La chica de mi hermano

~Matías~

Este es uno de mis peores días. Debería haber sido capaz de predecir que este acontecimiento se daría; si me hubiera adelantado al ver la confianza de Ethan en sus palabras, Eloy y Alessandra estarían aquí ahora mismo.

Con cierta pesadumbre, me puse un outfit básico deportivo y agradecí no encontrar a nadie en mi dormitorio al despertar. Sin decir nada a nadie, Look y yo salimos hacia el bosque. Él tiene unas frenéticas ganas de correr, y yo que no estoy para echar cohetes ahora mismo; necesito respirar el aire fresco, porque siento que este dolor me está ahogando.

~Alessandra~

Al despertar, desorientada y con un dolor agudo de cabeza, examiné todo lo que me rodeaba; fue entonces cuando me di cuenta de que me habían encerrado en una fría y enmohecida habitación.

No sé quiénes eran cuando entraron en mi casa como completos animales buscándome. Corrí al pasillo cuando escuché a mi madre gritar que huyera; pero ya era tarde, uno de ellos me había alcanzado y, con un fuerte golpe en la cabeza, todo se oscureció.

He perdido la noción del tiempo, pero desde que estoy aquí; me han sacado cada ciertas horas para torturarme por placer, porque tuve la impresión de que lo disfrutaron. Tengo miedo, me prometieron volver. La puerta por la que me tienen presa ha sido abierta, traían a un niño en muy malas condiciones; con la ira a flor de piel me tomé el atrevimiento de levantarme y confrontarlos.

–¡Dejadlo en paz! –grité. Se comenzaron a reír; confieso que nunca he llevado bien que se rían de mí, de la manera en la que estos dos lo hacen. Así que, cogiendo impulso, me lancé sobre la espalda de uno de estos neandertales.

–Mala idea –dijo, me agarró con gran fuerza del brazo y espera un momento... ¿eso son garras? Eso es imposible, ¿o no? Me tiró con rudeza al suelo y me propinó una patada en el estómago, que momentáneamente me mantuvo sin respirar. –Ese es el lugar que mereces, perra –dijo antes de cerrar la puerta y marcharse.

Inmediatamente posé la vista sobre aquel pequeño que habían traído; en medio de la oscuridad, pude ver que presentaba graves heridas y sangre por doquier cubría su torso desnudo. Con una gran congoja en mi pecho, me acerqué a él y puse su cabeza sobre mis piernas.

–¿Hola, quién eres? ¿Estás bien? –no recibí respuesta. Segundos más tarde, había empezado a moverse con ciertas molestias. –Tranquilo, si sigues moviéndote así, acabarás haciéndote más daño –dije acariciando su cabello.

–Mi... mi hermano –susurró.

–¿Quién es tu hermano? Aquí no está, pero si me dices dónde puedo hallarlo, te llevaré con él –respondí con el único fin de distraerlo y calmarlo. No dijo nada, parecía dormido, pero empezó a convulsionar. –Estás congelado, hace frío, te daré calor con mi cuerpo; tal vez esto funcione, te pondrás bien –no estaba segura, pero debía intentarlo; me quité la camisa y lo abracé. Después de un rato, recuperó su calidez natural, abrió los ojos y dijo:

–Gracias.

–No te preocupes, encantada de haber ayudado. ¿Por qué estás tan herido? –suspiró pesadamente y dijo:

–Querían hacer daño a mi hermano, y yo lo impedí.

–Pero él ya es mayorcito, para defenderse solo –respondí arrugando el ceño.

–No lo entenderías; por favor olvídalo –dijo con recelo.

–Dime entonces, ¿cómo te llamas? –pregunté.

–Eloy, ¿y tú?

–Alessandra –oír mi nombre lo cogió por sorpresa, que boquiabierto exclamó:

–¡No puede ser, eres la chica de mi hermano!

–¿Qué? No...yo...creo que te has confundido –tartamudeé acoquinada.

–No, estoy seguro, eres tal cual te describió; además hueles a él –afirmó.

–No entiendo nada, ¿qué quieres decir con que huelo a él? Te habrás equivocado con otra persona.

–No me corresponde a mí decírtelo, pero no te preocupes; cuando él llegue lo sabrás. Es quien nos sacará de aquí –respondió.

