Sara se observó con nostalgia en el espejo que tenía frente a ella, no podía creer que en serio se vaya a casar con ese hombre, el vestido que su mejor amiga consiguió para ella en una de las tiendas del pueblo es hermoso, pero no ocasiona en ella la alegría que antes si sentiría. Ahora se sintió, sola, devastada y con un vacío en el pecho que no la dejaba respirar. El sonido de la puerta hace que se aleje del espejo para voltearse y encontrarse con el rostro preocupado de su padre. —Estás hermosa, cariño —ella sonrió con nostalgia. —La verdad es que no me siento así —su padre suspiro y se acercó a ella para dejar un beso en su frente y tomar entre sus manos el rostro de su hija. —No te cases si no lo haces por amor —sus ojos se llenaron de lágrimas y dejó escapar un sollozo. —Ese es el problema, que si lo amo, pero el dolor que me causo es tan fuerte, que no me deja amarlo como quisiera. —Casarte con el hombre que te causa dolor no es la solución, mi amor, eso sol
Sara aprieta a su pecho con fuerza a su hija, ver de nuevo esta ciudad, no le trae buenos recuerdos, por lo que solo cierra los ojos y espera con todo su corazón, que las cosas. Salgan bien. Con la mirada puesta enfrente, camina junto a su familia y amigo que no la deja sola en ningún momento, a pesar de que la madre de ellos con su hermano menor que era el perro faldero no dejaban de verlos. —Tranquila, no prestes atención a nada de lo que digan —indica Alan tomándola de la cadera, Sara se estremece, pero sabe que no puede hacer nada al respecto, aquí y delante de los demás, son marido y mujer. —No lo puedo creer, Alan, trajiste a esta mujer a nuestro país después de lo que hizo —refuta la mujer con fuerza, haciendo que Sara tiemble —. ¿Y tú?, eres un hijo ingrato y no mereces estar aquí.—Tampoco lo quería hacer madre, pero cuando el rey mismo va por ti, no se puede negar a lo que él quiere —exclama Azar con un deje de sarcasmo en su voz, haciendo que su madre levante una
El llanto des controlado de Adhara hace que Sara se levante asustada, con rapidez se acerca a la cuna de la niña para tomarla, pero un fuerte grito sale de ella al observar el animal horroroso que acecha a la pequeña bebé —¡¡Auxilio, alguien que nos ayude!! —grita con fuerza la mujer, ¿cómo rayos llegó una serpiente a la cuna de su pequeña?.La puerta se abre y por ella parece Azar junto con Alan. —¿Qué pasa?, ¿estás bien? —pregunta Alan acercándose a Sara que tiembla con pánico. —Una… Serpiente… En la cuna de la bebé —Alán se acerca rápido y Azar también hace lo mismo, cuando ve al animal, lo toma de la cola esquivando su ataque y luego lo envuelve en una sabana dándoselo a su hermano Azar. —Saca esa cosa de aquí, sabes dónde llevarla y también que hacer con el responsable de esto —su hermano asiente con el semblante serio y preocupado, ¿cómo pudo llegar a esto?, ¿qué clase de mujer es? Sara observa a su mejor amigo alejarse con ese monstruo y se acerca a su hija para levantar
Sara no dejaba de mirar la puerta por la que hace nada, la mujer responsable de lo que le sucedió a su hija, se iba con una promesa de venganza hacia ellos y eso la ponía más nerviosa de lo que quisiera aceptar. —Bueno, salió mejor de lo que pensaba —dice Azar, tomando asiento frente a la gran mesa de su hermano. —¿En serio?, acaba de declararnos la guerra. —Lo sé, pero no tendrá apoyo de nadie —Alan bufa con fuerza. —¿Estás seguro de ello?, sabes que Amir es el perro faldero de mi madre, está dispuesto a todo —Azar sonríe tomando un puro de la mesa de su hermano. —Sí, bueno, eso era antes de haber conocido de Mariana —Sara arruga su entrecejo confundida. —¿Mariana?, ¿Mi mejor amiga? —él asiente. —Sí, nena, al parecer quedo flechado por ella y puedo decirte que es muy chistoso verlo detrás de ella buscando llamar la atención de esa mujer, pero parece que lo odia. La fuerte risa de Sara hace que los dos hombres la miren con asombro y un poco asustándose, no imaginaron que, en u
