Las palabras dejaron a la joven médica sin voz, que a Ezekiel le preocupó y se acercó de inmediato. Lo menos que quería era darle un colapso a su esposa.— ¿Embarazada? ¿Estoy embarazada? — preguntó por décima vez —. ¡Dios! Ni siquiera estaba consciente de ello, y arriesgándolo.El hombre sonrió y la abrazó, para darle consuelo. Comprendía ese sentimiento e imaginaba que para ella era más fuerte, al cargar con su retoño. También pasó miles de cosas por su cabeza; se hizo una película de los peligros en la que estuvieron envueltos.— Así es, mía regina. Seremos padres, y no puedes imaginarte la emoción que siento; pero debemos contenernos. No quiero que nadie sepa, absolutamente nadie, solo por seguridad — Holly asintió, y finalmente sonrió.— ¡Voy a ser mamá! — exclamó, reduciendo su voz —. Es algo que no me lo esperaba. Estoy feliz.— La felicidad es mutua, pequeña flor.Luego de esa noticia, comenzó a explicarle todo el hecho ocurrido, la situación de las chicas que la acompañaban,
Luego de esa decisión, lo que quedaba era hablar con su esposo y saber que pensaba; sin embargo, por el momento, descansaría, y luego lo ayudaría a descubrir quién era el causante de dichas tragedias, en la vida de otras personas. No cabía duda de que estaba Ezekiel estaba estresado, y ella, no podía seguir comportándose como una rebelde, haciendo y deshaciendo todo a su antojo, menos ahora, que llevaba a alguien importante en su vientre.Al mismo tiempo, el gran hombre de negocios con el que se encontraba casada, estaba vociferando maldiciones en el despacho. Estaba incrédulo, de todo lo que había pasado, y de que su esposa haya sido víctima de ello.— Debes calmarte, Ezekiel. Hemos salvado a mí hija y ahora se encuentra sana y salva. — El hombre lo miró y asintió, pero nuevamente la ira se apoderó de él.— Esa niña…, yo ya la conocía — confesó, y tanto los abuelos como el padre, fruncieron sus ceños —. En Italia, una noche antes de la boda, la hemos sacado de un sótano. ¿Cómo es pos
Mientras Denis, intentaba comprender lo que estaba planeando aquel hombre que lo encontró tan fácilmente, Raúl, puso en marcha sus planes de sacar a sus hombres de los alrededores.Eso se convertiría en una desventaja para el italiano, pues, creía que con ello iba a poder chantajear nuevamente a su bella flor. Aun se encontraba maldiciendo el hecho de haberla perdido por una estupidez tan ridícula. No podía confiar en nadie.Raúl, por su parte, estaba haciendo su trabajo, intentando dar lo mejor de él para evitar futuras tragedias. Ya no podía permitir que otros arreglen su basura, y más que nada, sentía que debía hacer algo, para compensar las veces que Holly, dio la cara por él.En silencio, se acercó a uno de ellos, con un cuchillo en la mano, y un arma con silenciador. No tenía la intención de levantar sospechas, pero haría lo que fuera para evitar que sigan siendo controlados por cada uno de ellos. llegó por la espalda, y pasó aquel cuchillo por el cuello del sujeto, evitando de
Ella no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. Estaba asustada, idiotizada, horrorizada. De su boca no salía ni una sola palabra más; no sabía que más decir.Las lágrimas comenzaron a descender de sus ojos, pues su esposo era extremadamente irreconocible en ese momento. Sabía que había algo turbio en él, pero jamás imaginó que sería eso.— Holly…, puedo explicarlo — musitó, con el rostro nulo de color. Parecía asustado de que yo lo viera —. Solo estaba…— ¿Lastimando a una mujer? ¿Es eso lo que intentas explicarme? — Enfocó sus ojos en su hermano menor —. ¿Y tú lo apoyas?— Yo acabo de enterarme — Se defendió, recibiendo una mirada recriminatoria de su cuñado, que lo hizo temblar.— ¿Esto le haces a todos? — Movió la cabeza a un lado, e intentó sonreír, para finalmente asentir.— Solo a los que lastiman personas inocentes, mia regina — respondió.— Holly, por favor, no dejes que me mate. Ezekiel se ha vuelto loco… Mira lo que me hizo! — suplicó la mujer, atada en la silla.— ¡Cáll
