~Alessandra~Gracias a la diosa que George y sus brujos estaban cerca para poder apresar a mi esposo. No les voy a negar que estoy muerta de miedo, porque ese que he visto no es el hombre al que amo. Pero apostaría mi alma a que, cuando lo miré a los ojos, Matías seguía ahí dentro en alguna parte, batallando por poder recuperar el control. Eso me dice que no pierda la esperanza, que entre todos lograremos salvarlo. No pienso darme por vencida; lo traeré de vuelta aunque tenga que arriesgar mi vida para lograrlo. George lo ha traído a la casa del bosque, un lugar aislado y solitario. Nos ha negado la entrada a la misma para evitar daños colaterales.No tengo la menor idea de qué estarán haciendo. Los chicos y yo nos hemos quedado frente a la casa, montando guardia a la espera de tener buenas noticias de Matías y deseando que terminen sus incesantes gritos agonizantes. Alicaída, intento distraerme pensando en cualquier otra cosa, porque escucharlo sufrir de esa manera me está matando, h
~Alessandra~Los chicos se tomaron muy en serio eso de protegerme, tanto que en la aldea de Luz de Luna ahora residen tres manadas: la nuestra, la de Derrik y la de los gemelos. Han transcurrido tres días desde que le perdí la pista a mi marido y me estoy impacientando, porque aquí parecen estar actualizados en información, pero son muy malos ocultándomela, ya que no saben mentir.Ya no puedo más, porque acabaré perdiendo la cabeza. Así que he tomado una decisión, y les guste o no, la llevaré a término. Dejé a mis hijas en sus cunas junto a mis hermanos; por supuesto, la casa está hasta arriba de seguridad y las nanas están cerca. Con lo que llevo puesto, tomé una pequeña mochila con una muda de recambio, unos leggins grises y un top deportivo negro, y me hice una cola alta de caballo. Con determinación salí por la puerta trasera, cuando Austin, uno de nuestros mejores guardias, se interpuso.—Austin, apártate de mi camino.—Lo siento, Luna, tengo órdenes de Christian y su padre para
~Alessandra~Corrí a toda prisa sorteando los árboles a mi paso, con la esperanza de llegar a él antes de que cometiera una locura. Por desgracia, desde que esa condenada bruja ha estado jugando con su mente, nuestro vínculo como mates se ha ido debilitando rápidamente y me está costando hallarlo.Entonces recordé lo que me dijo Scott: ¿cómo da su posición un alfa al resto de su manada? Así es, me detuve y aullé con todas mis fuerzas. Aguardé, esperando escuchar su respuesta; los segundos se me hicieron eternos. Finalmente, lo escuché: era él, pero su aullido era lastimero, estaba llorando. Aún creía que me había perdido para siempre. Tengo que hacerle ver con sus propios ojos que sigo aquí, que sigo viva.~Matías~Por primera vez desde la muerte de mi madre, vuelvo a sentirme perdido. Un dolor insoportable se instaló en mi pecho, sabiendo que yo sigo respirando y ella no; que yo mismo me encargué de apagar su luz para siempre. Ya no siento la conexión que nos une como almas gemelas,
~Ezequiel~Nunca fui un buen chico. Cuando mi padre me encontró y me dio esta nueva vida como vampiro, perdí totalmente el control de mí mismo. Me uní a la familia real de vampiros, y juntos cometimos horribles atrocidades. Mi padre, Aiden Jones, el primero de nuestra especie, junto a mi hermano Charlie, se dedicaron a diezmar pueblos enteros. Al principio, no me opuse, hasta que un día me encontré con un pequeño de no más de cinco años, atemorizado y escondido bajo su cama. Esa mirada fue la que me hizo detenerme a pensar y preguntarme: ¿Qué estoy haciendo?Entonces lo cogí en brazos, ocultándolo en mi pecho, y desaparecimos de aquel horrible lugar. Lo dejé con una amable anciana que se encargó de darle una feliz vida. Luego me marché para vivir en soledad, con las muertes que causé persiguiéndome. Cambié mi dieta y empecé a alimentarme de animales, lo que me ayudó a aprender a controlarme y así poder convivir entre los humanos.Siempre anhelé algo que nunca me atreví a buscar, por l