~Matías~

Hemos organizado varios grupos para ir preguntando a toda bruja u hombre lobo de Camden o sus inmediaciones si por casualidad los han visto o a aquel que se los ha llevado; pero dicha búsqueda ha resultado ser infructuosa. Ninguno sabía nada.

–Campeón, no tienes buen aspecto; por favor, descansa. Te avisaremos en cuanto demos con algo.

–No, lo siento, pero, papá, no puedo sentarme esperando que regresen por su propio pie a casa. ¡Me estoy volviendo loco! –respondí atormentado.

–Está bien, como quieras. Solo lo decía por tu bien; sabes que somos irracionales cuando se trata de nuestras lunas –sabía muy bien a qué se refería, pasó por lo mismo con mamá. Admiro su fuerza para continuar.

–Lo sé, perdóname, papá –respondí cabizbajo.

–No te preocupes –respondió dándome un abrazo paternal.

~Alessandra~

Nos mantuvimos unidos desde que nos presentamos, manteniendo una conversación, hasta que unos pasos afuera de nuestra celda captaron nuestra atención. La angustia crecía en mi interior, pensando que podría volver a ser torturada; pero en medio de la oscuridad, un bajo gruñido me desconcertó. A pesar de su estado, se levantó con gran rapidez, adoptando una postura amenazante y me dijo:

–Tú no te preocupes, quédate detrás de mí y no te muevas –se colocó frente a mí, dando gruñidos de advertencia a los guardias que habían entrado.–Cierra los ojos, por favor –suplicó, y sin saber por qué, solo le obedecí.

–Vaya, parece que el perro se ha despertado con malas pulgas –dijo jocoso uno de los guardias.–Nos prohibieron matarte; nuestro alfa quiere que tu hermano y tu padre te vean morir frente a ellos, pero podemos golpearte.

–Grrr –un gruñido resonó en toda la habitación.–Enfréntate a mí si te atreves, cobarde. Disfrutaré ver lo que harán mi padre y mi hermano contigo una vez te atrapen –dijo Eloy con tono desafiante.

–¡Atrápalo! –gruñó iracundo el guardia.

Abrí los ojos y observé con incredulidad a Eloy que, con gran agilidad, se enfrentó él solo a dos hombres adultos y fornidos. Pude ver cómo sobre los hombros de uno de ellos enredó sus piernas en el cuello del hombre, asfixiándolo, y le atravesó la aorta con algo punzante.

–Grrr –gruñó furibundo el que aún quedaba en pie, abalanzándose sobre Eloy.

–¡Déjalo! –grité temerosa de que lo matase. Entonces lo vi cambiar, convirtiéndose en un feroz lobo grisáceo de gran tamaño, con una mirada escalofriante.

Estupefacta, me desmayé en el acto. ¿Los hombres lobo existen? Demasiadas preguntas se formulan en mi cabeza y ninguna de ellas tiene respuestas.

Desconociendo el tiempo transcurrido, en algún momento del mismo noté unas manos pequeñas en mi rostro y oí lejana la voz de Eloy.

–¿Estás bien? Alessandra, despierta, por favor –suplicó.

–¿Qué ha pasado? Creí ver un lobo –dije, algo conmocionada.

–No, solo eran esos imbéciles –señaló sus cuerpos como si ya estuviese familiarizado con este tipo de circunstancias. Ignoraba qué tanto me podía impresionar, hasta que vi la marca de unos caninos en el segundo hombre; su cuello fue desgarrado. La puerta se volvió a abrir con brutalidad.

–¡Qué m****a! –exclamé. Espera... ¿Ethan?–¿Ethan, qué haces aquí? Ayúdanos a salir, no hemos hecho nada malo –supliqué. En una milésima de segundos me observó inexpresivo hasta que asomó una sonrisa malévola ladeada.

–No te va a ayudar, Alessandra. Él es quien nos ha traído hasta aquí; grrr –dijo Eloy. Si soy sincera, no me esperaba este giro de los acontecimientos.

–Ya puedo oler vuestra derrota, casi toco el poder con la punta de los dedos. Asediaré si es necesario a vuestra manada, una vez mueran tú, tu querido hermano y el inútil de tu padre.

–Podríamos haber vivido en armonía con el tratado de paz –respondió Eloy en reclamo, avivando todavía más la ira contenida de Ethan.

