Mientras Denis, intentaba comprender lo que estaba planeando aquel hombre que lo encontró tan fácilmente, Raúl, puso en marcha sus planes de sacar a sus hombres de los alrededores.Eso se convertiría en una desventaja para el italiano, pues, creía que con ello iba a poder chantajear nuevamente a su bella flor. Aun se encontraba maldiciendo el hecho de haberla perdido por una estupidez tan ridícula. No podía confiar en nadie.Raúl, por su parte, estaba haciendo su trabajo, intentando dar lo mejor de él para evitar futuras tragedias. Ya no podía permitir que otros arreglen su basura, y más que nada, sentía que debía hacer algo, para compensar las veces que Holly, dio la cara por él.En silencio, se acercó a uno de ellos, con un cuchillo en la mano, y un arma con silenciador. No tenía la intención de levantar sospechas, pero haría lo que fuera para evitar que sigan siendo controlados por cada uno de ellos. llegó por la espalda, y pasó aquel cuchillo por el cuello del sujeto, evitando de
Ella no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. Estaba asustada, idiotizada, horrorizada. De su boca no salía ni una sola palabra más; no sabía que más decir.Las lágrimas comenzaron a descender de sus ojos, pues su esposo era extremadamente irreconocible en ese momento. Sabía que había algo turbio en él, pero jamás imaginó que sería eso.— Holly…, puedo explicarlo — musitó, con el rostro nulo de color. Parecía asustado de que yo lo viera —. Solo estaba…— ¿Lastimando a una mujer? ¿Es eso lo que intentas explicarme? — Enfocó sus ojos en su hermano menor —. ¿Y tú lo apoyas?— Yo acabo de enterarme — Se defendió, recibiendo una mirada recriminatoria de su cuñado, que lo hizo temblar.— ¿Esto le haces a todos? — Movió la cabeza a un lado, e intentó sonreír, para finalmente asentir.— Solo a los que lastiman personas inocentes, mia regina — respondió.— Holly, por favor, no dejes que me mate. Ezekiel se ha vuelto loco… Mira lo que me hizo! — suplicó la mujer, atada en la silla.— ¡Cáll
Los días fueron pasando gradualmente y el embarazo de su esposa iba muy tranquilo. Los antojos comenzaron a hacerse presentes, y los deseos sexuales mucho más continuos. Para Ezekiel esa era la parte favorita del día complacer a su bella esposa en todo lo que pida.— Este pantalón ya no me prende. Me veo fatal, con este vientre abultado pronto estaré rodando por las escaleras — masculló ella con ganas de llorar —. Ya no quiero vivir encerrada. ¿Cuánto tiempo debo ocultar?— Comprendo tu desesperación, pero debes entender que es por tu seguridad y la de ese pequeño creciendo — respondió con una media sonrisa — No sabemos quién está a cargo, y por el momento no confío en nadie más.— ¿Ni en mis padres?— Puedo hacer la excepción con ellos, pero los demás no y no porque no confíe, simplemente, pueden no lidiar con la emoción y soltar las palabras sin medir las consecuencias — Ezekiel soltó un suspiro —. Puede que parezca tranquilo, pero en realidad no es así. Estamos en peligro, Holly.A
Minutos más tarde, salieron los hombres afuera, a pasos lentos. Holly, por su parte, contenía su respiración para no ser descubierta; y se quedaría allí hasta que el abuelo se marche de la mansión.No obstante, ya abajo, en el salón, el viejo Dankworth observaba con suma tranquilidad, todo el lugar para ver si no encontraba algo sospechoso; sin embargo, no hallaba nada.— Entonces, ¿mi nieta salió? — Ezekiel, fingió estar tranquilo y solo asintió, evitando mostrar cualquier rastro de emoción al respecto.— Mm. Dijo que debía comprar algo. La verdad, no tengo idea de que podría ser, pero es mejor que se distraiga.— Seguro — susurró el anciano, dudando un poco —. Es bueno que no haya tenido ningún trauma.Ezekiel arqueó las cejas y sonrió con orgullo.— Holly es extraordinaria. Es más fuerte de lo que aparenta ser — respondió.El anciano, observó al guardaespaldas principal de su nieto.— Veo que ya te has recuperado completamente. ¿Recuerdas algo de ese día?— Me temo que no. El médic
La situación, cada vez era más compleja, pero no había más opción que viajar y a Holly no le quedó más remedio que obedecer. Tales acontecimientos, le habían llevado a sufrir un estrés enorme; pues el viaje repentino había llamado la atención de su familia, y mucho más de su abuelo.Era claro que salir del país era una muy mala idea, pero ella entendía por qué su esposo lo hacía. Al fin de cuentas, ella también quería proteger a su bebé, solo que, no pensaba que, en realidad, su verdadero calvario iba a iniciar.Mientras su esposo estaba sentado, trabajando en su despacho, concentrado en millones de papeles, ella optó por salir a conocer la ciudad. Ya habían pasado más de una semana desde que llegaron, y no habían salido a ningún lugar.— Saldré a conocer la ciudad — avisó la joven médica, pero no recibió ningún tipo de respuesta —. Adiós.Esperó un rato, pero nada. Ciertamente, Ezekiel estaba pasando por algo muy complicado, que olvidaba prestar atención a su mujer; sin embargo, ella
El miedo que Holly sentía en ese momento, era algo único e inigualable. El frío se adentraba en su cuerpo, logrando congelar cada parte de sus músculos, y con ello, hacía imposible detener el temblor de todo su organismo.Tenía los labios morados, y sus manos, abrazaban su pequeño vientre abultado, frío como una bola de nieve. Su preocupación se acrecentaba, conforme pasaba los minutos, y el temor de que algo le pase a su bebé, no la dejaba pensar con la cabeza fría.— Debes aguantar, bebé. Papi nos va a encontrar — susurraba, mientras las lágrimas caían como cascadas de sus ojos.Ezekiel, por su parte, caminaba de un lado a otro, esperando el momento para ir a rescatar a su mujer. A este punto, ella ya no tenía el rastreador por ella, lo que indicaba que se lo había sacado, o apagado. Solo anhelaba que comenzara a funcionar, porque hasta el momento, era la única esperanza que tenía para encontrarla a ella y su hijo no nacido.En ese instante, en la casa llegaron sus suegros. Pese a q
Un fuerte sentimiento de dolor atravesaba en su pecho, se sentía impotente, débil y decepcionada de sí misma, por no poder hacer más. Ella quería hacer más, para salvar a su bebé; pero, esa lluvia, que caía con tanta fuerza, le impedían hacerlo. El suelo se volvió resbaloso, y estar de pie resultaba difícil, por el desnivel en el que me encontraba, y no conforme con su lamentable situación, ya no era seguro estar allí. El lugar se estaba volviendo inestable, y pronto sería una víctima de tan aparatosa caía. Y sin poder resistir su tan desagradable situación, y, sin una pizca de esperanza a ser salvada por alguien, Holly gritó. Gritó con las fuerzas que le quedaba y lloró amargamente en ese desolado lugar, implorando piedad a la oscuridad, hasta quedarse sin voz y esperar su muerte. Ella se había rendido. — ¡Maldita sea! ¿Qué he hecho para merecer tanta maldad? — masculló su pregunta, con voz temblorosa. Estaba claro que nadie vendría a salvarla en medio de la nada, en la cima de un
El primero en llegar a ella, fue su esposo, quien sostuvo su cabeza e impidió que se dé un golpe con el suelo. El segundo fue el hombre que salvó su vida, y aunque no podía hacer mucho porque tenía a la bebé en brazos, le indicó que hacer.— Colócala en el sofá. En aquel cajón hay un botiquín de primeros auxilios. Espérate un rato, y luego le colocas bajo la nariz — explicó.Fue Luis quien siguió los pasos que había explicado el hombre, pues tenía más experiencia. Ezekiel, por su parte, no entendía que había pasado, pero era obvio que su esposa no se encontraba bien, pero se sentía mal al no hacer nada al respecto. Odiaba verla así de mal.Unos minutos más tarde, ella despertó, y comenzó a visualizar todo a su alrededor, hasta que enfocó sus ojos en el hombre, aun sosteniendo a su bebé. El sujeto en cuestión, comprendió de inmediato que ella la quería cargar, y sin ningún inconveniente se la entregó, con mucho cuidado.Holly era la mujer más bonita que sus ojos habían visto alguna vez