Los días fueron pasando gradualmente y el embarazo de su esposa iba muy tranquilo. Los antojos comenzaron a hacerse presentes, y los deseos sexuales mucho más continuos. Para Ezekiel esa era la parte favorita del día complacer a su bella esposa en todo lo que pida.— Este pantalón ya no me prende. Me veo fatal, con este vientre abultado pronto estaré rodando por las escaleras — masculló ella con ganas de llorar —. Ya no quiero vivir encerrada. ¿Cuánto tiempo debo ocultar?— Comprendo tu desesperación, pero debes entender que es por tu seguridad y la de ese pequeño creciendo — respondió con una media sonrisa — No sabemos quién está a cargo, y por el momento no confío en nadie más.— ¿Ni en mis padres?— Puedo hacer la excepción con ellos, pero los demás no y no porque no confíe, simplemente, pueden no lidiar con la emoción y soltar las palabras sin medir las consecuencias — Ezekiel soltó un suspiro —. Puede que parezca tranquilo, pero en realidad no es así. Estamos en peligro, Holly.A
Minutos más tarde, salieron los hombres afuera, a pasos lentos. Holly, por su parte, contenía su respiración para no ser descubierta; y se quedaría allí hasta que el abuelo se marche de la mansión.No obstante, ya abajo, en el salón, el viejo Dankworth observaba con suma tranquilidad, todo el lugar para ver si no encontraba algo sospechoso; sin embargo, no hallaba nada.— Entonces, ¿mi nieta salió? — Ezekiel, fingió estar tranquilo y solo asintió, evitando mostrar cualquier rastro de emoción al respecto.— Mm. Dijo que debía comprar algo. La verdad, no tengo idea de que podría ser, pero es mejor que se distraiga.— Seguro — susurró el anciano, dudando un poco —. Es bueno que no haya tenido ningún trauma.Ezekiel arqueó las cejas y sonrió con orgullo.— Holly es extraordinaria. Es más fuerte de lo que aparenta ser — respondió.El anciano, observó al guardaespaldas principal de su nieto.— Veo que ya te has recuperado completamente. ¿Recuerdas algo de ese día?— Me temo que no. El médic
La situación, cada vez era más compleja, pero no había más opción que viajar y a Holly no le quedó más remedio que obedecer. Tales acontecimientos, le habían llevado a sufrir un estrés enorme; pues el viaje repentino había llamado la atención de su familia, y mucho más de su abuelo.Era claro que salir del país era una muy mala idea, pero ella entendía por qué su esposo lo hacía. Al fin de cuentas, ella también quería proteger a su bebé, solo que, no pensaba que, en realidad, su verdadero calvario iba a iniciar.Mientras su esposo estaba sentado, trabajando en su despacho, concentrado en millones de papeles, ella optó por salir a conocer la ciudad. Ya habían pasado más de una semana desde que llegaron, y no habían salido a ningún lugar.— Saldré a conocer la ciudad — avisó la joven médica, pero no recibió ningún tipo de respuesta —. Adiós.Esperó un rato, pero nada. Ciertamente, Ezekiel estaba pasando por algo muy complicado, que olvidaba prestar atención a su mujer; sin embargo, ella
El miedo que Holly sentía en ese momento, era algo único e inigualable. El frío se adentraba en su cuerpo, logrando congelar cada parte de sus músculos, y con ello, hacía imposible detener el temblor de todo su organismo.Tenía los labios morados, y sus manos, abrazaban su pequeño vientre abultado, frío como una bola de nieve. Su preocupación se acrecentaba, conforme pasaba los minutos, y el temor de que algo le pase a su bebé, no la dejaba pensar con la cabeza fría.— Debes aguantar, bebé. Papi nos va a encontrar — susurraba, mientras las lágrimas caían como cascadas de sus ojos.Ezekiel, por su parte, caminaba de un lado a otro, esperando el momento para ir a rescatar a su mujer. A este punto, ella ya no tenía el rastreador por ella, lo que indicaba que se lo había sacado, o apagado. Solo anhelaba que comenzara a funcionar, porque hasta el momento, era la única esperanza que tenía para encontrarla a ella y su hijo no nacido.En ese instante, en la casa llegaron sus suegros. Pese a q