–Todo esto era mío antes de que llegasen, lavándole el cerebro a mi padre con vuestros estúpidos tratados. Ahora es momento de que se marchen, y habéis elegido la mejor, mi favorita: acabaré con vuestras vidas –respondió Ethan. Eloy, con rapidez, se puso frente a él encarándolo. Ethan se reía a carcajadas limpias.

–¿Crees que podrás conmigo, chucho? ¡Soy un alfa! –gritó fuera de sí.

–Sabes que también yo, y me encantará arrancarte el corazón con mis garras –respondió con agallas Eloy, quien, sin echarse para atrás, atacó con ferocidad a Ethan. Este lo empujó, lanzándolo contra una pared y dejándolo inconsciente.

–Ethan, por favor, no le hagas nada –supliqué.

–Pensé que tu alfa era más listo. Le advertí que le quitaría todo cuanto ama; no me escuchó. Ahora tendrá que sufrir las consecuencias –dijo en tono amenazador.

–No sé de qué estás hablando –respondí.

–Perderá la cordura, marcándote como mi luna; te acabará rechazando y no querrá volverte a ver. Regresaré al cabo de unos días; debo encargarme de cosas fuera de aquí. Solo entonces te cogeré tan fuerte, que no recordarás quién es Matías y vuestro vínculo se romperá –de todo lo que dijo, mi corazón dio un salto. En cuanto Matías fue mentado, sin comprender qué tiene que ver todo esto con él.

~Matías~

Llevamos semanas buscando y seguimos sin resultados; he empezado a perder la esperanza, algo que ha estado causando que me vaya apagando emocionalmente. Me consideraría un iluso si creyera en la mínima posibilidad de que siguiesen vivos. Me hubiese resultado más sencillo encontrarlos si Alessandra tuviera mi marca, esa que nos une, pero aún no era el momento. Consciente de que desconoce nuestro mundo, y pensando erróneamente que era humana, para no asustarla no quise ser tan directo. Además, no me esperaba que Ethan pusiera sus cartas sobre la mesa tan pronto. Espera un momento, Alessandra no es humana; creo que tengo una idea, aunque tal vez sea algo arriesgado y loco.

–¡Papá! –grité a todo pulmón, corriendo con desespero hasta donde estaban todos.

–¿Te pasó algo? –preguntó mi padre.

–Creo que tengo una idea, pero no estoy seguro de que pueda funcionar –respondí.

–Explícanos, por favor.–pidió Adriano, recargado en una pared a mi derecha.

–Contigo quería hablar, ¿no dijiste que durmieron a la loba de Alessandra?

–Sí.

–¿Qué pasa si la despertamos?

–Rotundamente no –dijo severamente–. Todos los presentes sabemos que cuando duermen nuestra parte animal durante mucho tiempo, si la despertamos quedará atrapada en el cuerpo y mente de su loba. Será difícil recuperar a mi hija si pierde su humanidad en el proceso. Me he pasado toda su vida protegiéndola, no estoy dispuesto a perderla ahora.

–Ni para uno ni para el otro, podríamos enviarle un mensaje con la ayuda de una bruja –dijo Anna, uniéndose a nosotros.

–¿Crees que Eloy estará despierto? –preguntó papá.

–No lo sé, ni siquiera estoy seguro de que no los hayan matado; pero si siguen vivos, podría haber una mínima posibilidad –respondí.

–Conozco una bruja de confianza, escriban en un papel lo que quieran decirle; ella se lo hará llegar –respondió Anna.

–La nota será dirigida a Eloy. Le diré que iremos a por ellos; ¿pero cómo los localizamos? –pregunté.

–¿Cómo le indica un alfa la posición a su manada?

–Aullando –respondí.

–¿Tienes rastreadores entre tus hombres? –preguntó Adriano.

–Sí, pero no creo que sean suficientes para cubrir todo Camden –respondí.

–Yo ayudaré con eso –dijo una voz conocida a nuestras espaldas.

–Tú, ¿cómo eres capaz de presentarte ante mí después de todo lo que ha provocado tu hijo? –reclamó mi padre, derribando a Hank Johnson, que no se molestó en defenderse.

–Papá, por favor, suéltalo. Solo quiere ayudar.

–¿Cómo estás tan seguro? –preguntó.

–Hablé con él cuando todo esto comenzó, se siente culpable; solo escúchalo, y si no te convencen sus palabras, puedes echarlo –respondí.

–Eso no será necesario –dijo una voz, oculta entre los hombres que acompañaban a Hank.

