IDRIS LYNCH
Liam depositó un suave beso en mi mejilla, intentando reconfortarme. Cuando volteé hacia él, sus labios se posaron en los míos y me dejé llevar. Quería esto, pese a todo.
Me abracé a su cuello, atrayéndolo hacia mí. Su cuerpo me presionó contra el árbol mientras sus labios se movían con los míos. Tal vez era el frío de la noche, pero su boca me estaba congelando, aun así permití que sus manos recorrieran mi silueta y se aferraran a mi cintura mientras me arrancaba el aire.
Su boca bajó a mi cuello y, aunque mi corazón se aceleró, había algo que… era diferente, pero no sabía cómo explicarlo, tal vez se trataba del alcohol, pues mi nariz no me fallaba, era s
ANNIE TAYLOR—Eso mismo te pregunto… ¿Qué haces aquí? —inquirió Evan, clavando esa mirada profunda y oscura en mis pupilas.—Se me olvidaron unos papeles urgentes para mañana.—¿Qué papeles?—Unos que ya dejé en la oficina de Idris, nada en especial —agregué con una sonrisa y entonces noté un rasguño profundo en su mejilla—. ¿Qué te pasó? ¿Se puso salvaje la fiesta o fue Allegra Grant al cerrar el trato contigo? —Parecía que mis bromas no eran de su agrado y en completo silencio se acercó a mí.—¿«Papeles urgentes» que resultan no ser «nad
IDRIS LYNCHDicen que fácil es el descenso al infierno, y yo era consciente de eso al ver a Evan, sentado con arrogancia a la cabeza del comedor, con la camisa completamente desabrochada, mostrando su piel llena de cicatrices viejas, procedentes de un pasado hostil que no conocía. Sus cabellos mojados por el reciente baño hacían que ese tono rubio se volviera más intenso. Con una actitud desgarbada y apática, mantuvo la vista clavada en la mesa mientras Finn no dejaba de manotear y reclamar.—¡¿Qué carajos te está pasando, Evan?! ¡Tú no eres así! —exclamó golpeando en la mesa.Después de esa noche funesta, todo colapsó. Alguien había corrido el rumor de que Evan intentó abusar de mí. Sabiendo que
LIAM BLAKEAl principio no supe qué pensar, la invitación pertenecía a la familia Lynch, pero el nombre de quien la enviaba me dejó sin palabras. Finn parecía un hombre centrado e inteligente, con una apariencia de ángel, pero en el fondo debía de ser un demonio. Clark lo había investigado, su habilidad en los negocios era sorprendente, mientras Evan parecía ser la oveja negra, tanto Finn como Kyle eran hombres con una visión muy amplia de lo que querían y los pilares de la economía de la familia Lynch.Llegué a la mansión que anteriormente había visitado, cuando di el primer paso al frente, recibí una llamada, era de Allegra: —¡¿Cómo pudiste?! ¡Después de todo lo que he hecho por ti, me dejaste plantada!
IDRIS LYNCH—Me enteré de que planeas irte… —dijo Liam en un susurro. Él sabía lo torpe que era para bailar ese tipo de melodías, así que con una facilidad que me sorprendió, me levantó, haciendo que mis pies apenas y tocaran el piso, lo que implicaba que nuestros cuerpos estuvieran adheridos y nuestros rostros lo suficientemente cerca para sentir nuestro aliento.—Tengo que irme… —contesté con tristeza mientras me perdía en sus ojos—. Pensé que sería lo mínimo que podría hacer después de robar tu proyecto.—Deja de culparte por las acciones de los demás, sabes que tú no fuiste —agregó frunciendo el ceño.&m
ANNIE TAYLOREstaba supervisando el desmantelamiento del laboratorio principal y no pude evitar sentirme angustiada. Si la empresa regresaba a su país, ¿qué sería de mí? ¿Dónde encontraría un trabajo con tan buenas prestaciones? Si me invitaba Idris a ir con ella, ¿en verdad lo haría? ¿Podría abandonar esta ciudad y viajar hasta Dublín?Tantas preguntas en mente hicieron que no prestara mucha atención a mi entorno, después de todo me sentía segura pues ya se había ido el último trabajador, estaba completamente sola, no iba a desconfiar de los microscopios y las bolsas de sangre sintética que no llegarían a ver la luz del sol. Cuando más confiada estaba, sentí el frío filo de un cuchillo contra mi cuello, provocando que
IDRIS LYNCH—¡¿A dónde crees que vas, Liam?! —exclamó Helen una vez que Liam me tomó de la mano y comenzó a andar—. ¡Era tu abuelo! ¡¿Estás dándole la espalda por esta mujer?!—Esta mujer es la madre de mis hijos —contestó Liam en voz alta y con el rostro vuelto una mueca de odio contenido—. Esta mujer es mi mujer y no permitiré que le hables así. —¿Cómo puedes traicionar a la familia? —preguntó Helen con una mano sobre el corazón, impresionada por el comportamiento de su hijo.—No estoy traicionando a nadie. Además, mi abuelo ya no está, a lo que le estás llorando es al cascarón, el recipiente que contenía lo importante. Él se fue y ni todas tus lágrimas te traerán consuelo. Cada uno llora por el peso de la culpabilidad que carga en su pecho, así que tienes muchas lágrimas que pagar. De esa manera, Helen se quedó con los ojos bien abiertos y la boca temblorosa, sin las palabras indicadas para reclamar, mientras nos veía salir del hospital.ϔUna vez afuera, Liam me colocó contra la
IDRIS LYNCH—«Yo, Thomas Harrison, en pleno uso de mis facultades mentales…» —comenzó a hablar el abogado ante la tensión que contenía el salón de la mansión. Era la lectura del testamento y algo me decía que no debía de estar aquí, pero Liam había insistido— «…dejo como heredero de mi empresa a Oliver Doyle, siendo el principal y único beneficiado de las ganancias y quien tomará su control una vez que mi nieto, Liam Blake, lo crea capaz. Así mismo, para mi pequeña Lily Doyle, dejo a su nombre todas mis propiedades fuera y dentro del país, con excepción de la mansión Harrison, la cual se quedará en manos de Liam Blake en el justo momento que yo fallezca».Podía percibir el odio que comenzaban a destilar la mirada iracunda de Helen, clavada en mí, como si me lanzara cuchillos, intentando asesinarme con sus pensamientos.—«Para mi encantadora Idris Lynch…» —continuó el abogado empeorando la situación— «…como una muestra de mi agradecimiento por servirme con amor y dedicación, le entrego
IDRIS LYNCHMis caderas se comenzaron a mover, buscándolo mucho antes de que lo liberara de sus pantalones. Estaba enloqueciendo, suplicando por sentirlo apoderarse de mí. Quería derretirme en su cuerpo, ahogarme entre gemidos y placer. Estaba sedienta de él. Tal vez no era el momento, ni el lugar indicado, pero ya no aguantaba más, y sus gruñidos contra mi oído precedieron la suave presión entre mis piernas, era él, entrando suavemente en mí, torturándome centímetro a centímetro, consumiéndome en su calor, provocando que mis uñas se hundieran en su espalda, transmitiendo mi ardor y mi necesidad. Sus ojos se clavaron en mí y sonrió de esa manera pícara y soberbia, era esa sonrisa que solo usaba conmigo. Quería sostener su mirada, pero sus embestidas me enloquecían. Tomó mi rostro con una mano y se acercó lentamente a mi oído. —Gime para mí… Grita mi nombre, Idris, quiero oírte…Me abracé con fuerza a su cuerpo, pues sabía que la delicadeza desaparecería y me convertiría en una muñec