Lía no podía creer, que se tratara del mismo hombre con quien colisionó en la puerta del edificio, el mismo día de la entrevista y no disimuló un solo segundo el gran desagrado causado por su presencia, pues ese día se sintió menospreciada por la actitud arrogante hacia ella.
Al mismo tiempo, él estaba pensando ¿Cómo una mujer tan torpe podía haber quedado seleccionada después de ese meticuloso proceso de selección? Pues había nombrado a los mejores profesionales en los diferentes campos, para realizar las evaluaciones, los cuales no solo tenían una amplia capacidad, sino además de eso, compartían una lealtad hacia los Estebans Veliz, principalmente hacia él.
—¡Lo siento! Aunque no tengo idea de que trata este trabajo, con tan solo el hecho de saber que este hombre… —, lo señaló con el dedo en una actitud despectiva—. Y yo trabajaremos en el mismo espacio, se me quitan las ganas de saber al respecto —habló con arrojo, al mismo tiempo de levantarse del asiento, sin embargo, aún no había caminado ni dos pasos para alejarse, cuando la voz de uno de los abogados la detuvo.
—Señorita Ontiveros, ¿Está segura de querer irse sin escucharnos? ¿En verdad desea salir de aquí sin saber a qué se comprometió cuando firmó este contrato? Si sus respuestas son afirmativa es bastante extraño —preguntó el hombre tomando la carpeta, la cual fue firmada por ella con premura, en un ataque de impulsividad.
Al girarse, lo identificó como el abogado, llamado Liam, quien la observó con una expresión de rigidez en su rostro.
Por un momento ella titubeó, pues no le gustaba que quisieran imponerle las cosas, por eso su primera reacción fue la de salir de allí corriendo, no sin antes mandarlos al mismísimo diablo o ignorándolos por completos, mas al ver la expresión del hombre que entró de último y con quien colisionó días antes y quien parecía estar a cargo de todo, un pequeño susto la invadió.
—¡Déjala ir Liam! Quizás a ella no le importe que por incumplimiento del contrato las empresas Estebans, puedan accionar en contra de ella y despojarla antes de tiempo, del único bien con el cual cuenta, necesario para pagar las deudas de sus padres recién muertos, o en su defecto, escucharnos y tomar una decisión con base a nuestra conversación —agregó Paúl con una sonrisa, aunque esta carecía de sinceridad y amabilidad, a ella le figuró como un simple gesto de burla.
—¿Cómo saben eso? ¿Cómo accedieron a esa información personal? —preguntó acongojada, sintiendo también un poco de miedo al escuchar de sus labios, todo lo relacionado con su situación familiar y económica.
—Definitivamente, eres muy ignorante y nos estás subestimando —habló el hombre mirándola de nuevo con esa actitud de prepotencia—, ¿Acaso piensas que te estás involucrando con cualquiera? Déjame dejarte claro una vez más, Estás tratando con el conglomerado de las empresas Estebans, y no con cualquier empleado, yo soy el CEO, el máximo ejecutivo, además del principal accionista, Marcos Estebans Véliz Zuloaga —pronunció con soberbia.
Por un momento, Lía se sintió en shock, incluso intimidada por un par de segundos, al tener frente así a uno de los hombres más poderosos del país, sin embargo, cuando reaccionó, agitó la cabeza con fuerza para simular su sorpresa y no mostrar ningún signo de debilidad, todo lo contrario, aparentó indiferencia, mostrándole la poca importancia que tenía eso para ella.
—¿Y eso qué? ¿Acaso debo sentirme halagada por estar ante tu presencia? ¿Hacerte la venia e inclinarme para adorarte como si fueses un dios? No te creo merecedor de eso, porque no veo nada especial en ti, ni distinto a ningún hombre —mintió porque en verdad pensaba que el hombre era demasiado atractivo y si no fuese por lo patán, ganaría su admiración, aunque ella no pensaba ceder de ninguna manera, ni por el hombre más bonito del mundo.
Fue inevitable ver la expresión de sorpresa de los abogados, pues nadie trataba de esa manera al CEO, todos lo respetaban y se desvivían por complacerlo, además, la mandíbula apretada de Estebans Veliz, rechinando sus dientes, quien al escuchar sus palabras y verse por primera vez menospreciado por otra persona, apretó los puños y se acercó peligrosamente a Lía de manera amenazadora.
—¡¿Quieres seguir viviendo?! —preguntó indignado, la joven encogió los hombros con indiferencia y eso aumentó su enojo—. Pídeme disculpas y retráctate de tus palabras, así tendré compasión de ti, si no lo haces, deberás atenerte a las consecuencias, porque no respondo de mis actos.
