Salva a mi hijo

~Matías~

Me han dejado solo en lo que parece ser un sombrío sótano, colgado de mis muñecas, sujeto a unas cadenas de plata. Creo que llevo días encerrado, no estoy seguro porque paso más tiempo inconsciente que despierto.

Creo que Ethan está aprovechando su oportunidad para desahogarse. No me han dado de comer, me ha golpeado, apuñalado; pero, sobre todo, me mantienen drogado con algo que les ha dado esa bruja que tienen. Ethan se regodea en mi dolor y mi mal estado físico, pero resulta que la vida da muchas vueltas, así que tal vez mañana podríamos cambiar las tornas; él estar en mi lugar y yo en el suyo, y créanme cuando digo que lo disfrutaré.

–¿Y te llaman alfa? Solo mírate –dijo Ethan, entrando en el sótano, cachondeándose. Aún me duelen las heridas que me causó con sus dagas hace un par de horas, pero respondí con una sonrisa ladeada.

–Acércate y te mostraré qué tipo de alfa soy –respondí. No dijo nada, solo sonrió con malicia y tensó su quijada mientras en su mano derecha sostenía con firmeza un puño de bronce. Contuve la respiración; esto va a doler horrores, me dije antes de que comenzase a descargar su ira en mí. Un golpe tras otro, cada cual dolía más que el anterior. En cuanto acabó, me dijo:

–Ahora que no puedes escapar, podré hacer contigo lo que quiera; es hora de que pagues el daño que has causado. Mi padre me ha desterrado por culpa vuestra.

No pude contener la risa y le respondí:

–Das pena, eres patético. Solo mírate; esto lo has causado tú, no nosotros.

Iracundo, repitió la serie de golpes de tan solo hace un momento.

~Scott~

Ya han pasado cinco días, mi hijo jamás ha estado tanto tiempo lejos de nosotros; tengo el miedo en el cuerpo de encontrármelo muerto por llegar demasiado tarde. Oliver Miller aumentó la seguridad en sus alrededores, esperando nuestra aparición.

Adriano todavía continúa en la persecución tras su hija, no recuerdo cómo se llamaba... cierto, Alessandra. La pobre chica debe de sentirse muy confusa al darse cuenta de que realmente forma parte de un mundo que, para los humanos, es una historia de fantasía, un mito.

Cada linaje es diferente; unos tienen su transformación antes, otros en su mayoría de edad. Algunos tienen dones, como la sanación, la visión de futuro, entre otros. En lo que pude conversar con Anna, la familia de Adriano es como la nuestra; ella debía de haber pasado por su primer cambio a los diez años, tal y como vivimos con Áurea.

Alessandra actualmente tiene diecisiete; me pregunto cómo esto no detonó mucho antes. Es peligroso, ella puede morir. Será difícil traerla de vuelta si no traemos a Matías a casa. Mientras nosotros averiguamos la manera de poder sacar a mi hijo de su cautiverio y Eloy se repone, Alessandra ha causado una gran masacre de animales durante su caza. Debemos detenerla porque terminará llamando la atención de los humanos, y nos acabarán dando caza en Camden y sus pueblos colindantes.

Eloy está decidido a ir a por Matías. Se pelean por nimiedades, pero matarían por el otro. Él ha estado insistiéndome en que lo deje ir con nosotros al territorio de Blood Moon; he buscado mil y una maneras de convencerlo para que espere en casa, pero me temo que me va a resultar imposible. Es muy joven, todavía no está preparado para batallas como esta que se acerca. Justo ahora me dirigía hacia mi despacho cuando me interceptó a medio camino y me dijo:

–Déjame ir con vosotros, por favor, papá. Haré lo que me pidas; te demostraré que he mejorado.

–Hijo, aún te queda mucho por delante. Una vez casi te pierdo y la segunda vez te perdí; no pienso volver a exponerte al riesgo. Debes continuar con tus entrenamientos para poder estar al cien por cien –respondí.

–Pero papá, por favor –suplicó.

–Sigue siendo un no, pero podemos hacer algo; llamaremos al tío Niko.

–Sí, ¡llama a tío Nikolay! –exclamó, dando saltos de alegría.

Años atrás se formó una amistad inquebrantable entre dos jóvenes alfas, que tras una trágica pérdida, se prometieron ser amigos para toda la vida. Lo que ninguno supo en aquel entonces es que al reunificar sus manadas en un solo territorio cambiarían sus destinos; en una simple reunión, terminó siendo una unión de dos almas.