~Matías~Han pasado cinco días desde que regresé. No estoy al cien por ciento aún, por las noches me sube la fiebre, pero necesitaba volver a la manada, verlos a todos, y sobre todo, a mis hijas. Alessandra está molesta porque me pidió que descansara un poco más, pero me he negado. Llamé a papá antes de salir a caminar por el bosque de regreso a casa. A mi lado, mi esposa camina con los brazos cruzados y el ceño fruncido, en completo silencio.—Cariño, ya te he dicho que estoy bien. Por favor, quita esa cara —dije, deteniéndome a medio camino.—Amor, anoche tuviste la temperatura muy elevada, a más de cuarenta grados. No estás totalmente recuperado —respondió.—¿Te quedarías más tranquila si te digo que, cuando me sienta mal, te lo haré saber? —pregunté.—Solo tengo miedo... No quiero perderte —respondió al borde del llanto.—Está bien, lo siento —dije, atrayéndola a mi pecho para abrazarla—. Estaremos bien, esta vez será diferente. Volvemos a estar juntos, y así es como superaremos e
~Alessandra~Este hogar ya es un jaleo desde primera hora del día. Menos mal que, gracias a la última reconstrucción, los chicos hicieron habitaciones de sobra. Anoche se quedaron a dormir en nuestra casa, bueno, en la de mis padres. Ahora, a buena mañana, todos estamos en la cocina: Scott y Matías les dan de comer a mis hijas; mis padres, a mis hermanos; por otro lado, están Connor, Ezequiel, Christian y su esposa preparando el desayuno para todos, mientras Ashley, Paula y yo ponemos la mesa.Luego están Derrik y Ada. Ella me llamó anoche, enojada, para desahogarse y no estrangular al padre de su bebé. Contuve la risa cuando la oí amenazarlo con mandarlo a dormir al sillón de la sala si los guardias extras que él le puso la volvían a acompañar hasta el baño.La comprendo, pues yo pasé por lo mismo. Fue entonces cuando supe que los alfas, en lo que a protección se refiere, a veces son algo exagerados. Es en esos momentos cuando sientes la ligera tentación de estrangularlos, pero luego
Me llamo Matías Weston Ivanov y voy a cumplir 18 años. Resido en Camden, Maine, donde vivo con mi padre y mi hermano pequeño de 8 años. Perdimos a mi madre, Alisa, cuando nació Eloy; él sobrevivió, pero a ella no pudieron salvarla a tiempo. Papá no logró adaptarse a su ausencia; todo le recordaba a ella. Ocho años después, mi hermano pequeño, la manada, papá y yo nos mudamos para buscar un nuevo comienzo. Soy un hombre lobo, un alfa, y mi manada se llama Luz de Luna. La familia Weston ha liderado la manada por generaciones. Mi padre, Scott Weston, sigue siendo el alfa porque todavía me falta un mes para cumplir la mayoría de edad y relevarlo. Me siento ansioso porque llegue ese día; siempre quise ser como él y será todo un honor ocupar su lugar. Nos gusta disfrutar de la naturaleza y, en caso de perder el control, el bosque nos ayuda a no exponernos ante los humanos. Por eso hemos construido una aldea en la zona norte del bosque de Camden. Hoy ha comenzado el nuevo año escolar, al
~Matías~ Llegamos a la primera clase justo a tiempo. Look empezó a sentirse ansioso y la vi con otras tres chicas que entraban en el aula, abrazadas a sus libros y conversando animadamente. Pensando en sentarme al lado de Connor, me di cuenta de que los chicos ya se habían ubicado cada uno en un lugar, y no había espacio para mí. –Adelante, alfa. Da el siguiente paso –dijo Connor por link. De alguna manera tenía que ser, ¿no? Me puse de pie a su derecha y, cuando me decidí a hablarle por primera vez, comencé a tartamudear nervioso. Iba a volver a hablar, esta vez con más claridad, cuando justamente entró el profesor al aula, con Ethan detrás de él. Al cruzar nuestras miradas de soslayo, Ethan se dio cuenta de que ella estaba sentada a mi izquierda. Una sonrisa malévola iluminó su semblante, reconociendo lo que sería, de ahora en adelante, mi debilidad. Tras una larga bocanada de aire para calmar mi nerviosismo, me giré de nuevo hacia ella y le pregunté: –Hola, ¿puedo sentarme aqu