Una fragancia tan dulce y embriagadora me insta a remover mi rostro, en busca de la fuente de ese toque entre la canela y la fragancia salvaje del bosque.Aspiro con fuerza al enterrar mi nariz en una suavidad cálida que me recibe sin inconveniente alguno.Mi cuerpo se siente tan bien contra una superficie dura que emana un agradable calor que espanta por completo el frío de mi sistema.Siento movimiento sobre mi frente.Un frote que raspa la suavidad de mi piel y afloja una sonrisa en mi rosto cuando siento ese mar de cosquillas que me tientan a abrir los ojos.Pero no quiero.Aún no.Estoy disfrutando demasiado de este sueño.Ese sueño en el que soy arropada entre los brazos de un completo y misterioso desconocido.Que a pesar de su toque crudo y áspero, se siente la dulzura de quien parece predispuesto a venerar cada atisbo de mi ser con su tacto.Besos cortos persiguen en un mar de cosquilleos mi frente, mientras sus grandes y cálidas manos, acarician la piel desnuda de mi espalda
Mis parpados caen cuando aspiro una vez más la mezcla de aromas que se envuelven alrededor de nosotros.Identifico la fragancia salvaje e intesa de Badel.La picante y tentadora de Aryen.La suave y envolvente de Lyam.Sin darme cuenta estoy volviendo a ese pequeño estado de limbo donde sucumbo a mis deseos más candentes, frotando mi nariz contra la piel tersa y caliente del hombro de Badel.Todos estos músculos bien formados que encajan en esta perfecta definición de hombre maduro y salvajemente dominante a mi disposición, bajo mi cuerpo, con ese deseo latente de ser marcado por mí.Marcar mis uñas en su piel.Marcar mis dientes sobre la masa musculosamente atractiva que conecta su cuello y hombro.Sin darme cuenta estoy deslizando mi lengua sobre una tímida gota de sudor que cae desde su cuello hasta ese punto exacto que reclama tentadoramente el que hinque ahí mis dientes.Lo siento estremecerse.Pero no lo distraigo del todo de rebatir las palabras de Lyam en una discusión que sé
Parpadeo cansada, aún con ese rastro de cosquilleos hormigueando sobre mi piel.Huellas del recuerdo que dejaron las bocas de Aryen y Badel sobre mi piel.En mi ser.Esos besos que tocaron directamente mi alma y consolaron mi corazón.Me remuevo en la caliente cama que aún me abraza, mis extremidades siguen doliendo, así como el palpitar entre mis piernas por acciones que nunca antes había llevado a cabo, para terminar abriendo los ojos cuando una pequeña y frágil fragancia cosquillea mi nariz.Parpadeo ahora intentando salir de mi estado adormilado, incorporándome en la cama no antes de arrastrar las mantas contra mi pecho, cubriendo mi aún latente desnudez.Lo primero que hago al despertar es repasar mi alrededor en busca de los dos hombres que me hicieron tocar el cielo, pero estoy sola en la cama y en la habitación.Oh bueno, aparentemente así lo sentía, hasta que me encuentro con unos ojitos tiernos que me miran desde la puerta de mi habitación.Su carita es el sinónimo de la ter
El latido constante y firme del corazón de Aryen me aporta la calma que necesito, esa que va a unida a la sensación cálida de su mano acariciando mi espalda con el mimo del que tanto me veo necesitada.Ese mismo que todo este tiempo he rehuido o creído inútil para seguir viviendo la vida que vivía.Un nuevo beso cae sobre mi frente.Tengo miedo de moverme o decir algo que rompa este momento.Porque realmente lo estoy disfrutando tanto que no deja de apretar mi corazón ante la angustia de la posibilidad de perderlo.Aryen me ayudó a llegar al baño, me cedió el espacio que necesitaba para ducharme aún si sentía que estaba dispuesto a entrar conmigo para encargarse él mismo de lavarme, pero de alguna forma comprendió lo que necesitaba y me alegro ver que por un instante cedería ese control y autoridad que parece disfrutar conservar.Ahora ambos seguimos en la cama, porque básicamente él no me ha dejado levantarme de ella, es tan insistente con mi descanso como la anciana del día anterior