Sara observa el lugar que está lleno de hermosas pinturas por todas partes, su interior es rústico y llamativo, pero no es como creía que sería, recordaba que Alan era un hombre de lujos y este lugar parecía más haber sido decorado por un hombre que no quería llamar la atención. —¿Te gusta? —pregunta él con intriga porque noto la manera en como ella observaba el lugar. —Sí, es hermoso, pero no parece que fuera tuyo —él sonríe y asiente.—Lo sé, era la idea principal cuando la hice —Sara deja de ver la pared de pinturas para darse la vuelta y mirarlo a los ojos. —¿La hiciste tú? —él asiente sin decir una sola palabra. —Wow, no pensé que te gustara la arquitectura.—Es mi pasión, siempre quise ejercerla, pero mi padre no me lo permitió, mi destino era será rey y administrar las empresas petroleras de nuestra familia —Sara siente en su voz en dolor que le causó dejar lo que quería en realidad hacer y eso le parte un poco el corazón. —Lo siento mucho, tiene que ser muy difícil no hace
Sara observa a Alan con terror, esto no es nada bueno, no puede creer que este tipo de casas estén pasando, primero su madre y ahora su ex prometida, ¿quién más las intentaría atacar? —Tranquila, todo estará bien —ella niega alejándose de él. —No, sabes que no es verdad, primero fue tu mamá, ahora es esa mujer, y no comprendo como pueden hacer aquí lo que deseen, ¡¡es tu casa, tú eres el rey!! —Alan asiente empezando a comprender lo que no podía ver antes. —Tienes razón, y eso solo significa que tenemos un traidor —ella abre los ojos asombrada. —¿Qué?, ¿de qué hablas? —Nadie puede salir o entrar de esta casa si yo no lo autorizo, si mi madre y ella estuvieron haciendo lo que quisieron, es porque alguien dentro está permitiéndolo —Sara lo observa con confusión y miedo, eso no puede ser verdad, si lo que él dice es cierto, están en peligro, mucho más de lo que ella creía. —No puede ser, estamos en peligro, Alan, aquí nadie quiere a mi hija, van a buscar la manera de lastimarla, e
Una semana después. Sara y su familia llevaba una semana en aquella hermosa isla, las cosas no estaban siendo tan fáciles como ellos quisieran, estar tan lejos de la civilización no era fácil para su padre y mejor amiga, y el adaptarse a ello les estaba costando, algo que Azar y ella lo tenían más fácil. Sara observa a su padre en el gran mirador de la casa y con paso lento se acerca a él para ponerse a su lado. —¿Estás bien? —pregunta ella con un nudo en la garganta, desde hace días lo ha notado raro. —Sí, hija, lo estoy. —No tienes que mentirme papá, te conozco mejor de lo que crees, si está pasado algo, puedes decírmelo —su padre deja de ver el hermoso paisaje y poner la mirada en ella. —Las cosas no están bien con Alan, el pueblo está revolucionándose porque tú desapareciste y si no regresas en menos de una semana, se le quitará el trono —ella abre los ojos sorprendidas. —¿Pero cómo?, él lo heredó por derecho, no pueden solo quitárselo —Lo heredó porque ninguna de las hija
El día había llegado, hoy todos conocerían formalmente a la reina de Arabia saudita, las manos de Sara sudaban de una manera que no podía controlar. Tenía puesto un traje que la hacía ver cómo otra mujer, estaba llena de joyas y un maquillaje exagerado que realzaba su belleza, pero que también la hacía sentir rara. Hoy se realizaba en el palacio un baile donde estarían las familias más importantes del país, también vendrían socios y conocidos de la familia del rey, estaba muy nerviosa porque no quería cometer un error. —Vas a hacer un hueco en el piso si no dejas de moverte de un lado para el otro —Sara se detiene y observa en la puerta del baño a su esposo, este tenía una pequeña sonrisa en su rostro que la hizo bufar. —Estoy nerviosa, lo siento. —No deberías de estarlo, estás hermosa y solo robarás mirada de admiración —ella niega agachando la mirada. —Lo que en realidad quisiera era que nadie me mirara —dice ella levantando la mirada de nuevo. —No soporta la atención desmedid