Sí, esos dos mejores amigos son Justin Weston, mi padre, y Jasha Ivanov, padre de Nikolay y Alisa. Dio la casualidad que papá me pidió que esa vez lo acompañase. Y cuando la vi, fue algo mágico, aunque debo reconocer que al verla sujetando a Nikolay de su brazo en jarra, me puse celoso. Por supuesto, más tarde me disculpé al saber que solo eran hermanos.

Mi suegro aún seguía con vida hace cuatro años, pero desafortunadamente pereció en una contienda cuando intentaron arrebatarle sus tierras, obligando a Nikolay, su hijo mayor, a tomar el mando. Él cambió, se culpó por el asesinato de su padre; ahora su reputación lo precede, dicen de él que es sanguinario. Pero solo los que tenemos el privilegio de conocerle sabemos cómo es realmente.

–Hola, ¿cómo están? –preguntó al descolgar.

–Necesito tu ayuda, te pondré al corriente cuando estés aquí... –me interrumpió.

–¿Mis sobrinos? –preguntó.

–Es una larga historia. Matías conoció a su mate; a los pocos días se la llevaron junto a Eloy, y ahora han atrapado a Matías.

–¿Quién lo tiene? –preguntó.

–La manada Blood Moon, ellos... –me interrumpió.

–Iré ahora mismo para allá.

–Te veo en la mañana a primera hora –respondí antes de colgar.

~Adriano~

He intentado detenerla, pero será imposible si continúa a la defensiva cuando nos acercamos. No queremos herirla, pero habrá que sedarla. Ha extendido las masacres de animales por casi dos pueblos; sin duda, esto podría llamar la atención de los cazadores, y dado que Matías no está, dormirla es nuestra mejor opción.

¿Sabéis? Me arrepiento, pero supongo que ya es tarde para eso. Desde que huyó asustada, me ha dado tiempo a pensar en ello. No debí permitir que el consejo de alfas y Ernesto influyeran tanto en mí, cohibiéndome en la toma de decisiones. Si hubiera sido más valiente, mi pequeña no estaría en esta situación ahora mismo. Lo único que puedo hacer en estos momentos para redimir mis errores es empezar por llevarla a casa y contarle la verdad, aunque me arriesgue a perderla.

~Matías~

–¡Qué haces! –exclamó con gran enojo Oliver, entrando al sótano.

–Esto es entre él y yo, apártate. Aún tiene mucho que pagar –respondió Ethan.

–Lo vas a matar, ¿no crees que es mejor torturarlo y sacarle información sobre su manada? –cuestionó Oliver.

–¿Todavía no te has dado cuenta? Antes de desvelarnos nada, prefiere morir.

–¿Y si lo motivamos? Tengo algo mejor –comentó Oliver.

–Cuéntame –pidió Ethan.

–Tengo más de mil hombres y mujeres que están dispuestos a dar sus vidas por mí. Puedo enviar un ejército a sus tierras ahora mismo –me observaron con una sonrisa maliciosa y dice:– Sacaremos a tu padre arrastras de su casa, mataremos frente a él a tu hermanito; luego lo traeremos ante ti para que vea cómo te torturamos hasta que mueras desangrado.

–Grrr –gruñí furibundo y les dije:– Son unos estúpidos, ellos mismos vendrán por mí; no tenéis por qué ir. Aquí estáis en vuestro terreno, podréis ganar –se carcajearon tras escuchar mi consejo.

–Blood Moon es temida por su ímpetu en matanzas –observándolo directamente a los ojos, me entró un ataque de risa.

–¿Se puede saber qué te ha hecho tanta gracia? –preguntó Ethan.

–Que tenéis mucha confianza en vuestra victoria, porque desconocéis la que les va a caer encima –respondí.

~Scott~

Han conseguido lo que querían, nos han dividido; unos buscan a Alessandra, otros grupos protegen los alrededores de nuestras tierras y un gran número de nosotros se mantiene en la aldea sin la posibilidad de bajar la guardia.

–¿Qué vas a hacer, Alfa? –preguntó Nana acercándose.

–Me alegra verte despierta al fin, ¿qué haces levantada?

–Me he enterado de lo que pasó con Matías. Te he dicho que no me ocultes nada, jovencito –me regañó.

–Lo siento, tu prioridad era descansar –respondí.

–Tonterías, tengo cosas que hacer para ayudar a nuestra luna y mucho más para el alfa –respondió con serenidad.

–¿Quieres decir...? –me interrumpió.

–Sabes que no puedo desvelar nada de lo que sucederá, para no cambiar el curso de sus destinos –respondió.

–¿Podrán salvarse?

–Si actuamos de prisa, habrá una pequeña posibilidad. Tengo un hechizo para ella que va anclado a una piedra de lapislázuli en un anillo; de esa manera logrará conservar su humanidad.

