Marco estaba hirviendo del enojo, dio un fuerte golpe en la mesa, apretando los dientes con rabia.
—¿Cómo se las arreglaron toda esa gente para contratar al mismo demonio y que este saliera perfectamente en todo? —interrogó con una expresión férrea.
—No te quejes mucho, porque aunque quieras disimularlo, ese mismísimo demonio te gusta —señaló Paul con burla.
—¿A mí? ¡Estás loco! Nada más alejado de la realidad, ¿Cómo me va a gustar una mujer altanera? ¿Qué no sé cohíbe para hablar todo lo que se le ocurre en esa mente suya? Con esos ojos color del popó de los pajaritos y…¡Mierda@! —sus amigos se carcajearon al ver la expresión de Marco.
—¿Te diste cuenta de que estás jodido? ¿Te gusta esa mujer? —lo interrogó Liam.
—No hablen tonterías, solo me molesta su actitud, pero jamás me enamoraría de una mujer como ella —vio las cejas alzadas de sus amigos, quienes lo miraban con burla—. No me miren así, ya le dije ¡Ella no me gusta! — exclamó, aunque sus amigos igual, no le creyeron.
—¿Entonces por qué te altera tanto? Si no te importa deberías tratarla con indiferencia —indicó Paul mirándolo con suspicacia.
—Porque ella me retó con su actitud y no soporto que alguien quiera minimizarme, la haré tragar sus palabras y la haré enamorarse de mí, para luego usarla como quiera y al final despreciarla —se sonrió con satisfacción, al imaginarse que eso sucediera, cerró los ojos y las escenas se desarrollaron frente a él.
"—Mi amo, ¿desea algo? —pronunció Lia, inclinándose ante él, mientras la miraba desde lo alto.
—Si deseo, ¡Quítame los zapatos y besa mis pies! —exclamó con firmeza.
Lía lo miró con adoración, se arrodilló frente a él, le quitó el calzado y comenzó a regarlo de besos, su cuerpo se estremeció ante su contacto.
»¡Levántate y quítate la ropa! —ordenó, enseguida ella se levantó, lo miró con los ojos llenos de excitación y habló en tono meloso.
—¡Cómo ordene mi amo! —se fue quitando las prendas una a una, mientras su excitación crecía al verla desprovista de ropa.
—¡Ven aquí! —ella caminó hasta llegar a su lado, Marco la hizo inclinarse y tomó su pezón entre sus labios, haciéndola gemir, sin embargo, una fuerte sacudida lo sacó de esa ensoñación.”
—¡Marco! ¡Marco! Diablo hombre ¿En qué estás pensando? ¿Por qué no escuchas? —era la voz de Liam quien lo sacó de sus placenteros pensamientos, no pudo evitar enojarse por su inconveniente interrupción.
—En lo que voy a hacer para someter a esa mujer. No asistiré a la reunión, porque ubicaré a la señorita Ontiveros —agregó con formalidad, y para que nadie le cuestionara, salió antes del salón, caminó al ascensor y bajó para buscar el auto con el chofer y Lía.
—Ernesto, he decido ir con ustedes —cuando entró y no vio a Lía, se preocupó de inmediato y preguntó por ella —¿Dónde está la chica?
—No lo sé señor, creí que vendría con usted, cuando llegué aquí ella no había llegado —se justificó el hombre.
Marco apretó las manos con una evidente expresión de molestia, empezó a contar mentalmente para ver si con eso evitaba perder el control y explotar con ira, cuando se sintió más calmado, llamó a Paul y sin dar ninguna explicación le habló con exigencia.
—Envíame el número de celular de Lía, al parecer esa mujer del demonio le cuesta seguir instrucciones, pero me va a escuchar, ¡Ya me tiene harto! —cortó la llamada y esperó pacientemente el mensaje de su amigo, en menos de un minuto recibió el mensaje de vuelta.
—Ernesto marqué la dirección que le voy a dar en el GPS, y lléveme hasta allí —ordenó con firmeza—. Esta mujer aprenderá a respetarme, así sea por las buenas o las malas.
*****Lía salió del edificio Estebans, aparentemente aceptando todas las condiciones, sin embargo, no era así, no pensaba ni loca someterse a toda esa tortura expuesta por Marco, ni loca se prestaría para tener un hijo y regalarlo, como si se tratara de algún cachorro de un animal doméstico.Por eso, salió corriendo, se montó en el autobús mientras le marcaba a su amigo Hermes, para su alivio le atendió al primer repique.
—Hermes —habló, apenas fue atendida, porque a decir verdad tenía un par de años de no contactarlo, debería sentirse avergonzada por llamarlo, no obstante, a veces la necesidad te hace ser cara dura, además se criaron juntos.
—¡Lía! ¿Eres tú? ¿Cuánto tiempo mujer? ¿Para qué soy bueno? —preguntó el hombre con curiosidad.
