Minutos más tarde, salieron los hombres afuera, a pasos lentos. Holly, por su parte, contenía su respiración para no ser descubierta; y se quedaría allí hasta que el abuelo se marche de la mansión.No obstante, ya abajo, en el salón, el viejo Dankworth observaba con suma tranquilidad, todo el lugar para ver si no encontraba algo sospechoso; sin embargo, no hallaba nada.— Entonces, ¿mi nieta salió? — Ezekiel, fingió estar tranquilo y solo asintió, evitando mostrar cualquier rastro de emoción al respecto.— Mm. Dijo que debía comprar algo. La verdad, no tengo idea de que podría ser, pero es mejor que se distraiga.— Seguro — susurró el anciano, dudando un poco —. Es bueno que no haya tenido ningún trauma.Ezekiel arqueó las cejas y sonrió con orgullo.— Holly es extraordinaria. Es más fuerte de lo que aparenta ser — respondió.El anciano, observó al guardaespaldas principal de su nieto.— Veo que ya te has recuperado completamente. ¿Recuerdas algo de ese día?— Me temo que no. El médic
La situación, cada vez era más compleja, pero no había más opción que viajar y a Holly no le quedó más remedio que obedecer. Tales acontecimientos, le habían llevado a sufrir un estrés enorme; pues el viaje repentino había llamado la atención de su familia, y mucho más de su abuelo.Era claro que salir del país era una muy mala idea, pero ella entendía por qué su esposo lo hacía. Al fin de cuentas, ella también quería proteger a su bebé, solo que, no pensaba que, en realidad, su verdadero calvario iba a iniciar.Mientras su esposo estaba sentado, trabajando en su despacho, concentrado en millones de papeles, ella optó por salir a conocer la ciudad. Ya habían pasado más de una semana desde que llegaron, y no habían salido a ningún lugar.— Saldré a conocer la ciudad — avisó la joven médica, pero no recibió ningún tipo de respuesta —. Adiós.Esperó un rato, pero nada. Ciertamente, Ezekiel estaba pasando por algo muy complicado, que olvidaba prestar atención a su mujer; sin embargo, ella
El miedo que Holly sentía en ese momento, era algo único e inigualable. El frío se adentraba en su cuerpo, logrando congelar cada parte de sus músculos, y con ello, hacía imposible detener el temblor de todo su organismo.Tenía los labios morados, y sus manos, abrazaban su pequeño vientre abultado, frío como una bola de nieve. Su preocupación se acrecentaba, conforme pasaba los minutos, y el temor de que algo le pase a su bebé, no la dejaba pensar con la cabeza fría.— Debes aguantar, bebé. Papi nos va a encontrar — susurraba, mientras las lágrimas caían como cascadas de sus ojos.Ezekiel, por su parte, caminaba de un lado a otro, esperando el momento para ir a rescatar a su mujer. A este punto, ella ya no tenía el rastreador por ella, lo que indicaba que se lo había sacado, o apagado. Solo anhelaba que comenzara a funcionar, porque hasta el momento, era la única esperanza que tenía para encontrarla a ella y su hijo no nacido.En ese instante, en la casa llegaron sus suegros. Pese a q
Un fuerte sentimiento de dolor atravesaba en su pecho, se sentía impotente, débil y decepcionada de sí misma, por no poder hacer más. Ella quería hacer más, para salvar a su bebé; pero, esa lluvia, que caía con tanta fuerza, le impedían hacerlo. El suelo se volvió resbaloso, y estar de pie resultaba difícil, por el desnivel en el que me encontraba, y no conforme con su lamentable situación, ya no era seguro estar allí. El lugar se estaba volviendo inestable, y pronto sería una víctima de tan aparatosa caía. Y sin poder resistir su tan desagradable situación, y, sin una pizca de esperanza a ser salvada por alguien, Holly gritó. Gritó con las fuerzas que le quedaba y lloró amargamente en ese desolado lugar, implorando piedad a la oscuridad, hasta quedarse sin voz y esperar su muerte. Ella se había rendido. — ¡Maldita sea! ¿Qué he hecho para merecer tanta maldad? — masculló su pregunta, con voz temblorosa. Estaba claro que nadie vendría a salvarla en medio de la nada, en la cima de un
