Nicole reía desenfada con su hija en brazos y se adentraba en el agua para que la niña moviera sus piernitas. La pequeña saltaba emocionada y reía. Su madre estaba absorta en el juego y no se dio cuenta de que él, las observaba. Al principio solo fue diversión, pero luego cuando Nicole salió de nuevo de la piscina, él quedó embobado al ver el pequeño vestido de baño que llevaba consigo y el cuerpo tan hermoso que tenía. Sus caderas amplias y su cintura pequeña la hacían ver como una sirena, y sus pechos eran perfectos, justo el tamaño para abarcarlos con sus manos y amasarlos suavemente. Sintió que una tienda de campaña se formaba en su entrepierna inmediatamente.
Cuando ella se dio la vuelta para recoger una toalla, pudo ver su trasero, completamente redondo, y perfecto. Y más imágenes de ella en su cama, llegaron a su mente atormentándolo. Se imaginaba tomándola por ese hermoso trasero y follándola desde atrás o siendo rodeado por esas largas y bien torneadas piernas mientras la penetraba en mil formas distintas. “M*****a sea, Bryce. El deseo sexual te está sobrepasando, y ya que no tienes una mujer aquí con quien desahogarte a parte de Nicole, lo mejor que puedes hacer es ir al baño y atenderte, antes de que hagas el ridículo” Salió disparado de allí, antes de que ella se percatara de su presencia. No podía estar con ella de la forma en la que normalmente estaba con otras mujeres. Eso sería ir más allá de los límites de jefe y empleada. Y solo ocasionaría problemas. Nicole era una buena mujer, una buena persona, y no se merecía ser tomada como un juguete, pues al final, él no tenía la capacidad emocional para darle lo que ella quería de un hombre.
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La canción de fondo era perfecta. Siempre le había gustado el jazz y sentía que era el tipo de música perfecta para ponerse de ánimo al cocinar. De vez en cuando le echaba un ojo a su pequeña que jugaba concentrada con sus muñecos y parecía estar pasándola en grande con ellos. Nicole no dejaba de sorprenderse por la forma en la que los bebés se divertían con pequeñas cosas y se adaptaban tan fácil a todo. Ella en cambio apenas se estaba acostumbrando a esa cocina enorme y también intimidante, pero ahora se sentía cada vez más cómoda en ella. Esa noche, estaba haciendo la mezcla para preparar torta de espinacas, que sería el acompañamiento perfecto para unas pechugas con crema de champiñones y papas con romero, al horno.
Bryce la había estado observando sin que ella siquiera se diera cuenta. Por lo general siempre vestía de pantalones en el trabajo. Pero ahora ella se había puesto durante varios días, faldas o vestidos que solo aceleraban su imaginación. No es que fueran cosas vulgares y demasiado atrevidas, pero no era la ropa a la que estaba acostumbrado que vistiera su asistente. Y después de ver su cuerpo en aquella piscina, era difícil no pensar en cada cosa que le atraía de ella y que antes no había notado. Había estado haciendo todo lo posible por no pensar en eso. Miró la forma en la que se retiraba el cabello hacia un lado. Este era una brillante melena suelta en ese momento, y Bryce solo quería enterrar sus dedos en aquella mata sedosa. Observó sus piernas largas, de aspecto tan suave, que quería tocarlas empezando por los esbeltos tobillos, y subiendo poco a poco entre besos, a lo largo de estas, hasta llegar a ese lugar secreto entre sus piernas.
Bryce trató de actuar normalmente pero era difícil no demorar sus ojos en ese trasero perfecto. —Buenas noches.
Nicole casi saltó del susto— ¡Oh por Dios! —colocó una mano en su pecho—que susto me has dado, no te esperaba tan temprano.
—Lo siento, no pretendía asustarte. Solo quise pasar por aquí para decirte que no me quedaré a cenar. Estoy demasiado lleno de trabajo y al parecer una de las campañas no está tan bien como debería.
