Por fin pudo salir a hurtadillas de la cabaña después de ver que Chloe dormía profundamente, y con monitor en una mano y teléfono en la otra se fue a un lugar cercano pero privado donde pudiera hablar bien con su amiga.
—Hola bandida ¿cómo has estado?—la saludó con su tono risueño.
— Bien pero… ¿Tú cómo estás? ¿Carol, ha pasado algo?
—Por supuesto que no. ¿Acaso no puedo llamar a mi única y mejor amiga?
—Claro que sí, pero por la hora, pensé que te había pasado algo.
—No…es solo que me sentía sola, y sé que no estamos en los mejores términos, pero quería escucharte.
Nicole se sintió triste por su amiga—yo también quería escucharte. Hace tanto que no hablamos.
—Terminé con ese maldito. Me partió una botella en la cabeza y casi me mata en nuestra última pelea.
— ¡Oh por Dios!—ella se horrorizo— ¿estás bien?
—Lo estoy ahora, pero fueron muchos puntos en la cabeza y varios días en la clínica. Me acordé mucho de ti, y de todas las veces que me aconsejaste dejarlo. Puse una denuncia contra él y ahora no puede acercarse ni a mí, ni a mi casa. ¡Nicole, pensé que moriría!—le dijo rompiendo en llanto.
—Amiga, de verdad lo lamento mucho. No me imaginé que estuvieras pasándola tan mal. Debí estar allí para ti—comentó arrepentida.
—No es tu culpa. Tuve que llegar a un punto donde casi me matan para darme cuenta de lo bajó que había llegado al lado de ese maldito alcohólico, drogadicto—sus sollozos se escuchaban al otro lado del teléfono—lo perdí casi todo. Mis joyas, mi auto, mi trabajo, y hasta mi casa está hipotecada y casi perdida. Pero lo que más me duele fue haber perdido tu amistad.
—Oh no, querida. Tú no has perdido mi amistad—respondió sintiendo que sus ojos se humedecían— Siempre he estado preocupada por ti, y no sabes las veces que quise ir a verte, pero me daba miedo ese hombre.
—Sí, sí, lo entiendo. Lo bueno es que ya se acabó y no quiero ver a ese desgraciado nunca más en mi vida. Lo único bueno que tenía era que era magnifico en el sexo, pero eso no vale el sacrificio, amiga.
—Por supuesto que no.
—Tal vez habría sido mejor pensar como tú, que eres virgen.
Nicole se echó a reír—eso era antes. Ahora solo quiero tener una relación estable con un hombre que me ame, pero busco lo mismo que tú, que sea bueno en la cama.
— ¡Oh mi Dios!—gritó del otro lado su amiga— ¿Y ya saliste de ese problemita? Porque la única forma de saber si un hombre es bueno en la cama, es durmiendo con él y siendo virgen todavía...lo dudo.
—Sigo siéndolo, pero estoy buscando quien me ayude con eso. Te lo juro Carol, si no pierdo mi virginidad, ¿cómo diablos voy a dar con un hombre que me complazca en la cama?
—Te entiendo. Hay que hacer lo que hay que hacer. Tienes mi apoyo.
—Es que quiero saber lo que es tener a un hombre dentro de mí. Escucho a todo el mundo hablar de lo maravilloso que es el sexo y yo simplemente me quedo callada porque no tengo idea de lo que hablan.
— ¡Oh sí!—exclamó Carol emocionada—es que te has perdido de mucho. Tener a un hombre de esa forma, es la mejor experiencia del mundo. Estoy segura de que cuando lo hagas por primera vez, jamás podrás dejar de hacerlo.
Bryce se dirigía a la cabaña para hablar con Nicole y arreglar las cosas de una vez por todas. Llevaban varios días evitándose y él sencillamente no podía seguir de esa manera. Tenía que comportarse como una persona adulta y mantener a raya esos pensamientos acerca de ella. Dijo a si mismo que él podía ser profesional y estar así el tiempo que le quedaba de convivencia con Nicole y su hija. Luego de eso, volverían a la normalidad.
