— Cedrick, duele, no aguanto más Alfa – suplico respirando agitada cuando me libera finalmente, resoplando molesta.

Mi coño palpita y se contrae, al haberse aguantado ¡dos veces!, a punto de liberarse.

Giro hacia atrás la cabeza para verlo arrodillado detrás de mí, también respirando, agitado y con la mano apretada sobre la base de su polla venosa, enrojecida y goteando de viscosos deseos.

Me complace saber que se estaba torturando así mismo también.

Sube la otra mano y se echa atrás el cabello mojado que le cae hasta los hombros, sexy y caliente, sabe muy bien lo bueno que está y lo excitada que me tiene.

Las letras tatuadas en el interior de su musculoso brazo me llaman la atención, porque siempre que las veo una tristeza invade mi pecho, sé que ese tatuaje se lo hizo para ella, para cuando encontrase a su mate, sin embargo, ahora es diferente y se ha añadido algo nuevo.

Lo leo asombrada.

“Este Alfa solo tendrá una verdadera hembra en toda su vida, solo una dueña puede atar mi