—Lamento eso. Pero no creo que debas dejar de comer por un problema. Puedes cenar y lego volver al estudio. ¿no te parece?
—No lo creo. Tampoco tengo mucho apetito. No hay nada que me quite más el hambre, que los problemas y esa campaña se está convirtiendo en uno—dijo sin mirarla. No quería que ella se diera cuenta de que le mentía.
— ¿Seguro de que eso es todo lo que pasa?—ahora estaba preocupada. Él jamás se había comportado así. Siempre cenaba y de hecho decía que le gustaba mucho ese tiempo con Chloe y con ella. Además el día anterior le había dicho que todo iba muy bien con las campañas.
—Sí, es todo. Si quieres, cena tú con Chloe, y déjame algo en el horno. Lo comeré después.
—Está bien—lo estudió un momento y lo vio desaparecer con dirección a las escaleras.
Nicole se preguntó “¿Qué habría hecho que no le gustó?” Parecía molesto. Comenzó a recordar todo lo que había hecho ese día, pero no encontró nada que pudiera molestarle a su jefe. A no ser que el hecho de ir a la piscina fastidiara las cosas. Pero recordaba claramente cuando le dijo que cuando quisiera divertirse con Chloe en la piscina, lo hicieran sin problema. Que todas las instalaciones de la casa estaban para usarse y que muchas veces, él ni las apreciaba lo suficiente porque se la pasaba trabajando. Le dijo que incluso hace mucho no veía una buena película en el teatro de la casa, porque no tenía buena compañía para hacerlo y porque no iba lo suficiente a la casa. Pero que cuando ella quisiera, podía ver películas con la pequeña.
Tal vez debería ir con él para arreglar cualquier problema. Si se había molestado por algo con ella, o no estaba conforme con su trabajo, lo mejor era irse. No iba a hacer que su jefe se sintiera incómodo en su propia casa por su culpa. Sin embargo no dejaba de pensar que si era por ella, y perdía ese trabajo, dejaría de recibir un buen dinero que en verdad necesitaba en caso de que lo de Chloe empeorara. “¿Dios que voy a hacer?”
*****
Bryce se levantó con un tremendo dolor de cabeza, esa mañana. No había podido dormir bien por culpa de Nicole. No dejaba de ver su rostro cando le dijo que no cenaría con ellas, y le molestó el gesto de decepción en su rostro. ¿Sería posible que ella también sintiera esa química que parecía haber entre ellos?
No había querido ser distante, pero era la mejor forma de hacer las cosas. Si seguían trabajando juntos bajo el mismo techo, y él no tomaba distancia, pronto la llevaría a su cama. De eso estaba plenamente seguro, pues sabía bien como convencer a una mujer. Él no quería hacerle eso a Nicole, que no solo era una excelente asistente, sino una buena persona. “¿Por qué diablos no había guardado las distancias como siempre con ella?”
Durante el fin de semana y los días siguientes, ambos se evitaron. Nicole se dedicó a poner en orden la casa, cosa que no le costaba mucho trabajo, ya que eran pocas las habitaciones en uso. Todo estaba siempre muy limpio y ordenado y solo sacudía el polvo.
Le preparaba a Bryce el desayuno todos los días, luego le hacía algún bocadillo para el almuerzo y una cena completa en la noche. Pero ya no compartían tiempo juntos en la mesa. Siempre que lo veía actuaba distante y muy serio. No sonreía ni bromeaba con la bebé como antes. Entre ellos se había abierto una brecha enorme.
Afortunadamente Chloe era una excelente compañía, y ambas se divertían aprovechando las instalaciones, lo más que podían. Su pequeña siempre estaba sonriente y parecía no percatarse del mal ambiente.
Esa noche, después de terminar sus tareas en la casa, su celular sonó a altas horas. Al ver que se trataba de su amiga Carol, con la que no hablaba desde hacía un tiempo, se asustó. Contestó y le dijo que esperara un momento, mientras se cercioraba de dejar todo en orden dentro de la casa para poder salir y hablar a gusto.
