Este hombre ya no sabe ni dónde está parado jajajaja ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando, no olvides de dejar tu voto, comentarios y reseña.
AriaMi hermano no se muestra de acuerdo en que me vaya y huya lejos de todo y todos, pero al hablar más en profundidad, él logra entenderme y cerramos la conversación con un abrazo que termina con bromas de él de que voy a contagiarlo.Cuando me quedo a solas, me echo a llorar en silencio. Que mi hermano me entienda me hace feliz, pero al mismo tiempo me siento miserable por malgastar mi vida amando a ese hombre que me usa como una muñeca inflable.No quiero eso en mi vida, no más. Debo salir de aquí, así sea con Julia o sin ella.Poco a poco me voy quedando dormida. No tengo fuerzas para tomar decisiones y necesito descansar para poder despertarme al día siguiente con al menos un poco de serenidad. Tengo que tener todo bien planificado para marcharme, pensar a futuro. Si me voy por mi cuenta y uso mis tarjetas, el señor Elwood va a localizarme de inmediato.Durante toda la noche tengo sueños sobre estrategias para poder escapar de ese hombre, y cuando me despierto por la mañana no me
AlecPor esta noche me libro de los cuestionamientos de mi futura esposa y se queda contenta con dormir abrazada a mí. Aun así, no siento alivio, pues mi cerebro siempre piensa a futuro y sé que no podré evadirla para siempre, que tengo que hacer algo para funcionar y no pensar en mi asistente cuando estoy con ella.Natasha es caprichosa y superficial, pero es una mujer culta y que proviene de una familia poderosa. Esos hoteles pronto deben estar en mi poder y que den todo su potencial. He trabajado durante años para esto, al igual que mi padre, que siempre me dijo que tener un matrimonio ventajoso me daría poder.No debo perder de vista ese objetivo por mi amante. Ella no puede arruinar mis planes por más cosas que sienta por ella. No puedo dejar que los sentimientos estúpidos que nacieron en mí echen abajo todo por cuanto la familia y yo hemos trabajado. Aria debe seguir siendo mi secreto, lo que disfruto cuando nadie más me ve. —Odio tener el pie así —se queja Natasha cuando la es
Aria—Si quieres mi más sincera opinión, no comprendo por qué estás haciendo todo esto —me dice Stacy cuando le cuento lo que hice de llamar a mi jefe y actuar como si nada estuviera pasando—. Es horrible escuchar que le pediste perdón por lo que hizo ayer. Si Jackson se entera de…—No se enterará —la interrumpo—. Por favor, todo esto es parte del plan.—¿Qué plan? Si lo que quieres es irte, debes ser silenciosa.—No, mi silencio solo lo alertaría. Quiero que me sienta más segura, suplicante —argumento—. Me duele hacer esto, claro que me duele y me hace sentir humillada, pero no quiero que nada arruine mis planes de largarme lejos.Mi cuñada me mira con mucha tristeza. A ella tampoco le entusiasma la idea de que me tenga que ir.—Odio esto. —Suspira—. Odio a ese jefe que tienes. El tipo parecía tan formal, mala persona, pero formal.—Lo sé, también odio la situación. Pero me equivoqué, Stacy, y esto es lo único que lo puede remediar. Deshacerme de mis bebés no es opción para mí.—Y tam
AriaPara cuando llego a casa, todavía me estoy riendo de la reacción desmesurada que tuvo Julia por la noticia. Muchas veces me pregunto si es verdad lo que le dije, y las mismas veces tuve que reafirmarlo.Cuando me meto por la ventana, escucho voces que provienen de la sala. No me cuesta mucho reconocer la voz de Rowan, que viene a preguntar que si lo que me envió me lo comí.—No entres en pánico —susurro mientras me alboroto el cabello para parecer adormilada.—No me digas que tú enviaste la comida —está diciendo Stacy cuando yo salgo, fingiendo bostezar.—Rowan —le digo y él me mira con una mezcla de alivio y extrañeza—. ¿Qué te trae por aquí?—Te envié comida, ¿todo bien? ¿La comiste?—Pues claro —respondo encogiéndome de hombros—. ¿Por qué no iba a comerla?No le estoy mintiendo. En realidad sí me comí aquel caldo y me sentó bien al estómago gracias al cielo.—¿Todo está en orden?—Sí —contesto y vuelvo a bostezar—. Puedes irte, Rowan. Sabes que no tienes que disimular más que e