El problemas fue que cuando iba llegando vio que ella estaba hablando con alguien afuera y parecía muy concentrada en aquella conversación.
Bryce sabía que estaba mal, pero no pudo evitar escuchar, por si se trataba de algún novio o amante con el que ella estuviera charlando. Sin embargo, nada lo preparo para escuchar la más impactante declaración, salir de boca de su asistente. Ella le decía a la persona con la que hablaba, que todavía era virgen y él de verdad creyó haber escuchado mal. “¿Entonces cómo diablos había tenido una bebé? No, no era posible que hubiera escuchado bien. ¿Cuántos años tenía Nicole, veintidós, tal vez veintitrés? ¿Si ella no era la madre de Chloe, cómo diablos era posible que todavía fuera virgen? Y no solo eso, sino que estaba desesperada por salir de ese estado.
El amigo de Bryce entre sus piernas, saltó a la vida con solo imaginar la escena de ella desnuda en su cama, y él mostrándole todos los placeres que se había estado perdiendo.
La persona con la que hablaba le dijo algo, y ella le respondió que solo esperaba llegar a la ciudad nuevamente, para irse a tomar unas cervezas a un bar y conocer al buen samaritano que le hiciera el favorcito.
Las manos de Bryce estaban cerradas en puños tan fuerte, que creyó que se le cortaría la circulación. Él no iba permitir que ella se fuera con el primer imbécil que conociera y le diera algo tan preciado. ¡Oh no, ese premio era todo para él, y no había duda de ello! Después de eso, no habría necesidad de seguir buscando hombres, porque él sería el único.
Siguió escuchando la conversación y a la parecer la persona del otro lado le había preguntado por Chloe.
—No sabe que es mi sobrina, pero tampoco veo porque tendría que decírselo. Al final de cuentas Chloe aparece como mía en los papeles, porque el último deseo de mi hermana, fue que ella quedara bajo mi custodia. Así que Chloe es mi hija.
Bryce sonrió “Así que eso era. La bebé no era realmente su hija, aunque ella decía a todo el mundo que si” pensó que era algo admirable lo que hacía. Ella en realidad era muy joven para tener esa carga, y sin embargo se veía feliz con Chloe.
Se sintió como un lobo hambriento que miraba a su deliciosa presa mientras su boca se hacía agua. “Yo seré quien te haga gritar de placer, Nicole” Luego de hacerse esa promesa, esperó a que la tienda de campaña en sus pantalones bajara, y de que Nicole terminara de hablar, para poder salir de entre los árboles y regresar a casa. No quería que ella lo descubriera y mucho menos que se diera cuenta de que la había estado escuchando.
Nicole regresó a su casa sintiéndose mejor después de aquella charla con su amiga. Necesitaba desahogarse y por fin pudo hacerlo. Carol siempre la había apoyado en sus locuras y definitivamente, esta era una. Pero no cesaría en su intención. Ya era hora de hacerlo y solo estaba esperando a terminar su trabajo en la casa de su jefe para ir por ello. Además, eso seguramente la ayudaría a dejar de pensar en su jefe, porque estaba segura de que lo que le pasaba con él, era simplemente porque necesitaba dormir con un hombre y sabía que después de eso, se lo sacaría de la cabeza.
*****
Llevaban más de una hora caminando. Nicole jamás se imaginó que su jefe se levantaría con ganas de ir a caminar para ejercitarse, pero que de paso se la llevaría a ella. Cuando llegó mientras le daba de comer a la bebé, y le dijo que era un día maravillosos como para quedarse encerrado trabajando, se sorprendió un poco, pero era su jefe y él mandaba. De manera que le pidió que la esperara mientras se ponía el fular y colocaba a la bebé en su espalda, para que amabas pudieran estar más cómodas en la caminata.