–¿Y Matías? –pregunté.

–La ayuda llegará más pronto de lo esperado. Te sugiero que corras y solo si lo traes en cuanto lo tengas contigo. Tu hijo vivirá, pero no debéis perder el tiempo; entonces, me temo que será tarde –respondió.

–Una luna necesita a su alfa, y a la inversa. Scott, tú haz tu parte; nosotras nos encargamos del resto –dijo Giselle, uniéndose a nuestra conversación.

~Adriano~

Junto a mí, en medio de la noche, Connor y Derrik, entre otros, aguardan el momento exacto para poder dormirla. Por desgracia, ha encontrado una granja a la que se ha acercado para volver a comer.

Estábamos a punto de rodearla cuando soltó un aullido lastimero, desplomándose en el acto. Eso solo podía significar una cosa: Matías.

~Scott~

Eran tan solo las cuatro de la madrugada cuando escuchamos unos coches aproximándose. Todavía estaban lejos para saber quiénes eran, así que formamos en la entrada de la manada un muro de nosotros. Entonces, llegó a mí un aroma familiar; se trataba de Nikolay. Nana tenía razón.

–Vuelvan a sus puestos, es mi cuñado y su gente –ordené. Los coches se detuvieron y de uno de ellos bajó él.

–Scott, he venido lo antes posible –dijo.

–Nikolay, no te preocupes; ya estás aquí –respondí.

–Cierto, ponme al corriente de cómo están las cosas aquí –le conté todo cuanto ha sucedido. Pero cuando supo la garrafal decisión de Adriano y Anna, exclamó:

–¡No solo pueden matarla a ella sino a mi sobrino también! –antes de continuar, Eloy, como era costumbre viviendo en Rusia, saltó en los brazos de su tío al verlo.

–¡Tío Niko, has llegado! –se abrazaron.

–Hola, ¿cómo te encuentras, pequeño? –preguntó.

–¡Oye!, ya no soy tan pequeño –respondió Eloy haciendo pucheros y cruzándose de brazos.

–Está bien, tienes razón –respondió Nikolay riéndose.

–Tenemos que ir a por mi hermano, tío Niko, por favor –suplicó.

–Lo haremos, sabes que sí, y por eso principalmente estoy aquí –respondió Nikolay.

–Espero que aún estemos a tiempo y no sea tarde –dije, conmocionado.

–Lo lograremos, por Alisa –respondió Nikolay, sujetándome de los hombros, frente a mí.

–Está bien, tienes razón –respondí. Cuando íbamos a entrar al centro de reuniones, fuimos conscientes de que los hombres de Niko y los míos nos rodeaban, esperando órdenes.–Ya habéis oído, no quiero fallos –dije.

–Tenemos que traerlo de vuelta a casa –dijo Nikolay.

–¡Traigamos al alfa! –gritaron al unísono ambas manadas.

Corríamos adentrándonos en el bosque, donde nos encontramos con Stephan, el beta de Derrik, liderando a los suyos. Los arqueros estaban en los árboles y el resto de nosotros, entre la arboleda. Christian avanzó con un grupo para no toparnos con sorpresas y, al volver con nosotros, dijo:

–Scott, estábamos siendo vigilados; hemos matado a dos docenas de los otros.

–Genial, muchas gracias. Continúen al frente; avísenme de cualquier contratiempo –respondí.

–Cuidémonos unos a otros, procuremos evitar bajas de nuestro bando; avancemos –dijo Nikolay. Poco después, por fin habíamos llegado a nuestro destino.

~Matías~

Me siento exhausto, no puedo mantener la concentración en nada concreto. Solo quiero que todo esto termine ya de una vez por todas, pero solo un nombre permanece en mi mente cada segundo: Alessandra. Mis párpados pesaban más que de costumbre y se iban cerrando lentamente, hasta que un alboroto me regresó a la realidad.

Unos corrían de un lado a otro, organizándose para salir a defender a su gente, decían. Fue cuando lo supe: mi familia había llegado al fin, ayudándome a recuperar la esperanza que en algún momento perdí.

–¿Qué hacemos con él? –preguntó Oliver, bajando a toda prisa las escaleras del sótano.

–Esperaremos a que vengan. Él será el señuelo para atrapar a su padre; solo entonces tendremos todo a nuestro alcance para negociar, si lo quieren con vida –respondió Ethan, antes de ocultarse en la oscuridad de las esquinas.

Para poder comunicarnos por link con la persona deseada, debe haber una proximidad entre ambas. Al escuchar la voz de mi padre en mi cabeza, supe que estaba más cerca de lo que imaginé.

