IDRIS LYNCH
Sentada en el borde de la cama, mantuve aquel cheque que me dio Liam hacía años. Cada vez que quería justificar sus acciones, cuando el paso del tiempo me hacía pensar que no era tan malo como lo había sido, tomaba el cheque y lo veía fijamente, repasando cada cifra anotada y la manera en la que me lo dejó, abandonándome esa noche en el hotel de mi propia familia.
Era la manera más fácil de envenenarme, como tomar por iniciativa propia un frasco con arsénico. En toda mi vida, nunca fui una mujer que buscara venganza o confrontara a otras personas, prefería perdonar y avanzar, y eso me hizo ganar el abuso de muchas dentro del orfanato, creyéndome débil.
¿Qué era más difícil, perdonar y seguir, o cobrar venganza? Siempre me dije que mi corazón era más fuerte que el de todas esas compañeras criticonas y fanfarrona
LIAM BLAKE Mi abuelo estaba ansioso por comenzar a destruir la empresa de Idris. Ya había conseguido a los mejores abogados de la firma más prestigiosa del país y había comenzado a desarrollar un plan para absorber su empresa. No solo arrasaría con la farmacéutica, sino también con la cadena hotelera que nos había invadido. Nunca mentía cuando decía que ese hombre era peor que yo al momento de cobrar venganza. Por algo había llegado tan lejos, no solo por su agradable personalidad, sino porque no tenía enemigos y si los llegaba a tener, estos no duraban mucho tiempo. —No podemos darles oportunidad a pensar… —dijo el abogado en la mesa, organizando algunos papeles y pruebas—. En cuanto antes comencemos con el proceso legal les aseguro que destruiremos a la familia Lynch, tendrán la custodia completa de los niños y puedo prometer
IDRIS LYNCHEstreché a mi hijo contra el corazón antes de quitarle el teléfono. Por un tiempo lo tendría que mantener incomunicado, aunque eso era imposible. Lo empujé con gentileza hacia la puerta y le dediqué una mirada de decepción a Evan. —Tienes razón, estoy acostumbrada a que hombres como tú y como Liam me humillen, pero intenta que mis hijos no se vean involucrados, ¿quieres? Azoté la puerta del despacho, sabiendo que la única forma de detener ese escándalo era levantando la voz, diciendo que yo era esa mujer y que todo era mentira, ¿lo era?, exponiéndome para defender a Liam, llamando toda la atención hacia mí, lo cual era peligroso, legalmente en este país estaba muerta, si se abría una investigación y yo entraba en ella, podría perder a mis bebés. ϔMe escabullí en el hospital, entre ese grupo de gente que exigía confrontar a Liam. Las cosas habían escalado a un nivel absurdo. ¿Cómo era posible que, sin muchas pruebas más que un testimonio que bien no podía ser cierto y un
IDRIS LYNCHSe congeló el tiempo, mi piel se erizó y mi corazón se aceleró. En mi memoria se había grabado con fuego el rostro de Liam y al prestarle de nuevo atención, fue como repasar cada una de sus facciones que había capturado desde el primer día que lo vi, aquel de la subasta, andando por entre los compradores como un tiburón, sin despegar su mirada de mí. Su frialdad me hirió en aquel entonces, pero eso no evitó que mi alma ardiera cada vez que lo tenía frente a mí y esta vez no era diferente. ¿Qué tenía que ocurrir para poder odiarlo de verdad? ¿Cómo podía lidiar con lo que sentía por él? ¿Era un capricho? ¿Valía la pena creer que cambiaría? ¿Existen las segundas oportunidades?Con mano temblorosa acaricié su mejilla y solo tuvo que cerrar los ojos y acomodar su rostro en la cuna de mi palma, para que me desmoronara. Todo se precipitaba hacia el jodido abismo, mi odio, mi orgullo, la poca soberbia y maldad que fingía tener. Cubrió mi mano con la suya, presionándola aún más co