—¡No voy a retractarme de mis pensamientos! Usted podrá tener mucho dinero, fama, poder, riquezas, pero tenga presente, con todo y eso, no le llega a mi dignidad, pues esta es inquebrantable, nadie la puede pisotear aunque muy alto se encuentre —habló con fiereza, mientras se volvía a girar.
—Da un maldito paso más y te juro que vas a conocer quién es Marcos Estebans Veliz Zuloaga —espetó con furia.
Sin embargo, el enojo de Lía no era menor, ella tampoco bajaba la cabeza ante nadie, ni nada, ella era atrevida y le encantaban los retos.
—¿Es qué no sabes, sino amenazar? Pues hay un dicho muy acertado que dice “perro que ladra no muerde” y tú claramente eres de esos, no te tengo miedo, y no pienso dejarme amedrentar por ti, si quieres, atrévete a detenerme, quien inspira respeto no necesita amenazar —pronunció con una sonrisa de aparente desprecio y empezó a caminar hacia la puerta, sin siquiera molestarse en cerrarla, pues su intención en el fondo era sacar de sus cabales al poderoso CEO.
Cuando ella pensó que se había librado del hombre, justo al llegar al ascensor sintió era halada hacia atrás, al mismo tiempo una mano le cubría la boca, para ahogar sus gritos, entretanto, ella trataba por todos los medios de liberarse del fuerte agarre.
«Los retos te hacen descubrir cosas sobre ti mismo que ni siquiera conocías. Estos son lo que hacen al mecanismo flexible, lo que te hace ir más allá de la norma.» Cicely Tyson.
Cuando Marcos, la vio salir no pudo controlar su molestia, era la mujer más atrevida y grosera que había tenido la desgracia de conocer, le provocaba ir tras ella y darle nalgadas como si fuese una infante, para ver si de esa manera aprendía a respetarlo y así lo habría hecho, si no es porque uno de sus abogados y amigo lo detuvo. —Marcos, piensa bien lo que vas a hacer, si le pones un dedo encima a esa mujer frente a testigos, no sabes en qué problema legal puedas meterte, y aunque puedas salir victorioso de cualquier pleito, pasarás un mal rato, además un escándalo puede repercutir de manera negativa en las empresas —se quedó por un momento pensativo tomó la carpeta y agregó. » Además, cuando firmó, lo hizo sin darse cuenta y terminó haciéndolo con el legajo de documentos completos, así que Lía Ontiveros, está en tus manos quiera ella o no —pronunció Liam con satisfacción. —Entonces, ¡Voy por ella! —exclamó Marcos, sonriendo con malicia mientras camin
Marcos apretó los dientes con fiereza, al sentir el agua caer, para luego rodar por su hermoso rostro. —¡¿Qué diablos acabas de hacer?! —exclamó con voz gélida, mientras sacaba un pañuelo y se limpiaba, aunque sin dejar de observarla. —¡¿Qué diablos acabas de decir?!—pronunció en el mismo tono. Al parecer su pregunta causó satisfacción en él, se acercó a ella como un depredador acechando a su presa y le susurró al oído. —Deberás acostarte conmigo para cumplir la parte del trato y hasta no tener a tu semillita y la mía, unidas en tu linda panza, no vamos a dejar de intentarlo —declaró sonriente. —Pues prepárate, porque así esté ese maldito contrato hay dos cosas que no vas a ver, la cara de Dios y a ti introduciendo tu cosita para meter la semillita en mí, para ir a parar en mi pancita —pronunció con burla, alzando su barbilla con prepotencia. Sus palabras provocaron desagrado en Marcos, se sintió ofendido por llamar a su pene, cosita;
Marco estaba hirviendo del enojo, dio un fuerte golpe en la mesa, apretando los dientes con rabia. —¿Cómo se las arreglaron toda esa gente para contratar al mismo demonio y que este saliera perfectamente en todo? —interrogó con una expresión férrea. —No te quejes mucho, porque aunque quieras disimularlo, ese mismísimo demonio te gusta —señaló Paul con burla. —¿A mí? ¡Estás loco! Nada más alejado de la realidad, ¿Cómo me va a gustar una mujer altanera? ¿Qué no sé cohíbe para hablar todo lo que se le ocurre en esa mente suya? Con esos ojos color del popó de los pajaritos y…¡Mierda@! —sus amigos se carcajearon al ver la expresión de Marco. —¿Te diste cuenta de que estás jodido? ¿Te gusta esa mujer? —lo interrogó Liam. —No hablen tonterías, solo me molesta su actitud, pero jamás me enamoraría de una mujer como ella —vio las cejas alzadas de sus amigos, quienes lo miraban con burla—. No me miren así, ya le dije ¡Ella no me gusta! — exclamó, a