–Hijo, estoy aquí. No te rindas, aguanta tan solo un poco más; he captado tu aroma, iré por ti, campeón –dijo papá por el link.

–No me encuentro bien, papá, pero haré lo que pueda. Ten cuidado, están aquí conmigo y quieren matarte –respondí.

–Está bien, muchacho. No te preocupes, enseguida estaremos contigo –dijo una segunda voz.

–¿Tío Niko? –pregunté.

–Claro que sí, ¿pensabas que me iba a quedar quieto? He venido para llevarte a casa –respondió.

~Scott~

En un principio, parecía algo imposible que pudiésemos entrar en la casa donde retenían a Matías; pero nuestros hombres hicieron un arduo trabajo, ayudándonos a Nikolay y a mí a entrar en la vivienda. Una vez dentro, nos abrimos camino entre otros tantos. Observé a Niko al otro lado de la sala; asintió para que supiera que, al igual que yo, estaba listo para ir a por nuestro chico.

La oscuridad lo inundaba todo. Una pequeña ventana en lo más alto me permitió ver, con horror, el estado en el que se encontraba mi hijo. Una vez más, le volví a dar la razón a Nana: si no lo sacaba de aquí ahora mismo, Matías iba a morir. Nos acercábamos uno por cada extremo para soltarlo, cuando, tal y como nos avisó Matías, estaban esperándonos; se equivocaron al pensar que aparecería solo.

–Son ellos, mantente alerta –dije a Nikolay, pero este ya se encontraba gruñendo a quien aparecía frente a él.

–Por fin llegas. Llegué a pensar que abandonarías a tu hijo. Debo agradecerte una cosa más: gracias por mentir a mi padre; me ha desterrado –dijo Ethan.

–Esto no habría comenzado si no lo inicias. Dices que mentí a tu padre; mira a tu alrededor, ¿existe alguna mentira en mis palabras?–respondí.

–Ninguno de ustedes saldrá con vida de esta estancia; cumpliré mi venganza –afirmó Ethan.

–A menos que estés dispuesto a negociar –intervino Oliver.

–¡No!, ya lo hemos hablado; quedamos en que morirían –respondió Ethan furibundo, pero este fue ignorado por Oliver que mantenía su vista en mí.

–Quiero agrandar mi territorio; si aceptas, permitiré que te lleves a tu hijo. así podrás salvarle la vida –dijo Oliver.

–Grrr –gruñí airado.–¿Qué vas a...?–fuimos interrumpidos por un grito.

–¡Matías debe morir, Camden es mío!–gritó Ethan. Niko embistió a Oliver; y solo en una fracción de segundo, escuché a Matías chillar agonizante. Ethan lo había mordido en el torso, clavando sus fauces con profundidad, e inmediatamente acometí contra él.

–¡No!–grité. Cuando lo desestabilicé clavando con ahínco mis garras en su torso, mordí su cuello hasta desangrarlo. Regresé a mi cuerpo al ver que Nikolay también terminó con Oliver. Sin importarnos las quemaduras de plata que nos hacían las cadenas, desatamos a mi hijo; lo detuve a medio caer, antes de que se diese un buen golpe en la cabeza. Sosteniéndolo en mis brazos, le dije:–Campeón, has sido muy valiente, pero ya estoy aquí; prometo que te pondrás bien.

–De...debo salvarla pa...pá –susurró en un débil hilo de voz.

–Tenemos todo controlado, ahora debes pensar en recuperarte; al despertar podrás verla, Adriano, Connor y Derrik han ido tras ella –respondí, cogiéndolo en brazos sacándolo del lugar.

–Márchate, llévalo con la Nana. Yo me encargo de esto aquí –dijo Nikolay una vez en el exterior. Asentí agradecido.

–Alfa, déjeme ayudarlos, por favor –pidió una Áurea conmocionada.

–Está bien, tú te encargarás de que no se caiga de mi lomo en el trayecto a casa; vamos, sube –dejé a Matías en los brazos de Nikolay. Una vez que mi lobo Adeus, salió, Niko colocó a mi hijo y Áurea lo sostuvo firme. Yo emprendí el camino de regreso a la aldea.

–¡Nana! ¡Nana! –gritó Áurea una vez atravesamos las puertas de nuestra manada. Los guardias bajaron a Matías y yo regresé a mi forma humana.

–Tráiganlo conmigo, tiene que ser atendido con rapidez; no tenemos mucho tiempo –respondió Nana.–Scott, no pueden entrar. Esperen aquí.

–Salva a mi hijo, por favor –supliqué, antes de que desapareciera por las puertas de una de las salas de intervención.

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