Marcos estaba indignado, tomó su teléfono marcando a su madre, la primera vez repicó varias veces, no lo atendió, se levantó, se duchó y volvió a intentarlo, luego de dos intentos más ella al fin contestó.
—¡Madre! ¡¿Qué carajos hiciste?! ¿Qué le dijiste a todos que no ha quedado un solo familiar sin llamarme para solidarizarse o cuestionarme? —preguntó indignado.
—Francamente, Marcos Daniel, no sé por qué tengo un hijo tan malagradecido, yo sé cuánto le cuesta a una persona poder asumir su sexualidad, sobre todo porque muchas personas en la sociedad son...—la señora pegó un brinco al escuchar el grito de su hijo.
—¡Eugenia Estebans! ¿Hasta cuándo debo decirte que a mi sexualidad no le pasa absolutamente nada? —cerró los ojos apretándolos con fuerza con una mano, porque iba a explotar en cualquier momento.
» Definitivamente, no solamente le robé el biberón al Niño Jesús, seguramente también fui quien le clavó los clavos, ¿Por qué cómo se explica ten
Marcos la miró hechizado, sentía su corazón bombeando como si quisiera salir de su pecho, la recorrió de pies a cabeza y se dio cuenta de que la mujer quien lo golpeó con el tubo de mapas, había sido ella.—Lía, ¿Qué haces aquí? —reaccionó un rato después sorprendido y a la vez emocionado por su presencia— ¿Pensaste mi propuesta y viniste a buscarme? —preguntó sintiéndose esperanzado por primera vez de escucharla aceptar su propuesta, más todas esas ideas se esfumaron con la respuesta de Lía.—¿De verdad me estás preguntando eso a mí? Segura esto debe ser una broma de tu parte —expuso con irritación.Lía no podía negar que se sorprendió al verlo, sobre todo porque momentos antes creyó habérselo imaginado, aunque luego desistió de
Todas las miradas se posaron en él, unos con expresión de curiosidad, otros con burla y hasta unos con escepticismo.Pero quien tenía la boca abierta de par en par era Lía.—¡Con razón! Eso lo explica todo, ¡Si serás pícaro! —señaló de manera jocosa—, me querías usar de tapadera para ocultar tus inclinaciones sexuales. ¡Quién te viera! Con esa cara de hombrecito que te gastas, por eso digo las apariencias engañan y uno nunca debe dejarse llevar por ellas, jamás imaginé que eras manita quebrada. ¡Qué desperdicio niño! Con lo bueno que estás.Ante las palabras de la mujer, un murmullo empezó a recorrerse en la sala. Marcos los veía a todos, quienes esbozaban una sonrisa guasónica, eso le tenía sin cuidado, no le importaban lo
Marcos se quedó sorprendido ante su solicitud, no podía creer que Lía fuese tan atrevida para hacerle una petición de esa magnitud, por un momento dada lo abrupto de su petición, su mente quedó en blanco, su primer intento de reacción era decirle que aún no tenía pareja, sin embargo, lo pensó mejor, responderle de esa manera podía ser perjudicial para él, porque si ella sospechaba de la inexistencia de un cambio en su identidad sexual, estaría perdido y Lía terminaría haciendo Marcos rostizado, pensó.Respiró profundamente, aunque antes de poder responder, ella habló.—Entiendo tus reservas en aceptar mi petición, porque después de todo has hecho todo lo posible por mantener oculta esa faceta de tu vida, no obstante, si voy a traer tu hijo al mundo, lo más lógico es que exista confian
Ante sus palabras, Marcos no pudo evitar sentirse nervioso, "¿Cómo carajos convencería ahora a esa fiera, que sus palabras no fueron producto de hechos reales, sino parte de un guion? Cuando cada palabra fue real".Marcos no pudo evitar aflojarse el cuello de la camisa nervioso, mientras su mente trataba de maquinar una salida. Despidieron a los periodistas, quedando solo ellos cuatro, Lía se giró hacia él, quien en ese momento intentaba levantarse.—Usted no
Cuando Marcos, la vio retirarse inmediatamente se alejó corriendo de Líam, dándole un empujón, dejando al hombre desconcertado, mientras él corría al baño con unas fuertes arcadas.—¡Qué asco! Besas horrible, es como besar a un sapo —dijo desde el baño y comenzó a cepillarse los dientes.—¡Eres un idiota Marcos! Fuiste tú quien pegó sus labios de los míos, además, eres el primero en decirme eso, porque a quienes he besado hasta ahora, dicen que no hay besos más ricos a los mío —señaló con molestia— Además ¿Acaso tú has besado un sapo par compararme?—Si, a ti. Y ya veo, todos te han mentido de forma descarada, y definitivamente los hombres no son lo mío. No deberías molestarte conmigo, estás habla
Marcos escuchó las palabras, no obstante, tenía la sensación de que estas, no se correspondían con su actitud corporal, pese a ello, estaba dispuesto a ceder.—No sé cuál es el problema, podemos compartir hasta la misma cama, no pasará nada entre nosotros —pese a desearlo más que respirar, pensó, la observó por un par de segundos y vio un atisbo de enfado que intentó disimular muy bien.» ¡No corres peligro conmigo! ¡No me gustan las mujeres! —suspiró con frustración— Está bien Lía, si tanto te incómoda la idea, puedo dormir en un saco en el suelo o en el sofá.—Puedes hacer lo que quiera —terminó diciendo molesta y ni ella misma entendía las razones o quizás sí, porque le recordó su desagrado por las muj
Ella extendió su vista a Marcos, cuando vio sus ojos oscurecidos, no tuvo duda de que la estaba deseando, al ver su mirada posarse en sus senos, sintió como si una pequeña corriente de lava ardiente se agitara en su interior, y entre sus piernas comenzó a brotar el producto de su excitación.Sus miradas se encontraron, Marcos respiraba como si hubiese corrido un maratón, se puso nervioso porque estaba a punto de quedar en evidencia, se levantó aún en contra de su voluntad, tratando de escapar de sus ardientes deseo y mantener controladas sus emociones, buscó en el cajón de primeros auxilios una crema para las quemaduras y se acercó de nuevo a ella.Cuando Lía lo vio parado frente a ella, por un momento sintió la necesidad de taparse, sin embargo, su parte rebelde, deseaba provocarlo, y esta se impuso. Marcos se sentó a su lad
El primero en reaccionar fue Marcos, se movió con rapidez, dejando a Lía escondida detrás de su cuerpo, levantó la blusa de la mujer de un lado y se la entregó para que se cubriera, se pasó las manos por la cabeza en un gesto de frustración, y enseguida caminó un poco hacia la puerta para enfrentarse a la familia con una evidente expresión de enfado.—¡¿Qué carajos hacen aquí?! ¿Cómo supieron dónde vivía y quién les autorizó para poder venir a mi casa sin anunciarse? —preguntó en tono severo.—Hijo estábamos preocupados por ti, después de la declaración de tus padres a la prensa y luego cuando hablaste de estar comprometido con esa chica no te creímos, por eso queríamos verificar si era verdad —declaró con un poco de vergüenza su abuel