fue llevada ante el sujeto.
—Empezaremos con un tratamiento de piel para hidratar y ungüentos en el cabello.
Las que no fueron llevadas, eran desechadas, pues tenían defectos físicos, o eran desproporcionadas, tenían cicatrices o marcas y las dejaron en libertad.
Los baños de purificación eran bastante oscuros y apenas rayos de sol entraban, el calor era bastante fuerte, pues, sus aguas eran calientes y llenas de sales.
Ilena que ayudaba a las doncellas le dijo a Acsa.
—Debes sumergirte en las aguas y relajarte, eso me dijeron.
Virginia entonces la llamó.
—Sirvienta, tráeme agua…
Ilena hizo una mueca y fue por el jarro, Virginia parecía muy cómoda con la situación y cuando fue servida.
—Llena el vaso, tonta.
Acsa entonces le dijo a la petulante chica.
—Deberías ser más considerada con el servicio.
Virginia miró con presunción a la joven y le dijo:
—¿Te crees la muy correcta? Pero te diré que hay que saber mandar y estoy practicando con esta tonta.
Era inútil, de repente todas se transformaron en arpías dispuestas a destrozar a cualquiera que se pusiera en su camino.
Investigando
Rob tenía una lista de las personas que habían estado ese día en el río, cerca de la acción, y eso no les decía nada.
—No entiendo… La fuerza no vino de donde estaba Edward…—pensó un poco y su rostro se iluminó—claro, cómo no lo vi.
Entonces mandó a unos guardias a investigar quienes estuvieron río arriba, solo alguien que estuviera por esos lares podía haberlo hecho.
Hola, queridas lectoras, espero que les esté gustando la novela, si desean comentar o dar sus opiniones me encantaría poder saber sus pareceres.
Edward comía junto a su abuela y funcionarios de confianza y dialogaban sobre el tema de la elección de la reina. —Dicen que todos los reinos están interesados en saber la forma en cómo escogeremos a nuestra reina—comentó Rob. —Una manera poco común, sin duda—comentó Gretel. Vilda entonces comentó: —La belleza es subjetiva. —Es cierto—comentó Edward—llamen a Menalao. El mayordomo entró tiempo después y pudieron hacerle las preguntas. —Menalao, tienes una de las tareas más importantes, por no decir determinantes en el reino—comentó Rob—preparar a la nueva reina. Edward entonces preguntó. —¿Qué has estado haciendo? Menalao entonces les explicó. —Primero separé las vacas de las yeguas—todos rieron—seleccioné a las jóvenes óptimas para el evento. Gretel preguntó interesada. —¿Qué tipo de selección? —Quité a las desproporcionadas, a las que tenían algún defecto en su piel, como manchas, marcas, cicatrices… —Me parece bien… Menalao entonces les dijo a sus señores. —Solo dejé
“El heroísmo se refleja en pequeños actos que se vuelven grandes hazañas” Todas las mañanas Edward salía a montar a caballo, muy temprano cuando el sol comenzaba a tocar los montes que rodeaban a Vlaeron, era el mejor momento para poder dar una vuelta y aprovechar la hora de las Ninfas; porque según decía la leyenda cuando los primeros rayos de sol tocaban la tierra las Ninfas podían ser vistas y él no creía que el Creador hubiera castigado a la Ninfa de esa forma, volviéndola bruma. Ese domingo no fue la excepción y ya montaba su garañón y surcaba los caminos de su reino a toda velocidad, su fin era llegar al río y poder ver si veía a la ninfa de ojos verdes. Podía sentir el viento contra su rostro, sus movimientos eran sincronizados con su caballo y eran uno en un galope vigorizante. Faltaba pocos minutos para poder llegar a su objetivo y ya su corazón estaba esperanzado. Gerald ese domingo iba al río, tal vez era una costumbre, pero sus mejores momentos de paz y libertad los viv
“La escuela de la vida nos educa a todos” Acsa estaba siendo revisada con suma atención y Menalao comentó complacido. —Perfecta, todo está quedando perfecto en ti. —¿Puedo preguntar cuándo terminará esto? El sujeto se abanicó y le dijo a la joven. —Acabará cuando el rey escoja a la más hermosa de entre ustedes, podrías ser una reina, ¿eso no te emociona? —No… Nunca me he visto como alguien importante. —Pues métete en la cabeza que puedes serlo. Acsa quedó bastante preocupada por todo lo que le pasaba, su piel parecía distinta, es más, nunca lució mejor y además con la clase de comida que le daban cada día, su estilo de vida había cambiado y volver a los guisos y asados sería todo un problema. Las otras jóvenes parecían sentirse a gusto con la idea de vivir así toda la vida, pero no se daban cuenta de que solo una sería la reina y entonces, ¿qué pasaría con las otras? Esa pregunta fue contestada tiempo después cuando Menalao revisaba la piel de cada una. —Vamos por buen camin
“No porque te untes con mirra eres digna de ser una reina” Menalao recibía el pedido de la valiosa Mirra, un aceite muy exclusivo y muy preciado, con ese aceite untaron la piel de las doncellas y pronto los resultados eran satisfactorios. —Me encanta, se ven como diosas resplandecientes. Se acercó a Acsa y la admiró, todo su esfuerzo se veía notable en ella y su cabello largo parecía seda de lo bonito que era, lo analizó en ese momento y comentó. —Puedo decir que de todas eres tú la más bella y a la que mejor le ha sentado todo, además las clases de modales las has asimilado muy bien… Entonces les dijo a todas. —Pronto estarán frente a su señor y deben actuar con corrección y modestia. Virginia miraba a Acsa que no parecía feliz con la idea y se acercó a ella. —Acsa, veo que ser la futura reina no es algo con lo que sueñes, en cambio, es mi sueño más preciado. —Nunca esperé esto. —Yo siempre supe que tendría un destino glorioso y mírame a punto de ser la futura reina. Acsa s
Parte 3 “Eres la visión de un río… Lo sé, eres la bruma cautivante y sexi” Cuando Menalao recibió la orden de preparar a las doncellas para un baile en el salón principal del palacio, se estresó, primero debía pedir vestidos acordes para una fiesta, arreglos y el tiempo era tan corto, pronto todo fue un correr entre todas. —Un baile—comentó Ilena—siempre quise ver cómo era un baile real. Acsa comentó: —Pensé que solo nos presentaríamos ante el rey y él escogería a la reina. —Todo puede cambiar, no en vano es el rey y qué rey con todo bien puesto en su lugar. Acsa meneó la cabeza, si Edward era bastante apuesto y muy… Dotado, pero no debía recordar eso. Edward ordenó algo más: Todos los asistentes debían usar máscaras, incluyendo las doncellas, pues la idea de un baile de máscaras solía ser atrayente. —¡Máscaras!—dijo Menalao impactado—pe—pero de dónde saca esas ideas. Otro contratiempo fueron las máscaras y cuando consiguió unas hermosas para sus doncellas respiró hondo. —La
“Primer consejo para su majestad: No se meta con mi prima” Después de esa noche Acsa sintió que su destino estaba sellado, lo único bueno de todo eso fue ver a su primo un instante, sabía que él no la desampararía y estaría al pendiente de su vida. Sus compañeras ya no le hablaban, estaban celosas de su suerte, nadie entendía que ella no deseaba ser la reina y se sentía muy sola. Edward estaba complacido, recordaba el momento en que bailó con la joven, lo bella y graciosa de su belleza y entonces Rob se acercó a felicitarlo. —El baile fue un éxito, todos están encantados con la joven elegida. —Es simplemente cautivante. —Y no sabes quién es su pariente más cercano—dijo Rob sorprendido. —¿Quién? —El aldeano que salvó tu vida. Vio la sorpresa en su rey y le explicó: —Resulta que todos los días trae comida a los guardias y pide razones de su prima, cuando supe que la joven era su parienta me dije… El Creador es irónico. Edward se interesó por ese asunto y le dijo a su amigo: —
“Castiga a los que tienen envidia haciéndoles bien” Edward se acercó a ella, necesitaba sentirla cerca y poder ver sus facciones delicadas, era bella, su piel perfecta y su cabello fragante como los campos floreados. —Estabas en el río ese día, ¿verdad?—silencio, parecía evadir el asunto—¿te gustó lo que viste? Porque a mí me gustó lo que vi ese día. Acsa le respondió. —Señor, no soy una Ninfa. —Lo sé… Tienes el espíritu de una—dijo seguro. Si algo tenía, Edward era su testarudez y Acsa se dio cuenta de que él seguía con la idea de que ella era una Ninfa y nada lo movería de su idea. Entonces le dijo a la joven: —Normalmente, no escucho a nadie cuando tomo una decisión, quería azotar a la impertinente y cuando pediste por ella… Sentí que debía detenerme. —Ella es una joven con muchas expectativas y eso la hace a veces ser muy altanera. Eso le interesó a Edward: —¿Y tus expectativas? ¿Acaso no son altas? Acsa entonces le dijo: —No tengo muchas expectativas… —Pues deberías,
“Eso era él, un asesino que no se tocaba el corazón para nada más” Edward tenía muchas dudas sobre lo hablado con Acsa. Él no era muy dado a los sentimientos, de hecho su padre fue un hombre muy enérgico con él y su abuela terminó de completar el ciclo haciéndolo duro y cruel. Recordó cuando todo el ejército le juró lealtad para vengar la muerte del rey, se lanzó con todo a los Reinos bajos para arrasar esas pequeñas monarquías, corrió mucha sangre en los campos y el fuego quemó bosques y sembradíos. Fue cruel y despiadado con sus enemigos y más con ese maldito pueblo de Salem, mató a todos sus descendientes, abrieron vientres de mujeres embarazadas, ancianos fueron quemados, niños asesinados y adultos también, saquearon y con eso lavaron el dolor de la perdida. Eso era él, un asesino que no se tocaba el corazón para nada más. Rob se acercó y le hizo una reverencia y le preguntó: —¿Es cierto que ya elegiste a tu reina? —Sí, Acsa será mi reina… —Buena elección, amigo. —Aunque… R