Por dentro agradeció el poder hablar por fin con otro adulto, ya que el único que había cerca ni le dirigía la palabra. No era que su Chloe no fuera suficiente, pero estar todo el día con un bebé al que no podía contarle sus cosas, y esperar que le respondiera, era algo frustrante. Carol y ella se conocían desde muy jóvenes, y cada una había tenido sus luchas en la vida. Cosas fuertes en las que gracias al cielo se tuvieron de apoyo la una a la otra. Sin embargo ella se había involucrado sentimentalmente con un hombre agresivo, y perezoso que no hacía más que tomar cerveza todo el día y vivir de ella.
Nicole se había apartado un poco, porque cada vez que la visitaba, él estaba allí. Le daba miedo porque iba con Chloe, y él era demasiado agresivo cuando se emborrachaba hasta quedar casi desmayado. Sabía que su amiga se había resentido por eso, pero ella tenía que poner en primer lugar a su hija, antes que a cualquier otra cosa. Y lo cierto era, que Carol debía tomar la decisión de dejar a ese hombre para que su vida al fin mejorara.
Por fin pudo salir a hurtadillas de la cabaña después de ver que Chloe dormía profundamente, y con monitor en una mano y teléfono en la otra se fue a un lugar cercano pero privado donde pudiera hablar bien con su amiga.—Hola bandida ¿cómo has estado?—la saludó con su tono risueño.— Bien pero… ¿Tú cómo estás? ¿Carol, ha pasado algo?—Por supuesto que no. ¿Acaso no puedo llamar a mi única y mejor amiga?—Claro que sí, pero por la hora, pensé que te había pasado algo.—No…es solo que me sentía sola, y sé que no estamos en los mejores términos, pero quería escucharte.Nicole se sintió trist
Nicole esperaba la respuesta de Bryce, o el grito que saldría de su boca después de haber tenido la osadía de preguntarle por algo muy privado, pero él la sorprendió encogiéndose de hombros, como si fuera un tema normal.—No es un secreto para nadie. Tal vez no ha salido todavía en las revistas, pero es un secreto a voces entre nuestros conocidos. Mi madre vivió con mi padre pero no se casaron y cuando ´l por fin se enamoró de una mujer de su estatus social, mi madre no lo soportó y se entregó a la bebida, pasó por depresiones, arrestos y todo tipo de cosas, hasta que mi abuelo intervino y la llevó a un centro de rehabilitación mientras se quedaba con nosotros cuidándonos. Pero ella jamás quiso mejorar y un día se escapó de aquel lugar y tuvo un accidente. Murió enseguida por el golpe.—Lo lamento mucho, Bryce.&m
Pasaron dos horas y media, y prácticamente ella tenía todo listo. Chloe había dormido bastante y no se había despertado para nada, algo que ella de verdad agradeció. Ahora se iría a la cabaña, y desde allí haría las llamadas que era lo único que faltaba. Pero se sentía extraña, como cansada y no había mucho como para sentirse así. Desde la mañana tenía una molestia en la garganta, pero no le había prestado atención. Sin embargo ahora se sentía peor. Se tocó la frente y estaba muy caliente. ¿Cómo podía ser? Era imposible haberse enfermado tan rápido, y no veía la razón. La bebé no estaba enferma tampoco, ni Bryce. ¿Entonces cómo es que ella sí?Nicole bajó trabajosa las escaleras, le dolían las piernas y su garganta ahora ardía más. Se dirigi&