—Necesito que nos encontremos a unas cuadras antes de llegar a mi casa, te dejaré encargado de la venta y todo, haré un documento privado para encargarte, necesito irme con urgencia —habló sintiéndose un poco nerviosa.
—¿Cómo así? ¿Acaso estás huyendo de algo? —interrogó preocupado.
—Vamos a vernos ya y te cuento todo lo sucedido —fue su respuesta.
Treinta minutos después se encontraban, y le contó todo; Hermes la comenzó a recriminar.
—¿Acaso estás loca? ¿Cómo se te ocurre firmar un contrato con Estebans de esa magnitud y huirle, ese hombre es el dueño de este país, esa familia tiene el
poder absoluto y cuando se dé cuenta de tu huida, va a buscarte, no encontrarás dónde ocultarte y aunque bien pudiera buscar otra candidata, por lo que me has dicho, te convertiste en un reto para él.
—No se dará cuenta de mi escape hasta que no esté muy lejos de aquí, yo debía venirme en su auto con el chófer, pero lo dejé esperando y allí se quedarán, le saldrán raíces, porque ni de lejos pienso cumplir ese trato, por muy apellido Estebans que lleve el estirado.
Habló sonriéndose mientras caminaba tomada del brazo de su amigo y tan entretenida estaba, que no se dio cuenta del auto parado frente a su casa y menos de que el hombre la estaba esperando fuera y escuchó toda su conversación, con una clara expresión de molestia, sino cuando fue demasiado tarde.
—¡¿Así que te diviertes burlándote de los Estebans con tu noviecito?! —espetó controlando su creciente enojo, no entendía por qué esa mujer tenía la capacidad de explotar las peores de sus emociones.
Al escucharlo, ella se puso pálida, al parecer todas su sangre escapó de su rostro, sin pensarlo un segundo, se alejó corriendo de Hermes como si la hubiesen encontrado haciendo algo malo.
—¿Tú? ¡¿Cómo llegaste a mi casa?! —exclamó mirándolo con incredulidad.
«Nadie es tan valiente que no sea perturbado por algo inesperado.» Julio César.
Ambos se quedaron mirando con recelo, hasta que el silencio fue roto por Marcos. —Me sigo preguntando, ¿Por qué las pruebas arrojaron que de todas las candidatas presentadas, eras la del coeficiente intelectual más alto? Cuando es notorio por tus palabras y tu comportamiento que incluso careces de sentido común, por más intentos de buscar una razón lógica, simplemente no puedo explicármelo…—iba a seguir hablando cuando sintió el golpe propinado con fuerza en su mejilla, haciéndolo mover su rostro a un lado, por breves instantes no reaccionó, se quedó pasmado pues no esperaba esa reacción tan agresiva de su parte. —¡A mí no me degrades! No sé lo permito a nadie ¿Quién te has creído tú? —inquirió indignada. —¡Muy digna la niña! ¿Tú si puedes burlarte de mí? —espetó tomándola por los hombros con fuerza hamaqueándola. En este punto Hermes se acercó y a pesar de estar temeroso, se enfrentó. —¡Haga el favor de soltarla! —exclamó, aunque su voz tembl
Marcos se quedó parado sin apartar la vista de ella, viéndola huir hasta que el chofer lo sacó de su concentración. —¿Señor, la dejará ir? ¿Por qué no corrió detrás de ella? ¡Hágalo! —lo instó el hombre, mas el CEO se mantuvo imperturbable, mientras entrecerraba los ojos. —Voy a subir al departamento, no iré tras de ella, la dejaré creer que he desistido de retenerla y ha logrado su objetivo, así como el depredador juega con la presa, haciéndole creer que la dejé en libertad —expresó complacido. —Pero debería mandar a los guardaespaldas tras ella, si escapa no va a poder conseguirla —siguió insistiendo el chofer con un proco de preocupación. El hombre sonrió, como si solamente él conociera el chiste. —Puedes irte Ernesto, ya no te preocupes, yo tengo todo controlado, me encargaré de ella. Te llamaré si te llego a necesitar —expresó en tono neutro. Subió al apartamento, entró con tranquilidad observando cada detalle, estaba perfec
Marcos llegó a la oficina hecho una fiera, demasiado molesto, siempre se imaginó de pequeño, como se sentiría frustrado el coyote por nunca poder atrapar al corre camino, pues al parecer allí tenía la respuesta, pese a ello, nunca se imaginó estar en el papel del coyote. En un principio, había esperado pasar el día libre en el apartamento, descansar, dormir, mas al final decidió ir en búsqueda de Lía, le urgía poder finiquitar con ella, el asunto relacionado con su hijo; cualquier podía juzga y decir que siendo un importante CEO, y uno de los hombres más poderos del país, podría simplemente demandar y obligar Lía de esa manera a cumplir parte de su acuerdo, sin embargo, para él no era tan sencillo, primero, necesitaba tener un heredero, segundo, no quería informar a la opinión pública que su hijo sería concebido por inseminación artificial, pues todos lo cuestionarían, e incluso lo señalarían como un capricho de playboy y por último, porque se negaba a casarse, aunque
