《Anashia》Lamentablemente, Sebastián tenía razón. Creo que lo mejor era que se recuperara de su tumor cerebral, así que decidió irse lejos del país para sanarse. Pasaron varios días hasta que logré recuperarme. Alexei nos trajo al niño, a mi mamá y a mí a nuestra casa. Le agradecí, sin embargo, él seguía ahí, mirando con un rostro melancólico sin responder nada.—Lamento mucho que Sebastián haya decidido no realizar la boda. El es un hombre tranquilo, muy honesto y quizá pensó que nunca lo iba a amar. Lo quería, lo apreciaba, sin embargo, mi corazón aún te pertenece, Alexei...—Y yo también te amo. Eres la única mujer que he amado en mi vida y creo que lo serás hasta que deje de existir, hasta mi último aliento. Por esa razón, te pido que regresemos, que estemos juntos. Quiero que seas mi esposa, no mi amante, porque ya no tengo ninguna atadura. Me separé de Natalia hace años, estuve con ella por la niña y tú lo sabes muy bien. Ahora quiero unirme a ti de por vida. ¿Me lo permites?Ase
《Alexei》Han pasado cinco largos años desde que me casé con el amor de mi vida. Estaba feliz, admirando a mi ahora familia, mi esposa Anashia, mis hijos Luna, Angel, Heiden de dos años y mi suegra incluso mi hermano el cual ahora estaba casado con Karla.Mi pequeña hija Luna ya no es tan pequeña; ahora tiene 18 años y es toda una mujercita, bien portada y dedicada. Actualmente está estudiando en la universidad. Luego está mi hombrecito, Ángel, de 7 años, todo un caballerito, y mi pequeña hija Heiden.Durante estos años hemos sido muy felices. No lo voy a negar, hubo una o dos discusiones leves, pero desde entonces, mi vida ha sido maravillosa. Gracias a Dios, mi suegra ha estado bien y sana del cáncer. Continuó con su tratamiento y, después de varios exámenes, confirmaron que ya no tenía cáncer ni miomas.Por otro lado, mi hermano Cristy por fin se casó hace unos dos años atras y tuvo una pequeña niña. Ahora él y karla viven juntos, sin embargo karla siempre está pendiente de Luna, ya
Anashia La luna siempre estaba presente en cada momento que compartía con Alexei. Desde que éramos jóvenes, comenzamos esta locura de fingir ser novios, y con el tiempo nos enamoramos apasionadamente. Nunca olvidaré los momentos que pasamos juntos desde nuestra juventud hasta nuestra adolescencia, ahora con dieciocho años, nos amábamos con locura sin límite y sin que nadie nos impedia amarnos. Pero. Su vida era un laberinto de complejidades que le impedían reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos. Temía que sus padres nos separaran, al igual que los míos. Veníamos de diferentes estratos sociales: él lo tenía todo, mientras que yo apenas ganaba un modesto salario para ayudar a mis padres. Suspirando, traté de alejar esos pensamientos de mi mente ansiosa. No quería arruinar el momento con mis preocupaciones. —Anashia—, susurró mi nombre mientras se levantaba de la cama. Su cuerpo perfecto y sus ojos azules me observaban con amor, pero también con tristeza. —Necesitamos
Alexei.Observo los documentos sin deseo de firmar; irritado, los dejé sobre el escritorio. El móvil no dejaba de sonar con una llamada entrante. Sin ganas de responder, salí de la oficina a toda prisa. Mi secretaria me informa de la nueva sede que pronto se va a inaugurar en Nicaragua.—Bien, manda el listado a los socios, pon fecha y hora de la próxima reunión en esa sede.—A su orden, señor Servante.—Nos vemos mañana.Salí apresuradamente de la empresa, entré a mi coche y arranqué a toda velocidad. Estaba seguro de mi decisión; ahora más que nunca necesito completar mis próximos proyectos.Al llegar a casa, bajé del coche rápidamente y, al verla, corrí para abrazarla. Había estado una semana en Miami con su abuela y su mamá.—¡Pero qué bella está mi Luna! Papá, te extrañé un montón.—Papi, yo también te extrañé muchísimo. —Beso la mejilla de mi princesa. Con apenas seis años, ella es toda una señorita y habla más que los reporteros.—¿Y me extrañaste a mí? —pregunta Natalia, mi es