–Mi nombre es Derrik Johnson, hermano pequeño de Ethan y próximo alfa de la manada Colmillo Blanco. Mi visita no es para justificar a mi hermano y sus actos mezquinos, estoy aquí para encontrar a aquellos que habéis perdido; poniendo a vuestra disposición mis recursos y guardias.

–Conozco bien a Ethan. Son minoría, por lo tanto, buscará aliados que los odien tanto para formar equipo con él y declararnos la guerra; solo les pido que no culpen a mi padre, él no tiene nada que ver con lo que está pasando. Aconsejo que hagamos esto juntos para acabar con esta pesadilla cuanto antes –respondió Derrik.

–¿Cómo estás tan seguro? –preguntó Adriano.

–Porque mi hermano es impulsivo, siempre se ha dejado dominar por su lado animal; cree que el mundo debe arrodillarse a sus pies. Esa siempre fue su primera equivocación. He oído que necesitan un equipo de rastreadores –respondió Derrik.

–Sí –dije.

–Colaboraremos juntos, iré a informar a mis chicos, que ahora están bajo vuestras órdenes hasta nuevo aviso –respondió marchándose y dejando a Hank con nosotros.

–¿Por dónde empezamos? –pregunté.

–Llamaré a mi amiga bruja –dijo Anna, llevándose su móvil a la oreja. Adriano la siguió.

–Listo, mis hombres están con los vuestros –dijo Derrik.

–Gracias –respondí, cuando Anna y Adriano llegaban junto a una anciana.

–Hola a todos, me llamo Giselle y parece que necesitan de mi magia. ¿Tenéis algo de la persona a la que le ha de llegar dicho mensaje? –preguntó.

–Claro, enseguida vuelvo –dije, corriendo escaleras arriba para ir a su habitación.

Después de realizar el hechizo requerido, las dos manadas nos dispersamos por el bosque cubriendo todo el pueblo; por largas horas, en silencio quedamos a la espera de oír a mi hermano aullando, dándonos su posición.

~Eloy~

No les mentiré, me siento débil; pero gracias a mi lobo Logan y el saber que Matías y papá vendrán a salvarnos, me mantengo fuerte y confiado de que estaremos bien. Nos han torturado por días. Son estúpidos si creen que expondré a mi familia al peligro; honestamente, prefiero mi muerte.

Estoy preocupado por Alessandra. Es humana y no estoy seguro de cuántos golpes más aguantará. Sabiendo que es la mate de Matías, debo idear un plan para poder sacarnos de aquí; si no, lamentablemente, morirá.

La puerta se abrió de pronto. Horrorizado, observé cómo se han ensañado con ella este par de bestias; tiene visibles heridas abiertas sangrando, quemaduras viejas y recientes, hematomas contundentes en el torso y rostro. Inmediatamente me sentí impotente, ella no merece pasar por esto, no les había hecho nada. Con lágrimas contenidas me acercaba a ella, para recostar su cabeza en mis piernas; cuando a medio camino, tropecé con un papel que juraría que antes no se encontraba en el lugar. Lo cogí con curiosidad y lo leí, devolviéndome la esperanza que creí perdida.

–Hermano, soy Matías, aguanten un poco más, pronto daremos con ustedes; pero necesitamos que nos indiques tu posición, sé que puedes hacerlo. Eso es... vamos, aúlla a la luna muy alto.

–Alessandra, por favor respóndeme, ¿qué te han hecho? –no respondió, se encogió como un ovillo y lloraba sin control–. Tengo que sacarte de aquí –dije con su cabeza sobre mis piernas, mientras acariciaba su cabello.

Al caer la noche, la puerta que nos retenía dentro de la mohosa habitación tenía una pequeña ventana con rejas, como las cárceles; me acerqué a la misma y comprobé que no había nadie cerca. Entonces lo hice, mirando hacia nuestra luna, cogí aire y aullé a todo pulmón.

Los guardias llegaron rápidamente y comenzaron a golpearme nuevamente con palos de hierro; pero no me importó, porque ya nos habían encontrado, así que sonreí.

~Matías~

Lo escuchamos, todos estábamos muy felices; por fin los habíamos encontrado.

–¡Ese es mi chico! –gritó por el link papá.

–¡Lo ha conseguido! –exclamó Kenai.

–¡Traigámoslos a casa! –exclamó Connor a mi lado.

Corríamos en sentido a donde oímos a Eloy, repartidos por el bosque, cubriendo más terreno.

–Nos observan –dijo Look.

–Lo sé, mantengámonos alerta –respondí.

Al llegar, nos encontramos con una gran casa que parecía abandonada; un gran número de lobos la custodiaban.

–Hijo, tú y diez más irán por la derecha; no dudéis en matar a todo aquel que se interponga en vuestro camino.

–De acuerdo –respondí.

–Yo entraré con otro grupo por la izquierda –dijo Adriano.

–Mi padre y yo cubriremos los alrededores, por si hay alguno escondido en la arboleda –comentó Derrik.

–Yo iré por delante –agregó papá.

–Ni de broma pienses que te permitiré entrar solo por el frente –espeté con hastío.

–Nosotros podemos cubrir los laterales de la propiedad, pueden ir juntos –dijo Hank.

–¿Ves? Esa idea me gusta más –dije.

–Está bien, solo buscaba protegerte –respondió.

–Ya no soy un niño –mascullé.

Una vez listos, entramos. Avanzando, cuerpos por doquier caían sin vida recuperando su forma humana; la sangre bañaba el césped bajo nuestro paso. Una vez dentro palidecí al instante.

Ethan nos esperaba, Eloy maniatado y amordazado se hallaba de rodillas a su derecha; mientras Alessandra estaba sin conciencia extendida a sus pies.

–Matías, dijo que iba a marcarla para romper vuestro vínculo y ella se olvide de ti; la usará para destruirte –dijo Eloy por link. Mis ojos se tornaron rojo carmín por la furia que buscaba contener para no dar ningún paso en falso.–Papá ha dicho que me matará ante vuestros ojos –gruñimos al unísono.

–¿Qué esperan a atacarme?–dice pavoneándose.–¡Ah!, cierto que tengo al pulgoso de tu hermano que ha matado a dos de mis chicos y a tu mate, ahora mía cabe destacar.

–Como te atrevas a tocarla, te arrancaré la cabeza –respondí, y Ethan se carcajeaba.

–Creo que no harás nada, porque si veo que intentas algo, disfrutaré arrancar el corazón a este idiota –dijo, y en ese momento fuimos rodeados por un gran número de lobos. ¿De dónde han salido tantos?

–¿Veis esto?–preguntó.–Resulta que hay muchos que los odian y me he servido de eso para crear mi propia manada; estamos hartos de vuestras reglas absurdas, queremos nuestro lugar –su breve discurso me permitió observar mi entorno y ver que éramos superados en número, no estoy dispuesto a perder a nadie, así que derrotado, me dirigí a Ethan.

–Está bien, aquí me tienes, pero déjalos ir, por favor –dije, volviendo a mi cuerpo, con los brazos en alto formando una cruz y caminando hacia adelante. Papá intentó impedírmelo, pero no lo escuché. Antes de pararme frente a este imbécil, fuimos interrumpidos por la entrada a lo grande de Adriano y los Johnson.

–¡Al fin! Creí que no llegarían a tiempo –dije. Look salió y, decididos, acorralamos a Ethan, quien la cargó como un costal de papas llevándosela con él. Adriano y yo fuimos tras él; antes de alejarnos, me aseguré de que papá y el resto lo tenían controlado.

–Sálvala, aquí estamos bien.

~Alessandra~

Me duele mucho la cabeza; ese bruto me ha propinado un buen golpe, haciéndome perder la conciencia. Recobrando el sentido, me di cuenta de que nos movíamos y de que me llevaba cargada sobre sus hombros. Entonces, con indignación, lo golpeé una y otra vez.

–Quédate quieta –masculló.

–¡Suéltame, gorila! –grité como energúmena.

–Grrr, si no paras ahora mismo te haré daño –respondió malhumorado.

Pero no quise rendirme, no soy un objeto al que puede utilizar cuando y como se le antoje; así que continué pegándole con vehemencia. Iracundo, entró a una cabaña. Como un energúmeno derribó la puerta, me encerró en uno de los cuartos y, antes de irse, me dijo:

–Estamos en territorio enemigo; pórtate bien y quédate calladita.

Lo miré con cara de pocos amigos, le mostré el dedo del medio y me crucé de brazos, dándole la espalda.

–Grrr –gruñó. Salió de la habitación tras atarme de pies y manos.