El primero en llegar a ella, fue su esposo, quien sostuvo su cabeza e impidió que se dé un golpe con el suelo. El segundo fue el hombre que salvó su vida, y aunque no podía hacer mucho porque tenía a la bebé en brazos, le indicó que hacer.— Colócala en el sofá. En aquel cajón hay un botiquín de primeros auxilios. Espérate un rato, y luego le colocas bajo la nariz — explicó.Fue Luis quien siguió los pasos que había explicado el hombre, pues tenía más experiencia. Ezekiel, por su parte, no entendía que había pasado, pero era obvio que su esposa no se encontraba bien, pero se sentía mal al no hacer nada al respecto. Odiaba verla así de mal.Unos minutos más tarde, ella despertó, y comenzó a visualizar todo a su alrededor, hasta que enfocó sus ojos en el hombre, aun sosteniendo a su bebé. El sujeto en cuestión, comprendió de inmediato que ella la quería cargar, y sin ningún inconveniente se la entregó, con mucho cuidado.Holly era la mujer más bonita que sus ojos habían visto alguna vez
La niña no tenía nombre, y Holly no tenía idea de cuál elegir, entre su lista larga. Mientras la bebé dormía en su cunero, y su abuela velaba sus sueños, la joven médica optó por bajar a buscar a su esposo; sin embargo, se detuvo cuando escuchó que se encontraba conversando en su despacho con su padre. — Me siento débil, y mis enemigos se aprovechan de eso. Holly es mi mundo entero, señor Brusquetti y créeme que daría mi vida por ella. Ella ha visto la peor versión de mí, y aun así está a mi lado, pero sé muy en el fondo, que no me quiere de esa forma. —Te contiene. — Sí — susurró en respuesta —. Pondría el mundo a sus pies sin importarme qué; pero, no puedo dejar de ser quien soy, mucho menos cuando han lastimado a lo único que me ha mantenido cuerdo todos estos años. — Habla con ella, explícale lo que sientes. Sé lo que es estar en un laberinto; yo pasé por algo similar. Estar con su madre fue muy difícil, una historia sangrienta, manipulable y llena de peligro, pero lo logramos
La familia quería creer que todo estaba bien por el momento, que tanto Holly como su hija, estaban seguras volviendo a su país natal; sin embargo, no se imaginaban el golpe duro que le darían sus enemigos.Tanto Ezekiel como Holly, estaban saliendo del aeropuerto, cuando la desgracia ocurrió. El hombre ya había sido informado del caso, y prefirió ocultárselo a su esposa, hasta estar en un lugar seguro. Ni hablar de Raúl, que ya tenía el rostro preocupado, mirando a cada rato su teléfono móvil, esperando quizás, una respuesta de su novia.Cuando iban a subir al coche, Raúl fue el primero en dar un paso atrás. Holly lo miró con curiosidad y preocupada, pues no tenía buen semblante.— ¿Sucede algo, Raúl? — La pregunta de la joven médica, hizo que todos detuvieran su andar. El fingió una sonrisa que ella, sabía que no era real.— Nada, hermana. Iré a buscar a Gina.— ¿Está todo bien, hijo? — preguntó su padre, él solo asintió.— Seguro está en el hospital de guardia — Él negó.— Hoy tenía
— Te has mantenido muy callada, alejada de todos. Los padres de Paulo y…, Gina, han estado comentando sobre ti. — La voz de Raúl, se escuchó a sus espaldas. Sin embargo, ella solo pensaba en el momento en que descubra el paradero de Denis, y tomar venganza de lo que le hizo a sus amigos. Escuchar el sonido de las máquinas, que indica que siguen respirando, que sus corazones siguen latiendo, era un recordatorio de lo que debía hacer. — Solo estoy pensando — respondió ella, de forma serena. Ese comportamiento, dejó un poco nervioso a su hermano menor, que tenía unas ganas inmensas de gritar. Quería entenderla; sin embargo, ella casi no le decía nada. — ¡Ni siquiera has preguntado qué fue lo que pasó! — exclamó en un arrebato de ira. La tomó de los brazos y la levantó de sillón, para que pueda mirarla a los ojos. Se sorprendió ver cómo le sonreía de forma tranquilizadora, para que no supiera sus verdaderas intenciones —. ¿No quieres al menos saber qué pasó? Holly ya sabía eso, simple