Alexei Meses después Han transcurrido dos meses desde que planeé regresar, y hoy estoy aquí en mi bella Nicaragua. El condominio del valle sigue igual, casi nada ha cambiado.—Papi, aquí no hace tanto frío — grita mi pequeña, corriendo por toda la casa grande. Dejé dicho a los empleados que dejaran todo en orden para mi llegada, y así fue.—Hace mucho calor, no sé si podré aguantar todos estos meses. —Pues lo lamento, querida. Si no te gusta, puedes regresar a Los Ángeles. No entiendo por qué no te sientes feliz de haber regresado a tu país natal.Natalia niega, arrugando el ceño. Ella es de Granada, pero su madre se la llevó a Los Ángeles con ayuda de mis padres, obviamente para hacerla mi esposa. Ahora no le agrada su país, en cambio, yo estoy demasiado satisfecho con mi decisión.— ¡Mi joven Alexei! — grita Margarita, mi adorada nana.— Margarita —sonrío y la abrazo, feliz de verla. Ya se ve un poco mayor, pero aún sigue fuerte.—Bienvenido a casa, se te extrañaba bastante.—Lo
Anashia.Estaba exhausta por el agotador ritmo de trabajo que he llevado en mi humilde vida. Esta semana estuvo llena de clases de baile y tutorías con los niños, sumado al trabajo extra en el Hotel Hollyday que ha estado drenando mi energía. A punto de rendirme, me retracto al recordar las enormes deudas con las casas comerciales y otras responsabilidades. Me digo a mí misma que debo seguir adelante; por ahora, no es momento de rendirse. Mi madre necesita mucho de mi ayuda, y la lucha por la vida apenas comienza.Desde el fallecimiento de mi padre, las cosas han empeorado. Las enormes deudas me han obligado a pagarlas a plazos, y llevo 5 años sin tener tiempo ni siquiera para conocer a un hombre. Bueno, quizás estoy exagerando un poco, ya que Víctor ha sido un buen amigo... perdón, un amigo con derechos, según mi percepción. Pero eso no es lo que deseo; soy consciente de ello. Me siento estúpida. Él ha intentado varias veces que seamos novios, seguramente cansado de hacerlo ya. Wow,
ANASHIA.Era lunes, y ya no tenía ganas de despertar. Quería apagar mi alarma y que dejara de sonar, pero el deber me llamaba. Tenía que levantarme sí o sí, y así lo hice. Me duché como siempre, y al salir, me quedé sentada durante unos diez minutos, secando mi cuerpo para luego vestirme como de costumbre: camiseta rosada con el logotipo de la Escuela, pantalón negro, botines negros, y mi cabello largo y rojizo recogido en una cola alta. Vi mi reflejo en el espejo y sonreí, como se debe hacer cuando trabajas con 100 niños o quizás más. Ya parecía una Barbie, y no la esposa de Chucky. Me reí para mis adentros por mis ocurrencias.Antes de salir, me pinté los labios con un tono discreto y me puse rubor para disimular mis pecas. Ya lista, salí de casa, aunque no sin antes dejar un beso en la mejilla de mi madre.—Te vas de nuevo sin desayunar —me reprendió mi mamá.—¡Compraré algo en el camino! —grité en respuesta, saliendo corriendo al ver que solo tenía media hora a mi disposición.Uff
Alexei.No tenía la menor idea de qué se trataba esta emoción dentro de mí, y al mismo tiempo sentía miedo.Ocho malditos años han pasado y mi corazón aún sigue saltando cuando la veo. Fue mi primer amor y aún sigue siendo el único. Anashia era como una mariposita indefensa, pero ahora la veo más fuerte, con un semblante serio.Suspirando, trato de concentrarme en lo que estoy haciendo. Necesito verla, besarla de nuevo, incluso tocar ese jodido cuerpo que conozco mejor que nadie. Cuando la vi esta mañana, varias emociones encontradas sucedieron en mi sistema nervioso, pero se veía más delgada, su rostro algo demacrado. Casi podría decir que no duerme. ¿Qué ha pasado en estos años? ¿Está casada? ¿Tiene hijos?Quiero saber muchas cosas sobre ella. Sé que está molesta por todos estos años sin tener comunicación, pero le explicaré cómo sucedieron las cosas exactamente.Bufando exasperado, observo los planos para empezar a mejorar la empresa de mis padres. La familia de mi madre hizo y desh