IDRIS LYNCHToda la gente de ahí se veía tan distinta a mí, me sentía ajena e incómoda. —¿Dónde está el afamado señor Grant? —preguntó Evan malhumorado, pero en cuanto le quité la copa de la mano, su rostro se volvió una mueca de indignación y sorpresa.—Sinceramente… No creo que aparezca. Nunca lo hace —contestó Annie—. Quien siempre da la cara es su hija, Allegra. Nadie conoce al señor en persona, si convences a la hija, convences al padre. —Eso significa que yo debo de ser quien se entreviste con ella —agregó Evan acomodándose las mangas por debajo de la camisa.—Déjame adivinar… ¿La convencerás con tu belleza? —preguntó Annie mofándose de él—. ¿Crees que tu… «personalidad magnética» será suficiente? —¿Me recuerdas quien consideró buena idea que estuvieras aquí? —inquirió Evan viéndola con coraje—. Tu trabajo termina en la oficina, es para lo único que sirves. No tendrías que estar aquí, disfrutando de un mundo al que ya no perteneces.—Si me dieran un dólar por cada hombre que s
LIAM BLAKE—Señor Blake, qué gusto verlo en la fiesta, pensé que no vendría —dijo la hija del señor Grant. Allegra era una chica joven y hermosa de cabellos castaños y rasgos afilados. Su delgadez era producto de su trabajo, pues era reconocida por ser una modelo de talla internacional. Me ofreció su mano, con la intención de que besara su dorso como todos los caballeros que la habían saludado, enalteciendo su belleza, pero yo la mantuve lejos de mi boca. —No tenía motivos para faltar —contesté con media sonrisa.—Con el escándalo que lo rodea, creí que sí —agregó entrecerrando los ojos, midiendo que tanto daño me habían generado sus palabras—. Me decepciona, señor Blake. Siempre creí que sus gustos eran más exquisitos de lo que yo o cualquier dama de aquí podría ofrecerle, pero me doy cuenta de que se conformaba con muy poco.No era novedad que esta mujer obtenía a cualquier hombre que quisiera. Era conocida por ser una amante excepcional, a la altura de su belleza, con ciertos feti
IDRIS LYNCHLiam depositó un suave beso en mi mejilla, intentando reconfortarme. Cuando volteé hacia él, sus labios se posaron en los míos y me dejé llevar. Quería esto, pese a todo.Me abracé a su cuello, atrayéndolo hacia mí. Su cuerpo me presionó contra el árbol mientras sus labios se movían con los míos. Tal vez era el frío de la noche, pero su boca me estaba congelando, aun así permití que sus manos recorrieran mi silueta y se aferraran a mi cintura mientras me arrancaba el aire.Su boca bajó a mi cuello y, aunque mi corazón se aceleró, había algo que… era diferente, pero no sabía cómo explicarlo, tal vez se trataba del alcohol, pues mi nariz no me fallaba, era s
ANNIE TAYLOR—Eso mismo te pregunto… ¿Qué haces aquí? —inquirió Evan, clavando esa mirada profunda y oscura en mis pupilas.—Se me olvidaron unos papeles urgentes para mañana.—¿Qué papeles?—Unos que ya dejé en la oficina de Idris, nada en especial —agregué con una sonrisa y entonces noté un rasguño profundo en su mejilla—. ¿Qué te pasó? ¿Se puso salvaje la fiesta o fue Allegra Grant al cerrar el trato contigo? —Parecía que mis bromas no eran de su agrado y en completo silencio se acercó a mí.—¿«Papeles urgentes» que resultan no ser «nad
IDRIS LYNCHDicen que fácil es el descenso al infierno, y yo era consciente de eso al ver a Evan, sentado con arrogancia a la cabeza del comedor, con la camisa completamente desabrochada, mostrando su piel llena de cicatrices viejas, procedentes de un pasado hostil que no conocía. Sus cabellos mojados por el reciente baño hacían que ese tono rubio se volviera más intenso. Con una actitud desgarbada y apática, mantuvo la vista clavada en la mesa mientras Finn no dejaba de manotear y reclamar.—¡¿Qué carajos te está pasando, Evan?! ¡Tú no eres así! —exclamó golpeando en la mesa.Después de esa noche funesta, todo colapsó. Alguien había corrido el rumor de que Evan intentó abusar de mí. Sabiendo que