La mañana había llegado y Sara no quería saber nada de Azar ni de Alan, por lo que decidió no ir a la empresa, su nuevo amigo Darían, comprendió y aceptó que ella se tomara su tiempo, por lo que junto con su padre, al que extrañaba, ya que no vivía con ella, decidieron buscar al mejor abogado de todo Inglaterra, el hombre era conocido porque nunca perdía un caso. Sara suspiró cuando estaba frente a la puerta de aquel hombre, sus manos sudaban, y su cuerpo temblaba, si él no podía ayudarla, no sabía qué haría, para recuperar a su hija. —Tranquila, cielo, todo estará bien —dijo su padre, tomándola de la mano y después de tocar, un fuerte adelante se escuchó del otro lado. Juntos entraron en la oficina, encontrándose con un hombre imponente. —Bunas tardes, tomen asiento por favor —Ellos hacen lo que el hombre les pide, este no dejaba de mirar a Sara y este logro ponerla incómoda. —¿Tú eres la esposa de Alan? El solo nombre hacía que ella temblara, estaba perdida, este hombre era amig
Sara despertó en una habitación de hospital, y en ese momento, los recuerdos de lo que paso, llegaron a ella, suspiro sonoramente y se levantó con cuidado, encontrando a su Azar frente a ella. —¿Qué haces aquí? —pregunto ella con un poco de fuerza, haciendo que el peli negro suspirara. —Sé que no quieres verme, pero no soporte ver como él te trataba por algo que no hiciste. —Pero no era tu decisión contar algo que es mío. —él asintió.—Lo sé, y perdóname por favor, no quería causarte ningún mal, te amo tanto, que lo que menos quiero es que sufras —Sara apretó los labios con fuerza. —Azar…. Sabes qué. —Tranquila. —Dijo él con una gran sonrisa.—No sé cómo sucedió, pero no te pido que lo correspondas, solo que me permitas estar a tu lado como tu amigo, como lo que he sido todo este tiempo. Sara hizo silencio y luego de unos segundos asintió.—¿Es mi corazón?—Si nena, lo es, no has tenido unos meses muy tranquilos, tampoco te alimentabas correctamente, y mucho menos dormías como d
Sara entrecerró los ojos en dirección de Alan, ¿acaso le estaba creyendo?, le parecía tan sorprendente que la duda aún siguiera en ella, ¿por qué ahora sí le creía? —¿Me crees? —pregunto ella con asombro. —No puedes inventar tales cosas, y mucho menos lo del pasadizo, solo él y yo lo sabía, ni siquiera Azar, que siempre estaba en el palacio, lo descubrió —ella solo asintió y luego de un suspiro siguió con su relato. —Su plan era que tu fuera el rey para el poder seguir teniendo todo lo que siempre tuvo, sabía que su tiempo se acababa y por eso te uso, pero según ellos, todo se vino abajo cuando yo llegue, dejaste de creer en tu madre, no la obedecías como antes. —¿Por eso te secuestraron? —ella asintió. —Sí, pensé que solo te engañarían, para que no creyeras en mí y me dejaras, pero no fue así, me humillaron, golpearon…—un par de lágrimas descendieron por sus ojos —. Y me drogaron para que ese malnacido abusara de mí. La habitación se quedó en silencio, nadie dijo nada, solo se
Los días estaban pasando y Sara no sabía nada de Alan, estaba aún en el hospital, porque su estado era más complicado de lo que ella creía, las preocupaciones de los últimos tiempos, lograron que su corazón se debilitara más. Sara observó la habitación en la que se encontraba y con cuidado, se levantó de esta para acercarse a la ventana. Con paso lento, llego a ella y tomo asiento en la silla que su padre trajo para ella hace un par de días.—Espero que cuando estés grande, mi niña, recuerdes que mamá te amo mucho —dijo ella ala nada, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas. La idea de que ella pudiera ver a su hija antes de morirse, se desvaneció poco a poco. —No será necesario, porque tú estarás a su lado —con rapidez se volteó para observar a Alan, en la puerta de la habitación, con un bulto entre sus brazos. Sara jadeó y sollozo con fuerza. —Viniste —él asintió sonriendo. —Te lo prometí, y no voy a volver a fallarte —Alan se acercó a ella y con cuidado puso en sus braz
Alan había dejado a su mujer e hija solas, la rabia lo dominaba, no podía creer que todo se estuviera saliendo de su control, ¿cómo termino así?, sabía la respuesta, pero aceptarla, lo enfermaba, confió en la persona incorrecta.Desciende de su jet, encontrándose con su hermano y mejor amigo que no tienen buenas caras.—¿Qué sucedió? —pregunto Alan con rabia acumulada. —Propuso una rebelión, y la mayoría están de acuerdo con él. —¡¡Es un maldito asesino y violador, aparte de que secuestra chicas de todo el mundo, una persona como esas no puede ser rey!! —Ronald, suspiro, jamás imagino que ser Jeque de una ciudad tuviera tantas responsabilidades, y mucho menos ahora que su mejor amigo estaba a punto de perder el trono. —Necesito que busquemos una forma de que vuelvan a confiar en mí, al menos mientras sigo siendo rey, luego se encargara de eso quien sea mi sucesor —el rostro de los hombres frente a él se sorprendieron, ¿Sucesor? —¿De qué estás hablando? —pregunto su hermano Amir.
