Capítulo 25
¿Cómo podía hacerle esto? Ahora ella era la señorita Ríos, estudiante de la Academia Maredonia, con un futuro brillante. Si él seguía pensando en Lucía, no tenía sentido alguno seguir con esto.

Al oírla, Marta intervino de inmediato.

—Alicia, no digas pendejadas. Tú serás la única nuera de los Castro.

—En cuanto a Lucía, ya que está en la comisaría, no la dejaremos salir tan fácilmente de allí.

Marta miró enfurecida al jefe de policía.

—Señora, no se preocupe por eso. Actuaremos conforme a la ley y le daremos una explicación satisfactoria al señor Castro—aseguró el jefe.

Los Castro tenían una posición muy importante en Puerto Río. Hasta los altos funcionarios debían mostrarles absoluto respeto, cuanto más un simple jefe de policía.

Andrés y Carmen también llegaron apresurados al hospital al enterarse de que Sergio estaba herido. Marta los recibió con cara de pocos amigos.

—¿Qué piensan hacer con Lucía? —preguntó Marta muy preocupada, recordando con amargura cómo Lucía se había pavonead
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