~Ethan~

He llegado a uno de los pueblos colindantes a Camden. Hablé con el alfa Oliver Miller de la manada Blood Moon que lo habita. Después de contarle que he decidido exterminar a los Colmillo Blanco y Luz de Luna, ha aceptado ayudarme gustoso, ofreciéndome una estancia donde descansar hasta alcanzar nuestra victoria en esta nueva contienda.

–¿Qué vas a hacer con ella? –preguntó Oliver.

–La convertiré en mi luna, aprenderá a quererme.

–Pero no es tu mate, ¿no? –cuestionó.

–Claro que no, es la del próximo alfa de la manada Luz de Luna –respondí, y nos interrumpió una mujer que educadamente se dirigió a Oliver.

–Señor –dijo, deteniéndose frente a él y agachando la cabeza.

–¿Qué ocurre, Jocelyn? –preguntó Oliver.

–La chica no es humana.

–¿Cómo que no? –preguntamos confusos.

–Debieron de haber dormido a su animal. Investigaré para saber cómo lo han hecho –respondió Jocelyn.

~Matías~

La hemos perdido de vista, obligándonos a perseguirlos por el aroma de ella, que es apenas perceptible en el ambiente.

–¿Qué ocurre? –preguntó Adriano.

–Está en territorio enemigo; son conocidos por ser sanguinarios con aquellos a los que no reconocen.

–¿Qué haremos? –pregunta preocupado.

–No puedo dejarla ir de nuevo, Adriano. Por favor, quédate aquí; yo iré por ella.

–¿Estás loco? No voy a dejarte solo, iré contigo y no puedes impedírmelo porque es mi hija –respondió.

–De acuerdo, debemos apresurarnos –dije, y continuamos nuestro camino.

Ocultos entre la vegetación avanzamos. Más adelante hallamos una casa a la que, con sigilo, nos acercamos; olfateando el aire, supe que ella se encontraba dentro.

–Está dentro, percibo algo diferente en ella; tenemos que sacar a nuestra mate cuanto antes –dijo Look.

–Yo también lo percibo, amigo. Prometo que la sacaré –respondí, cerrando el link–. Adriano, debemos dividirnos. Todo esto lo hace para acabar conmigo; se lo pondré fácil, le diré que he venido a entregarme y no dudará en salir. A la mínima oportunidad, llévatela lejos lo más rápido posible –le ordené.

–¿Y tú qué harás?

–Los llevaré en la dirección contraria –respondí. Look y Max, el lobo de Adriano, entraron en escena.

Logré mi objetivo: capté la atención de todos, incluyendo la de Ethan. Sonriente con maldad, dice:

–Esta vez has llegado tarde. Tenías un secreto muy bien guardado. ¿Creíste que no lo descubriría? A ver de qué manera piensas recuperar a tu loba, alfa.

–¡¿Qué has hecho?! –grité furibundo. Iba a atacar cegado por la furia cuando una loba de color miel huyó despavorida de la casa y Adriano salió corriendo tras ella.

–Alessandra –mascullé, sintiendo el miedo a flor de piel, y les diré por qué:

Cuando se comete el error garrafal de dormir a nuestro lobo, no solo perdemos nuestra esencia, sino a nosotros mismos, que quedamos atrapados en la mente del animal. Nos domina, quitándonos la posibilidad de regresar a nuestro cuerpo una vez ellos tomen el control del mismo, haciéndonos olvidar hasta quienes somos, apagando la humanidad que nos diferencia de ellos.

Alessandra debería haber tenido ya su primera transformación hace unos años, pero esta nunca se ha dado; es como si, queriendo salir, su lado animal lo encerraran en una jaula, impidiéndole ser libre. Lo primero que hará ahora que lo es, es ceder a sus instintos y perder el control de sí misma; habrá ido a cazar, debe estar famélica, y el único que podrá traer a Alessandra de vuelta soy yo. Iba a correr tras ellos cuando fui derribado por Ethan, avivando las ganas de golpearlo hasta matarlo.

Sentí un doloroso pinchazo en mi lomo, solté un alarido lastimero y todo se tornó negro.

Desconociendo el tiempo transcurrido, iba recuperándome. Intenté comunicarme con Look, pero este no me respondía, dejándome preocupado. ¡Debo despertar!, me dije, pero dichos esfuerzos fueron en vano. No podía moverme; me habían atado de pies y manos con cadenas de plata que quemaban mi piel.

–Alessandra –susurré, cayendo en la inconsciencia.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo