Ya sé que ha pasado tiempo, ¿pero qué tal este giro en la trama? La verdad es que ya esta pronta a finalizar, espero acabarla de una buena vez. Saludos.
Ekatherine:Sentía que todo me daba vueltas, todo era demasiado confuso, no sabía que sentimiento reinaba sobre mí, donde iniciaba el dolor y donde acababa la ira.Las voces las escuchaba lejanas, me dolía demasiado el corazón.- ¿Su Alteza?, ¿qué le pasa? –escucho gritar a Emma tras doblarme del dolor, sujeto mi vientre.- Llama al doctor, vamos –le ordena Edrick mientras me alza, siento que me lleva hasta una habitación, luego siento algo suave. Me encojo sintiendo mucho dolor, lloraba pensando en que quizás fue demasiado estrés para mi pobre bebé, rogaba al cielo que nada malo le sucediera.- Aquí esta –escucho la voz de Emma tras no sé cuantos minutos.- Salga señor Pemberton –escucho que le ordena el doctor, se acerca y comienza a revisarme, de manera vaga escucho que le da indicaciones a Emma, siento un pinchazo y después calma total.Ambrose:Había llegado del norte de Caltes tras revisar unos reportes de robo, el Marqués Faith había informado al Marqués Carl poco después de la
Ekatherine:Había despertado desorientada y asustada, por suerte Ambrose estaba a mi lado.- ¿Qué pasó? –lo miro angustiada, él acaricia suave mi cabello.- Tuviste una amenaza de aborto, de ahora en adelante, debes estar tranquila –comienzo a llorar bajito, sabía que lo había causado, sin duda había sido demasiado para mí.- Lo lamento –él me abraza y frota mi brazo negando.- No es tu culpa, Edrick ya me contó todo, no te preocupes por nada, deja esto en mis manos querida mía –asiento, en realidad no podía hacer más, quería estar bien para que mi bebé estuviera bien, perderlo me aterraba, lo amaba.Ambrose no me dijo que haría, durante una semana me quede en la casa de campo, no era buena idea irme a Caltes.Lo único que Emma había podido contarme es que mi madre y Jelena se habían ido al igual que Edrick, este había solicitado el divorcio y mi marido había hablado con mi padre para ponerlo al tanto, estaba por demás decir lo enojado que se sentía, había accedido a venderle todo a A
El tiempo restante del embarazo lo había pasado tranquila, su padre se había acercado a ella y de su madre y hermana, no había vuelto a saber mucho, salvo que su padre les daba una cantidad mensual a pesar de lo groseras que eran. Mi madre se había casado con aquel hombre, llevaban una vida austera, sólo sabía que Beatrice era feliz, Jelena era un caso aparte, no la aceptaban en ningún lado y terminó trabajando en una panadería. - ¿Te sientes bien querida? –la voz preocupada de Ambrose me saca de mis pensamientos. - Sí, no es nada –acaricio su mejilla, hoy era el bautizo de mi pequeña Rossline Marie Kareline Kerloff duquesa de Ainsworth, el nombre era en honor a la abuela de Ambrose y claro, a la mía. - Rose te llama, creo que se cansó de tanta atención –y por atención se refería a los mimos de sus abuelos, estaban encantados con ella, la adoraban, y no era para menos, había luchado por llegar a ese mundo. - Ya voy –termino de colocarme los aretes antes de salir del brazo de mi e
La joven Ekatherine Lizabetha Kerloff paseaba tranquila por los jardines de la mansión Kingston mientras leía la carta de su amado Edrick, soñaba con el día que el volvería de aquella guerra sin sentido y al fin, podría pedir su mano en matrimonio.- Milady ‒escucha decir a una de las sirvientas, dobla la carta y la devuelve al sobre, se gira a verla.- ¿Sí? ‒la joven parecía haber recorrido todo el lugar hasta encontrarla.- Su padre la llama ‒Ekatherine asiente, camina hacia la mansión, esperaba no le saliera de nuevo con el tema del matrimonio arreglado, porque ella no pensaba casarse igual que su madre, eso le había costado un distanciamiento con ella a nivel emocional, toda su vida, ella y su hermana habían sido criadas por institutrices, y ante la incapacidad de darle un hijo varón a su padre, su madre había optado por rendirse, y la entendía, no debía ser fácil después de tantos abortos, pero eso debió crear un lazo más fuerte con ambas, aunque agradecía que al menos a Jelena s
Ekatherine:Lo único que me mantenía de animo era la carta de mi querido Edrick, soñaba con el momento de su regreso, y aunque tenía un poco de miedo, estaba lista para ver las listas de las bajas que colocarían en la plaza, sabía que su nombre no estaría ahí, le había pedido a Dios que lo cuidase en todo momento, y él nunca me había quedado mal.Por la mañana me levanté más temprano que de costumbre, sabía bien que las listas no serían colocadas hasta después de las 10 de la mañana, pero eso no me había permitido dormir bien así que, por mi salud mental, iría de paseo a caballo.Cuando me doy cuenta la hora que es, comienzo el viaje hasta el pueblo, Gallego, mi caballo, mi fiel amigo; sortea cada obstáculo con maestría, nada más llegar bajo dando un salto, él era tan inteligente que camino hasta el abrevadero para tomar un poco de agua.Sin importarme las buenas costumbres, me abro paso entre la gente, escucho que me maldicen pero poco me importan, necesito cerciorarme que no está en
Ekatherine:Odiaba a tipos como él, podía ver sus intenciones a mil kilómetros, es por eso que aborrecía a los hombres de la alta sociedad, eran banales, poco inteligentes y se centraban en ellos mismos como si fuesen Dios o un ser perfecto al cual debían servirle, en todo caso, que buscasen una criada en lugar de una esposa. Me negaba de manera rotunda a esa vida, y sabía que con Edrick no la tendría, éramos iguales y era eso lo que me gustaba de él, yo era su igual.Tras dejar a Gallego con una buena paca, cepillado y listo para la siguiente aventura, vuelvo a la mansión y me dirijo al cuarto para bañarme, me cambio y bajo a desayunar, lo bueno de haber crecido con las criadas, es que había forjado un lazo con ellas, así que la cocinera me mimaba y sin importar la hora, me tenía listo el desayuno o cualquier comida que me hubiese saltado.- Mis favoritos ‒susurro al ver los panqueques con fresa y miel, me siento y comienzo a comer feliz, eso hasta que mi padre llega, dejo el tenedor
Ambrose:Todos habían parecido enmudecer tras la entrada de la joven Ekatherine, nunca habría imaginado el impacto que ella tenía en esta sociedad, pero mi atención se había volcado en su padre, Lord Kingston. Era un hombre bastante corriente y según sabía, el título lo había heredado gracias al matrimonio con la única hija de los Kingston, y eso lo había logrado gracias al trabajo de su padre, Iván Petrov Kerloff, un hombre visionario que había comprado unas tierras muertas y en poco tiempo las había hecho prosperar volviéndose un hombre muy rico e influyente, eso hasta que Dimitrio Ivanov Kerloff lo había echado a perder en juegos de apuestas y negocios no tan inteligentes. Podía notar lo desesperado que estaba por recuperar su antigua posición, no dejaba de deshacerse en halagos y cumplidos a mi persona. Siendo sincero, no estaba interesado en el matrimonio, me gustaba la libertad y lo que podía hacer con eso, no tenía que ser un ejemplo porque sería muy raro llegar a la corona, en
Ambrose:Tras el rechazo de mi amistad, me había propuesto convencer a la joven Kerloff de volverse mi amiga, y esa determinación aumentaba con cada rechazo, quizás es que estaba bastante acostumbrado a salirme con la mía que mi ego no soportaba sus rotundas negativas.- Acepte este collar como muestra de mi interés sincero por usted ‒le sonrío lo más inocente posible, estábamos en una celebración dominical, ella me mira con ira contenida.- Ya le dije que me deje en paz, y llévese su horrible collar ‒se da la vuelta y va donde su madre, veo que le dice algo, es probable que la este regañando por su forma de comportarse conmigo, era gracioso ver que no sólo le molestaba el resto de las personas, también lo hacían sus padres, ¿podía culparla? Para nada, yo mismo era reacio a relacionarme con mis padres.- Debes detenerte Ambrose, las personas creen que de verdad estas enamorado de ella, incluso sienten lástima por ti ‒dice Joseph, era extraño llamarlo por su nombre en lugar de su apell