Cuando Marcos, la vio salir no pudo controlar su molestia, era la mujer más atrevida y grosera que había tenido la desgracia de conocer, le provocaba ir tras ella y darle nalgadas como si fuese una infante, para ver si de esa manera aprendía a respetarlo y así lo habría hecho, si no es porque uno de sus abogados y amigo lo detuvo.
—Marcos, piensa bien lo que vas a hacer, si le pones un dedo encima a esa mujer frente a testigos, no sabes en qué problema legal puedas meterte, y aunque puedas salir victorioso de cualquier pleito, pasarás un mal rato, además un escándalo puede repercutir de manera negativa en las empresas —se quedó por un momento pensativo tomó la carpeta y agregó.
» Además, cuando firmó, lo hizo sin darse cuenta y terminó haciéndolo con el legajo de documentos completos, así que Lía Ontiveros, está en tus manos quiera ella o no —pronunció Liam con satisfacción.
—Entonces, ¡Voy por ella! —exclamó Marcos, sonriendo con malicia mientras caminaba detrás de ella, nada le gustaría más que someter a esa odiosa mujer y lo iba a hacer, independientemente de cuanto le costara.
Cuando llegó junta a ella iba entrando al ascensor, la haló por detrás y le tapó la boca para impedirle gritar, la agarraba fuerte para evitar huyera de su lado.
Entretanto, Lía estaba furiosa, metía golpes a diestra y siniestra, sin embargo, la fuerte mano la sostenía con fuerza, no podía gritar porque le tenía la boca presionada. Cuando vio como deshacían el camino andando, intentó de nuevo liberarse, por eso sin pensar en las consecuencias un solo momento, abrió su boca de par en par y le pegó un gran mordisco en la mano, enseguida se escuchó el grito de dolor y el hombre terminó soltándola como si fuera un costal de papa, justo cuando entraron de nuevo en la oficina, otra vez la joven hizo intento de correr hacia la puerta para escapar, más Marcos le impidió el paso parándose frente a ella de forma amenazadora.
—¡¿A caso eres un animal salvaje para que me muerdas?! —gritó molesto, al mismo tiempo se tomaba la mano, para revisar el daño causado por los dientes de Lía.
—¿Y tú quién eres? ¿Un troglodita? Para que me estés cargando como si yo fuera mujer tuya —espetó bastante alterada.
—¡Pues no! Y me lo estoy pensando, pues no quiero unir mis genes con una loca como tú —expresó haciendo un gesto de evidente molestia.
—¿Qué vas a unir los genes tuyos con los míos? ¡Medícate loco! Si ni siquiera deseo trabajar contigo, pese a haberme seleccionado, mucho menos voy a querer tener un hijo con un bestia como tú … —de repente cerró la boca, pues una sospecha creció dentro de ella.
Enseguida los recuerdos de lo sucedido el día de la entrevista, aparecieron como si un dique se hubiese roto, las evaluaciones, pruebas médicas, exámenes psicológicos, los tests de coeficiente intelectual, cada descubrimiento iba encajando perfectamente como si de piezas de rompecabezas se trataran y la verdad terminó abriéndose paso en su mente, armada la hipótesis, sus ojos se abrieron de manera desmesurada.
—¡¿Estabas buscando una mujer para ser donante de óvulos?! —preguntó dando unos pasos atrás con temor, mientras su mente se oponía a cualquier propuesta presentada por ese hombre.
Le costaba procesar, que el trabajo ofrecido por su empresa, se tratara de donar sus óvulos, sin esperar respuesta continúo hablando.
—Lo siento, no estoy interesada en donar mis óvulos, y menos a un hombre tan odioso como tú, contigo no quiero absolutamente nada y mucho menos tener un hijo.
—¿Acaso no me acabas de escuchar? ¿Crees que quiero tener un hijo contigo? —expuso, aparentemente inconforme con la mujer frente a él, más la verdad es que se sentía herido por el rechazo e indiferencia de Lía para con él, solo por eso deseaba obligarla a tener a su hijo, pues a Marcos Estebans, nadie lo despreciaba.