Alan observaba a su hermano Rafir, el hermano del medio, sonreía, apretando a su lado a aquella mujer que siempre deseo, pero que no podía tener, porque como siempre, su hermano mayor, tomaba lo que era de él. —Que bueno volver a verte, querido hermano —dijo Rafir, con una sonrisa macabra en el rostro. —Deja de decir estupideces, sabes que lo que menos te alegra es verme, dime algo, ¿por qué te gusta recoger mis sobras —Rafir y Sarif gruñeron con fuerza, haciéndolo reír.—¡¡Eres un cretino!! —grito Sarif con fuerza, no estaba contenta con ser la tercera esposa de Rafir, eso no estaba entre sus planes, pero no le quedaba otra salda, quería venganza y solo a su lado la conseguiría. —Si bueno, eso jamás lo he negado, no soy como tú, yo sí, muestro lo que soy, no me escondo detrás de una falda de niña linda, sabiendo que soy una víbora descarada. —¡¡Te exigió respeto para mi esposa, Alan!! —el rey volvió a reír. —¿En serio?, no creo que lo merezca y de mi parte no lo tendrá, ahora
Sara observaba el móvil en su mano, estaba viendo el matrimonio del hombre que amaba, sin poder evitarlo, sollozo cuando Alan y Lucía se convirtieron en marido y mujer, a su lado escuchaba un fuerte estruendo que la hacía brincar. Aleja la mirada de su móvil para ponerla en Daría, que observaba el piso con las manos apretadas a sus lados, mientras los restos de vidrios adornaban el piso bajo sus pies.—Rompiste mi vaso —dijo Sara negando mientras ve a su amigo. —¿Cómo puedes estar tan tranquila? —No lo estoy, si no lo notaste estaba llorando, tampoco es fácil para mí, el hombre que amo se está casando con otra mujer, y si no lo recuerdas, ya no somos esposos —Daría gruño con fuerza. —Debí ir a impedir esa boda.—No, claro que no, es necesario que esto se haga.—¡¡No puedo ver a la mujer que amo, sufrir casándose con un maldito, solo porque quieren atrapar a tu maldito violador!! —Sara abrió los ojos y Daría maldijo al darse cuenta de lo que había hecho.— Lo siento, preciosa, no
Sara sollozó con fuerza en los brazos de su padre, no podía creer que en un segundo, había perdido a una persona importante para ella, y la otra estaba entre la vida y la muerte, ¿cómo había sucedido esto?, ¿por qué tenía que perseguirla las desgracias?—Cálmate, hija, sabes que esto te hace daño. —No puedo, papá, está muerto… Daria está muerto —Sara sollozo más fuerte, justo en el momento en el que apareció Azar por la puerta. Con el rostro preocupado, se acercó a ellos, tomo las manos de su mejor amigo y suspiro.—Lo siento mucho hermosa —Sara asintió —¿Qué se sabe? —Dicen que fue un conductor borracho que los embistió, pero cuando los estaban llevando a la ambulancia, una persona extraña pregunto por Sara. —¿Por qué? —indico Azar sorprendido por las palabras del hombre de edad. —Porque no fue un accidente, alguien quería matarme, pensaron que iba en ese carro con Daria y por mi culpa ahora él está muerto y mi mejor amiga está al borde de la muerte, también —dijo llorando con