AlecEl trabajo es algo que siempre me ha distraído de cualquier preocupación, siempre ha sido algo que calma mi ansiedad por más estresante que sea la situación personal que esté viviendo. Pero esta vez no sé qué me ocurre, no paro de ir al baño a vomitar. Incluso he enviado al mensajero a que me compre un medicamento para cortarlo, pero sigo sintiendo ascos y síntomas de que pronto me dará un maldito resfriado. Lo único que consigue calmarme es tomar el saco de Aria y olerlo. Este es el único aroma que me tranquiliza y me calma todo. Admitirlo es ridículo, aunque es la única manera que tengo para estar medianamente bien. Sospecho que en realidad lo único que me haría sentir mejor es tenerla a ella conmigo, pero tengo que resistir. No puedo volver a verla hasta que Natasha no se vaya. Debo desintoxicarme de su presencia, de esta ansiedad que me recorre cuando no sé lo que está haciendo.Las horas en la oficina mientras intento concentrarme en el comportamiento de las inversiones más i
AriaUnos toques a mi puerta son los que me hacen abrir los ojos e impiden que por fin descanse. Me ha costado la vida entera el poder cenar la ensalada que me preparó Jackson, pero por suerte no la vomité y planeo que esto siga así y por eso quería dormir.Vuelven a tocar la puerta, así que, de mala gana, arrastro los pies hacia la puerta.—¿Qué pasó, Jack…? ¿Stacy?—Lo siento, lo siento —se disculpa en voz baja—. Mi pobre osito está cansado y triste. Se fue a tomar una siesta.—La tiene bien merecida —le contesto.—Sí, pero eso no es de lo que quiero hablar. Tu chófer vino a buscarte.Siento que se me paraliza el corazón al escuchar aquello, pero intento disimular quedándome impasible.—¿Sí? ¿Qué es lo que necesita?—No lo sé, pero habla con él. No creo que sea para nada bueno. Tal vez tu jefe ya descubrió tu secreto.Trago saliva y me aparto de la puerta, agobiada ante la idea.No, Julia no me pudo haber traicionado.—Tal vez no, pero tienes que ir a hablar. Dijo que no se irá hasta
Alec Sin decir una sola palabra, observo cómo Aria me ayuda a desvestirme para meterme en la bañera que me preparó, así como yo hice con ella. Debería decir que no me siento tan mal como aparento, mucho menos desde que ella llegó, pero no quiero decir absolutamente nada para no arruinar el momento, para no dejar de sentir sus suaves y amorosas manos, las cuales me tocan con el pretexto de que debe quitarme la ropa. No tiene asco de mí, de que vuelva a contagiarla; me cuida con la misma delicadeza con la que una madre cuidaría de un pequeño. ¿Acaso será así o más cuidadosa con nuestro hijo? Eso quiero descubrirlo muy pronto. Esta noche tengo que lograrlo, aunque no esté del todo bien. Otro detalle que no puedo dejar de notar es que ha puesto la esencia de rosas que me gusta. A ella le gusta más la vainilla, por eso se la puse, aunque no me agrade del todo a mí. Mejor dicho, antes no me agradaba. Aria ha causado que el aroma lo relacione con ella y que se encienda mi libido hasta má
AriaEl baño se termina cuando noto que la temperatura del señor Elwood ha bajado un poco y que lo veo menos enrojecido. Me alegra mucho verlo mejor y mucho más que, a pesar de sentirse mal, también tiene cuidado conmigo. No nos vamos a la cama hasta que me seca por completo. Esta vez no me he mojado el cabello, así que no le toma bastante tiempo.—Lo mejor que puede hacer ahora es descansar —le digo—. Tómelo con calma.—Eso es lo que haré —me responde—. Voy a tomarlo con calma por esta noche, pero para que eso pueda pasar debes quedarte.—Lo haré, pero no sé qué le voy a decir a mi hermano cuando regrese.El señor Elwood pone mala cara, pero deja que lo ayude a recostarse en la cama. No tengo palabras para describir lo hermoso que luce en aquel pijama de seda azul. Yo también estoy cómoda en el mío, que es de color morado. Es el mismo que algunas veces he usado en el departamento y que esconde muy bien en su clóset para que su novia jamás se dé cuenta de que lo tiene.—Ya le inventar