— ¿Cómo se ha portado?--preguntó Rachel.—Ha estado bastante tranquila, y bueno, nos hemos estado divirtiendo con programas infantiles.Rachel lo miró divertida— ¿oh si? Por algún motivo, esa es una imagen que no logro tener en mi cabeza—dijo mientras se dirigía al cuarto donde estaba Chloe.La niña no estaba dormida, solo miraba el móvil de la cama-cuna, como si fuera lo más interesante del mundo. Y cuando vio a Rachel, sonrió.—Hola hermosa—le dijo ella sonriendo también, y vio como la niña extendía sus bracitos. Rachel la cargó y tocó la cadera de la pequeña. — ¿Y dónde está tu férula? Tu mami me dijo que tienes una y no puedes quitártela.Bryce se rascó la cabeza—Oh sí, esa cosa—dijo sin mucha idea—es que me toc&oa
Bryce tomó el teléfono, después de tener claro lo que tenía que hacer, y marcó el número de Alexa. — ¿Bueno? —Hola, soy yo. — ¡Mi amor! Que gusto escucharte—dijo una melodiosa voz del otro lado del teléfono. — ¿desde dónde me llamas? No conozco ese número. —Es nuevo. Te llamo desde la casa de campo. —Oh ya veo. ¿Y qué haces allí? Te hacía en Seattle. —Quise venir por unos días a despejarme un poco y a conseguir un algo de esa creatividad, tan importante para las campañas que vienen. —Es una buena idea. Aunque es un plan demasiado solitario para mí gusto. —Por eso te llamo. Quería ver si podías venir y estar conmigo unos días. — ¡Oh por Dios! ¿En medio del bosque? —dijo casi gritando—No, no. Eso no es para mí, lo sabes—se
Mitchell agarró tres vestidos absolutamente hermosos y se los dio a tres de sus ayudantes, uno para cada uno, y de esa manera podían verse claramente. El del extremo izquierdo era de un azul intenso, cortado mucho más bajo de lo que normalmente ella se habría atrevido a usar. Era bastante sencillo, pero de corte perfecto y elegante. El siguiente era un color dorado reluciente, que bajaba por los hombros y probablemente llegaba hasta la mitad de la pantorrilla. Era bello, por supuesto, pero no se sentía como algo que ella mataría por usar. Además, podría chocar con el color de mi cabello.Y el último era como lo que usaría una actriz, en la alfombra roja, con dramáticos volantes y colores brillantes. Así que no era para ella, pero quería intentarlo de todos modos.—Todos son hermosos—le dijo mientras sus manos se deslizaban por la tela de uno de los vestidos. Luego mir
Nicole vio la pareja que se acercaba y enseguida se tensó. Sabía que no eran de los amigos pesados de su jefe, pero aun así, ella era la asistente, no la novia de Bryce Powell, y no tendría por qué estar en una reunión donde la invitada era la famosa modelo Alexa Vanderbilt— ¡Bryce! Qué bueno que has venido. —dijo Rebecca y luego miró a Nicole—estás hermosísima.—Muchas gracias—ella no sabía bien que hacer. Jamás había estado en un escenario como ese y menos vistiendo así.—Hermano, es la mejor acompañante que te he visto—dijo Daniel a Bryce sonriendo de forma traviesa. Y saludó a Nicole con un beso en la mejilla—te ves deslumbrante, Nicole. Estoy seguro de que mi amigo será la envidia del evento.Afortunadamente, el banquete estaba comenzando y ellos enseguida fueron a sus mesas. Dan
Después de la fiesta de caridad, el fin de semana pasado, Nicole no se sentía muy bien acerca de cómo sucedieron las cosas ese día. Los amigos de Bryce eran amables, pero sabía que pensaban que había algo más allí, y se sintió avergonzada de caer en el cliché de amante del jefe, cuando no era así. Afortunadamente él había notado su incomodidad y accedió a irse temprano, cuando ya había hecho un buen donativo, y hablado con suficiente gente, como para que notaran su presencia y dijeran que no faltó a la fiesta. Llegaron al hotel y ella se fue enseguida a su habitación para ver a Chloe. La niñera dijo que se había portado muy bien, que era una niña muy tranquila, y se había dormido pronto, después de tomar su biberón.Ellos fueron a dormir y no hablaron más de aquella fiesta, ni de aquel beso. Al día