Le molestaba sobre manera la actitud de ella, su forma de despreciarlo como si fuese insignificante, a decir verdad era la primera mujer en no caer rendida ante su evidente atractivo y eso le sacaba de su zona de confort
—Entonces, no tenemos nada por lo cual discutir, ¿Para qué saliste a buscarme si no me quieres de donante de óvulos y yo tampoco deseo dártelos? Estamos de acuerdo en algo y como es así, no tenemos más nada que decirnos, sino adiós —habló retomando el camino hacia la salida.
—¡Detente! —exclamó Marcos—. ¿Piensas que esto es un juego? Por si no te has dado cuenta esta es la realidad, no puedes irte, porque no solo firmaste el contrato de confidencialidad, como no te diste cuenta, en medio de las hojas, tenían separadores de papel carbón y terminaste firmando todos los documentos. Legalmente no solo debes darme los óvulos para fecundarlos, sino también debes prestarme tu útero para implantarlo y lograr el embarazo.
—¡¿Qué?! Estás completamente loco, no voy a darte mis óvulos, tampoco voy a permitir fecundarlos con tus espermatozoides en un laboratorio, menos me lo dejaré implantar, es bueno que lo entiendas de una vez Marcos Estebans, no voy a darte a un hijo, así fueras el hombre más hermoso y rico del mundo. ¿Entiendes o debo repetírtelo en algún otro idioma? —interrogó con curiosidad.
—Quien no ha entendido bien esto eres tú, número uno, firmaste los contratos …—antes de poder continuar, Lía lo interrumpió.
—Yo no sabía lo que estaba firmando, porque no lo …—se quedó callada al darse cuenta que las palabras a punto de pronunciar, no le eran para nada favorable a ella.
—Nadie te obligó, esta sala está provista de cámaras y audios, los cuales están disponibles para comprobar que firmaste voluntariamente, libre de todo apremio y coacción —expresó burlesco—. Dos, existe una cláusula, que te obliga en caso de incumplimiento a pagar la suma de cinco millones de dólares, sin la negativa ocurre en la fase previa al embarazo.
—¡Yo no tengo esa cantidad de dinero para pagarla! ¿Por qué creen que ando buscando empleo? Si tuviera ese dinero no estaría ahorita en un aprieto económico, es para mí imposible cumplir con esa cláusula —declaró sin poder ocultar su temor.
—Si no pagas, porque no tienes para responder, entonces deberás pagar con cárcel —declaró sintiéndose complacido al ver la expresión de derrota en el rostro de la joven.
—¡Yo no puedo ir a la cárcel! Moriría estando encerrada, me encanta ser libre, ¿Qué clase de contrato me hicieron firmar tus abogados? No puedes hacerme esto, debe haber alguna otra solución —pronunció angustiada.
—Nadie te hizo firmar nada y lo sabes, fuiste tú quien lo hizo, por ello la única solución es cumplir con tus compromiso, tener a mi hijo —habló en tono triunfal.
—Es fertilización in vitro —más que una pregunta fue una afirmación, tomó una jarra y se sirvió un vaso de agua, para pasar la angustia, mientras Marcos, la observaba sin perder detalle de su expresión.
—No, estás equivocada, la fecundación e implementación, no será en forma artificial —indicó con tranquilidad el CEO.
—¿Qué quieres decir? —preguntó temiendo su respuesta.
—Muy sencillo, el proceso para tenerlo debe ser natural, tradicional, convencional —Lía lo miraba sorprendido—, es decir, exactamente como un hombre y una mujer tienen a los bebés, ¿Me estás entendiendo o debo explicarte con muñequitos —ante sus palabras, la chica escupió el agua llenándole el rostro, ante la expresión encolerizada de Marcos.
«La actitud determina la elección, y la elección determina los resultados». J. Rohn.