Ambos se quedaron mirando con recelo, hasta que el silencio fue roto por Marcos. —Me sigo preguntando, ¿Por qué las pruebas arrojaron que de todas las candidatas presentadas, eras la del coeficiente intelectual más alto? Cuando es notorio por tus palabras y tu comportamiento que incluso careces de sentido común, por más intentos de buscar una razón lógica, simplemente no puedo explicármelo…—iba a seguir hablando cuando sintió el golpe propinado con fuerza en su mejilla, haciéndolo mover su rostro a un lado, por breves instantes no reaccionó, se quedó pasmado pues no esperaba esa reacción tan agresiva de su parte. —¡A mí no me degrades! No sé lo permito a nadie ¿Quién te has creído tú? —inquirió indignada. —¡Muy digna la niña! ¿Tú si puedes burlarte de mí? —espetó tomándola por los hombros con fuerza hamaqueándola. En este punto Hermes se acercó y a pesar de estar temeroso, se enfrentó. —¡Haga el favor de soltarla! —exclamó, aunque su voz tembl
Marcos se quedó parado sin apartar la vista de ella, viéndola huir hasta que el chofer lo sacó de su concentración. —¿Señor, la dejará ir? ¿Por qué no corrió detrás de ella? ¡Hágalo! —lo instó el hombre, mas el CEO se mantuvo imperturbable, mientras entrecerraba los ojos. —Voy a subir al departamento, no iré tras de ella, la dejaré creer que he desistido de retenerla y ha logrado su objetivo, así como el depredador juega con la presa, haciéndole creer que la dejé en libertad —expresó complacido. —Pero debería mandar a los guardaespaldas tras ella, si escapa no va a poder conseguirla —siguió insistiendo el chofer con un proco de preocupación. El hombre sonrió, como si solamente él conociera el chiste. —Puedes irte Ernesto, ya no te preocupes, yo tengo todo controlado, me encargaré de ella. Te llamaré si te llego a necesitar —expresó en tono neutro. Subió al apartamento, entró con tranquilidad observando cada detalle, estaba perfec
Marcos llegó a la oficina hecho una fiera, demasiado molesto, siempre se imaginó de pequeño, como se sentiría frustrado el coyote por nunca poder atrapar al corre camino, pues al parecer allí tenía la respuesta, pese a ello, nunca se imaginó estar en el papel del coyote. En un principio, había esperado pasar el día libre en el apartamento, descansar, dormir, mas al final decidió ir en búsqueda de Lía, le urgía poder finiquitar con ella, el asunto relacionado con su hijo; cualquier podía juzga y decir que siendo un importante CEO, y uno de los hombres más poderos del país, podría simplemente demandar y obligar Lía de esa manera a cumplir parte de su acuerdo, sin embargo, para él no era tan sencillo, primero, necesitaba tener un heredero, segundo, no quería informar a la opinión pública que su hijo sería concebido por inseminación artificial, pues todos lo cuestionarían, e incluso lo señalarían como un capricho de playboy y por último, porque se negaba a casarse, aunque
Marcos suspiró, para seguidamente apretar el puente de su nariz en un gesto de frustración, mientras internamente pedía la paciencia de Job, porque solamente de esa manera, podía aguantarse a Eugenia Lucrecia Zuloaga de Estebans Veliz, su madre. —Mamá, no satanices el proceso, simplemente es un proceso científico a través del cual se unen en un laboratorio, los óvulos maduros extraídos de los ovarios y se fecundan con esperma en un laboratorio, después ese embrión o embriones… —antes de poder continuar hablando, su mamá levantó la mano en un gesto de impaciencia. —¡Ya deja de explicarme el proceso! Lo conozco perfectamente y te lo dije, la explicación es sencilla harás a mi nieto en un tubo de ensayo, ahora mi pregunta es ¿Por qué? ¿Acaso no te funciona muy bien eso de allí para hacerlo naturalmente? —pronunció su madre, alzando las cejas con una expresión de incredulidad, señalando hacia su miembro, haciendo avergonzar a Marcos. —¡Por Dios
Lía se estiró con pereza, mientras miraba el techo pensativa, con pocas ganas de levantarse, había decidido tomar ese día de descanso, porque trabajó durante todo el día anterior en un proyecto, a pesar de ser sábado; extendió la mano y recogió su celular, vio la hora, aún era muy temprano, en ese instante llegaron su mente los recuerdos de lo sucedido con el snob de Marcos Estebans, a pesar de ser guapo, y siempre cuando tenían algún roce, sentía como un leve corrientazo recorrer su cuerpo, la verdad ella no era mujer de enamorarse de las apariencias. El hombre que llegará a conquistarla, debía cumplir una serie de requisitos, no debía ser amargado, ni predecible, ni soberbio, ni creído, por el contrario, debía tener primero, un extraordinario sentido del humor, hacerla reír porque después de todo el cuerpo envejece, las arrugas, las canas y hasta la calvicie llegan, el miembr0 se cae y solo queda la inteligencia, el ingenio y la complicidad entre la pareja, por