Marcos suspiró, para seguidamente apretar el puente de su nariz en un gesto de frustración, mientras internamente pedía la paciencia de Job, porque solamente de esa manera, podía aguantarse a Eugenia Lucrecia Zuloaga de Estebans Veliz, su madre. —Mamá, no satanices el proceso, simplemente es un proceso científico a través del cual se unen en un laboratorio, los óvulos maduros extraídos de los ovarios y se fecundan con esperma en un laboratorio, después ese embrión o embriones… —antes de poder continuar hablando, su mamá levantó la mano en un gesto de impaciencia. —¡Ya deja de explicarme el proceso! Lo conozco perfectamente y te lo dije, la explicación es sencilla harás a mi nieto en un tubo de ensayo, ahora mi pregunta es ¿Por qué? ¿Acaso no te funciona muy bien eso de allí para hacerlo naturalmente? —pronunció su madre, alzando las cejas con una expresión de incredulidad, señalando hacia su miembro, haciendo avergonzar a Marcos. —¡Por Dios
Lía se estiró con pereza, mientras miraba el techo pensativa, con pocas ganas de levantarse, había decidido tomar ese día de descanso, porque trabajó durante todo el día anterior en un proyecto, a pesar de ser sábado; extendió la mano y recogió su celular, vio la hora, aún era muy temprano, en ese instante llegaron su mente los recuerdos de lo sucedido con el snob de Marcos Estebans, a pesar de ser guapo, y siempre cuando tenían algún roce, sentía como un leve corrientazo recorrer su cuerpo, la verdad ella no era mujer de enamorarse de las apariencias. El hombre que llegará a conquistarla, debía cumplir una serie de requisitos, no debía ser amargado, ni predecible, ni soberbio, ni creído, por el contrario, debía tener primero, un extraordinario sentido del humor, hacerla reír porque después de todo el cuerpo envejece, las arrugas, las canas y hasta la calvicie llegan, el miembr0 se cae y solo queda la inteligencia, el ingenio y la complicidad entre la pareja, por
Se levantó de su asiento apenada, tomó una servilleta y limpió el rostro a la mujer, ofreciéndole sus disculpas.—Lo siento, la reacción fue involuntaria, ante mi sorpresa por sus palabras, no me esperaba esto… yo quiero mucho a Hermes, pero no de la forma como ustedes pretenden. Yo no ando buscando novio, ni mucho menos estoy interesada en un matrimonio, tengo prioridades en mi vida y una es el infinito amor por mi libertad.» Además, Hermes ¿Cómo es eso de estar enamorado de mí? ¿Duramos un par de años sin vernos y en unos días te das cuenta de que te gusto al punto hasta hablar de matrimonio? En realidad, mi mente es muy práctica y coherente,me cuesta entenderlo, dime como si yo fuese una niña de preescolar, mira si tuviera plastilina, hasta te pediría me lo explicaras de esa forma —dijo en forma burlesca.—No me
Marcos estaba indignado, tomó su teléfono marcando a su madre, la primera vez repicó varias veces, no lo atendió, se levantó, se duchó y volvió a intentarlo, luego de dos intentos más ella al fin contestó.—¡Madre! ¡¿Qué carajos hiciste?! ¿Qué le dijiste a todos que no ha quedado un solo familiar sin llamarme para solidarizarse o cuestionarme? —preguntó indignado.—Francamente, Marcos Daniel, no sé por qué tengo un hijo tan malagradecido, yo sé cuánto le cuesta a una persona poder asumir su sexualidad, sobre todo porque muchas personas en la sociedad son...—la señora pegó un brinco al escuchar el grito de su hijo.—¡Eugenia Estebans! ¿Hasta cuándo debo decirte que a mi sexualidad no le pasa absolutamente nada? —cerró los ojos apretándolos con fuerza con una mano, porque iba a explotar en cualquier momento.» Definitivamente, no solamente le robé el biberón al Niño Jesús, seguramente también fui quien le clavó los clavos, ¿Por qué cómo se explica ten
Marcos la miró hechizado, sentía su corazón bombeando como si quisiera salir de su pecho, la recorrió de pies a cabeza y se dio cuenta de que la mujer quien lo golpeó con el tubo de mapas, había sido ella.—Lía, ¿Qué haces aquí? —reaccionó un rato después sorprendido y a la vez emocionado por su presencia— ¿Pensaste mi propuesta y viniste a buscarme? —preguntó sintiéndose esperanzado por primera vez de escucharla aceptar su propuesta, más todas esas ideas se esfumaron con la respuesta de Lía.—¿De verdad me estás preguntando eso a mí? Segura esto debe ser una broma de tu parte —expuso con irritación.Lía no podía negar que se sorprendió al verlo, sobre todo porque momentos antes creyó habérselo imaginado, aunque luego desistió de