Marcos apretó los dientes con fiereza, al sentir el agua caer, para luego rodar por su hermoso rostro. —¡¿Qué diablos acabas de hacer?! —exclamó con voz gélida, mientras sacaba un pañuelo y se limpiaba, aunque sin dejar de observarla. —¡¿Qué diablos acabas de decir?!—pronunció en el mismo tono. Al parecer su pregunta causó satisfacción en él, se acercó a ella como un depredador acechando a su presa y le susurró al oído. —Deberás acostarte conmigo para cumplir la parte del trato y hasta no tener a tu semillita y la mía, unidas en tu linda panza, no vamos a dejar de intentarlo —declaró sonriente. —Pues prepárate, porque así esté ese maldito contrato hay dos cosas que no vas a ver, la cara de Dios y a ti introduciendo tu cosita para meter la semillita en mí, para ir a parar en mi pancita —pronunció con burla, alzando su barbilla con prepotencia. Sus palabras provocaron desagrado en Marcos, se sintió ofendido por llamar a su pene, cosita;
Marco estaba hirviendo del enojo, dio un fuerte golpe en la mesa, apretando los dientes con rabia. —¿Cómo se las arreglaron toda esa gente para contratar al mismo demonio y que este saliera perfectamente en todo? —interrogó con una expresión férrea. —No te quejes mucho, porque aunque quieras disimularlo, ese mismísimo demonio te gusta —señaló Paul con burla. —¿A mí? ¡Estás loco! Nada más alejado de la realidad, ¿Cómo me va a gustar una mujer altanera? ¿Qué no sé cohíbe para hablar todo lo que se le ocurre en esa mente suya? Con esos ojos color del popó de los pajaritos y…¡Mierda@! —sus amigos se carcajearon al ver la expresión de Marco. —¿Te diste cuenta de que estás jodido? ¿Te gusta esa mujer? —lo interrogó Liam. —No hablen tonterías, solo me molesta su actitud, pero jamás me enamoraría de una mujer como ella —vio las cejas alzadas de sus amigos, quienes lo miraban con burla—. No me miren así, ya le dije ¡Ella no me gusta! — exclamó, a
Ambos se quedaron mirando con recelo, hasta que el silencio fue roto por Marcos. —Me sigo preguntando, ¿Por qué las pruebas arrojaron que de todas las candidatas presentadas, eras la del coeficiente intelectual más alto? Cuando es notorio por tus palabras y tu comportamiento que incluso careces de sentido común, por más intentos de buscar una razón lógica, simplemente no puedo explicármelo…—iba a seguir hablando cuando sintió el golpe propinado con fuerza en su mejilla, haciéndolo mover su rostro a un lado, por breves instantes no reaccionó, se quedó pasmado pues no esperaba esa reacción tan agresiva de su parte. —¡A mí no me degrades! No sé lo permito a nadie ¿Quién te has creído tú? —inquirió indignada. —¡Muy digna la niña! ¿Tú si puedes burlarte de mí? —espetó tomándola por los hombros con fuerza hamaqueándola. En este punto Hermes se acercó y a pesar de estar temeroso, se enfrentó. —¡Haga el favor de soltarla! —exclamó, aunque su voz tembl
Marcos se quedó parado sin apartar la vista de ella, viéndola huir hasta que el chofer lo sacó de su concentración. —¿Señor, la dejará ir? ¿Por qué no corrió detrás de ella? ¡Hágalo! —lo instó el hombre, mas el CEO se mantuvo imperturbable, mientras entrecerraba los ojos. —Voy a subir al departamento, no iré tras de ella, la dejaré creer que he desistido de retenerla y ha logrado su objetivo, así como el depredador juega con la presa, haciéndole creer que la dejé en libertad —expresó complacido. —Pero debería mandar a los guardaespaldas tras ella, si escapa no va a poder conseguirla —siguió insistiendo el chofer con un proco de preocupación. El hombre sonrió, como si solamente él conociera el chiste. —Puedes irte Ernesto, ya no te preocupes, yo tengo todo controlado, me encargaré de ella. Te llamaré si te llego a necesitar —expresó en tono neutro. Subió al apartamento, entró con tranquilidad observando cada detalle, estaba perfec