Ahora, mientras veían los alrededores y Chloe parecía fascinada ante ese mundo nuevo, ella solo se mantenía en silencio, esperando que fuera él quien pusiera el tema de conversación. Después de todo lo que había pasado y la forma extraña en la que se había comportado, ella pensó que él quería que se fura de su casa lo antes posible. Y hasta se preparó para escuchar todo lo que le diría, pero como no fue así, no tenía mucha idea de cómo proceder.
—Por ahí está un arroyo. Solíamos bañarnos allí, mi hermano y yo cuando éramos pequeños—le señaló hacia el norte.
— ¿Venían solos?
—Por supuesto. Aquí no hay peligros. Es una propiedad privada y bueno, si hay mapaches, ardillas y otros animales, Pero nada peligroso. Mis abuelos se quedaban en la casa, haciendo sus cosas, y para cuando llegabamos de divertirnos, ellos ya estaban a punto de enviar por nosotros. Creo que si hubiéramos podido, nos habríamos quedado hasta bien entrada la noche—rió al recordar.
—No quiero ser imprudente, pero… ¿Qué pasó con tus padres?
El semblante de Bryce cambió por completo y ella pensó que había metido la pata de nuevo. Él no era muy conocido por compartir detalles de su vida privada y ella como una tonta había preguntado por algo tan personal.
Ahora si prepárate Nicole, porque esta sí, no te la perdona.
Nicole esperaba la respuesta de Bryce, o el grito que saldría de su boca después de haber tenido la osadía de preguntarle por algo muy privado, pero él la sorprendió encogiéndose de hombros, como si fuera un tema normal.—No es un secreto para nadie. Tal vez no ha salido todavía en las revistas, pero es un secreto a voces entre nuestros conocidos. Mi madre vivió con mi padre pero no se casaron y cuando ´l por fin se enamoró de una mujer de su estatus social, mi madre no lo soportó y se entregó a la bebida, pasó por depresiones, arrestos y todo tipo de cosas, hasta que mi abuelo intervino y la llevó a un centro de rehabilitación mientras se quedaba con nosotros cuidándonos. Pero ella jamás quiso mejorar y un día se escapó de aquel lugar y tuvo un accidente. Murió enseguida por el golpe.—Lo lamento mucho, Bryce.&m
Pasaron dos horas y media, y prácticamente ella tenía todo listo. Chloe había dormido bastante y no se había despertado para nada, algo que ella de verdad agradeció. Ahora se iría a la cabaña, y desde allí haría las llamadas que era lo único que faltaba. Pero se sentía extraña, como cansada y no había mucho como para sentirse así. Desde la mañana tenía una molestia en la garganta, pero no le había prestado atención. Sin embargo ahora se sentía peor. Se tocó la frente y estaba muy caliente. ¿Cómo podía ser? Era imposible haberse enfermado tan rápido, y no veía la razón. La bebé no estaba enferma tampoco, ni Bryce. ¿Entonces cómo es que ella sí?Nicole bajó trabajosa las escaleras, le dolían las piernas y su garganta ahora ardía más. Se dirigi&
— ¿Cómo se ha portado?--preguntó Rachel.—Ha estado bastante tranquila, y bueno, nos hemos estado divirtiendo con programas infantiles.Rachel lo miró divertida— ¿oh si? Por algún motivo, esa es una imagen que no logro tener en mi cabeza—dijo mientras se dirigía al cuarto donde estaba Chloe.La niña no estaba dormida, solo miraba el móvil de la cama-cuna, como si fuera lo más interesante del mundo. Y cuando vio a Rachel, sonrió.—Hola hermosa—le dijo ella sonriendo también, y vio como la niña extendía sus bracitos. Rachel la cargó y tocó la cadera de la pequeña. — ¿Y dónde está tu férula? Tu mami me dijo que tienes una y no puedes quitártela.Bryce se rascó la cabeza—Oh sí, esa cosa—dijo sin mucha idea—es que me toc&oa