Acaricio la mata rulosa de Leonel mientras permanece dormido sobre mi regazo, contemplando ciertamente perdida las flores que él mismo me trajo sobre la mesita de noche a mi lado. El sol se está perdiendo para dejar paso a la luna y con ello la oscuridad de la noche. Tanya se encuentra a mi lado, en ese sillón, entretenida tejiendo lo que a primera vista parece un pequeño jersey de punto. Sonrío repentinamente agradecida por esta extraña estampa hogareña que agita suavemente mi corazón. La anciana encuentra mi mirada, esbozando una tierna sonrisa en sus labios en respuesta a la mía. No hemos conversado, tal y como Aryen le pidió a Leonel, él se a ocupado de cuidarme y eso también implica hacerme guardar silencio por el bien de mi garganta. Claro que la mujer no se ha quedado atrás y nada más traer mi comida, se a puesto de su lado para limitar en lo posible que se acrecentara el mal estado de mis cuerdas vocales. Así que ahora mismo estamos sumergidos en un agradable silencio, e
Las palabras de Kail revolotean una y otra vez en mi cabeza, como un eco constante de una ilusoria fantasía que da cabida a la posibilidad de ser real.Estás destinada a conectar con nuestras almas, formar parte de nosotros…Como si la luna nos estuviera ofreciendo una segunda oportunidad de salvar y conservar aquello que nos pertenece…A ti, nuestra Luna.Mi respirar se vuelve ciertamente irregular por los frenéticos latidos de mi corazón, esos que arrematan con brusquedad mi pecho, casi dispuesto a salir de su cautiverio y servirse en bandeja al hombre que mantiene la firmeza intensa de su mirada clavada en mí.La presión de mi mano sobre la suya se afloja, temblorosa ante el estado entre la conmoción por su tan extraña y repentina confesión, donde el miedo se encuentra raspando la esperanza infantil de poder tener mi propio cuento de hadas.Escéptica, guardo egoístamente mis emociones, con el miedo atroz de la capacidad sobrenatural con la que puede leer mis pensamientos, dejando e
Observo desde las alturas la densidad frondosa del bosque que parece envolver la casa en la que me encuentro. Estoy perdida analizando la naturaleza viva de las altas copas de pinares que parecen danzar con el viento otoñal.Ha pasado dos días desde que Kail lanzo cierta luz a mi incesante incertidumbre sobre la rareza que parece gobernar en este lugar.Desde que se dio esa corta conversación, no he visto a ninguno de los hombres de esta casa volver a irrumpir en mi habitación o reclamar mi compañía de una forma sutil y esto comienza a pasarme factura.Mi única compañía hasta ahora es la atenta mujer de belleza sabia que se mantiene pasible en su mullido sillón, dándole forma a ese diminuto jersey de lana verde oscuro.Siento el peso de su mirada cada dos por tres, pero como Kail, ella parece saber cuando no irrumpir esta pequeña burbuja que amenaza con aislarme de todo y todos.Mis uñas se arrastran sobre la piel de mis brazos, esos que mantengo enrollados y presionados bajo mis pech
Tímidamente tanteo el manillar de la puerta, insegura del paso que estoy a punto de dar.A diferencia de lo que creía, Badel no interrumpió la escena y menos aún se unió a ella, como tanto su mirada me indicaba deseaba hacer.En su lugar llamó con la calidez suave de un padre orgulloso de sus hijos, al par que me había hecho darme cuenta de algo que inconscientemente yo ya había aceptado, hasta hacer que ambos se alejaran risueños de mí, para acomodarse a un costado de su padre en el marco de la puerta de mi habitación.Su mirada cargada de un cariño que revoloteaba en mi pecho, expulsó con suavidad la pequeña invitación a por primera vez desde que desperté en esta casa, comer con ellos en el comedor.Como una familia…El pensamiento hizo hormiguear mi piel hasta erizarla, robándome unos segundos esa sonrisita escurridiza que delataba lo mucho que había esperado algo como eso.Me siento tan malditamente sumisa con ellos.Con una inseguridad tan poco habitual en mí que algunas veces me