Marcos llegó a la oficina hecho una fiera, demasiado molesto, siempre se imaginó de pequeño, como se sentiría frustrado el coyote por nunca poder atrapar al corre camino, pues al parecer allí tenía la respuesta, pese a ello, nunca se imaginó estar en el papel del coyote. En un principio, había esperado pasar el día libre en el apartamento, descansar, dormir, mas al final decidió ir en búsqueda de Lía, le urgía poder finiquitar con ella, el asunto relacionado con su hijo; cualquier podía juzga y decir que siendo un importante CEO, y uno de los hombres más poderos del país, podría simplemente demandar y obligar Lía de esa manera a cumplir parte de su acuerdo, sin embargo, para él no era tan sencillo, primero, necesitaba tener un heredero, segundo, no quería informar a la opinión pública que su hijo sería concebido por inseminación artificial, pues todos lo cuestionarían, e incluso lo señalarían como un capricho de playboy y por último, porque se negaba a casarse, aunque
Marcos suspiró, para seguidamente apretar el puente de su nariz en un gesto de frustración, mientras internamente pedía la paciencia de Job, porque solamente de esa manera, podía aguantarse a Eugenia Lucrecia Zuloaga de Estebans Veliz, su madre. —Mamá, no satanices el proceso, simplemente es un proceso científico a través del cual se unen en un laboratorio, los óvulos maduros extraídos de los ovarios y se fecundan con esperma en un laboratorio, después ese embrión o embriones… —antes de poder continuar hablando, su mamá levantó la mano en un gesto de impaciencia. —¡Ya deja de explicarme el proceso! Lo conozco perfectamente y te lo dije, la explicación es sencilla harás a mi nieto en un tubo de ensayo, ahora mi pregunta es ¿Por qué? ¿Acaso no te funciona muy bien eso de allí para hacerlo naturalmente? —pronunció su madre, alzando las cejas con una expresión de incredulidad, señalando hacia su miembro, haciendo avergonzar a Marcos. —¡Por Dios
Lía se estiró con pereza, mientras miraba el techo pensativa, con pocas ganas de levantarse, había decidido tomar ese día de descanso, porque trabajó durante todo el día anterior en un proyecto, a pesar de ser sábado; extendió la mano y recogió su celular, vio la hora, aún era muy temprano, en ese instante llegaron su mente los recuerdos de lo sucedido con el snob de Marcos Estebans, a pesar de ser guapo, y siempre cuando tenían algún roce, sentía como un leve corrientazo recorrer su cuerpo, la verdad ella no era mujer de enamorarse de las apariencias. El hombre que llegará a conquistarla, debía cumplir una serie de requisitos, no debía ser amargado, ni predecible, ni soberbio, ni creído, por el contrario, debía tener primero, un extraordinario sentido del humor, hacerla reír porque después de todo el cuerpo envejece, las arrugas, las canas y hasta la calvicie llegan, el miembr0 se cae y solo queda la inteligencia, el ingenio y la complicidad entre la pareja, por
Se levantó de su asiento apenada, tomó una servilleta y limpió el rostro a la mujer, ofreciéndole sus disculpas.—Lo siento, la reacción fue involuntaria, ante mi sorpresa por sus palabras, no me esperaba esto… yo quiero mucho a Hermes, pero no de la forma como ustedes pretenden. Yo no ando buscando novio, ni mucho menos estoy interesada en un matrimonio, tengo prioridades en mi vida y una es el infinito amor por mi libertad.» Además, Hermes ¿Cómo es eso de estar enamorado de mí? ¿Duramos un par de años sin vernos y en unos días te das cuenta de que te gusto al punto hasta hablar de matrimonio? En realidad, mi mente es muy práctica y coherente,me cuesta entenderlo, dime como si yo fuese una niña de preescolar, mira si tuviera plastilina, hasta te pediría me lo explicaras de esa forma —dijo en forma burlesca.—No me