Bryce tomó el teléfono, después de tener claro lo que tenía que hacer, y marcó el número de Alexa. — ¿Bueno? —Hola, soy yo. — ¡Mi amor! Que gusto escucharte—dijo una melodiosa voz del otro lado del teléfono. — ¿desde dónde me llamas? No conozco ese número. —Es nuevo. Te llamo desde la casa de campo. —Oh ya veo. ¿Y qué haces allí? Te hacía en Seattle. —Quise venir por unos días a despejarme un poco y a conseguir un algo de esa creatividad, tan importante para las campañas que vienen. —Es una buena idea. Aunque es un plan demasiado solitario para mí gusto. —Por eso te llamo. Quería ver si podías venir y estar conmigo unos días. — ¡Oh por Dios! ¿En medio del bosque? —dijo casi gritando—No, no. Eso no es para mí, lo sabes—se
Mitchell agarró tres vestidos absolutamente hermosos y se los dio a tres de sus ayudantes, uno para cada uno, y de esa manera podían verse claramente. El del extremo izquierdo era de un azul intenso, cortado mucho más bajo de lo que normalmente ella se habría atrevido a usar. Era bastante sencillo, pero de corte perfecto y elegante. El siguiente era un color dorado reluciente, que bajaba por los hombros y probablemente llegaba hasta la mitad de la pantorrilla. Era bello, por supuesto, pero no se sentía como algo que ella mataría por usar. Además, podría chocar con el color de mi cabello.Y el último era como lo que usaría una actriz, en la alfombra roja, con dramáticos volantes y colores brillantes. Así que no era para ella, pero quería intentarlo de todos modos.—Todos son hermosos—le dijo mientras sus manos se deslizaban por la tela de uno de los vestidos. Luego mir
Nicole vio la pareja que se acercaba y enseguida se tensó. Sabía que no eran de los amigos pesados de su jefe, pero aun así, ella era la asistente, no la novia de Bryce Powell, y no tendría por qué estar en una reunión donde la invitada era la famosa modelo Alexa Vanderbilt— ¡Bryce! Qué bueno que has venido. —dijo Rebecca y luego miró a Nicole—estás hermosísima.—Muchas gracias—ella no sabía bien que hacer. Jamás había estado en un escenario como ese y menos vistiendo así.—Hermano, es la mejor acompañante que te he visto—dijo Daniel a Bryce sonriendo de forma traviesa. Y saludó a Nicole con un beso en la mejilla—te ves deslumbrante, Nicole. Estoy seguro de que mi amigo será la envidia del evento.Afortunadamente, el banquete estaba comenzando y ellos enseguida fueron a sus mesas. Dan
Después de la fiesta de caridad, el fin de semana pasado, Nicole no se sentía muy bien acerca de cómo sucedieron las cosas ese día. Los amigos de Bryce eran amables, pero sabía que pensaban que había algo más allí, y se sintió avergonzada de caer en el cliché de amante del jefe, cuando no era así. Afortunadamente él había notado su incomodidad y accedió a irse temprano, cuando ya había hecho un buen donativo, y hablado con suficiente gente, como para que notaran su presencia y dijeran que no faltó a la fiesta. Llegaron al hotel y ella se fue enseguida a su habitación para ver a Chloe. La niñera dijo que se había portado muy bien, que era una niña muy tranquila, y se había dormido pronto, después de tomar su biberón.Ellos fueron a dormir y no hablaron más de aquella fiesta, ni de aquel beso. Al día
Le puso el pijama a Chloe y le cantó un rato hasta que se hubo dormido, Nicole salió de puntillas del despacho y se dirigió al cuarto de baño para mirarse. Se dijo que no era coqueteo, simplemente no deseaba verse mal.Cuando llegó al salón, lo vio frente a la chimenea. Él alzó la vita cuando sintió su presencia— ¿ya se ha dormido?Ella asintió—casi no lo hace, pero al fin el sueño la venció—por el gran ventanal podía notarse una llovizna y empezaba a hacer frío. Bryce lo percibió y puso dos leños más en el fuego que ahora crepitaba alegremente. La luz era tenue en el lugar y él la observó un momento.— ¿Quieres pasar?—le sonrió—parece que tuvieras miedo.Ella caminó hacia él—¿debería?— Para nada, ¿Quie