6. ¿Que contenía ese extraño vino?

Anya.

Mientras Úriel revisaba su teléfono con evidente aburrimiento, yo sentía cómo me hervía la sangre. Estaba a punto de estallar para que se fuera de una vez y me dejara en paz. Me sentía como un volcán a punto de erupciones.

—Este lugar apesta —indicó sin rodeos, mirándome con aburrimiento —. Creo que no estás bien de la cabeza por querer vivir aquí.

—¿Porque demonios viniste? —le respondí irritada—. No te entiendo, Úriel. ¿Cuál es el problema? Tú decidiste venir aquí.

—Porque quiero estar contigo, Anya. ¿Es que no lo entiendes?

—No, no te entiendo. Quiero entenderte, pero no lo logro. Me desconciertas —le repliqué, ya agotada por su actitud. Él me miró con esa sonrisa irónica que tanto detestaba.

—Eres un caso perdido. ¿De verdad no ves lo que te pierdes en la ciudad? —insistió, gesticulando como si estuviera dándome una lección.

—Úriel, ya te lo dije. No quiero la ciudad ni sus distracciones. Esto no va a funcionar si no puedes respetar mi vida aquí —le advertí, sin poder conten
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo